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El Desarrollo Y Las Crisis De La Filosofia Occidental PDF

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Ramón Xirau EL DESARROLLO Y LAS CRISIS DE LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL EL COLEGIO NACIONAL México, 2003 Coordinador! Editorial: Rosa Campos de la Rosa Primera edición: Alianza Editorial, S. A, Madrid, 1975 Primera edición: Él Colegio Nacional, 2003 D. R. © 2003. EL COLEGIO NACIONAL I iris González Obregón mim, 23, Centro Histórico CP, 00020, México. D. E Teléfonos 57 02 24 4S • 57 02 18 Fax 57 02 17 79 ISBN: 9704540-221-7 Impreso \ hecho en México l^rirítfíl and madr in Aferiíó Correo elec tronico: colnal íí ni a i í. i n tem et com.tn x Página: h ttp://www.eol egionae ¡jomaLorg.mx CONTENIDO Advtritnaa.................................................................................... ] [ntivduición.............*.................................................................... 5 Parte I, Grecia 1. De ascensos. J lerádito........................................................». 1 r> 2. 1.a .síntesis platónica.....................................*.......................27 3. De crisis, estoicos, epicúreos, escépticos.............................. 47 Parte II. Cristianismo y Edad Media 4. De ascensos. Patrística...........................................................63 ó, La síntesis agustíniana............................................................. 79 6. De crisis. Fin de la Edad Media.......................................... 93 Pa ríe 111. Mode n ios v con t e m pot á n eos 7. Esbozo del Renacimiento.................................................197 8. La síntesis hegeiiana............................................................ 119 9. Indicios de la crisis contemporánea: Feuerbach, Marx, Kíerkcgaavd...............................................................133 10. La crisis dd siglo XX.........................................................167 {Conclusión Acerca (ít cstm . 209 Notas ... 217 VUl ADVERTENCIA Estas páginas obedecen a una vieja v renovada obsesión: la de tratar de entender por lo menos un aspecto de la ' crisis’1 contemporánea: la que tantas veces reina en la esfera del pensamiento y, por lo tanto, en el reino de la acción. Los ídolos han existido siempre: han existido siempre los falsos dioses. Este libro quiere señalar un movimiento o un ritmo del pensamiento que puede encontrarse en Grecia, en ¡a Edad Media, en la Modernidad, en nuestros días. Dirigir­ me al pasado es aquí una manera y forma de tratar de entender el presente. ¿Quién, por otra pane, nos asegura que no son tan contemporáneos, Platón como Hegejl, Wiitgensteín como Epicuro? La historia se renueva. La his­ toria también se repite. Quisiera, ame todo, señalar qué es la que uo he querido hacer; 1. No he querido encontrar una "lev" universal para el de­ sarrollo del pensamiento. Primero, porque en general las tentativas por establecer leyes en e! campo de la cul­ tura v de la historia dejan pasar entre las mallas de sus redes hechos que la supuesta lev no explica; segundo, porque referirse a algo móvil como es el pensamiento parece contradecir la noción misma de ley, Véase así en estas páginas la interpretación de ciertas tendencias, de ciertos ritmos repetidos y variables, de ciertas melodías 1 en el curco de la historia rio la filosofía. No se trata de ofrecer leyes; se nata —eso sí— de tratar de propor­ cionar una pauta que acaso aclare la noción y la vivencia de csio que llamamos "crisis" de nuestro tiempo. 2. No he querido escribir una historia de la filosofía. No he querido hacerlo porque lo que aquí me importaba era señalar algunos "extremos" del pensamiento occidental: Grecia. Edad Media, Modernidad, Contemporaneidad.1 De allí que los autores elegidos sean los que me parecen mejor mostrar —límites v acentos de cada período—- lo que acabo de llamar ritmo, melodía, pauta, 3. No he querido considerar las posibles y a veces dis­ cutibles causas del orden económico o social porque pienso —con Viro v con Max Weber-— que, sin negar la afectiva presencia de causas tales, la verdadera causa de las grandes crisis es de orden religioso o de esta forma de la religión a la vez sentida v razonada que llamamos metafísica. Sé que este tipo de explicación no está del todo de moda, pero he preferido remitirme a lo que creo Verdadero más que a la actualidad de ta! o cual inter­ pretación socio-política o político-económica. ;Qué es lo que he querido hacer? En parte acabo fie escribir­ lo. Pero tal voz —v esto solamente podrá aclararlo el texto— mostrar que lo que llamamos “crisis" consiste siem­ pre en tomar Ja parte por el todo y absolutizar la parte como si la parte fuera de hecho el todo. Deificar la parte -—-llámese placer, llámese intelecto, llámese Progreso o Historia o llámese Hombre cuando el hombre intenta, a veces sin saberlo, a convertirse en su propio dios y acaba por convertirse en su propio ídolo. 2 "Crisis" es asi ¡ onsidcrar absoluto lo que es tan sólo rela- [ ivoj. crisis es también escindir a la persona en partes irre­ conciliables, llámense éstas amor \ razón, o emoción e i me­ leno. También en este caso “crisis" significa considerar una parte por el todo y así destruir la posible armonía que, den­ tro de su límite v fin Luid, los hombres pueden alcanzar y parecen aveces haber alcanzado. Ni emoción pura ni pura razón, sino recuperación de la emoción reflexiva, de la reflexión emotiva. O, tal vez, recuperación de los grandes signos que son auténticos fundamentos; Logos, Eras* Las páginas qué siguen son el resultado de los dos cursos que sobre el tema sustenté en agosto de Ió7-l y febrero- marzo de 1975 en las aulas de El Colegio Nacional. San Ángel, México, manad? 1975. 3 INTRODUCCION Nuestro mundo, el mundo Contemporáneo, está en crisis v está consciente de vivir una época de crisis. Todos lf> sabe­ mos y parece que la multitud de análisis de esta crisis que vivimos y que aún no sabemos si será crisis de deterioro y muerte o de crecimiento, nos eximirían de hablar nueva­ mente de un tema que repetidamente evocan pensadores, historiadores, sociólogos^ Economistas, hombres de ciencia. A las grandes y más cortas guerras se añaden el cree i míe li­ to desproporcionado de la población del mundo, el domi­ nio de los poderosos sobre los débiles, la violencia, mejor repartida qtie nunca en un mundo que se creyó civilizado, las formas totalitarias de gobierno, el doble filo —para bien, para mal— de los descubrí miemos científicos, el predo­ minio de la teórica, la burocracia todopoderosa. Estamos va en aquel mundo que Francis Bacon preveía, dominio del hombre sobre la naturaleza, como el mundo feliz, de la Nueva Aílántida. Insisto: todos estos y muchos más factores de la crisis moderna podrían ser y posiblemente sean vistos en el futuro como un nuevo renacer, como un nuevo re-na­ cimiento de la humanidad. Pero, sin olvidar factores de orden social, económico, político, artístico, literario, lo que más debe preocuparnos —por lo menos lo (¡ue más me preocupa— es lo que se ha venido llamando crisis de los valores, y específicamente, la crisis de la religión y de su co­ rrelato filosófico, la metafíisica. La crisis de nuestro mundo es esencialmente de orden espiritual y solamente con me- flíelas de orden espiritual podrá ser vencida, encauzada y llevada a un más alto nivel de conciencia. Crisis contemporánea. Y sin embargo, este libro, por lo que toca y se refiere al ni un rio del pensamiento, y más estrictamente del pensamiento mctafísico-filosófico, se inicia con un análisis de épocas que a muchos contemporáneos podrán parecer antiguas v que Agimos podrán ver como totalmente alejadas de los problemas de nuestro mundo. ¿Por qué y para qué realizar este largo rodeo que nos con­ duce de Grecia a la Edad Media y a la Edad Moderna?; ¿por qué no empezar directamente por la crisis de este tiempo que vivimos? Podría contestar que el conocimiento del pasado ayuda a conocer el presente, 1.a liase es trivial v muchos no estarían dispuestos a aceptar lo que implica. En efecto, todo es nuevo bajo el Sol. Pero el hecho fie que exista la novedad, de que existan maneras de ver actuales y nuevas no anula la presencia del pasado: menos lo anula, aun cuando este pasado es el pasado del arte, de las letras, de la metafísica, de la religión. Ciertamente, en las cient i as y técnicas —cien­ cias puras o aplicadas.—- el progreso ha sido, del Renaci­ miento a nuestros días y especialmente en los últimos den, ciento cincuenta años, espectacular y deslumbrante: cierta­ mente, nuestros modos v modas de vida no son los mismos modos y modas de vida que fueron hábito en la Atenas clásica, la Florencia del Renacimiento o. más cercanamen­ te, el 'Yictorianismo'* de hace un siglo,. Pero existen cienos tipos de pregunta e incluso ciertos dpos de respuesta que, por variadas que sean sus expresiones v sus manifestaciones escritas, obedecen a largas permanencias. Es difícil creer que un griego cultivado del siglo rv en ten di era de la misma manera que lo entendemos nosotros el mito de la caverna o el mito de Er. Es igualmente difícil creer que este griego hipotético interpretara de manera absolutamente distinta —y para nosotros incomprensible— los dos mitos platónicos. Hay que presuponer, contrariamente al gusto de algunos modernos', que existe una continuidad en lo que signifi­ can el poema, el mito, el pensamiento. En otras palabras, si existen diferencias de una a otra persona, de una a otra época en cuanto,a entendimiento, visión y comprensión no menos existen semejanzas, Entender el pasado no es sola­ mente tratar de entresacar de él lo que nos parece contem­ poráneo: se trata de ver en él lo que es contemporáneo. Me indino a pensar, como lo pensaba Vico, que hay tina historia pasajera v mudable; me indino también a pensar como él que esta historia remite a arquetipos—asi los habrá de llamar la psicología profunda de Jung— presentes en todos los tiempos. De la presencia de estos arquetipos da muestra, entre otros, Mircea El i ade, tanto al describir mul­ tiplicad a mente el mito del Eterno Retorno como al mostrar, con los textos mismos, la similaridad de los mitos de creación, castigo, infierno, pa™so en From Primitiva to /’jm. Con una actitud muv distinta —-materialista-rottssso- niana v no en esencia religiosa como es la de Eliade—, Lévi- Strauss ha descrito las constantes y variables de los mitos y, especialmente, de! mito de Edipo, Tenía razón Vico: “todos los pueblos tienen sn fúpiter". Así. hablar del pasado es. en cierta v buena medida, ha­ blar del presente o. acaso con más exactitud, de una pre­ sencia que es común a pueblos y naciones. En la historia de la filosofía de Occidente creopgrábir un movimiento que, en sus rasgos generales y en sus con ser ti en­ cías espirituales, es similar en el mundo griego, en el mun­ do medieval v en el mundo moderno. En los albores de caria una de estas épocas existen for­ mas abiertas de la filosofía que suelen ser creadoras, vivas, llenas de un alto grado de visión, especialmente impor­ tantes por lo que aportan y lo que transmiten, Estas épocas /

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