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El actor y el sistema PDF

197 Pages·1989·23.271 MB·Spanish
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La libertad de los actores es un hecho; la existencia de sistemas organizados y coherentes es otro. ¿Cómo se articulan estas dos realidades? Michel Crozier y Erhard Friedberg muestran, contra todas las visiones de una racionalidad . totalitaria, el carácter esencialmente "oportunista" de las estrategias humanas y la parte irreductible de libertad que existe en toda relación de poder. · Este libro no es un maijual de sociología de las organizaciones -disciplina de la que, Michd · Crozier es uno de los fundadores en Francia- sino más bien una sociologi'a de la acción º'Fim-"'1. Constituye una verdadera critica de la razón colectiva. . · · · ', · . Un texto clásico de la ciencia política contemporánea. Michel Crozier es director de investigaciones en .• el CNRS de Francia, responsable del ciclo · superior de sociología e~ el Instituto de Estudios 1 , · ,. Políticos de París y del Centro de Sociología de · las Organizaciones. También es autor de Phérwmene buréaucratique y de La société bloquee. Erhard Friedherg es encargado de investigaciones en el CNRS de Francia y autor de L 'analyse socíologi.que de« organi.satúms. ISBN: 968-39-0380-8 al:irlÍIPiSRI' l Y h "Mltw I I tn,, '))');\(' )'L Michel Crozier y Erhard Friedberg El actor y el sistema Michel Crozier Alianza Erhard Friedberg Política El actor y el sistema Las restricciones de la acción colectiva Director de la colección Fernando Danel Janet Alianza Editorial Mexicana ,,,,.,-l;._ ·--------------------- AGRADECIMIENTOS Título origina=l: :: · de Paction colleciivc L 'acteur et le ~es contramtes ' Éditions du Senil Esta obra ha sido publicada en francés por ., Primera edición en México, 1990 Esta obra es producto de un largo trabajo de elaboración que se llevó a cabo en el Centro de Sociología de las Organizaciones, de la Universidad de Harvard, en el Centro de Ciencias de Berlín occidental y en el Ciclo Superior de Sociología del Instituto de Estudios Políticos de París. Deseamos darlas más cumplidas gracias a los colegas de esas diversas instituciones, y~1 los universitarios, investigadores y estudiantes que nos ayudaron con sus observaciones y sus juicios críticos. Port;ida: Carlos Aguirrc Tipografía: Ediciones Alcph Ambos autores aprovechamos, por una parte, la ayuda brindada por fundaciones científicas cuya generosidad nos facilitó inmensamente el trabajo. Uno de, nosotros fue huésped del Cerner for Advanced Stu- ~;) Éditions du Seuil, 1977 , . . , © Editorial Patria, S.A. ~e C.V., bajo el sello de díes in the Behavioral Seiences de Stanford y allí empezó la redacción Alianza Editorial Mexicana, 1990 de esta obra. El otro recibió el apoyo, durante la elaboración de la Canoa 521, óo. piso, Col. 'Tízapán misma, del Internatíonaíes Institut tür Management und Verwaltung, 01090 México, D.E Te.Is. 550-40-44. 581-81-00 y 656-14-46 del Centro de Ciencias de Berlín occidental, especialmente de su direc- tor, el profesor Fritz W. Scharpf. Por último, ambos fuimos huéspedes de la Fundación Rockefeller en la Villa Serbelloni, donde terminamos ISBN: 968-39-0380-8 de redactar la obra. Querernos también expresar nuestra gratitud a es- Impreso en México/Prillledi n México tas instituciones y a sus respectivos directores. Por último, consideramos que un trabajo sociológico, incluso de or- den teórico, no puede dejar de alimentarse de los numerosos experi- Lst a obra ,e l~r1111n<'l de imprimir mentos de investigación in situ que han realizado los autores. Encuen- en el mes de obrit de !'NO en. T,llkrc·, (ir:iricos C.:on1rncnt:tl. S.A. tren aquí la expresión de nuestra más profunda gratitud los responsa- Ca!z. de !'hdp;1 n núm. 4620 bles del CNRS, del CORDE5, de la DGRST y de la Fundación Ford, cuyo Col. Niiic, .Je sús , México. D.F. apoyo financiero nos permitió emprender y llevar a buen fin estas ín- Se tirnron 2000 ejemplares 7 -~.'), sotirantcs para rcp<1sición Crozie r/Fricdberg PRÓLOGO 8 vestí acíones, y para terminar, gracias a todos aq~ellos _q~e contríbu- ero! a la realización de estas encuestas, y en especial, qu1z~, a _tod~s la~ y n tas administracíones, las empresas y las mstnuciones personas que, e . tn reguntas políticas y sociales que anal~zamos respondieron a nues as P , , lo que nos ayudó a profundizar en el tema. Erhard Fricdberg Míchel Crozier Esta obra es, antes que nada, el fruto de una práctica de inves- tigación: el análisis sociológico de las organizaciones. Hace más de veinte años, uno de nosotros hizo las primeras pruebas en organiza- ciones administrativas e industriales. Posteriormente, en el Centro de Sociología de las Organizaciones, fuimos enriqueciendo y extendiendo nuestro análisis, en forma progresiva, a campos y a problemas más com- plejos. La reflexión sobre esta práctica fue estimulada de manera decisiva por las dificultades con que nos encontramos para comunicar los ele- mentos y el flujo de nuestros experimentos de enseñanza ante públicos estudiantiles, de investigadores y de los más diversos practicantes. Estas dificultades nos llevaron poco a poco a tomar conciencía de las carac- terísticas originales de nuestro método y a preguntarnos los problemas teóricos que ocasionaban nuestros sondeos en la práctica, es decir, esto nos condujo a precisar y a desarrollar un modo de razonamiento especial que considerábamos consecuencia de nuestros análisis. En este libro pretendemos presentar este modo de razonamiento, y el problema que plantea nos llevó a escoger el modo de exposición que hemos adoptado. En efecto, ese modo de razonamiento no es un simple razonamiento empírico que se desprendiera en forma natural de un experimento de investigación a partir del uso de algunas técnicas concretas; corres- ponde, de hecho, al resultado de una serie de opciones teóricas sucesi- vas que tuvimos que determinar para resolver los problemas de inves- tigación a los que nos enfrentábamos, sin que en muchas ocasiones nos 9 Cro,.icr/Fricdberg Prólogo ll parecía prematuro querer abarcar exhaustivamente, a la manera de pc:rcatáramrn, en ese momento de s~ envergadura y ~~ su impacto rea- un tratado, el conjunto de problemas que nos obligaba a examinar la les. Según esto, se apoya en un conjunto de proposiciones cohe~entes renovación de nuestro tema. · que expresan un compromiso perfectamen!e. firme Y. un reto teórico en Hemos escogido también_ la vía del ensayo científico. No pretende- el. nivel en que nos colocamos: el del análisis. Hab;endo t~rntas y tan- mos aportar muna elaboración exhaustiva del saber ni ofrecer siquiera tas teorías, creemos, en efecto, que no hay nada mas práctico que una u_n estado compl~t?, de las cue~Hones en materia de organización, de buena teoría y que para su presentación no son necesarias ni 131 origina- sistemas y de _dec~~1on. A cambio proponemos dar, a partir de una pri- lidad semántica ni la oscuridad que generalmente ta acompana. mera generalización, resultados concretos de nuestras investigaciones No se confunda, pues, el lector sobre el signiñcado de este reto y .los elementos de una problemática, es decir, sencillamente un modo teórico. No hemos tratado de formular un conjunto de leyes genera- diferente d~ razonar ante los problemas de la acción colectiva, y por les sobre la sustancia, las caracrcrtsucas y las etapas de desarrollo de las end_e organizada, .de.los hombres, frente a las condiciones que lo hacen organizaciones y de los sistemas. Tampoco hemos intentado ¡~roporcio- posible y las restnccíones que éste impone. nar preceptos normativos para que los adopten los especialistas en la P~ra terminar, este ensayo es, ante todo, una reflexión tocante a las gestión de empresas (management), que siempre creen que puc?en ela- relaciones del actor y del s~stem~. El razonamiento que proponemos se borar un modelo de "buena organización", o presentar una guia de los estru~tura en torno a la existencia de estos dos polos opuestos. El actor medios y las medidas necesarias para realizarla. Simplemente presenta- mos una serie de proposiciones sencillas relacionadas co:1 los problemas no ~xtst~ fuera del sistema que define ta libertad, que es la suya, y la racionalidad que puede emplear en su acción. Pero el sistema no existe que provienen de la existencia de esos complejos, pero mt_egrndos con- porque hay un ~ctor; únicamente él puede generarlo y darle vida, y sólo juntos, que llamamos organízaciones, y con respecto a l.os mstrum.cntos él pued~ c?mbiarlo. De la yuxtaposición de estas dos lógicas nacen que el hombre ha inventado para sobrepasarlas, es decir, para asegurar las restn~ctones de la acción organizada que exponemos con nuestro y desarrollar su coopcraci6n con vistasa lograr meta~ comun~~-. razonamrenro, Estas proposiciones sólo se podían elaborar mclha~te unahs1s c~m- trotados de las relaciones humanas dentro de determinadas organiza- clones, Pero el modo de razonamiento que ellas propician como funda- mento y dentro del cual se articulan, trasciende el estricto ámbito de las organizaciones cerradas, bien definidas, com~ por ejem1:1?, las empre- sas o las dependencias públicas. Se puede aplicar al análisis de los con- juntos o "sistemas" organizados mucho más abicrlO~, com~1 el sis~cma político--administrntivo local o el sistema de las relaciones industriales, así como al análisis de las decisiones que se toman en el seno de ambos. Permite también enfocar et problema del cambio y, de ahí, phmt~arle otras preguntas a la historia. En resumen, este m;ldo de ~azonamtJ!lto no se dirige tanto a las organizaciones como, objeto social específico, sino a la acción organizada de los hombres. Ese es el verdadero tema de este libro. Esta orientación, cuya lógica se nos fue develando poco a poco durante el transcurso de nuestras investigaciones, se precisó durante == la redacción de esta obra y nos fue alejando, primero, de la fórmula del manual y, después, de la fórmula del científico. Lo prin:iero porque pensábamos que nuestro punto de vista persona~ era dem_asiado fuerte como para presentar con la serenidad necesaria, los diversos enfoques que se usan hoy en día y su base teórica. Lo segundo porque INTRODUCCIÓN: LAS RESTRICCIONES DE LA ACCIÓN COLECTIVA l& i\lt: ¡;on1:1,ciones "i a qué. JJICcio en cuanto a restríccíanes, s.. ~s posible h• ~1.r¡¡ló:n .Colcotb.ra, e,¡¡ du~i"f; 111 a~ión Ol:Janizaí,1~ de los .h~~ 1 ·tita cs. lJ1 DTI!"'P,!111~ pttul ~· 0810 llbro. Pu~ .11Lht 1m:Jón ~e(!.~ ni:l}.J!f,l1tu),I!u lfpiil1 ,~~ltPHl'I :i:t~IP.Lf;~egsdl!f,~ n ~lle.be 1t.9,ll: .tód u qw: ryn e.s ~'1 [~r,(flntmO r1m"!f"( Ei ~JI "?,~~o ~~'• 1 c.lJ!ll• ~ricia plti'rité.:i pro\Jlc:urias y <Id cual todllv.tn h'BY quB ~MpUé;lr las condiciones en que surge y cómo mantenerlo. Opuestamente a la idea que solemos tener, contraria, también, a la manera en que tos sociólogos y analistas hayan planteado -y to· davía plantean- los problemas de org;mlm_tlón, nuestros modos de acción colectiva no· s<iri clreuntmnclw:a rmttllfflf~ que pudieran surgir espontáneamente y cuya existencia cae por su propio peso. Tampoco son el resultado automático del desarrollo de las interacciones huma- nas, de una manera dinámica espontánea que llevaría a los hombres, en tanto "seres sociales", a unirse, agruparse y "organizarse"; ni la cense- cnencía lógica y predeterminada de la "estructura objetiva" de los pro- blemas que deberán resolverse, es decir, de la suma de las determina- ciones externas que el "es•taddo fd~e la s fuerzas prcducrívas" y el "nivel de desarrollo técnico y económico" harían recaer sobre los hombres .. N9 mn. rnlil que ~lud,mtS é}UC Jum.·creado,i nventado o iastí- 1uido atJ.1.ffilll rnl:ni1,uml:nu: autdnumru; con.sus r~cll.~º~ y ~pa~id;;i,qcs 1 p;,1fí'i;Qfo.~ JM~ ,1:!ioJ'.lfGrt ;ps pmblc:mns:qp~,pI.an.l;.~lfl'.%9J,ó9:.fpJect,iYa h ~ \~ lq mb.Iundrun.umot Jkl~L<l'S.·Cl da 1u CQQpt?ntti6n.. n rnlr.~ :i ~brripllr ql,JgU~i Clilmvrn~l. a1.1~que,'1e oríenraetén divergente. . •' . ' ·.l, (,,,• '··,. ,, .. 13 Cmzier/Friedberg Las restricciones de la acción colectiva l.5 14 de la tcndenci,~ a la baja de la tasa de ganancia, corno en la ley de En esta materia, no existe ni fatalidad ~i deter1:1irnsmt~ s~m~le. Es- bronce de la oligarquía, enunciada primero por R. Michels? y seguida tas soluciones no son las únicas posibles m las mejores, m st~uiera las después por muchos pensadores políticos, o en la dinámica perversa mejores con relación a ~n "cont?xto" determinado. Spn:~olµc1o~~{l,con: 1i,1gentes en el más estncto ~~tido_de l~ palab.ra,,QsdeC}l\&m~liamentc que pr:ten?e que_ los p.1 Jts,. pr~ocupados por beneficiar a sus hijos iude::,mrOJJd4fY, por to tanto, a.r_bitr_aru,is.P ero no por eso dejan de ser c?n una pedagogía 1mll.butontana. acaban pnr ere I estructuras en ciertos aspectos más "disciplinarias" 3 que las dis l ~ ~ll las matem;ales ~,u,cdv;u,. En tanto modo de articulación y de inte~ra~ión de co~por- ª.! "comunes".' ramíentos divergentes y contradictorios, sup?mm e 1n,s~1tuyen m1~m~) tiempo una estructuración humana, es decir_, un mnumo d~ orgam- ~ominuar esta ~numeraci(m es inútil, sin duda. 'U,'1.::1.: nu '.ias zacíón" de tos campos de la acción social. Esta estructuración pu~de 11 cmnou ú1man J nít~ 1 Je: t11:~r.,pµJ,Q~(?-l1.t.J:.{~rjp. J~ lo qui.: nll<c. m. : estar relativamente formalizada y ser consciente o puede haber sido ee l ,·i :c~;¡4vn.¡i~ CPmn11n1.ut1h·oC Jt . en · t,·i l· J· 9· qq· · ii· )·l cft· oilu i:,!J'uc11.0á 61, "naturalizada" por la historia, la costumbre y las creencias, al grado A pesar de sus implicaciones morales evidentes, este dilema no de que puede parecer obvia. Nunca deja de ser, fundamentalmente, un puede resol~e~sc dirigiend.o la discusión en el nivel de las finalidades, arte/a cto humano que -al orientar los comportanuentos de los ª?tores ~? pues es arucamcnte, m ante todo, una cuestión de finalidades de y circunscribir su libertad y sus capacidades de acción- h~ce po~1ble el desarrollo de las empresas. colectivas de los. hombres y, al mismo t1em1;>0, l~ accion o de motivación de los actores.' ii 11u ·~tr. iJ ¡ U!ijll\l!"C condiciona profundamente sus resultados. Antes de hacer una crítica l'll mm~¡1.1 ni.Jfü, dt1fi:.; , n¡ nu f obj llvQ~ nl nu",.u, i •for.unc~ de esas soluciones, y antes de proponer, eventualmente, otras n:1eva~, t ~ .tlfil4.!0l"1 l. -~. 1 .w.mlhhl ti 1 ~ • ' t; Ul , l'llfl IJ una es importante ·r.(llu>ct.rltu, es decir, comprender la lógica y la :ª~10nall· PfU~bi1 uer 'HD,, de l1ll Wltru. e~~ Ya sabemos que el camincl dad propias, pregmm'indonos cuáles son los problemas 9;1e los hombr~s ~1 mffc.m~-~~1::1 empeJr~tlu'du b1kr1ás intenciones. El caso es qm~ el han tratado de resolver a través de ellas y cuáles las dificultades y res- dlle.m~ .se s1:ua en o.tn~ ,mv.el que es el de los medios que utilizamos o m:fu~cr?n má~ bien de la ,;m!luctable.entre los ñnes que perseguimos, tricciones que de ello derivan. . . Esta interrogación se puede resumir y concretar poniendo en evi- pOI un lado, y los medíos humanos que estamos obligados a emplear para alcanzarlos, por otro.. Esta mediación son precisamente los dencia y dilucidando algunos efectos contraintuitivos o "efectos perver­ const~uct?s de accíón colectiva y la estructuración de los campos que sos" que caracterizan los asuntos humanos.' En su ~1cepci~n má: g:?~· éstos insutuyen. ral éstos designan los efectos no esperados, no deseados y, en el. caso El e,fe~to .cont:ruintuitivo puede parecer de buenas a primeras un di- lí~itf\ aberrantes, sobre el plan colectivo ~e una multitud de ~lecciones individuales anrónomasy, en consecuencia, cada uno en su nivel y den- lema logtc? inherente, de alguna manera, a la estructura de los proble- mas .matenales por resolver. Así fue de hecho como lo comprendía una tro de su propio marco, perfectamente racionales. M~rcan ~l desfase, comente an~losaj,ma de análisis centrada en el estudio de los proble- incluso la oposición, con frecuencia fatal, entretas onentac1ones y las mas de los bienes colectivos, de las disyuntivas públicas y de las dificul- intuiciones de los actores y el efecto de conjunto de sus componemes en el tiempo, ese mecanismo fundamental que provoca que aun quenendo nacer el bien, hagamos daño. . ~97;~· Michels, Les partís politiques, París, Giard el B,füH\ 1913; Flammarion, ¡97¡ y Existen numerosos ejemplos de esta operación de :nagm negra (.¡ue nos vienen a la memoria y que abarcan todos los niveles de la vida ªEn el_ sc~tido de M. Foueautt, Survedler a punir, Gallimard, 1975, en la me ..1 itfa en social. Se percibe tanto en lo que Marx describió con el teorema que éstas mstnuyen una cuadrícula que permite un control más estrecho de los niños por t te de los padres. 4Cual~JUicr institucién de educación en nuestras sociedades desarrolladas, y no única, -1Los primeros análisis de los efectos contraintuitivos y el término en sí se deben ".11,,ntc ah!, es de hecho d campo de dichos efectos contraintuitivos; asJ fo han demostrado ato dJ.o ,F onror essotcnr ,m Uársb qanu eD eyl, iraemd1i~csc, uChraimmbiernidwge, , cMona sost.,r oM nlTo mPrberses,, d1e9 7e0s,a sp e"r<o;o ndseescpu ués ~fol • ~,: ou~~1m0! a1 9s7u.. i~, :lm. lclrh~ac,l 1,R ~ C~oomudmone net lé.d Iullqicuhe,r Csfa.n Rs .é 1B,ootued?"o, nf,a t.p 'rinité, gjuanliitoé d dees c19h7a nLc es, P;iris: íncspcradas de la acción" de las que Robert K. Merton habla, desde 1?36, en ~n 16leb_r'e ~ a~adamos ?uc es n~uy bueno que esto st~a así, pues si no, todo cambíü (¡uc nn foeta artículo. Cf. R.K. lvkrton. "The Unautidpated Co1m~quenccs of Purposive Social .:otalltano qll(~dam1 exdmdo. Action",American SociofogicalR eview, vol. 1, 1936, pp. 894-904. Crozier/Friedberg Las restricciones de la acción eoleetíva 17 16 tades que ofrece como resultado la acción coíectíva." Pero si miramo.s del otro. Conocer el resultado no cambia nada· los dos son prisioneros más de cerca se trata también, si no ante todo, de un efect~ _de orgm:i· de una "lógica infernal" que los neva fatalment~ al fracaso lo cual es la zacitm o de un efecto de sistema. Sl I n:sull~ tb:. l . ~ o l."Ollle- cons!cuencia de la estructura del problema. ' tlvn se· 00111rupomin a las \IOIUilUl ,de lQS lt:«f:lf!C; . enonuntn sa d~ . Solo una cosa t><>?ría cambiar ~a situación y permitir que cada uno sa- uni~J)~~:n lM¡pi: pttwn · ntnrlSí.! Uol$ptohll:rn:l8. ubj~l\vos , llera del paso con bien: la capacidad de confiar el uno en el otro, y con ~).11'1,iqlil::l;il,~f!~t4a,lUOBll lü)J¡títfb~1 rnmbfén.~ l.ltb!: Q kJ .SINC- ello la certez~ de que el otr? no lo d~nunciará. Esta observación aparen- tur.ql;i~n5 0i:ÍilÍ ®f w.pu tl!!· nctl6n; u J~tr. 1, ~!i, p.ropiddtí~ ~ la temente pudiera estar pomendo en Juego una dimensión ética; es cierto, orrjnl(attl!~W tl SlKlmnt!S ·tic Jlr.~J(m OJ'g:)Rfí t,¡1{.f~ 10 di:, llffl . C~ _re- pero como sue_le suceder, la ~tica p~ede y debe analizarse aquí como un slffl'IM,1 iJt ~,ru,u~ a1:1 nawOn a.1.1~m1 o ,m,'t_. c1t ~ .e'-'~tcs se const~cto social, como una ínveneíón humana que estructura el campo trn~:1n ~ p ;,blcinn .. , In 1°' IWliles oo pndrian 1edu n ~ñlló lo de acción de tal_ m~nera que, al perseguir sus propios intereses, los ac- tores no se perjudican mutuamente. Para convencerse basta con ver qu· 'hi:.~r .rc oncretar esta proposición, tomemos un eJ· emr 1 o sn• np 1·i • s t ~ qu e qué sucede en el "centro". La "ley det silencío" puede comprenderse hizo las delicias de los especialistas de la teoría de los 1uegos: el dilema perfect~mfnte con:i? un ~onstructo humano creado y mantenido por apren?1za1e y sanción. Siendo en un principio una simple medida de del prisionero. · Se trata, según recordamos, del dilema a=1te et c~al se encue~1tran dos retorsión, poco a poco se convierte en principio organizador relativa- criminales que h.nn sido detenidos por el mismo crimen, pero co~tra los me~te autónomo, mani~ulado, es cierto, por aquellos que son capaces cuales la polMn nu tiene más prueba material que las denuncias que de i:nponerse y de ~e!"lrse de é,I, pero que forma la base implícita o se hacen el uno al otro. Ante esta situacióoJ c:uda p~ no p~e explícita de toda actividad colectiva que se ponga de manifiesto en este seguir más que dos tácticas para "salir de1 p:IStl'"~ ~gu.r los h~chos o contexto particular. incriminar al otro. Si los dos niegan, la policía no tiene pruebas p~ra As~ pues, ac~ión uo, tlva )' organizaciónr ~so~µ, eornplemeatarías, Son hacer los cargos y no podrá condenarlos más que a un año de prisión 1 d~ facetas mdhoclablt;5 dd un millmn mn: el #,!.! 11 C:ilftlliilll- por delitos menores. Si uno de .los prisioneros a~epta ser el crown­ nu:h'l!l.Qlu 1 ,e mpos_\lentrndc 1, ,aspfc, ~ - tl:l 11.1 utclór,, radil fa witness denunciando al otro, se liberará al denunctan.te y al otro se le :ll~dh. No se puede concebir una determinada acción i:o1e,·1li¡!u· liním: condenará a veinte años de cárcel. Si ambos se denuncian mutuamente, mfmll: por las propiedades "intrínsecas;' de los problemas por resolver, cada uno de ellos tendrá diez años de cárcel. . p~es 9uedaría atra1:ada en dilemas sin solución. Únicamente la orga- Conociendo estas consecuencias, cada prisionero sabe que el éxito nízacién, en.el sentido de redeñnícíén de los problemas mediante una de su propia táctica dependerá de la qu~ ~1?opte el otro. Pero como restruc1ura~1ón humana de los campos, hará posible salir de esos ato- están en celdas separadas no tienen posibilidad de comumcarse par~ lladeros lóg1co~ y los efectos contraintuítívos "primarios" que acarrean. ponerse de acuerdo. La estructura ló&ica del pr?blema es t~l que s~ Pero en ~a m~d1da en q~e sea un medio para controlar y regular a éstos, ambos actúan "racionalmente", es decir, en función de sus intereses la organización producirá otros, que de alguna manera son los "efec- personales, denunciarán a su cómplice y se. que?arán ~n. 1,3 ~á~c~l lo_s perversos" que ella misma fabrica; los efectos contrnintuitívos "se- durante diez años. Insistimos: aquí no está ímplícado mngun 1u1c10 tundn:1fos" propiamente sistemáticos, los que de hecho encontramos en sobre la =naruraieza humana"; simplemente se supone que ambos nuestra vida cotidiana. tratarán de ganar y que cada uno preferirá sus propios intereses a los , No estamos considerando aquí ni los objetivos ni las motivaciones. Estos a~túal_l "racionalmente" en el cuadro de constructos que, a su vez, 1Un arbitrarios, S~n los prisioneros de los medios que utilizaron para re- 6En un excelente libro, Mancur Olson sintetiza perfocta~ente toda la .cxpe.ricndn de una reflexión sobre la acción colectiva todavía bastante lgnornda en .I·ra~cia. ~f. ~l.nr su coopera~1ón y que circunscriben hasta sus capacidades de de- M. Olson, Tire J.ogi.c of Collec1ive Action, Cambridge, Mass., Harverd Uníversíty Press, ñnli;- nuevas fl~ahdades. Pueden cambiar de medíos y transformar esos 1965. . h t to ~lfUctos, e incluso deberán hacerlo si desean cambiar de manera du- 7Pucs ningún problema exísíe por sí solo. Existe 'Ú~icamcnte si ay un eons ruc rable los resultados de la acción colectiva. Pero no pueden prescindir capaz de tratarlo, pero ese constructo, a su vez, lo redefinirá y to transforntorá para poder rompletamente de esta restricción ni la pueden hacer desaparecer: no tratarlo. Crozier/Friedberg Las restricciones de la acción colectiva 18 19 existe un campo neutro, no estructurado. Es imposible la transparencia integración de los comportamientos de los individuos o de los grupos social. en r~en! d~ los a~tores sociales involucrados, cada uno de los cuate; A partir de este momento, para compren~er lo~ problem~s.y las persigue objetivos divergentes, 'incluso contradictorios. dificultades de la acción colectiva, es necesano dírígír el anansís ha- Muy esquemáticamente, esta integración se puede realizar de dos cia esta estructuración de los campos y preguntarse qué ·pasa con los man~ras: ~a sea P_Or la restricción, o por su corolario: la manipulación mecanismos mediante tos cuales opera y también se opera. Aquí es afectiva 0_1deol6gica (o ambas); en resumen, por la sumisión impuesta cuando, a nuestro parecer, el análisis de las <?rga?izaciones puede apor- o consentida de las voluntades "parciales" de tos que participan en ta tar una contribución decisiva para la ccnsritucíén de un nuevo modo volun~ad_y en los objetivos del conjunto." o por el contrato, es decir, Ja de razonamiento sobre los asuntos humanos. Entre toda la gama de ~ego_CJ_actón Y e!legate~ que p~ed~ desarrollarse tanto explicita como estructuraciones posibles de un c~~po de acción, la ~rganización cons- ímplícítamente, Pero la negociación y las relaciones contractuales no tituye, sin duda, la forma más visible y más formalizada; la que, por se establecen en forma nat~al; son.procesos difíciles en los que los lo menos parcialmente, se instituye y se controla de una_ manera cons- actores no se comprometen s1 no se sienten protegidos, pues para ellos ciente. Puede. pues, proporcionarnos un modelo, hasta cierto pu~to ~x- ~on ~oblemente amenazadores. Por una parre, estos procesos siempre perimental, del efecto sistema en un marco cierta~ente más artificial, ímplican el reconocimiento de relaciones de poder y de dependencia pero en el cual evídentemente el problema es el m1s~o: el ~e la coope: con_ las. consecuentes restricciones; por otra. su propia dinámica puede ración y la interdependencia de los actores que persiguen intereses, si perjudicar a todas las partes involucradas. no contradictorios, por lo menos divergentes. Según lo ha.demostrado ~,q>nn~Ll:.lell (I~ n«i® c-9./«1n1q.,e~ su~.,üj(eren(~s.,1nq:da!,iJ.lades Herbert Slmon, el estudio de la máquina artificial implica ~n progreso CQnsu1uycn soluddn. J\.ftdí.&lnie el~ fCdqünen r~ .pNhf&iiiuls para comprender el organismo natural que tratamos precisamente de 'f J~ ~po.s clé bm,tratdón se cnnd , nan () -~tg;ini7~-n· Je mi atudior.8 mDJiem,.. quo 1 :··ª-~twes,Am. l~ ,búsqu.eda Ji~, ~~,,¡rua~ cspidÜffltt Wtlb organización desde esta perspectiva, no como una circunstan- no ponen. en pc;lfgrp, ruJwlJos dula c.mpTCSn \'O(ccti'Ja; irtl!lUSt.} 1 cill. natural cuya existencia sería evidente, sino como un problema por m~Jtn.·cm. Bn~,Ull¡ orgMima J nlOdasUc io(~f1qL1Cnfianra.n explicar, consiste, no obstante, en invertir la tendencia domina~te ~e los tii c.oupcrndó? n_ccc,mrine ntre 1ore1 ~ bUprimU" ua i' · Ues. teóricos de la organización, que van de la naturaleza a la org~1!1~ac1ón, y de1.ir., us,pcwbfücl:u1cs. ~ perseJ_oir objceb'ot OOfllradletqr~ó . · utilizar la reflexión sobre la organización (fenómeno más aniñcial y más ~to JO d A Cfuc. a~ comtruet opo111n ñvJi a1t1~.1tll':f:,,,_nQ fácil de analizar) mediante la comprensión de la "naturaleza". Pregun- d~h1rnunn11 105 .,o~p,q~~,gi~n~-.9e,.}P~..-.a ct.~r~. ... Instituyen Jo que tarse sobre la organización como un problema es por lo tanto tratar de potlrfurruu coocet:>tuar mejor como fuegos estructurados de una manera elaborar un modo de razonamiento que permita analizar y comprender ~ás o menos relajada, más o menos formalizada, o más o menos cons- la "naturaleza" y las dificultades de la acción cole<;tiva~~;-:, ciente Y cuya naturaleza y cuyas reglas indican una serie de estrategias que pueden resut1:3r ganadoras, entre las cuales podrán y deberán esco- ger los actores! y Sl SU.'ir ecursos se lo permiten> pueden también jugar en Pero regresemos, a nuestro punt? de partida: los m~do~ de organi- contra, es decir, adoptar una est~ategia momentáneamente perdedora zación en tanto soluciones construidas, y por ende aruñcíaíes, de los con la espen1~1 o con el propésíto de que haya un vira je a su favor del problemas de acción colectiva, y tratemos de precisar cuáles son estos o de los Juegos. Como quiera que sea, estos juegos quedan abiertos problemas. . 9~ Ante todo, en un primer nivel, está el de la cooperac1~n.. Toda . este cas? dejamos de lado el problema de los procesos de elaboración de los empresa colectiva -ye sto es innegable- se basa en un mimmo de ObJC1ºfJEV.O~Sla d e COUJUnto. • . ' d1 ' fer enei· acr" ón es ey¡i de ntemente analñíca Cualquier situación social real encl~rra, de hecho, las dos_ modalidades en diferentes grados . 8Para una buena discusión del carácter heurístico de lo artificial, que sobrepasa con . Natural~ente, también pueden cometer errores, equivocarse sobre la naturaleza mucho nuestro problema, recomendamos la lectura del ensayo de H. Simon, La sclence del JUeg~, olYl.dar las reglas, etc, y ron esto descubrir nuevas oportunidades y nuevas des systemes, science de l'a11ificicl, París, Bel. de l'Épi, 1974. estrategias ganadoras.

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