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El capital: Crítica de la economía política. Libro 2. El proceso de circulación del capital (FCE) PDF

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'-' ITI01 B l4 ECNOMI~ POLITI01 01Rl®S FONDO DE CULTURA ECONOMICA EL CAPITAL Poc,os libros han sido discutidos con tanta pasión como El Capital. Desde que vio la luz pública fue censurado y elogiado prácticamente en todo el mundo y sigue siéndolo hasta nuestros días. Sin embar- 1 go. la base de la polémica radica en su contexto social. pues como tema fundamental de investigación económica figura desde hace tiempo entre las obras clásicas de la materia. Concebido como continuación de una obra anterior (Contribu ción a la crítica de la economía política,_1859). ahora se le consi dera como núcleo de la teoría del nacimiento y de la circulación del capital. así como de su función como factor en el proceso entero de los bienes económicos. En efecto. son éstos los grandes apartados en que el autor dividió su estudio: Libro l. El proceso de producción del capital; Libro 11. El proceso de circulación del capital; Libro 111. El proceso de circulación capitalista visto en su conjunto. El volumen IV. en que el autor proyectaba exponer la historia de su teoría. no pasó de la etapa de preparación y fue publicado como obra aparte (Historia crítica de la teoría de la plusvalía). En esta edición se han aprovechado ios datos que consigna la edición alemana de 1955. además de las investigaciones de institu ciones especializadas. Carlos Marx nació en Tréveris, Alemania. el 5 de mayo de 1818. En las universidades de Bonn y de Berlín estudió derecho e historia y en 1841 recibió el grado de doctor en filosofía. En 1843 se casó con Jenny von Westphalen. Publicó sus primeros escritos en la Rheinis• che Zeitung, hacia 1841 ; en 1842 su nombre aparecía como editor de la revistéf. que fue suprimida en 1843. En este último año se tras lada a París. núcleo por entonces del pensamiento socialista. y edi ta otra publicación. que sólo vivió un número: Deutsch• franzosische Jahrbücher, en donde colabora Federico Engels (1820-1895). que desde entonces habría de'ser su amigo más ínti- 1mo y su colaborador mas eficaz. La Sagrada Familia ... es el pri mer fruto de dicha colaboración. Invitado a salir de Francia. fue a Bruselas. donde escribó La miseria de la filosofía y publicó otra re vista. Brüsseler Deutsche Zeitung; se unió a la "Liga de los Jus tos". sociedad socialista secreta con ramificaciones en Londres. París, Bruselas y Suiza. A fines de 1847 escribe. con la colaboración de Engels. el Manifiesto comunista. En 1848 fundó en Colonia la Neue Rheinische Zeitung; expulsado de Prusia en 1849. fue a Londres. donde fijó su residencia. En 1859. después de larga elabo ración. dio a la imprenta el primer tomo de El Capital. Murió el 14 de marzo de 1883 y fue enterrado en el cementerio de Highgate. en Londres. Traducción de ROCES WENCESLAO CARLOS MARX EL CAPITAL Crítica de la Economía Política II D FONDO DE CULTURA ECONóMICA MÉXICO Primera· edición en alemán: Tomo I, 1867; Tomo II, 1885; Tomo III, 1894 Primera edición en español, 1946 Segunda edición en español, 1959 Primera reimpresión, 1964 Segunda reimpresión, 1966 Tercera reimpresión, 1968 Cuarta reimpresión, 197 l Quinta reimpresión, 1972 Sexta reimpresión, 1972 Séptima reimpresión, 1973 Octava reimpresión, 1973 Novena reimpresión, 1974 Décima reimpresión, 1975 Undécima reimpresión, 1976 Duodécima reimpresión, 1976 Decimotercera reimpresión, 1978 Decimocuarta reimpresi<'m. 1979 D. R. © 1946 FONDO DE CULTURA ECONÓMICA Av. de la Universidad 975, México 12, D. F. ISBN 968-16-0025-8 (edición completa) ISBN 968-16-0027-4 (volumen II) Impreso en México PRóLOCO No era empresa fácil preparar para la imprenta el segundo libro de El Capital, consiguiendo, de una parte, que apareciese como una obra coherente y lo más acabada posible y, de otra, como obra exclusiva del autor y no del encargado de editaria. El gran número de versiones ma nuscritas existentes, fragmentarias la mayoría de ellas, acumulaba nuev~$ dificultades. Solamente una, a lo sumo ( el manuscrito IV), ofrecía, has~: donde alcanzaba. una redacción lista para ser entregada a la imprenta=; pero la mayor parte de ella había quedado anticuada, en cambio, por refundiciones de una época posterior. La gran masa de los matcriaie~., aun cuando elaborada v acabada en cuanto al fondo, no lo c.,staba c(j~ rc:spccto a la forma; ap,1rccía redactada en c:se lenguaje en que i\farx solía componer sus notas: en un estilo descuidado, familiar, salpicado de ex prc.--siones y giros de crudo humorismo, de términos técnicos ingleses ). franceses, y a rafos con frases y hasta con páginas enteras en inglés; CTdl) las ideas del autor estampadas sobre e1 papel, en la forma en que se iban desarrollando e~ su cabeza. Junto a partes expuestas en todo detaUe, otras, no menos importantes, apenas esbozadas; el material de hechqs que había de documentar las afirmacior:eJi. reuni<}o, pero apenas orde nado, y mucho menos elaborado; mucha·s \'ece~, al final de un capítulo, ej1 la impaciencia p:Or pasar al siguiente, un par de frases nada m:b. simpi~ mente esbozadas, como jalón del desarrollo tnmc:1do del pensamientq, por último, la c_onsabida letra, que a veces ni el propio autor era capa¡l de descifrar. ·a, ;. Y o me he li~1itado a reproducir lo más tcxtualmenté posible los m~• nuscritos, variando el estilo tan sólo en aquellos casos en que esL'.l~~ ~cguro de que el propio Marx lo habría hecho, e interpolandc, frases Cli:· plicativas de nex-0 y de transición cxclm,ivamente en los casos en que d~o era de todo punto necesario y en que, además, el sentido estaba ,perfecta mente claro. Las frases cuya ir,terpretación sólo ofrecía un .. duda muy remota. he preferido reproducirl~s al pie de la letra. La~ rcfunJ.ició nes e interpolaciones introducidas por mí no llegarán, en tou}, r1 más iii: diez páginas intpresas. y tienen siempre un carácter puramente Lnm,iL ·; La mera enumeración de los materiales mani.lscritos legrados pcr I\-1:i5 para el libro II ~emuestra con qué trc."fnendo rigor, con qué severa actituri en crítica para consigo mismo se esforzaba aquel hombre aivmd::ir hasta la última perf,ección sus grandes descubrimientos económiw~, antes de darlos a la publicidad; esta actitud crítita para consigo misn1<1 rara vez le permitía adaptar. la exposición, por su contenide, y su forma, su .i horizonte visual, que ]os nuevos estudios iban ampliando constantemente. Veamos ahora cuáles son estos materiales: En primer logar, un manuscrito tíh.1la<lo "Conhihucióu a la critica de la economía política", l,4i2 cuartilias en enarto en 23 c-uaderrn,i., escrito de agosto de 1861 a junio de 1863 .. Es la continuación del prime, 7 8 PBÓLOGO cuaderno del mismo título publicado en Berlín en 1859. Trata hasta agotarlos, en las cuartillas 1-220 ( cuadernos 1-V) y luego en la_s pági nas 1,159-1,472 (cuadernos XIX-XXIII), los temas de la conversión del dinero en capital que se investigan en el libro I de la obra y es la pri mera versión con que contamos acerca de estos temas. Las páginas 973- 1,l 58 ( cuadernos XVI-XVIII) se ocupan del capital y la ganancia, de la cuota de ganancia, del capital comercial y del capital-dinero; es decir, de temas que luego habrán de desarrollarse en el manuscrito del libro III. En cambio, los temas tratados en el libro II, al igual que muchos de los que se tratarán más tarde en el libro III, no aparecen todavía agrupa dos de un modo especial. Estos temas son tratados de pasada, sobre todo en la sección que forma el cuerpo principal del manuscrito: pági nas 220-972 ( cuadernos VI-XV): "Teorías sobre la plusvalía." En esta sección se contiene una historia crítica detallada de lo que constituye el punto cardinal de la economía política: la teoría de la plusvalía, y junto a ella desarrolla d autor, polemizando con sus antecesores, la mayoría de los punt<>s que más tarde habrán de investigarse, de un modo especial y en su concatenación lógica, en los manuscritos de los libros II y 111. Es mi propósito editar como libro IV de El Capital la parte crítica de este manuscrito, después de eliminar de él los numerosos pasajes inclui dos ya en los libros II y III. Este manuscrito es algo verdaderamente precioso, pero inutilizable para la presente edición del libro II. Viene luego, por su fecha, el manuscrito del libro III, escrito, por lo menos en su mayor parte, en 1864 y 1865. Hasta que no hubo termi nado, en lo esencial, este manuscrito, Marx no acometió la redacción del libro I, del volumen primero de la obra, publicado en 1867. Este manuscrito del libro 111 es el que me ocupo en la actualidad de pre parar para la imprenta. Del período siguiente -el posterior a la publicación del libro 1-, tenemos, para el libro II, una colección de cuatro manuscritos en folio, señalados por el propio Mane con los números I a IV. El manuscrito I ( 150 páginas), que data probablemente de 1865 o 67, es la primera redacción independiente, aunque más o menos fragmentaria, del libro II, en su orden actual. Tampoco de este manuscrito era posible utilizar nada. El manuscrito III está formado, en parte por un conjunto de citas y referencias a los cuadernos de extractos de Marx -la mayoría de ellas relativas a la primera sección del libro 11- y en parte por el estudio de algunos puntos concretos y principalmente por la crítica de las tesis de A. Smith sobre el capital fijo y el capital circulante y sobre la fuente de la ganancia; figura en él, además, un estudio de la relación entre la cuota de plusvalía y la cuota de ganancia, que pertenece al libro III. Las referencias han suministrado pocos hallazgos nuevos, y- las versiones, tanto las ·del libro II como las del 111, habían quedado ya superadas por redacciones posteriores, razón por la cual hubieron de dejarse a un lado, en su mayoría. El manuscrito IV es una elaboración, lista para ser entregada a la imprenta, de la sección primera y de los pri meros capítulos de la sección segunda del líbro 11, y lo hemos utilizado PRÓLOGO 9 también cuando le ha llegado el turno. Aunque se comprobó que había sido redactado antes que el manuscrito II, se le podía utilizar con ven taja para la parté correspondiente de dicho libro, por ser más acabado de forma; bastaba con incorporarle algunas adiciones del manuscrito 11. Este último manuscrito es la única versión más o menos acabada del libro II y data de 1870. Las notas para la redacción final, a que en seguida nos referimos, dicen expresamente: "Debe tomarse como base la segunda versión." . Después de 1870, sobrevino una nueva pausa, debida principalmente a enfermedades. Como de costumbre, Marx ocupó este tiempo en estu dios: agronomía, el régimen rural norteamericano y principalmente ruso, el mercado de dinero y el sistema bancario, y por último las ciencias naturales, la geología y la fisiología, y sobre todo ciertos trabajos matemác ticos emprendidos por cuenta propia, forman el contenido de los numero sos cuadernos de extractos de esta época. A comienzos de 1877, Marx sintióse ya lo suficientemente repuesto para acometer de nuevo su trabajo más importante. Algunas referencias y notas de los cuatro manuscritos ya mencionados como base para una refundición del libro II, cuyo co mienzo se contiene en el manuscrito V ( 56 páginas en folio), datan de fines de marzo de 1877. Este manuscrito contiene los primeros cuatro capítulos y aparece todavía poco desarrollado; algunos puntos esenciales se tratan en notas al pie del texto; la materia está reunida más bien que ordenada, pero es la última exposición completa de esta parte, la más importante de la sección primera. Un primer intento de sacar de aquí una redacción apta para ser entregada a la imprenta lo tenemos en el manuscrito VI (posterior a octubre de 1877 y anterior a julio del 78); solamente 17 páginas en cuarto, que abarcan la mayor parte del primer capítulo, y un segundo ensayo -el último-- en el manuscrito VII, "2 de julio de 1878", 7 páginas en folio solamente. Por aquel entonces, Marx parecía haberse dado ya cuenta de que no alcanzaría a elaborar de un modo capaz de satisfacerle plenamente los libros II y III, si no se operaba un cambio completo en su estado de salud. En efecto, los manuscritos V a VII presentan con harta frecuen cia las huellas de una lucha violenta contra las enfermedades que le atenazaban. El fragmento más difícil de la sección primera aparece rt dactado de nuevo en el manuscrito V; el resto -de la sección primera y toda la sección segunda ( con excepción del capítulo xvn) no presen taban grandes dificultades teóricas; en cambio, el autor consideraba la sección tercera, la reproducción y circulación del capital social, apremian temente necesitada de una nueva elaboración. En efecto, en el manus crito II se estudiaba la reproducción, primero sin tener en cuenta la circulación en dinero que le sirve de vehículo y luego tomando ésta en consideración. Era necesario eliminar esto y, en general, reelaborar toda la sección de modo que se ajustase al horizonte visual ampliado del autor. De este modo, surgió el manuscrito VIII, un cuaderno de 70 páginas en cuarto solamente; pero basta confrontar la sección III, en el texto im preso, después de dejar a un lado los fragmentos interpolados del manus- 10 PRÓLOGO crito II, para dars~ cuenta de todo lo que l\farx fue capaz de condensar• en tan poco espac10. Tampoco e~te m~nuscrit<?_ es más que un estudio previo del tema, ~on la finalidad primordial de fi1ar y desarrollar los nuevos puntos de vista logrados en relación con el manuscrito II y omitiendo los puntos acerca de ]os cuales no había nada nuevo que decir. También. aquí se incor pora y amplía un fragmento esencial correspondiente al capítulo xvn de la sección segunda y que, en cierto modo, entra ya en 1a sección ter cera. La ilación lógica se interrumpe con frecuencia y fa exposición aparece a ratos llena de lagunas y es, sobre todo al final, absolutamente fragmentaria. Pero lo que Marx se propuso decir aparece dicho, de un modo o de otro. Tales son los materiales con que contamos para la composición del libro II y de los cuales, según una frase de Marx a su hija Elcanor poco antes de morir, yo debía "sacar algo". He asumido este encargo dentro de los límites más estrictos; siempre que ello me ha sido posible, he limi tado mi intervención simplemente a elegir entre las diversas redacciones. Para esto, he seguido siempre la norma de tomar como base 1a última redacción existente, cotejándola con las anteriores. Sólo la sección pri mera y la tercera -sobre todo ésta- opusieron verdaderas dificultades, es decir, dificultades no meramente técnicas, a la aplicación de este criterio. He procurado resolverlas, ateniéndome exclusivamente al espí ritu del autor. He traducido la mayoría de las citas que figuran en el texto, cuando se trata de documentación de hechos o en aquellos casos en que, como sucede tratándose de pasajes de A. Smith, el original se halla al alcance de todo el que quiera molestarse en investigar 1a cosa a fondo. Sola mente en el capítulo x lrnbe de renunciar a e1lo, ya que aquí el autor critica directamente el texto inglés. Las referencias al libro I toman como base la paginación de la segunda edición, la última publicada en vida de Marx.,;, Para el libro III, sólo he contado -aparte de la primera versión con tenida en el manuscrito titulado "Contribución. etc.", de los fragmentos ya mencionados que figuran en e1 rnanmcrito lll y de algunas n0tas hrc ves que de ve? t>n cuando se insertan en los cuadernos de e~;tractr:s---- con los siguientes m;iteriales: d citado manuscrito en folio de 1864-65, elaho rado en el mi·;mn grado de pcrfeccilm aproximadamente 911c el manns c.rito II del libro II, v finalmente nn en ademo del añ0 187 5: la relación entre la cuota de ph~svalía y la cuoia de ganancia, desarrollada matcmf1- ticamente ( en ccnaciom.'S). La prcp;;r~ición de c·ste libro para la imprenta avanza rápidamente. En la medida en que puedo emitir ya un juicio, creo q11c, si se exceptúan algunas secciones,_ ciertamente muy import,m tes, sólo hahré de tropezar, para dar cima a la ohra, con dificultades dt carácter técnico. • Aquí, la hemos sustituido siempre por la paginación de esta ·edición. (Ed.) PRÓLOGO 11 Creemos qué es éste el lugar indicado para rebatir una acusación que se ha formulado contra l\farx; acusación que al principio sólo se apun taba en voz baja y por contadas personas, y que hoy, después de muerto Marx, los socialistas de cátedra y de Estado y sus seguidores hacen circu lar por ahí como un hecho establecido: la aci1sación de que I\1arx se limitó a plagiar a Rodbertus. Acerca de esto ya he tenido ocasión de decir en otro lugar 1 lo que más urgía decir, pero es ahora cuando podré apor tar las pruebas 9o_cúmentales decisivas. Esta acusácifül · a que nos referimos aparece formulada por vez pri mera, que yo sejia, por R. Meyer, Emanzipátionskampf des vierten Stan des, p. 4 3: "Di~estas pu blicacioncs ( es decir, de las publicaciones de Rodhertus, que·~ remontan a 1a segunda mitad de la década del treinta) ha tomado Mari,' ·como puede probarse, la mayor parte de su crítica." Mientras no se~·prescnten otras pruebas, tengo que suponer que toda In "fuerza prolli{~iria" de esta afirmación consiste en que así se lo ha asegurado Ro~bg!tµs al señor Meyer. En 1879 aparece en escena el pro J. pio Rodbertus y' :~cribe a Zeller (Zeitschrift für die gesammte Staats wissemchaft, Tu~inga, 1879, p. 219), refiriéndose a su ohm Zur Erkcnnt niss unserer St(l(d!t,i'irtschaf tlichen Zustiinde ( 184 2), en los términos siguientes: "Se ~rá usted cuenta de que ella (la nrgumcntación des arrollada allí) hií>sido utilizada ya ... muy bonitamente por Marx, natu ,almcntc sin citarme." Su editor póstumo, T. Kozak, repite, sin pararse en averiguaciones, esta cháchara de Rodbertus (Das Kapital, por Rodbcr tns, Berlín, 1884.; I ntroclucción, p. xv). Finalmente, en las Briefe und soz.ialpolitische !i,_ufsiitze del Dr. Rodbertus-Jagetzow, editados por R. Mcver en 188l;·rRodbertus dice, sin andar con rodeos: "Hov, me veo sac¡Í1eado por Sc.Jj)ffle y l\farx, sin que ni ..,siquiera me mencionen" ( carta núm. 60, p. 1 H:}. Y en otro pasaje, la pretensión de Rodbertus cobra contornos aún i:riás rotundos: "En mi tercera carta social, he puesto de nrnnificsto, susta,ií,cialmente lo mismo que Marx, sólo que de un modo y rnncho más breve más claro, de dónde nace la plusvalía del capitalista" p. (carta núm. 48, 111). · Marx no se enteró jamás de estas acusaciones de pfogio que se k hacían. En su cjc;mplar de] libro Der Emcmzi¡,ationskamPf sólo estab;:n rr-.tadas por la P!cgadcra las p,1ginas referentes a la lutcrnacirmal; d n:::-:to (k la nbrn hnhe de abrirlo yo mismo después de su muerte. Li·re~-m th: Tnhinga, ni siquiern llegó a verla. Las Briefe. etc., a R. l\kyer bs igno- 1.1ha igu:.iJmente, y cnando yo. paré la atención en el pasaje relativo al ··s~1q1.1co" fue ya en el año 188-l y gracias al propio señor Dr. l\1cyer. En camliio. J\·fon: conocía lo carta núm. 48, porque el señor Mcycr h:1hía tenido b gentileza de rcg:1lark el original a su }:tija menor. Marx, a cnyos oídos habían llegado, induclablcmcntc, algunos rumores misteriosos acerca de b pretendida fnentc secreta de su crítica, es decir, ele Rodhertus, me la enseñó diciéndome que, por fin, c-st,1 carta le brindaba un testimonio 1 Eu n11 prúlogo a Das Elcnd der Phil,,sopl.ie. Anlwort mrf Prond/1011s Philosopbie des Elends ["L1 miseria de la Filosofía. Réplica a la Filosofía de la Miseria"], por Carlos Marx. Trnd. :ilcmami de E. Bcmstcin y C. Kaubky, Stuttg:irt, 1885.

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