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Documentos de la Conferencia Episcopal Peruana 1979-1989 PDF

456 Pages·1989·12.839 MB·Spanish
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· 1979 Documentos de la Conferencia Episcopal Peruana (1979 - 1989) Documentos dela Conferencia Episcopal Peruana (1979 - 1989) v e Lima - 1989 / 55053 / I .... ··,~--... ... ___ _ © 1989 Conferencia Episcopal Peruana Rio de Janeiro 488, Jesús María Asociación "Vida y Espiritualidad" VE Av. Brasil 3029, Magdalena, Lima Composición Laser y Montajes: Editora Latina S.R.Ltda. Impreso en los Talleres de Jorge Espinal Jr. Huamanga 145, Lima 1 PRESENTACION Hace 11 años salió un librito publicando los documentos Episcopa les producidos hasta ese momento. Y ha sido muy provechoso para la reflexión en grupos y una forma de que el magisterio del Episcopado quede como enseñanza de uso formativo para los fieles. Hoy recogemos lo que se ha ido publicando desde 1978 hasta el presente. Como podrán ver los lectores, hay abundante magisterio so bre muchos temas de interés. Algunos han sido circunstanciales, pero las circunstancias que los motivaron no son aisladas y algunas se repi ten con frecuencia y por eso la orientación que se da tiene siempre validez. Para agilizar la lectura de estos documentos hemos uniformado en todos ellos la manera de citar otros documentos, así como la manera de resaltar textos y la forma de referirse a los órganos de la Conferencia Episcopal y hemos puesto también todas las citas al pie de página. La Conferencia Episcopal Peruana se complace en poder ofrecer a los fieles este rico material de reflexión y orientación. Esperamos que esta semilla caiga en la buena tierra del corazón de nuestros hermanos, para que fructifique con la gracia del Señor y la protección de la Santísima Virgen María a quien se ha consagrado todo el Perú. Lima, 15 de agosto de 1989 t AUGUSTO VARGAS Al.ZAMORA, S.J. Obispo-Secretario General de la Conferencia Episcopal Peruana 5 Julio de 1979 ORIENTACIONES SOBRE LA ACOGIDA Y APLICACION DEL DOCUMENTO DE PUEBLA Presentación Al término de nuestra reciente Asamblea Episcopal Ordinaria, los Obispos del Perú, hemos acordado que la entrega y recepción del Do cumento de Puebla entre nosotros, vaya precedida por una sencilla introducción o presentación que facilite la lectura y la aceptación inte gral del Documento, como documento de todo el Episcopado Latinoa mericano. La presentación que hacemos trata de iluminar tan denso documen to desde el magisterio del Papa Juan Pablo II en Puebla, desde el «Mensaje» de los Obispos Delegados a los Pueblos de América, y desde el propio acerbo doctrinal y pastoral del texto del Documento de Pue bla. Siempre es bueno hacer memoria de cómo se ha gestado Puebla. El Documento de Puebla tiene un largo recorrido y en su realización y culminación se ha dado una verdadera conjunción de todas las fuerzas vivas de la Iglesia Latinoamericana en una ejemplar actitud de «comu nión y participación» eclesial. Se inicia este itinerario en la base de nuestras Iglesias locales y de nuestras Conferencias Episcopales; se gesta y traduce en un texto o documento del Episcopado Latinoame ricano durante la realización de la III Conferencia general en Puebla de los Angeles; recibe la aprobación del Santo Padre en su totalidad con pequeñas enmiendas al texto original y vuelve luego ahora a nuestras Iglesias locales con toda su «carga evangelizadora». 7 Pero le queda por andar un largo camino en el corazón de cada uno de nosotros, particularmente Agentes Pastorales, y en las realizaciones concretas de «la Evangelización en el presente y futuro» en el seno de nuestras Iglesias locales y en cada una de nuestras Comunidades Cris tianas. En caso contrario, Puebla no estará llegando afectivamente al Pueblo. Con las siguientes «orientaciones», dirigidas especialmente a los Agentes Pastorales, sólo pretendemos comenzar el camino del «retor no» y la aplicación del Documento de Puebla a la situación peculiar de la Iglesia en el Perú y que Puebla, todo Puebla, anime e inspire la vida de nuestras Comunidades y nuestra propia Pastoral. Como anexo, les estarnos entregando finalmente, unas posibles li neas de acción y colocación pastoral, todavía provisorias, que deberán ser estudiadas y profundizadas en cada una de nuestras Iglesias locales, en las próximas Asambleas Regionales Episcopales, para su ulterior acogida por parte de la Conferencia Episcopal del Perú, en la realiza ción de una eficaz Pastoral de Conjunto. l. Invitación a la lectura y acogida a las directrices del Documento de Puebla Nuestra Palabra: Con la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, se abrió en el seno de la Iglesia de nuestro continen te un nuevo período desu vida (1). En Puebla de los Angeles corno en Medellfn hace diez años, «sobre nuestro Continente, signado por la esperanza cristiana y sobrecargado de problemas, "Dios ha derramado una inmensa luz que resplandece en el rostro rejuvenecido de nuestra Iglesia"» (2). El intenso trabajo de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano se condensa en el Documento de Puebla, que al decir de Juan Pablo II, es «un denso conjunto de orientaciones pastorales y doctrinales ... fruto de asidua oración, de reflexión profunda y de inten so celo apostólico» (3). l. Ver Pastores reunidos en Puebla, Mensaje a los pueblos de América Latina, (Mensa je), l. 2. Lug. cit. 3. Juan Pablo II, Carta de aprobación del Documento de Puebla, Vaticano 23/03n9, prfo. 3. 8 Los Obispos del Perú, a través de sus Delegados en Puebla, copartíci pes de esa obra, junto con los demás Obispos Latinoamericanos, quere mos poner en manos de nuestros sacerdotes, religiosos, religiosas y agentes pastorales en especial, el Documento de Puebla que «ha de servir ... de luz y estímulo permanente para la evangelización en el pre sente y el futuro de América Latina» (4 ). El Documento de Puebla no es un documento hecho por los Obispos para los demás miembros del Pueblo de Dios en América Latina. El Documento de Puebla nos cuestiona e interpela a todos por igual: Pastores y fieles, miembros todos del mismo y único Pueblo de Dios en la historia. «l Vivimos, en realidad, el Evangelio de Cristo en nuestro Continente», y en nuestro querido Perú? (5). Con el Documento de Puebla, los Obispos del Perú «queremos no solamente ayudar a los demás en su conversión, sino también convertirnos juntamente con ellos, de tal modo que nuestras diócesis, parroquias, instituciones, co munidades, congregaciones religiosas, lejos de ser obstáculo sean un incentivo para vivir el Evangelio» (6). «Dios quiere que en breve tiem po, como nos lo apremia el Santo Padre, todas las comunidades eclesia les estén informadas y penetradas del espíritu de Puebla y de las direc trices de esta histórica Conferencia» (7). Nos interesa y preocupa como Pastores que Puebla sea acogida y asumida por todos nuestros agentes pastorales y por nuestro pueblo, pero eso sí, en su totalidad e integridad. Nuestras preocupaciones pastorales y (preferencias) por los miem bros más humildes y pobres, impregnadas de humano realismo, no intentan excluir de nuestro pensamiento y de nuestro corazón a otros representantes del cuadro social en que vivimos (8), ya que «quien en su evangelización excluya a un solo hombre de su amor, no posee el Espíritu de Cristo» ... (9). Pero sí «invitamos a todos, sin distinción de clases, a aceptar y a asumir la causa de los pobres como si estuviesen aceptando y asumiendo su propia causa, la causa misma de Cristo. 4. Allí mismo, l. 5. Ver Mensaje, 2. 6. Lug. cit. 7. Juan Pablo JI, Carta de aprobación, lug. cit., prfo. 7. 8. Ver Mensaje, 3. 9. Puebla, 205. 9 "'Ibdo lo que hicisteis a uno de estos, mis hermanos, por humildes que sean, a mf me lo hicisteis" (Mt 25, 40)i. (10). Reconocemos asf mismo que aún estamos lejos de vivir todo lo que predicamos y lo que escribimos en nuestros propios documentos ecle siales. «Por todas nuestra faltas y limitaciones, pedimos perdón tam bién nosotros pastores, a Dios, a nuestros hermanos en la fe y en la humanidad,. (11). La Conferencia de Puebla encierra un contenido, el documento en s{ mismo, que habrá que leer, reflexionar, asimilar y llevar a la práctica. Sólo asf se convertirá en un texto realmente evangelii.ador. Pero Puebla significa y encierra además una actitud, un gesto o compromiso de toda la Iglesia Latinoamericana, expresado inicialmente en la base de nues tras Iglesias locales y particulares, especialmente vivido durante las jornadas de la III Conferencia General de Puebla, pero que le falta recorrer todavfa un largo camino en el corazón de cada uno de nosotros y en las realii.aciones concretas de nuestras Iglesias locales y comunida des cristianas. En caso contrario Puebla no habrá llegado efectivamente al Pueblo. 2. La Iglesia Latinoamericana fortalecida por la unidad y la identidad responde a su misión evangelizadora y a los desafíos de su pueblo. Nuestra contribución: «Pero ¿qué tenemos para ofreceros -se auto cuestionan los Obispos en su Mensaje a los Pueblos de América Lati na-en medio de las graves y complejas cuestiones de nuestra época? ¿0e qué manera podemos colaborar al bienestar de nuestros pueblos latinoamericanos, cuando algunos persisten en mantener sus privile gios a cualquier precio, otros se sienten abatidos y los demás promue ven gestiones para su supervivencia y la clara afirmación de sus dere chos?» (12). El Papa en su carta de aprobación del Documento de Puebla acoge como Padre y Pastor Universal la preocupación de los Obispos y nos da justamente la respuesta: «La Iglesia de América Latina fortalecida en su vigorosa unidad y en su identidad, responde a 10. Ver Mensaje, 3. 11. Allí mismo, 2. 12. Allí mismo, 3. 10

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