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El añil: historia de un cultivo olvidado en Venezuela 1767-1870 PDF

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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE BARCELONA DEPARTAMENT d' ECONOMIA i d'HISTÒRIA ECONÒMICA BARCELONA, ESPAÑA TESIS DOCTORAL EL AÑIL: HISTORIA DE UN CULTIVO OLVIDADO EN VENEZUELA 1767-1870 TOMO I Joseph María Delgado Rivas Ramón Garrabou Director Tutor José Gemán Pacheco Troconís Cerdanyola del Vallès, 2000 CAPÍTULO XIV LOS PROBLEMAS DE LA PRODUCCIÓN 401 El cultivo de añil presentaba un conjunto de problemas de variada gama, que iban desde los generados por la acción de la naturaleza hasta los económicos y sociales, pasando por los propiamente agronómicos y los vinculados a la carencia de los servicios productivos. Los problemas naturales En cuanto a las restricciones derivadas de la acción de los factores naturales, el carácter biológico de la producción, inmanente a los rubros agropecuarios, le imprimía de por si un carácter azaroso a su obtención, al inscribirse el desarrollo de la actividad en un entorno climático. Dentro de los aspectos del medio ambiente particularmente importante es la variabilidad climatológica. Las irregularidades climáticas no dejaron de revestir importancia en la producción añilera, sobre todo en algunos años donde resultaron cruciales para el productor. Entre estas eventualidades estuvieron las sequías que asolaron de cuando en cuando el espacio historiado.1 Acerca de estos fenómenos hay referencias de interés sobre los efectos que tuvieron en las actividades agrícolas. El geógrafo Marco Aurelio Vila relata un fuerte verano que se ciño sobre los Valles de Caracas en 1779 -1780, ocasionando trastornos a la agricultura. Humboldt 2 reseña la presencia de una sequía que tuvo la ocasión de observar a su paso por las vaguadas aragüeñas en 1800. Cuatro años después de la estadía del Barón alemán, otro gran verano sacudió la Provincia de Caracas, causando serios daños y efectos ruinosos en los hatos y haciendas constituidos en ésta. El 25 de septiembre de 1804 el Intendente de Caracas escribía al Señor Prior y Cónsules3 sobre la preocupación que le embargaban “las noticias particulares, casi diarias, de los estragos que ha causado en todas las clases de haciendas la falta de agua por un tiempo largo”; situación alarmante por las repercusiones sociales y económicas comportadas para España, pues la gran escasez de frutos había hecho subir los precios en la Metrópoli a niveles exorbitantes. Expresaba, igualmente, el Intendente la necesidad de precaver los males futuros por los medios que se considerasen más adecuados, sugiriendo a los Cónsules la conveniencia de conocer con exactitud el estado de las haciendas de labor y ganadería de la Provincia para ese momento. Dicho reporte debía tener un calculo prudente de los daños que ha causado la mencionada sequedad en las haciendas de cacao, café, añil y algodón y en los hatos principales de ganado 1 Vila, Marco Aurelio, op cit. 2 Humboldt, Alejandro de, op cit. 3 AAH. Caracas, Colección Laureano Villanueva, Papeles del Consulado de Caracas. Expediente 275. 402 vacuno y mular, al mismo tiempo requería indicar las bajas operadas en las cosechas de éstos y otros frutos y las crías de ganado.4 Las noticias obtenidas daban cuenta de la magnitud de los daños: en el cultivo del cacao “la sequía no solo había destruido la mayor parte de las cosechas, sino una tercera parte de las arboledas en algunos valles, en otros la mitad y en otros todo”, siendo también cuantiosos los estragos causados en el añil y en los rebaños de ganado. El 24 de diciembre de 1804 el Síndico Martín Baraciarte dirigía una representación al Consulado efectuándole un conjunto de observancias; proponía para los cultivos una mejor zonificación, pues uno de los problemas era su extensión a tierras que no eran las más aptas, algunas de ellas con deficiencias de regadío. Una de las recomendaciones neurálgicas era “abrir en los valles principales donde se siembra y se coge, acequias maestras (…) que vayan repartiendo los riegos.”5 Aprovechaba la ocasión el Síndico para hacer otras sugerencias, entre ellas: la reiterada importación de trabajadores para la agricultura, tratase de negros, esclavos o colonos.6 De cara a los sucesos confrontados la junta consular resolvió recomendar “el establecimiento de un fondo público donde los agricultores ocurran en sus necesidades para no malbaratar sus cosechas;”7 se trataba de una medida de corte financiero para atemperar el impacto de la acción de factores naturales sobre el ingreso de los agricultores en un momento coyuntural desfavorable. Pedían así mismo, el cumplimiento de la Real Cédula del 22 de abril de 1804, cuyas disposiciones facilitaban la introducción de brazos y herramientas, demandando que se desechasen las preferencias y prerrogativas que limitaban los permisos “a gracias particulares que poco o nada beneficiaban la agricultura y el Comercio”8 Como se desprende de las recomendaciones del Real Consulado de Caracas, los hacendados no podían dejar de pasar la oportunidad que le brindaba la ocasión para hacer oír su opinión desde esta importante tribuna, donde prevalecían sus intereses. La crítica situación ocasionada por la sequía servía para expresar sutilmente su desaprobación por el modo en que venía actuando en estas tierras la burocracia el servicio de la Corona Española. 4 Ibid. 5 AAH. Caracas, Colección Laureano Villanueva, Papeles del Consulado de Caracas. Expediente 283. 6 Ibid. 7 Ibid. 8 Ibid. 403 Por oposición a las épocas de gran sequedad, hubo años donde los periodos de lluvias se prolongaron en forma inusual, causando perdidas de cuantía en los rubros agrícolas al devastar las haciendas y plantíos, tal como lo participaba el Intendente Abalos a D. Josef de Galves, Secretario de Estado, en una comunicación fechada en Caracas, el 22 de septiembre de 1781:9 …“Han sido tan abundante y copiosas las lluvias que se han experimentado en este año y los últimos del pasado que no hay memoria entre los vivientes de que jamás se hayan producido tan grandes, con este motivo no solo se malogró gran parte de las cosechas de cacao que llaman de San Juan y se ha perdido enteramente la de la próxima Navidad, sino es que han sentido considerables quebrantos las haciendas de este fruto y también las de azúcar, añil y demás producciones, pues creciendo extraordinariamente lo ríos con la continuación de la lluvias, las aguas han salido de sus cauces e inundando las vegas inmediatas llevándose arboledas y haciendas casi enteras y maltratando otras muchas con graves perjuicios y atrasos de la agricultura”… Las lluvias extemporáneas abatidas sobre las áreas agrícolas al restringir la recaudación de impuestos generaron insuficiencias en las cajas y arcas reales ocasionando una difícil situación para la Real Hacienda. Estas circunstancias revestían mayor complicación por las calamidades de la guerra que por estos años libraba España contra Inglaterra, al punto que como bien lo anotaba preocupadamente Abalos en una nueva carta dirigida al mismo Gálvez,10 de seguir presentándose tanta novedad en tan corto tiempo se vería en urgencias insuperables. Otras eventualidades climatológicas que se dejaron de sentir en las siembras de añil, fueron lo vientos huracanados, cuya presencia en ciertas ocasiones causaría severos daños en las haciendas de los Valles del Tuy.11 Los problemas agronómicos Los problemas de naturaleza agronómica no fueron ajenos a la producción añilera. Los de regadío, que solieron verse con frecuencia, se hacían más frecuentes con la diversificación 9 AGN. Intendencia de Ejército y Real Hacienda. T. XV. Fs 267 – 267 vto. 10 AGN. Intendencia de Ejército y Real Hacienda. T. XV. Fs 296 – 297 (Subrayado GPT). Al respecto leemos en este documento: …”La extraordinaria abundancia de las aguas que doy cuenta a VS en carta separada ha aminorado considerablemente las cosechas de frutos (…), con la desgracia de que no solo se han deteriorado mucho las plantas de caco y añil sino que algunas y no pocas de ellas se ha perdido enteramente, con lo que por una consecuencia precisa no haviendo frutos o mui escasos no puede haver adeudo de derechos interiores, ni de extranjeros e introducción, y es indispensable el que hagan falta sus productos para las atenciones de las cajas… 11 AGN, Archivo de Aragua, t XIX. Fs. 91 -119 404 y expansión de la agricultura de los principales valles de la Provincia de Caracas en las últimas décadas de siglo XVIII. Ello ocurría porque la abundancia de tierras en manos de algunos hacendados y el carácter circunscrito del mercado en los primeros tiempos de la colonización permitió satisfacer las necesidades con los recursos existentes; empleándose primero los suelos de mejor ubicación y menos restricciones físicas y agronómicas. En la medida que cambiaron las condiciones primigenias del mercado se hicieron mayores las necesidades de tierras, surgiendo problemas al plantearse el uso de áreas que requerían un mayor esfuerzo e inversión para ser utilizadas, por lo que los suelos marginales tenían dificultad para ser incorporados, como sucedía en la agricultura europea bajo el fenómeno de la renta. Los aspectos técnicos de riego y drenaje se hicieron entonces más relevantes, no solo en lo tocante a la construcción de sistemas y canales de irrigación sino al manejo mismo del regadío. Humboldt en su relato sobre su estadía en los Valles de Aragua, nos da cuenta de la acometida de trabajos de construcción de acequias de distribución en algunas haciendas y de los problemas técnicos y jurídicos que frecuentemente se presentaban cuando emprendían estas operaciones. Al respecto leemos sobre una hacienda sita en la parte oriental de las vaguadas:12 …”Trabajan en el Tuy en terminar un dique para llevar un canal de irrigación; empresa que había costado al propietario 7.000 pesos en gastos de construcción y 4.000 en costos de proceso con sus vecinos. Al paso que disputaban los abogados por la acequia hecha a medias, empezó el Sr. Monterota a dudar del proyecto mismo fuese ejecutable. Hice la nivelación del terreno con un anteojo de prueba sobre un horizonte artificial, y hallé que habían hecho el azud 8 pies demasiado bajo. Cuanto dinero he visto gastar inútilmente en las colonias españolas para construcciones fundadas en nivelaciones erróneas”… El mismo científico refiriéndose a las tareas que se adelantaban en esta propiedad para levantar un sistema de irrigación:13 …”Cerca del hato en la extremidad septentrional de la quebrada, encontramos un torrente que se precipita sobre los bancos inclinados del gneis. Trabajan en un acueducto que había de llevar agua a la llanura. Sin riego los progresos de la agricultura son nulos en estos climas”… 12 Humboldt, Alejandro de, op cit, t III, P 129. 13 Ibid pp. 66 – 67. 405 En esta hacienda de D. José de Monterota en el área septentrional, donde estaba el bosque de galería que enmarcaba al torrente de Quebrada Seca hubo antes de la llegada del científico alemán siembras de añil, sustituidas en ese entonces por cafeto.14 Los problemas técnicos de regadío en los valles centrales de la Provincia de Caracas, no se circunscribían al diseño y construcción de los sistemas de irrigación sino que también se presentaban en el manejo de las aguas de riego, cuyo sistema era el de la gravedad, como lo anotaba Semple:15 …”El agua – en los valles del litoral guaireño – es llevada en canales desde las partes altas de la corriente, a lo largo de las colinas y luego distribuida por los campos. El mismo sistema se practica en las plantaciones a orillas de Tuy, cercanas a las Cocuizas, en La Victoria y en los Valles de Aragua”… El manejo del riego por gravedad, requiere de trabajadores con un grado de pericia en la conducción del agua, las carencias de los operadores determinaban con frecuencias la formación de pleitos entre los agricultores por los percances en la aplicación de las láminas de riego o en la conducción del agua para el beneficio del añil, bien por que inundasen áreas de siembra aledañas o porque eran estropeados los caminos principales; estas discordias al no ser solucionadas de forma amistosa se formalizaban ante las instancias jurídicas pertinentes. En el expediente de uno de estos juicios, leemos los autos iniciados por Don Gregorio Carrión, Comisionado Principal de las plantaciones Reales de Tabaco del sitio de Guaruto, en los Valles de Aragua, contra Don Juan Agustín Azuaje16 para la satisfacción de los daños y perjuicios causados a la Real Renta, con motivo del manejo inadecuado de un rasgo de una acequia que usaba el acusado para el riego y beneficio de sus añiles. Los errores cometidos en la irrigación y los daños que ya se dejaban sentir en las labranzas con amenazas al almacén real de tabaco de Mamoncito, eran anunciados, el 16 de octubre se 1789, por el Comisionado al Teniente de Justicia Mayor de Maracay Domingo Bautista de Lugo:17 …”Don Juan Agustín Azuaje ha rasgado una azequia en la Posesión donde se halla, cuyos derrames introducidos en esta cerca a más del gravísimo perjuicio que causaba a las labranzas, anuncian la total ruina del almacén de Mamoncito pro estar ya contiguas a él las aguas”… 14 Ibid. 15 Semple, Robert, op cit, p 35. 16 AGN, Archivo de Aragua, t XXV. Fs. 267 -281. 17 Ibid, fs 268 – 268v. 406 Motivo por el cual solicitaba angustiado se tomara la procedencia del caso para reparar el inconveniente que ocasionaría graves y considerables quebrantos. Informado Azuaje, cesó la inundación por un corto periodo de tiempo, ya que como hacían constar los mismos documentos, el 28 de octubre del mismo año, los daños se presentaron con intensidad:18 …”de anoche a esta hora que rezan las tres de la tarde hacido con tanta abundancia el agua, en un florido tabacal del labrador. D. Juan Miguel Rodríguez que adeuda a la Renta 237.1 pesos y 6 reales, que ha causado con la inundación tanto daño que alcanzará el quebranto a cuarenta arrobas de tabaco”… Los periódicos derrames19 se erradicarían hacia finales del siguiente año (1790), cuando Batista Lugo en sus condición de funcionario de la Justicia ordenó la reparación del brazo de agua a costa de Azuaje y el establecimiento de una multa condicional de 50 pesos, aplicable nuevamente en caso de repetirse los derrames.20 Es obvio que ello era un paliativo, pues en el fondo la solución era mejorar el manejo del agua, incluyendo los aspectos de drenaje y nivelación de las labranzas, de otro modo la corrección de los inconvenientes ocasionados a algunos agricultores implicaba el perjuicio de otros con las consecuencias que ello tenía para la agricultura y la economía global. Otro juicio ilustrativo de los problemas técnicos del manejo de las aguas de regadío es el incoado hacia 1796 por Antonio Rodríguez Acosta, arrendatario del Marqués de Casa León en el Valle de Tapatapa, contra Juan Antonio Álvarez, Administrador de la hacienda de Arbide, por haberle roto una toma de agua que servía sus añiles. Alegaba Rodríguez en la exposición de los motivos de su demanda que la toma tenía quince años de funcionamiento estable, resaltaba asimismo las implicaciones del daño que ocasionaría para las siembras la 18 Ibid, 268 – 268 v 19 El problema presentado con el manejo del agua, a despecho de las notificaciones hechas por el Teniente de Justicia Mayor de Maracay persistió, agudizándose para las épocas criticas del periodo de cultivo, al punto que un año mas tarde, el 5 de Septiembre de 1790, opinaba el Comisionado que de no eliminar los derrames del “brazo del río que ha embocado estas plantaciones […] para mañana en la noche, estará el almacén de Mamoncito derribado y las labranzas de muchos labradores enteramente aniquiladas” (Ibid, f 271). 20 Al respecto es de interés la apelación que hizo Azuaje de la decisión del juez, en la cual aducía los daños que le deparaba la misma en su hacienda de añil, con cuatro años de fundada: …”el estrecho y lastimoso término de una suspensión general de los travajos de mi hazienda, especialmente en la presente estación de cosecha del fruto del añil, pues siendo indispensable dha para la fermentación de esta planta en los tanques me he visto privado enteramente de la recolección de dicho fruto por falta de agua”…(Ibid, f, 273). 407 interrupción de su curso, pues: se estaba dando el primer riego a las plantillas” y “hera el tiempo más presizo y necesario de regar por estar el verano en su medianía.” Los perjuicios económicos causados por el administrador de Arbide fueron estimados por Rodríguez en media carga de tinta de añil por valor 200 pesos en plata, cuyo resarcimiento solicitaba. Alvarez en los alegatos de su defensa aclaraba que el motivo único que tuvo para privarle del agua a Acosta, era: “la resistencia que hacia a poner un puente en los caminos de la Gobernación de los terrenos del Guey, Tapatapa y la Costa, por donde tiene atravesada la acequia y aguas de su riego con cuyas balsas tiene intransitable dicho camino.” Por lo cual solicitaba formalmente se compulsase a Rodríguez para que construyese un puente en el sitio del camino afectado por el rastro del agua , de modo que las carretas y caminantes, usuarios de la vía pudiesen pasar sin embarazo ni impedimentos, pues no sería justo “que por sus privadas utilidades sufra el público las incomodidades a que quiere sujetarlo”21 El dictamen de la justicia en este litigio fue ordenar la reposición de la toma de la acequia por parte de Alvarez y la construcción de un puente a cargo de Rodríguez, de donde se desprende la validez de uno y otro reclamo y el carácter salomónico de la decisión del Juez. La frecuencia de los desbordes de agua y la afectación de los caminos vecinales en los Valles de Aragua, dio pié a un Bando de Buen Gobierno, el 23 de junio de 1807, por el cual se instaba a practicar los arreglos conducentes para impedir que las aguas se desborden y dañen los caminos transitable con las implicaciones que ello tenía para el traslado de bienes y viajantes.22 Dentro de los problemas de naturaleza agronómica los entomológicos, esencialmente los ataques de dípteros, moscas y tábanos, posiblemente del género Callitroga, construyeron otras de las restricciones que animaban la producción añilera; los cuales hemos señalado atacaban hombres y animales en la fase del beneficio, sin que se dispusieran medios efectivos para su control.23 La invasión de moscas en la fase del beneficio era una de las dificultades 21 Ibid. 22 AGN, Archivo de Aragua, t LXII, f 321. 23 En la esfera de la producción las técnicas y métodos de control y combate de plagas y enfermedades eran bastante precarias, empleándose, básicamente, prácticas de naturaleza física de base y confección muy primigenias. El grado de incidencia de plagas y enfermedades estaba condicionado, mayormente, por la acción de la naturaleza; apelándose frente a las infestaciones al uso de ensalmes y otros elementos de índole mágico – religioso que expresaban en sus rituales un sincretismo de etnias y culturas. Esta conducta tuvo un carácter común en toda América Hispánica durante el periodo colonial, observándose aún en siglo XIX, incluso en ciertas regiones de Estados Unidos de Norteamérica. 408 serias que tenía la producción del cultivo. En todas las añilerías preocupaba su aparición, que se hacía presente a más tardar en la segunda o tercera semana del corte. Los reportes que disponemos de otras regiones productoras dan cuenta de esta calamidad. Moziño en Guatemala ofrece una buena descripción del fenómeno:24 …”No solo incomodan por el asco que universalmente causan, todo lo ensucian, no hay manjar libre de sus inmundicias ni bestia que no sienta la crueldad de su aguijón: es tanto su número que se ven negrear las paredes, y aún oscurecerse la atmósfera. Quanto más entra el estío son más perniciosas, mayor su propagación, y más sangrientas sus picaduras. La mosca ordinaria (mosca domestica) es la que aumenta su especie a un número tan prodigioso […] la hediondez de sus cadáveres es más insoportable que sus picaduras y muchos prefieren el partido de sufrirlas a la incomodidad que causan después de muertas”… Las moscas generaban también problemas en la fase de secado, pues al colocar sus oviposiciones en la pasta la maleaban, haciéndola pastosa hacia su interior e inutilizándola en algunos casos, lo que significaban perdidas parciales o totales del producto. Otras referencias sobre problemas de insectos no las he hallado en el periódo colonial.25 Sin embargo, es interesante anotar que en Guatemala para este mismo lapso hubo brotes de acridios que causaron daños cuantiosos a las plantaciones del cultivo, al punto que en algunos años, 1772 -1775 26 y fines de 1790,27 la langosta generó serias crisis en la producción A despecho de estas circunstancias asistimos en el siglo XVIII a la presencia de algunos logros científicos en el plano entomológico, como: las recomendaciones de Réamus en Francia hacia 1739 sobre el significado de la relación huésped - parásito en los brotes de pestes y el papel de la temperatura solar en los periodos fenológicos; las leyes bioclimáticas de Hopkins y los progresos obtenidos en la prueba de insecticidas a base de sustancias vegetales como los piretros practicados en Francia. Observamos, entonces, una brecha notoria entre la esfera de lo científico y lo productivo que comienza a disminuir hacia el último tercio del siglo XIX, cuando la ciencia empezó a hacerse aplicada. Sobre la precariedad de las prácticas de control y combate de plagas y enfermedades usados por los agricultores, incluidos los añileros, véase Patiño Victor op cit; Sociedad Económica de Amigos del País op cit; Instrucciones a los Hermanos Jesuitas op cit; Sarrailh Jean, op cit y Tizón Héctor (1978):. La España Borbónica. Editorial Altalena. Madrid. Acerca de los avances científicos véase Anual Reviews History of Entomology. Editors Smith, Ray; Mitler Thomas; Smith, Carol, California, 1973). 24 Moziño, Mariano, op cit, p 218-219. 25 Reseñas sobre los daños entomológicos en las siembras del añil en Venezuela, durante el período estudiado no se han detectado hasta el momento. Incluso en la Agricultura en general son escasas las informaciones y observaciones entomológicas. Las citas de Depons (op cit) sobre ataques de gusanos en el algodón en los valles de Aragua en 1802 y las de Loefling en arroz y maíz en Guayana hacia 1751, constituyen las pocas referencias conocidas. (Fernandez Francisco (1972): Contribución a las Historia de la Entomología en Venezuela. Revista de Facultad de Agronomía (Maracay) Alcance 26:11-12. 26 Solano Francisco de, op cit

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173. 169 Ibid. 170 Ibid. 171 Sumaba Soler un grado de conocimiento sobre dicho comercio, ya que había cumplido para el Conde de Floridablanca
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