Description:A los veintiséis años, la vida es de uno. Con un poco de optimismo, se es capaz de pensar en conquistar el mundo en dos patadas. Es la mejor edad. La vida sonríe y el mundo es ancho. Lo suficientemente ancho para que en él quepan dos personas: mi flamante esposa y yo. No importa que el sueldo sea un tanto corto, que el apartamiento en que vivimos sea pequeño, que tengamos la mitad de las cosas compradas a plazos y que nos falten la otra mitad de las que necesitarnos para terminar de establecer un hogar cómodo y acogedor. Se tienen veintiséis años, una esposa linda y amante… ¡y viva la vida! El cielo es más azul, las nubes más blancas, las flores de más vivos colores, las personas que nos rodean más amables y simpáticas… Vivir es la mayor delicia que uno puede imaginarse. Nos falta el coche, pero ya llegará. Uno está harto de ver películas en que indefectiblemente, el protagonista, toma el coche para llegarse a la esquina más próxima y comprarse un paquete de tabaco, pero, aunque cuando hay mucho de verdad en esa imagen estereotipada que el cine y la TV se han encargado de difundir de nosotros, los norteamericanos, también es cierto que hay muchísimas, pero muchísimas compañías de transportes urbanos, dedicadas a llevar de un lado para otro a los ciudadanos de Yanquilandia que todavía no poseen su correspondiente automóvil.