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El Ateismo De Los Cristianos PDF

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louls evely EL ATEÍSMO DE LOS CRISTIANOS LOUIS EVELY El ateísmo de los cristianos SIGNOS DE LOS TIEMPOS SEGUNDA EDICIÓN EDITORIAL VERBO DIVINO ESTELLA (Navarra) 1974 CONTENIDO I- FE Y ATEÍSMO 9 1. Dios, ¿para qué? 11 2. La muerte de Dios77.~ 17 3. ¿Qué tenemos nosotros más que los demás? 25 4. Dialogo con los no-creyentes 31 5. La herejía moderna 63 6. «Ateísmo, energía espiritual hasta cierto punto» 69 7. Fe y ateísmo 75 8. Hay que reihventar el credo 125 II. HUMANISMO Y EDUCACIÓN 145 9. La felicidad 147 Tradujo: Luis LEGAZ . Censor: JUAN APECECHEA . Imprímase: 10. Creer en el progreso 189 ARTURO TABERA, cardenal arzobispo de Pamplona, 3 de diciem bre de 1970. Es propiedad . Printed in Spain . © L. Evely - 11. El porvenir es de la filosofía 195 Ediciones Dinor - © Editorial Verbo Divino . Industrias Gráficas Visedo. Hortaleza, 1. Salamanca. 12. La crisis de la juventud 201 ISBN 84 7151 tíO 9 Deposito Legal: S. 630-1973 I 13. Los jóvenes, profetas de un mundo y de una iglesia nuevos..; 205 FE Y ATEÍSMO 14. Libertad y obligación en la educación reli giosa 211 15. ¿Cómo enseñar a rezar a nuestros hijos? 217 16. La piedad sensible 225 III. IGLESIA POBRE Y UBRE 231 17. Autoridad-servicio 233 18. Legalismo y libertad en la iglesia 243 19. Nunca se llegará a la unidad de las iglesias en la doctrina 249 20. Los tres problemas del sínodo y de la iglesia. 259 1 DIOS ¿PARA QUE? ¿Para qué sirve creer en Dios? Esta pregunta, hace veinte o treinta años, hubiera resultado escandalosa y la respuesta hubiera sido evidente. Dios explicaba el origen, el sentido, la finalidad de nuestra existencia. Dios era el omnipresente y el omnihacedor: creaba, vivificaba, perdonaba, juzgaba, castigaba, recompensa ba. Toda la vida humana estaba suspendida de la exis tencia de otro mundo, infinitamente más real y más duradero que éste. La redención consistía en hacer pa sar al mayor número posible de hombres de este mun do al otro (y algunos añadirían: «¡lo antes posible!»), pero esto sólo podía realizarse mediante una gracia de Dios, comunicada por sus representantes de aquí aba jo: la Iglesia. II No, Dios no sirve para compensar las injusticias y Pero desde hace algunos años esta concepción se las insuficiencias de esta vida con la promesa de un ha modificado por completo. paraíso postumo. Dios nos invita a vivir cuanto antes Para el hombre de hoy, incluso para el hombre una vida de amor, de justicia y de lucidez, que pueda religioso, no hay más que un solo mundo, este mundo ser eternizada. terreno que conocemos. Es el único que nos interesa; vale la pena que le consagremos todos nuestros esfuer No puede existir una vida eterna, si no ha comen zos y toda nuestra fe, y no tenemos más obligación zado ya. ¡Es evidente que una vida eterna no puede ser que la de transformarlo en un mundo mejor. No es una vida futura! El cristiano no cree en una vida fu peramos ningún otro mundo, sino que trabajamos con tura: proclama en el credo su fe en la vida perdurable. todas nuestras fuerzas para hacer que este mundo sea Y las consecuencias de esta distinción son capitales. otro. El interés se desplaza del porvenir al presente. La vida futura, sólo podemos esperarla; pero la vida eter Y, al obrar así, no hacemos más que imitar a Dios, na, tenemos que empezarla en seguida. ¡Cuántos se que ha amado tanto al mundo que ha enviado a su resignan a soportar su vida..., y la de los demás, con propio hijo para salvarlo, a Dios que creó este mundo la idea de que sólo les quedan unos años que purgar y se encarnó en él para siempre, a Dios que se revela y en este valle de lágrimas! Pero Cristo nos manda que nos habla a través de este mundo y de su historia. establezcamos inmediatamente entre nosotros y los de más unas relaciones de amor que puedan ser eterniza das. Hemos de convertirnos cuanto antes en aquellas * personas que nos gustaría ser eternamente. No viviréis nunca más que de lo que hayáis comenzado a vivir en Para el hombre actual no hay más que una sola esta vida; no conoceréis otra vida distinta de esta vida vida, esta vida que ahora vivimos; y aun cuando, por que os aplasta u os dilata actualmente. ser cristiano, crea en la vida eterna, esa vida eterna no es otra vida, sino esta misma vida eternizada. Pero, me objetaréis, no somos solamente nosotros El creyente moderno rechaza con toda energía la los que hacemos nuestra existencia; también depende mistificación de la vida futura, una vida en la que hay de los demás. Si los demás nos aplastan, ¿se eterni que «creer», una vida que solamente se pueda espe zará esa opresión? rar, una vida contraría a la que él conoce: ¡cuanto más Mi respuesta es que hay que distinguir entre lo desgraciados seáis aquí abajo, más felices seréis allí!... que se vive y aquello de que se vive. Se puede llevar Pero, en ese caso, tendríamos que atormentarnos ahora una existencia dolorosa y perseguida, y conocer ya, para gozar más tarde; tendríamos que abandonar a los a pesar de eso, la bienaventuranza: «Bienaventurados desgraciados en su miseria, para no privarlos luego de los que padecen persecución por la justicia, porque de su bienaventuranza. 13 12 ellos es el reino de los cielos»; esto es, porque viven Sólo conoceremos al Padre a través del Hijo («el ya desde ahora del,amor y de la justicia, y lo que se que me ve, ve al Padre»); sólo conoceremos al Hijo eternizará no serán sus persecuciones, sino sus aspira a través de la Iglesia, y a la Iglesia a través de nues ciones. La persecución mata y muere, pero el amor tros hermanos. Si tuviéramos un corazón más cálido, vive y hace vivir. unos ojos más abiertos y una fe más viva, no debería mos cambiar de paraíso, ya que Dios está con nos Durante muchos siglos se ha hecho de las bienaven otros todos los días, en cada hombre; está esperando turanzas una trasposición: «Bienaventurados los po que lo descubramos, para manifestarse allí y crecer bres, porque será suyo el reino de Dios»; pero esto en él cada vez más. sería un engaño, porque significaría que no serían feli ces aquí abajo ni serían pobres allá arriba: y entonces Solamente amaremos a Dios amando a los herma sería una burla afirmar: «¡Bienaventurados los po nos; no estaremos nunca más cerca de él que lo que bres!» estemos de nuestros vecinos. Dios no es el rival del hombre y considera que lo que hemos hecho por el No, para Cristo el pobre es feliz desde ahora, por más pequeño de los suyos, lo hemos hecho por él. que es abierto, receptivo, libre, fraternal, porque com parte los gustos de Dios, porque entra ya en la reve ¡Extraño encuentro entre el cristianismo y nuestros lación del gozo divino, porque empieza a ser aquí abajo contemporáneos que se creen ateos! Las aspiraciones tan feliz como será para siempre. de nuestro tiempo son con frecuencia inspiraciones del Espíritu Santo. * Finalmente, para el hombre de nuestro tiempo no hay más que el hombre: el hombre es el único respon sable de su destino; el hombre tiene que inventar su historia. Pero es curioso: para el cristiano moderno también la revelación y la revolución de Cristo se reduce a eso: lo único sagrado son nuestras relaciones humanas; nuestra fe y nuestro amor a Dios se viven en nuestra fe y nuestro amor a los hombres. Por la encarnación de Cristo, todo lo divino ha quedado encerrado en todo lo humano. 14 15 2 LA MUERTE DE DIOS Periódicamente, la humanidad se da cuenta de que su representación de Dios lo ha convertido en un ídolo. Se le ha hablado tanto de él, que ya no le dice nada; se le ha enseñado tanta religión y se le ha predicado tanto, que ha llegado a ignorarlo por completo; se le ha tratado con tanta familiaridad, que ha llegado a ser un extraño. Somos ahora nosotros los que realizamos la expe riencia de santo Tomás, cuando consideraba toda su obra teológica como si fuera paja y afirmaba: «El me jor conocimiento que podemos tener de Dios es saber que no lo conocemos» (De potentia, q. 7, a. 5, ad 14). 17 Ese movimiento pendular está terminando ahora quiere ser servido por los hombres, sino que se ha de realizar su trayectoria negativa (teología apofática, puesto a su servicio hasta sufrir por ellos, hasta morir. negativa, de la tradición oriental) con los teólogos de «la muerte de Dios». Hay otra imagen de Dios que Cristo ha puesto en compromiso, en el sentido de que al mismo tiempo Pero Dios volverá, purificado: porque Dios es a la que la afirma, nos obliga a superarla: la imagen de vez aquel de quien no podemos decir nada sin tener Dios Padre, providencia cariñosa y fiel, que alimenta que corregir nuestras expresiones inmediatamente, y a las aves del cielo y viste a los lirios del campo, que aquel de quien no podemos prescindir. Así es como se conoce mejor que nosotros lo que necesitamos, que explica este vaivén del espíritu sobre él. Cuando lo es vela por cada uno de los cabellos de nuestra cabeza, cudriñamos, nos descorazonamos; cuando lo olvida que no permitirá que nos falte nada... mos, nos obsesiona su presencia. Ese Dios paternal, paternalista, tiene que ser rein- terpretado después de la muerte de Cristo. Hemos de * renunciar a refugiarnos bajo sus alas: no nos prote gerá. El hombre, como Cristo, tiene que renunciar a una providencia sensible; tiene que vivir hasta el Pero, me diréis, Cristo nos ha traído la luz; nos fondo su aventura humana y asumir su propia respon ha revelado a Dios, y el hombre puede ya acudir insa sabilidad humana, sin «contar» con que Dios le librará ciablemente a esa fuente, libre de aquella dolorosa de ella o le socorrerá. contradicción entre su vocación infinita y este mundo mezquino en que está encerrado. * ¡No es esto tan sencillo! El cristianismo es también la muerte de Dios, la muerte de un cierto Dios. ¿En qué consiste entonces la revelación cristiana? Cristo ha abolido una imagen de Dios, la imagen El mundo religioso anterior a Cristo estaba divi más natural y más corriente, la que vuelve a resurgir dido en dos grandes tendencias: el misticismo, que invenciblemente incluso bajo cierto barniz cristiano, busca una relación directa, dichosa e intensa con Dios, ya que nuestros católicos son más bien deístas que y el profetismo, que manifiesta el plan de Dios que evangelizados. Cristo destruye el templo, el culto a un hay que actuar en el mundo. Cristo los ha reunido Dios soberano, justiciero, juez, omnipotente e invul a ambos, enseñándonos a encontrar a Dios, a vivir de nerable. Dios se revela como manso y humilde de co la vida de Dios en el servicio a nuestros hermanos. razón; ama y perdona incondicionalmente; Dios no El místico cristiano es un gran activo, que se une a 18 19 Dios en su encarnación permanente: Cristo, la Iglesia sentido de la trascendencia de Dios, de sus derechos, y los hermanos. de su inalienable singularidad. Jesús ha sustituido el culto a Dios, concebido como Lo que les escandalizaba de Jesús era que ponía un «tributo religioso», por el servicio al hombre; las a la ley de Dios, a la voluntad de Dios, a los derechos dos celebraciones cristianas más importantes, el reparto de Dios por detrás del servicio al hombre. Jesús tras del pan y el reparto del perdón, son gestos de Dios pasa la ley de Dios por amor al prójimo. Los hombres a través del hombre hacia el hombre, y no gestos del más piadosos, los más religiosos del mundo, conde hombre hacia Dios. El cristianismo no es una devo naron a Cristo, no porque negase el primer manda ción, sino una entrega. Lo sagrado está en el hombre, miento, sino por la manera con que lo cumplía: ¡al en todo hombre, y el cristiano ha de intentar reco servicio del hombre! (Cf. CH. DUQUOC, Cristologta. nocerlo y hacerlo surgir de ese hombre. Salamanca 1969, 150-152). La fe no engendra una «teología», un discurso Si Cristo hubiese sido un hombre religioso en el sobre Dios, sino una «teopraxia», esto es, un compor sentido con que entiende esta palabra la piedad cris tamiento según Dios. El conocimiento de Dios que tiana en la actualidad: adorar a Dios y compadecer Cristo nos ha traído no es una especulación o una a los hermanos, no habría suscitado ninguna oposición. contemplación, sino una participación de Dios, que Lo que agitó los espíritus fue su asimilación, su iden nos hace obrar como él y vivir su vida. tificación de las dos cosas, su afirmación de que había Esa revelación ha trastornado por completo la «re que destruir el templo, terminar con el culto, abando ligión»: ha puesto a Dios en el hombre, ha unificado nar la ley, porque el verdadero templo de Dios es el los mandamientos, ha proclamado que sólo puede al hombre, el verdadero culto es el servicio al hombre, canzarse a Dios en el movimiento que nos lleva a nues la verdadera ley ordena que nos amemos los unos a los tros hermanos, que el amor a solo Dios («¡Señor, Se otros, y el primer mandamiento tiene que cumplirse ñor!») era una ilusión y una pretensión, ya que Dios en el segundo. es amor y el que ama de verdad, realmente, fraternal mente, «ha nacido de Dios y conoce a Dios». * Es verdad que el instinto religioso del hombre na tural era demasiado fuerte para que pudiera aceptar Para los judíos, como para la mayor parte de los de golpe semejante revolución. Los cristianos se pre cristianos actuales, el primer mandamiento era muy ocuparon en seguida de poner a Dios de nuevo en su superior al segundo. Tenían en su más alto grado el sitio, en el primer lugar, de edificar templos, de rein- 20 21

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