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Disputaciones Metafísicas XL-XLVII PDF

838 Pages·1964·70.396 MB·Spanish
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FRANCISCO SUÁREZ DISPUTACIONES METAFÍSICAS VI DISP. XL - XLVII BIBLIOTECA HISPÁNICA DE FILOSOFÍA R.P. FRANCISCVS SVAREZ Granatenlis E SOCIETATE IESV DOCTOR EXIMIVS Obi/{ αηΛΟ 161/. 2.5. Sepíembri.r, aiaiis fe/v 70. (tir (frAffíff Üríf r « —— ־־ J - BIBLIOTECA HISPANICA DE FILOSOFIA Dirigida por ANGEL GONZALEZ ALVAREZ FRANCISCO SUAREZ DISPUTACIONES METAFISICAS VOLUMEN VI EDICION Y TRADUCCION DE SERGIO RABADE ROMEO SALVADOR CABALLERO SANCHEZ Y ANTONIO PUIGCERVER ZANON BIBLIOTECA HISPANICA DE FILOSOFIA . © Editorial Gredos, Madrid, 1964. N.° de Registro: 2090-60. — Depósito Legal: M. 2016-1960 Gráficas Cóndor, S. A. — Aviador Lindbergh, 5. — Madrid-2. 18-87-64. DISPUTACION XL LA CANTIDAD CONTINUA RESUMEN En esta disputación emprende Suárez el estudio de la cantidad. En el pro- logo justifica haber empezado por la cantidad y no por la cualidad, por ser aquél un concepto más cercano para nosotros, y como la razón verdadera de cantidad se da en la cantidad continua, tratará de ella en el presente lugar, dejando para la disputación siguiente el estudio de la cantidad discreta y la comparación de ambas. Podemos advertir en esta disputación cuatro partes: I: Noción de cantidad (Sec. 1). II: Estudio de la esencia de la cantidad (Sec. II, III y IV). III: Los puntos, líneas y superficies (Sec. V y VI). IV: El lugar, el movimiento y el tiempo como especies de la cantidad (Sec. Vil, VIH y IX). SECCIÓN I No se propone tratar en esta sección de la noción esencial de cantidad, sino de la significación del nombre (1), siguiendo el texto del libro V de la Metafísica. Pero como esos textos podría parecer que ofrecen dificultad por no proponer una definición completa (2-4), explica seguidamente la definición, tanto en general (5-6) como por sus términos (7-8), para resolver a continuación las dificultades que sobre la misma había planteado antes (9-15). SECCIÓN II En esta sección empieza la parte 11 que señalamos, en la que se ocupa de la esencia de la cantidad. Pero antes de tratar de la esencia, hay que suponer que la cantidad es algo real, y esto lo prueba mostrando su distinción de la sustancia y sus cualidades (1). Se dan en este punto varias opiniones: 1.a, los nominalistas, que niegan que la cantidad sea algo distinto de la sustancia (2); señala ampliamente su fundamento (3-6), y pasa a exponer la segunda opinión, que es la más común: la cantidad se distingue realmente de la sustancia (7), que se basa en el misterio de la Eucaristía (8), el cual habían interpretado erróneamente los nominalistas (9-10). En favor de esta opinión aduce Suárez fundamentalmente dos argumentos: /.*, la existencia de realidades extensas y compenetradas (11-13); 2.a, la no identi­ 8 Disputaciones metafísicas ficación de la extensión de las partes con la cantidad misma (14-19), argumento que confirma ampliamente, recogiendo algunas objeciones. Termina la sección respondiendo a los tres fundamentos de la opinión contraria (20-23). SECCIÓN III Entra de lleno con esta sección en el estudio de la esencia de la cantidad, y se pregunta si consiste en la razón de medida (1). Sobre este punto, refiere dos opi- niones: una afirmativa, basada en Aristóteles y Santo Tomás (2), y otra negativa (3), cuya comprensión exige previamente la explicación de la razón de medida y sus clases (4-8). De esta exposición deduce que ser actualmente medida no puede constituir la esencia de ninguna cosa (9-10), e incluso que la razón de medida no es esencial para la cantidad (11-12). Termina la sección precisando en qué sentido la razón de medida es un atributo o propiedad de la cantidad (13-14) y resol- viendo las objeciones que propone (15-16). SECCIÓN IV Siguiendo en el tema de la esencia de la cantidad, se pregunta aquí Suárez si la razón y efecto formal de ella es la divisibilidad o la extensión de las partes. Se presentan dos opiniones (1): la primera que pone la razón de la cantidad en cons- tituir un cuanto divisible (2); la segunda que afirma que el efecto formal propio de la cantidad es la extensión de las partes (3). Juzga que esta última opinión es la verdadera, pero que cabe una armonía con la primera (4); investiga para ello de qué extensión se trata, rechazando la opinión de Capréolo (5-14) que pone la extensión en la distinción de las partes, y proponiendo como verdadera la aptitud para tener extensión de partes en orden al lugar (15-17). Cierra la sección con la respuesta detallada a las tres objeciones que había propuesto (18-30). SECCIÓN v Se ocupa Suárez en esta sección de los puntos, líneas y superficies, e inquiere primeramente si son realidades verdaderas, distintas entre sí y del cuerpo cuanto. El punto parece ofrecer mayor dificultad (1), y así enumera hasta siete argumentos, tanto en contra de los puntos terminativos como de los continuativos (2-6). Las opiniones sobre esta cuestión se reducen a cinco, dos extremas, afirmando una y negando otra que el punto, la línea y la superficie sean realidades positivas (7-12); una tercera, intermedia, que admite indivisibles terminativos y no continuativos (13-14); la cuarta, que admite una superficie última y niega los otros elementos indivisibles (15-17), y es rechazada por Suárez (18-20), y por fin la quinta opinión, que admite los indivisibles en la superficie externa y no en mitad de los cuerpos (21-27). Elige la segunda opinión (28-33), aclarando en qué sentido están en po- tencia los indivisibles en el continuo (34-39). Responde finalmente a los argumentos propuestos al principio de la sección (40-54) y a las objeciones que él mismo formula con el fin de declarar más la doctrina expuesta (55-68). SECCIÓN vi Continuando el mismo tema de la sección precedente, se pregunta en ésta Suárez si las líneas y superficies son especies propias de la cantidad continua, dis- tintas entre sí y con relación al cuerpo; acerca del punto no se ofrece dificultad, ya que no participa de la cantidad (1). Se centra, por tanto, la cuestión en la línea y la superficie, sobre las cuales pueden darse algunos motivos de duda (2-4). Disputación XL.—Resumen 9 No obstante, hay que afirmar que son especies verdaderas de cantidad, como se prueba por la resolución de los motivos de duda expuestos anteriormente (5-8), aunque se tenga que conceder que la extensión de la línea y de la superficie es distinta de la que tiene el cuerpo (9-11). SECCIÓN VII Entramos en la última parte que versa sobre el lugar, el movimiento y el tiempo. Y primeramente, acerca del lugar, enumera en él Suárez tres cosas: el espacio o intervalo, la presencia y la superficie última continente (1). Después de excluir el espacio (2-3) y la presencia (4) de la noción de cantidad, centra la cuestión en la superficie continente (5-6) y refiere las opiniones que pretenden conciliar los testimonios discordes de Aristóteles que ha citado (7-9). Sobre la superficie continente, pues, establece dos afirmaciones: primera, que el lugar continente, entendido como localizando sólo aptitudinalmente, no añade nada a la superficie (10); segunda, que entendido como circundando en acto, todavía puede menos constituirse como especie de la cantidad (11). Termina la sección respon- diendo a los fundamentos de la opinión contraria (12). SECCIÓN VIII ¿Es el movimiento una especie auténtica de cantidad? La razón de dudar se apoya en su continuidad, que implica cantidad (1). Sin embargo, a pesar de la opinión afirmativa (2), hay que mantener que el movimiento no es cuanto per se hasta el extremo de que haya que añadir una cuarta especie de cantidad continua (3-4). Recorre después Suárez las diversas clases de movimiento (6-13) haciendo ver que en ninguno de ellos se da la noción propia de cantidad, y cierra la sección como siempre, respondiendo a los argumentos contrarios (14-16). SECCIÓN IX Se aplica la doctrina general a la noción de tiempo. De dos textos discordantes de Aristóteles (1) surgen dos opiniones distintas: una afirmativa (2-3), que admite al tiempo entre la cantidad, cosa que Suárez rechaza (4); la otra, distingue en la no- ción de cantidad dos aspectos, con objeto de conciliar los textos de Aristóteles (5). Suárez la encuentra igualmente inadmisible (6-7), y pasa a exponer su opinión: el tiempo no es una especie peculiar de cantidad, afirmación que prueba seguida- mente (8-9), pasando luego a responder a los fundamentos de la opinión con- traria, para lo cual distingue un doble tiempo: el tiempo absoluto y la sucesión (10-11), declarando definitivamente que toda cantidad continua per se es perma- nente y nunca es sucesiva; luego, con el movimiento se excluye la acción, la pasión y el tiempo (12). DISPUTACION XL LA CANTIDAD CONTINUA Por qué, entre los accidentes, se coloca la cantidad en primer lugar.— Aristó- teles, tanto en el libro de los Predicamentos como en el lib. V de la Metafísica y en otros lugares, siempre que enumera los géneros supremos o predicamentos concede el primer lugar entre los accidentes a la cantidad; pues, aunque la cualidad por su género sea más perfecta, sin embargo en relación con nuestro conocí- miento, que se ocupa principalmente de las cosas corporales, la cantidad es, en cierto modo, anterior y como el fundamento de los demás accidentes, y por esta razón hemos pensado que habla que seguir este mismo orden. Y, aunque el con- cepto de cantidad suele abstraerse de la cantidad continua y discreta, sin embargo en gracia de una mayor claridad y brevedad, no acometemos la disputación de la cantidad tomada en común, ya que apenas es posible explicar su razón esencial en ese plano de generalidad. Por eso Aristóteles en los Predicamentos, sin dar previamente ninguna definición de la cantidad en general, la divide inmediata- mente en continua y discreta. Por tanto, como la razón esencial de la cantidad, en cuanto es un verdadero accidente distinto de la sustancia, se encuentra en la cantidad continua (pues la discreta, como diremos después, es sólo una multitud de varias cantidades o realidades cuantas), explicaremos en esta disputación todo lo que se refiere a la cantidad continua; y, a su vez, en la disputación siguiente, trataremos de la cantidad discreta completándolo con todo lo pertinente a la comparación y consideración de ambas. Sin embargo, previamente hay que anti­ DISPUTATIO XL rem tamen claritatem et brevitatem non in- stituimus disputationem de quantitate in communi sumpta, quia vix potest eius es- De quantitate continua sentialis ratio in ea communitate declarari Quantitas inter accidentia cur primo col- Unde Aristoteles, in Praedicamentis, nulla locata.— Aristoteles, tam in libro Praedica- quantitatis in communi definitione praemis- mentorum quam in V Metaph., et aliis 10- sa, statim illam divisit in continuam et dis- cis, ubicumque summa genera seu praedi- cretam. Quia ergo essentialis ratio quanti- camenta numerat, inter accidentia primum tatis, prout est verum accidens a substantia locum tribuit quantitati; quia, licet qualitas distinctum, in quantitate continua reperitur ex suo genere perfectior sit, tamen, quoad (nam discreta, ut infra dicemus, solum est nostram cognitionem, quae circa corporalia plurium quantitatum vel rerum quantarum praecipue versatur, quantitas est quodam- multitudo), ideo in hac disputatione omnia, modo prior et quasi fundamentum aliorum quae ad quantitatem continuam pertinent, accidentium, ac propterea hunc eumdem explicabimus; in sequenti vero disputatione ordinem servandum esse censuimus. Quam- de quantitate discreta dicemus, et alia quae vis autem ratio quantitatis abstrahi soleat ad utriusque comparationem et consideratio- a quantitate continua et discreta, ob maio- nem pertinent, complebimus. Prius tamen

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