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Edición Crítica de los Cuadernos de la cárcel de Antonio Gramsci PDF

451 Pages·2008·14.22 MB·Spanish
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Cuadernos de la cárcel EtliciOn critica tlel Tnslitiito Graiiisci A cargo (le Valenlino Cerratunü Torno 1 Ciiaderiios 1 (XVI) 1929-1930 2 (XXIV) 1929-1933 6 Biblioteca Era - . BciicmPritu Ilnivrriiiluil Auiiiiioiiio dr I'url>lu En+r I)(>Ser Gunrem Rector C.iiillcrmii Nams Hiidrlgucs Serretorio General Higobeno Rpiiltez Tnijillci Vicerr~crord c Exrei~sSny D$tiaióri de In Culltirri Vlitm Eqiliirl<iluC ul>rrm Director Editorial ISHN: W.411.470.2 (Km. toiim 1) ISHN: YM.RÚ3.36'2.3 (HIJAP. liatio 1) Dom<:horv ríewnrloi rii Ieiigiiii ririiiili,la Hetir!ii6rits IliiivcisiM Ai>tOn<iitiad i! 1'iidh O 1981, Ediciuiicr Era. S.A. rlr C.V. Av. Jiiiin ~IPI's lah y Mm<I<vu4 ,126 Cullr del liul>iiju 31. ud. 1.a IVoiiiii 720(H) hrl>la,P iir. 14269 MPxir:i>.D . IC I I IJrrfncio, de Valentino C;err;itaiia 37 C'roriolo~írir lr lo vidrl de Antonio Grunisci 73 C~i~dern1 o( XVI) 1929-1930 l'iinier ciiadeino 197 Cuaderno 2 (XXIV) 1929-1933 Misceliirien 1 300 1. De\ci-ipcióii de los cu;idiriios 323 11. Notas TOMO 2 Cuaderno 3 (XX) 1930 <Misccláiiea> Cuadcrno 4 (XIII) 1930-1932 <Apuntes de filosofía 1 / MiscclUiie;~/ El canto décimo del Iiifierrio> Cuaderno 5 (IX) 1930-19 32 <Miscclfiiiea> TOMO 3 Cuaderno 7 (VII) 1930-1931 <Apuntes de filosofía 11 y MiscclBiica> Cuaderno 8 (XXVIII) 193 1- 1932 <Miwelhnea y Apunteí dc filosofia I11> TOMO 4 Cuaderno 9 (XIV) 1932 <Miscelánea y Nota\ \obre cl R~so~siriieriliota liano> Cuaderno 10 (XXXIII) 1932-19 35 La filosofía dc Benedetto Crocc Cuaderno 1 1 (XVIII) 1932.1 933 <Tniioduccióii al e\tud~od c la filoíofía> Cuaderno 12 (XXIX) 1932 Apuntes y notas para un grupo de ensayos sobrc la Iiisinria de los intelectuales TOMO 5 Cuaderno 13 (XXX) 1932-19 34 Notas brcves sobre la política dc Maquiavelo Cuaderno 14 (1) 1932- 1935 <Miscelánea> Cuaderno 15 (11) 1933 <Miscelánea> Curtdcrno 16 (XXII) 1933-1934 Temas dc cultura. 10 Cuaderno 17 (IV) 1933-1935 <Miscelhiiea> Cuaderno 18 (XXXII-IV bis) 1934 Nicolás Maquiavclo 11 Cuaderno 19 (X) 1934-19 35 <Ri\orgirrlenlo italiano> rOM0 6 C~iaderno2 0 (XXV) 1934-19 35 Acción Católica / Cat6licos intcgralcs / jesuitas / modernista6 Cuaderno 21 (XVIJ) 1934-1935 Problemas de la cultura nacional italiana. 10 Litci.atiira popular Cuaderno 22 (V) 1934 Americanismo y fordismo Cuaderno 23 (VI) 1934 Crítica literaria Cuaderno 24 (XXVJ.1) 1934 Periodismo Cuaderno 25 (XXIII) 1934 Al margen de la historia. Historia de los giupos socialcs subalternos Cuaderno 26 (X11) 1935 'Temas de cultura. 29 Cuaderno 27 (XI) 1935 Observaciones sobre el "f«lklorc" Cuaderno 28 (111) 1935 Lorianismo Cuaderno 29 (XXI) '1 935 Notas para una introducción a1 estudio de la graniitica PREFACIO Los crilcrios seguidos en la realización de esta nueva edición de los Cirrr- rlrrnos de la cárcel dc Antonio Gramsci, aun correspondiendo en su ins- piracih a aquéllos anuiiciados oportunamente cuando tal edición fuc proyectada,' no puedcn iundameiitarsc adccuadamente sin insistir en la trabajosa gkiiesis'de la obra y de su fortuna. Por lo general, las contro- vcrsias interpretalivas originadas por la obra gramsciana prefieren pres- cindir de este aspecto. Se tictidc a considerar csta génesis como un simple hecho, una circunstancia exteriiii, csto cs, algo a lo que no debe darse un pcso excesivo en la cvaluacióti de Iti importancia y del significado tei,rico de la obra. En tal actitud es posible reconocer un elcmento positivo: el rechazo a reducir el valor de la obra gramsciana a los límites de una di- mensión heroico-setitimerital de "testimonio de la época", solamente sus- ceptible de cvocacioiies coiiincmorativas. Sin embargo, no hay duda dc que separar la trama de determinadas nociones teóricas sobre el modo como aquélla se Iia formado, nos expone más fácilmente al riesgo de mal- iiiterprelarlo, y, en el caso de Gramsci, tal cosa ha sucedido más dc una vez. Algo seiiiejantc, por lo demis, ha sucedido también con los juicicis sobre el hombre Gramsci. La sombra de la leyenda ha acompañado sicm- pre su actividad y su obra. Objeto de odios implacables y de sarcasmoi despectivos por la forma como se entregó a la lucha política, podía sus- citar nor el mismo motivo una admiración que a menudo desenibocó cn la hipérbole o cn amplificacioucs deformatites. Incluso en cl conocid<, retrato trazado por Gobetti en 1924 Para La Rivoliizione Liherule,' cuaiidc~ Gramsci fue elegido diputado en un parlamento ya fascistizado, se iiitro- dujeron algunos elrincntos legciidarios: aparece la imagen de un ürams- ci visto como "profeta" revolucionario ("mis quc uii táctico u11 con- O 1 Cfr. Valentino <;err;ilma, "Sulla preparazione di un'cdicioiie critica de¡ 'OLW derni del carcere'", en Granisci e (0 cillura cuiileni~>oi-miroA, ctas del Congreso Internacional de Esliidios Gramscianos celebrado cn C;:gliai-i el 21-27 de abril de 1967, a carpo de PiCtru Rossi, vol. 11, EJiluri Riunili-lnsliliilo Gi-amsci, Ronia, 1970. pp. 455-76. 1 Cfr. Lo Hii~olr¿zio~rLei berak, 22 de abril de 1924 íaíiu 111, n. 17); "Antriniii Grlimsci" (en la sección "Uonlini e idee"); el artícolo se halla ;tliol.n recogirlii en I'iero Gnhelli, Srrilri poli1ir.L n cargo de Pvolo Spri:ino, Einaiidi, Tiirin, 1960. batiente"), así como otros rasgos cii los quc sc rcflcja más cl ~aráctcrd cl rctratisia qiie el de hu iiiodclo. No piietlr decirsc que aquella iniagcn fiicsc Msa, sin iiinguiia relacidii con la realidad. Debe decirse mis bien que cii este Gramsci gobcttiaiio, como cii otras descripciones legendarias evoca- das eii esc inisiiio periodu, la rcalidad es traiisfigurada, convertida sohrc todo eii niciisajc de accidii, fuente de repercusioties emotivas, al nieiiix mientras Ioere hallar deitiiiatarios auasioiiados. Cierto es aiie no eran aím de que sc efkctuara el ;?roceso del 'Tribunal Espccial, Togliatti escribía cii Lo Stato Opraio. la rcvista del I'ariido Coniuiiist;~I taliano publicada cii la emigriicidii, su primer artículo sobre 'iramsci. "un dirigente dc Is clase obrera". "La hisloria dc iiuestro partido está aúii por escribirse. Oiiieri 13 escriba y sepa captar, por encima dc los sucesos políticos y ad- iniiiistralivos particulares, la :raii línea de sil forniación histórica como vanguardia de la clase obrera, leiidri que dar a Aiitoiiio Gramsci el lugat de honor".:' Pero también podía suceder que poco despuis, al llegar Granii- ci al reclusorio de Turi par3 cumplir la condena quc Ic fucra impucita por cl Tribunal Espccial, los priiiieros detenidos políticos, iiicluso aqutllos [le su niismo partido. cori los quc ciitrb en coiitacto, igtioralinii Iiastü si! nombre y acogieroii al rcci61i llegado como a "uno cualqi~icra".~ El misnio Giaiiisci Iiii dejado una colorida dcscripcióti de la experiencia ~ U Cpu do hacer con su propia "fama" durante las pcrcgriiiacioties por cárceles italianas cii !«S priiiieros meses dc dcteiición. En una carta del 16 de febrero de 19'27 (cscrita para confortar a su cuiiada preocupada por SU suerte) eiicoiiiriiiiios estas aiiotaciones divertidas: "Yo no soy coiio- ciclo fuera de uii círculo Liasiaiilc rcsiringido, por ello mi nombre cs defor- mado de todas las kirinas más invcrosímiles: Ciramasci Graiiusci, GrAniis- ci, Granísci, Gramisci, hasta Garamásc«ii, con todos tos intermedios niis cxtraíios". Eti la circe1 de Palermo, durante uii "tráiisito", un ácrata ~iltraindivi~lualistiq<u.e recliamba cualquier iiombre que no fuese "el Üiii- co" ("soy el Único y basta") lo presenta a olro detenido: "Me prciiiitii. El otro me miró largo rato, luego preguntó: '¿Grznisci, Aiitonio?' 'Si, Aii- toiiio', respoiidí. 'No puede ser. replicí,. porque Anioiiio Gramsci dehe ' El :irlicrilii sc cnciienlla recogido ahura en Palmiro 'l'ogli~tli,< ;rnimii. Edi1ui.i Riiiniti. Koma. 1967. VI>3.- 6. Clr. Ercole Pisccntini, 'Ton Gnimsci Turi", testliiiunio reco~idop or P;i<ilo 1 Gi;innoiii. en Riiuiwilo. 25 de ociiibre de 1974, p. 32: "Desde hacia dos anos tnie encontmhii en 'I'iiri; iinii rn:iñana la puerta del palio de 'paseo' se ahrió y enir6 un huilibl~p eqi~cñod e escaturs. rin poco deforme 1.. .l. Cririusus de saber lo qiie aiice- di,i alricr;i. nos n~iroximnnios." i,Sois ~iolílicos?".p ii.giint6. "Me Iliinio Ciramsci." SiFuiÚ pre~~~~liat n'{dti6c n~11vilnieniosp erteneciiinios. Yo y Cri-esa dijinioi ser w- niunisla\. los oli-os ci-sin todos ~inni.il1ii~larA. decir verdad nitdic saiiía qiii6n era (iianisci. cr~lii no cila1qiiiei:l". ser u11 gigante y no un hoiiibre tan pequeth' No dijo nada más, se retir6 a un rincón 1. . .I y se puso, como Mario ante las ruinas de Cartago, a meditar en sus ilusiones perdidas". Mis tarde, también el brigadier dc la escolta, que le preguntó durante el interrogatorio si era pariente del "fa- nioso diputado Gramsci", mostró dcscoiicicrto al descubrir que el recluso a él confiado era precisamente el "faiiioso diputado": "Me dijo que se había imaginado sietnpre mi pcrsoii;~c oiiio 'ciclópea' y que estaba muy desilusionado". Pero luego iio renurició a exhibirle su variopinta culturn de autodidacta, y en cierto punto comenzó a llamarle "maestro"." En estos episodios, aunque marginales. es lícito ver el signo ernblcniú- tico de los Iíiiiites iinpuestos a la difusi61i de uiia leyenda coiiiiada en gran parte a una tradición oral, a los testimonios de los amigos y compañeros de lucha. lndircctamentc tambikii Gi'aiiisci co~itribuyó,s in quererlo, a dcterrninar estos limites, con su iicgiitiva, por ejcmplo, a autorizar la pu- blicacióii de sus artículos pcriodisticos, aparecidos en su iiiayor parlc anónimos en el Gri& del Popolo y en el Avunli! turiiiés, en L'Orrliilr Nuevo semanal, y luego en todos los órganus dc prensa dcl iiucvo par- tido comunista. Las razoiics de moralidad cultural con que Gramsci jus- tificó esta negativa (hablando de escritos del día, que debían niorir "dcs- pués de cada dia") tal vez no lo dicen todo. Ciertamente, ayuda iiiús a comprender el cariícter del hombre --que influyó profundamente, si no andamos errados, en el caricter de su obra- aquel esfuerzo contiiiuo de construcción de sí mismo que es la cnracterística mis original e incon- fundible de su personalidad tal como sc revela iii los Cuadernos y en las Cartas de la cdrcel. Eii esta fatigosa construcción de si mismo Gramsci no vio nunca la misi6n de un "gigante", sino más bien el simple dcbcr de un "hombre inedio". Así, cii una pigitia fainosa de los Cundernos. podía hablar de su propia experiencia corno peculiar de un "triple o cu6- tiruple provinciano" cuyos procesos vitales "se caraelerizan por rl c(mtiiiu« intento de superar un niodo dc vivir y tle pensar atrasado";" e11 uiia carta mciios conocida (de noviembre de 1927) sinlía la iiccesidad de reaccionar ante algunas maniiestaciones de piiiico que le había parecido advertir en algunas actitudcs de personas de su familia, recordando los sufrimientos padecidos desde su juventud y las penosas condiciones que le habían teni- plado el carácter: Me he coiivciicido de que aun cuando todo cst6 o parecc perdido, es preciso reanudar tranquilamente el trabajo, recomenzando desde el prin- cipio. Me hc conveiicido de que es preciso conlar siempre sólo con uno mismo y con las propias fuerzas; no esperar nada de nadie y pos 10 tanto no buscarse desilusioiics. Quc cs necesario proponerse hacer sólo lo que se sabe y sc puede hacer y seguir cl propio camino. Mi po- sición moral es óptiriia: unos nle creen un satanás, oiros me creen casi uri santo. Yo no quiero Iiaccr cl papcl ni dc mártir ni de héroe. Creo ser simplemcritc un Iionihre medio, que tieiie sus convicciories profun- das, y que no las cambia por nada en el mundo.' Aunque quisiera pensarse que csta "posicihii nioral" no tiene mucho que ver con el contciiido de los Cuaderrios, con los tenias poliiico-teóricos que interesan hoy al lector cotiterrip»i.iiticr,, cs difícil negar que tiene que ver con su géiiesis y estructura. Granisci inicia la redaccibti de los Cua- derrros, en la cárcel dc l'uri, e1 N de febrero de 1929, exactamente dos años y tres inescs después del arresto (8 de iiovicmbre de 1926). La leiititud dc csta gestación dcpeiidc s6lo en parte de condiciones externas. Prisioiiero de aquel r6gimeii en CI quc el marxismo se ha convertido cii un delito, fl sabe que debe estar preparado para todo: incluso para "desapareccr como una piedra en el océaiio" (&a es la primera imprc- si611 quc rccibc cuaiido cii la cárccl romana dc Regina Coeli cree, erró- neamente, haber sido destinado a la deportacióii eii Somalia).Eri la iii- certidumbre del destino que le aguarda, aun cuando por un moniento parece abrirse el resquicio de una perspectiva menos pesimista, el proble- ma del estudio se le presenta inicialniente como un sistema de autodefensa contra el peligro de embruteciniiento intelectual por el que se siente amena- zado. En Ustica, cuando solicita, y obtiene, la fraternal ayuda de su amigo Piero Sraffa para un suministro regular de libros y revistas, es en esto, so- bre todo, cn l« que piensa." Pero Ustica no es más que un breve parfnte- sis (con algunos aspectos iio del todo desagradables, tras los dicciskis días pasados en Rcgiiia Coeli en el mris coinpleto aislamicnto), y en la circe1 de Milhn, en cspcra del proceso (7 de fcbrcro de 1927-1 1 de mayo de 1928), el problema del estudio vuelvc a presentarse en una forma más apremiante, por la confluericia de exigencias contriapuestas. Leer y estu- diar para ocupar el tiempo en I'orma útil, para dcfeuderse de la tlegra- dacihi intelectual y moral a que somete In vida carcelaria, sigue apare- ciendo iiúii como una exigencia vital, pero a condición de que ésta en- cuentre un ohjetivo superior, cii un resultado perseguido por sí mismo, y no sólo como medio iiistrumental para sobrevivir físicamente. Entre e1 estudio como razón de vida y el estudio como medio de supervivencia se determina una teiisibn que no es fácil resolver en términos de equi- librio. De csta teiisióii surgió la primera idea de los futuros Cuadernos. La idea, ligada a uii primer programa de trahajo, es expuesta en la 7 <iramici. Lcrrerr del r<irwr<,c. it., p. 126. * [bid., p. 398 (carca u su niiijw del 13 de enero de 1931). !, <:fr. I;, carta a I1irro Sraffa dcl 11 de diciembre dc 1926 (¡bid., p. 15)

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policía arresta a partc del corniti: ejecutivo dcl 1'Cd'I (Bordiga, 12 de beptiernbrc. En uii;i carta al comité ejcciitivii del partido. Gramsci comiiriic:~ la decisih del ejccuiivo de la Iiiteriiacio- iial Comuiiista de publicar uii iiiicv(i di guerra de redención y que por ello prctcnden ser
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