Description:En el Póker de Ases empezaban a parpadear las lámparas de petróleo que uno de los mozos del garito se entretenía en repasar para que se conservasen vivas durante toda la noche. El día moría lentamente y, no tardando mucho, el local empe-zaría a verse frecuentado hasta alcanzar la plenitud de su bu-llicio mediada la noche.—En la pieza acotada al fondo del barracón donde James Thorning, su dueño, había instalado lo que él llamaba su des-pacho, el tahúr, sentado ante la mesa, distraía el ocio realizan-do solitarios.Thorning era un tipo de unos cuarenta y cinco años, alto y flexible, no mal parecido, aunque su nariz era achatada y sus ojos un tanto saltones. Tenía la piel casi blanca, los dientes limpios, iguales y recios y su mirada era fría e inexpresiva, como la de casi todos los hombres que, sometidos a la tensión de vivir del juego, habían aprendido a dominar sus nervios hasta el infinito, no dejando reflejar en su mirada las reaccio-nes interiores que pudieran atormentarle.