Description:El viejo Slim Baker descubrió a Pinky Tucson cuando la joven colocaba unos cajones sobre la plataforma de un carro y su corazón empezó a latir más aprisa. Limpióse los bigotes, tragó saliva y echó a trotar por la acera. —Hola, Pinky —saludó jadeante a la muchacha cuando llegó a su lado. Pinky Tucson había cumplido recientemente los veinte años de edad, y al decir de las gentes, era el genio más endiablado que el destino había enviado como una plaga sobre California, y más concretamente sobre Monterrey. Si no fuese por ello y por su instintivo desprecio hacia las prendas femeninas, Pinky habría pasado por la mujer más bonita desde las Rocosas. Era esbelta, de largas piernas, senos firmes, no excesivamente grandes, de cabello negro y rostro que, sin ser redondo, tampoco era alargado, ojos grandes y azules, nariz recta y boca que cuando se enfadaba, lo cual ocurría con demasiada frecuencia, se convertía rápidamente en un hociquito.