artes ¡raducción de MARÍA LUISA PUGA LA FORMA DEL CIN por SERGEI M. ElSENSTEIN edición preparada por JAY LEYDA siglo veintiuno editores __ ._-_._. ._--- siglo veintiuno editores, sa de cv CERRO DEL AGUA 248. DELEGACiÓN COYOACÁN. 04310 MÉXICO. D.F siglo veintiuno de españa editores, sa CALLE PLAZA 5 28043 MADRID. ESPAÑA portada de anhelo hernándcz primera edición en cspaffol, 1986 tercera edición en espaffol, 1995 ~J siglo xxi editores, s.a. de c.v. isbn 968-23 1387-2 tftulo original: thefilmform © 1949 harcourt brace javanovich, inc © 1977 jay leyda derechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en méxico/printed and made in mcxico :, ~L ÍNDICE INTRODUCCIÓN 7 DEL TEATRO AL C¡:-.iE 11 LO INESPERADO 24 EL PRINCIPIO CINEMATOGRAFTCO y EL IDEOGRAMA 33 UNA APROXIMACIÓN DIALI~CTICA A LA FORMA DEL CINE 48 LA CUARTA DIMENSIÓN FÍLMICA 65 MÉTODOS DE MONTAJE 72 UN CURSO DE TRATAMIENTO 82 EL LENGUAJE FÍLMTCO 103 LA FORMA FÍLMICA: NUEVOS PROBLEMAS 116 LA ESTRUCTURA DEL FILME 141 LA RFALIZAClC)N 167 DICKENS, GRIFFITH y EL CINE EN LA ACTUALIDAD 181 APreNDICES A. Declaración 235 B. Notas del laboratorio de un director 238 INTRODUCCIÓN La compilación de este libro de ensayos fue una de las últimas tareas de Eisenstein. Aunque demasiado debilíta-do en sus dos l:¡)timos años de vida para resumir su trahajo cinematográfico, sí tuvo la suficiente energía como para no aflojar en su activi dad teórica. El ataque fatal que sufrió la noche del 10 de febrero de 1948 lo interrumpió mientras trabajaba; cuando lo encontra ron a la mañana siguiente, ante él estahan sus últimas palabras: un ensayo inconcluso sobre el color; su utilización en la película inconclusa Iván el terrible. Es justamenle porque estaba muy le jos de haber terminado como creador de cine o teórico, que sen tirnos tan profundamente su pérdida. Un gran artista deja tras de sí su trabajo, pero la contempla ción de la obra completa de Eisenstein no alivia mucho del cho que que produjo su muerte, ya que todas sus películas apunta ban hacia un trabajo ulterior en el que su heroica e incansable expansión del medio del cine lo llevaría a traspasar los límites que le han marcado artislas menores. Cada paso adelante de Eisenstein prometía un centenar de imprevisibles pasos subse cuentes, y su muerte, a los 49 años, deja muchos de estos pasos en el aire. Como el gran maestro que fue, dejó una herencia riquísima; de sus estudiantes y del vasto volumen de su teoría podemos es perar más frutos, aun después de nuestra generación. De Bach se dijo: "Sólo quien sabe mucho puede ensefíar mucho", y naso tras podemos estar eternamente agradecidos porque Eisenstein vertió su inmenso conocimiento no sólo en sus seis películas ter minadas, sino también, directa e indirectamente, en un incalcu lable número de discípulos. Una fuente permanente para surtir su imaginación, como al" tista y como maestro, era su conciencia de la verdadera influen cia que un artista tiene en la sociedad, influencia que se ejerce plenamente sólo con un sentido igualmente fuerte de responsa bilidad hacia la sociedad. Este doble impulso determinó cada una de sus decisiones: en la estética, por ejemplo, lo hizo impacien tarse an te toda inclinación hacia un na1 uralismo superficial, ya que podía ver la falta de voluntad, la pereza, la ignorancia y a menudo el oportunismo en semejante evasión del problema, di- [7] .11• ••• ------ ---,- ~;c~ c _I_II .I~I_lIcI!I jIll!lEIlI~IlIMIlI,"lI-&2i2_. ,.~. .." '-''-,....- ~'''.'," ,..." " "__._ =c= =~--- 8 INTRODUCCIÜN I I flcil, pero central. La labor del cineasta consistía en trazar sus principios partiendo de una investigación profunda de todas las artes y todos los niveles de vida, medirlos con una firme com-· prensión de sí mismo, y si entonces no creaba -·obras osadas, vivas, que incitaran a su público al estímulo y la comprensión--· no era ni un buen artista ni un miembro positivo de la sociedad. En el cinc, con todas sus satisfacciones fáciles, existe m{¡~; que en ningún otro arte la tentación de evadir ese punto primordial, pero una vez que Eisenstein optó por el cine como el medio su- premo de expresión, se comprometió a librar en él, como en un c. campo de batalla, una guerra -perpetua contra el veneno de la deshonestidad, la complacencia, la superficial ¡dad. l.uchó con la arrogancia de un artista seguro de sí mismo -sabía cuánto lo necesitábamos, lo admitamos o no. Su objetivo era una poe sía sólo posible en el cine, un realismo realzado con todos los medios de que pudiera disponer el cineasta. Aunque tanto Eisens te in como los surrealistas habrían negado la relación de! prime ro eon este término, lo que hacía era su-realismo --si bien el ob· jetivo dinámico y la realización de Sergei Eisenstein no necesita de categoría o etiqueta alguna. Desafiar la pereza y e! naturalismo coloca a quien osa hacer lo en una posición desventajosa: le pega la etiqueta de "antina tural" a los principios y práctica del retador y lo obliga a demos trar, con obras, que éstas pueden ser más emotivas que aquellos trabajos cuya "simplicidad" es esencialmente Ilegativa. Cada una de las pel ículas dc Eisenstein pasó la prueba de lo emotivo; los principios fueron tenazmente enunciados por escrito, lo que, nada más por su abundancia, supera el pensamiento público ele cualquier cineasta. Admitía no ser un escritor fluido ni de talen to, pero confiaba en la firmeza de sus ideas y en su claridad de expresión; utilizaba ejemplos circunstanciales y poéticos ---y se rcmitía al mundo para ilustrar sus teorías. Su "manera correc ta", que se desviaba bruscamente de un pensamiento estándar -o más bien de un no pensamiento estándar sobre el cine---, lb obligó a combinar en su escritura teórica la polémica, la retóri ca, la defensa propia, el ensayo, el paseo por la galería, el análi sis, la conferencia, el sermón, la investigación criminal y la plá tica de pizarrón y a ser tan válido sobre el problema inmediato local corno sobre el tema más general y perdurable. Una educa ción polifacética y amplísima era la base de su gran ilustración; cuando se le acusaba de distorsionar, destacaba la "distorsión deliberada" empleada por un Sharaku o un Flaubert; cuando se le acusaba de "teorías irreales", recurría a preceden tes en los INTRODUCCIÓN 9 campos de la filología y la psicología; si se le acusaba de "izquier dismo" y "modernismo", traía <, colación a Milton, Pushkin, El Greco, Jo que no sólo daba solidez a su argumento, sino una di mensión fresca también, y estimulaba al lector a investigar es tas descuidadas riquezas. Sus primeros lectores, al igual que su primer público, fueron siempre sus colegas cineastas y sus estudiantes, quienes, aun des de puntos de vista opues tos, constituían una fuen le de aliento y estímulo difícil de igualar salvo por el eléctrico grupo dc faná ticos del cine del circuito Moscú-Leningrado-Kiev. Para sus lec tores extranjeros, la lejanía de esta atmósfera eslimulante, así como de los asuntos que se discutían y quc en buena medida as piraban los escritos combativos de Eisenstein, ha sido un serio obstáculo; pero la mayor desventaja para estos lectores (y tam bién para sus espectadores con interés profesional) fue la dis torsión de sus términos y conceptos básicos por el mal uso, la imitación y la malinterpretación. Leer, por ejemplo, sobre "mon taje" con la deformadora vaguedad de la superficialidad con que este término ha sido traído a nuestros estudios, no ha contribui. . do a la comprensión de los escritos teóricos de Eisenstcin. Re cientemente, no obstante, una información rnás general sobre las teorías de Eisenstein ha tendido a escapar de los prejuicios y tor pezas anteriores y tal parece que sus películas y escritos serán ahora examinados con más provecho de 10 que lo fueran duran te toda su vida. Ojalá que este segundo volumen de sus escritos contribuya a ello.l Se seleccionó este grupo de ensayos de entre su vasta produc ción para mostrar ciertos puntos clave en el desarrollo de su teo ría fílmica y, en particular, de su análisis del medio del cine so. . noro. Pese a Alexander Nevski e lván el terrible, las teorías de Eisenstein quedan mejor ilustradas en sus películas "mudas". Esto hace más aguda la revelación en los ensayos de su larga pro yección y planeación del sonido como elemento esencial en su visión del filme completo, y estaba absolutamente consciente de la aparente extrañeza de que "pareciera ser el último en llegar a la boda". No obstante, la pareja inestable aún -imagen y sonido--ha perdido, con la muerte de Eisenstein, al conciliador y consejero que más prometía, ya que ningún programa de cine sonoro ha logrado la solidez de su "Declaración", de 1928, y Sil "Realización", de 1939, o la osadía de sus planes para Una trage· 1 E/sentido del cinc, su primer libro, aparcció originalmcnte en 1942; la edición re· visada, en 1947 [publicada en español por Siglo XXI]. 10 INTRODUCCIÓN dia americana (comentada en "Un curso de tratamiento"). La se gura simplicidad del experimento audiovisual en Nevs1ci y el gran experimento en estilo heroico de fván el terrible, Parte 1 todavía no han sido debidamente valorados en las virtudes instructivas que contienen, y al total de sus películas terminadas debe aña dirse el valioso fondo de discusión sobre cine sonoro de estos ensayos para obtener una visión global de su manejo intelectual mente maduro del medio fílmico. Algunos de estos ensayos han aparecido anteriormente, en oca siones vertidos a un inglés deficiente. Este libro recibió la generosa ayuda de Esther y Harold Leo nard, Jane y Gordon Williams, Sergei Bertensson, Richard Col lins, Robert Payne y otros amigos más. John Winge hizo la tra ducción al inglés del manuscrito alemán de Eisenstein (prestado por el Museum of Modern Art Film Library) "Un acercamiento dialéctico a la forma del cine", y las ilustraciones escogidas por Eisenstein fueron preparadas para su reproducción por Irving Lerner. Estoy particularmente agradecido a Ivol' Montagu, cuya prolongada asociación con la persona e ideas del autor hicieron po:iible una traducción tan conscicn te y escrupulosa que sólo se requirió hacer un mínÍrno de correcciones al añadirla a esta co lección. El personal de las bibliotecas que colaboró con tanto ta lento y paciencia fue el que labora en la University of California en Los Angeles, en Los Angeles Public Library, en la Beverly Hills Public Libl'ary de la Columbia University, en el Museurn of Mo dem Art y en el American-Russian Institute. JAY LEYDA DEI, TEATRO AL CINE Resultél interesante repasar las distintas trayectorias de los ci· neastas de hoy hasta ~;us inicios creativos, que en conjunto cons~ tiluyen los antecedentes multicolores del cinc soviético. JI.. prin· cipios de los años veinte llegamos t.odos al cine soviético como a algo inexistente. Era como llegar a una ciudad sin terminar; no había plazas, no se habían trazado calles, ni siquiera calle~ judas sinuosas o callejones sin salida como los que encontramos en las cinemetrópolis de nuestros días. Llegábamos como bedui~ nos o gambusinos a uniugar con posibilidades inimaginables, del cual sólo se ha desarrollado una pequeña sección aun ahora. Montamos nuestras tiendas y pusimos en acción nuestra ex periencia en diversos campos. Actividades privadas, profesiones circunstanciales anteriores, habilidades inesperadas, erudicio nes insospechadas: todo junto participó en la construcción de algo que aún no tenía una tradición escrita, ningún requerimiento estilístico exacto y ni siquiera se habían formulado preguntas. Sin adentrarme mucho en los escombros teóricos de los detalles del cine, quisiera discutir aquí dos de sus rasgos. Son rasgos de otras artes también, pero en la filmación son particularmente importantes. Primo: se graban fragmentos de foto de la natura· leza; Secundo: estos fragmentos se combinan de diversas mane ras. De ahí la toma (o cuadro), y de ahí el montaje. La fotografía es un sistema de reproducción para fijar acon tecimientos reales y elementos de actualidad. Estas reproduc ciones, o fotorreflexiones, se pueden combinar de varias mane ras. Tanto corno reflexiones como en la manera en que estén combinadas permiten cualquier grado de dislorsión ----ya sea ine vitable técnicamente () deliberadamente calculada. Los resulta- dos fluctúan desde las combinaciones natural is tas exactas de las experiencias visuales interrelacionadas, hasta las alteraciones completas -.,---arreglos no previstos por la naturaleza--e incluso hasta un formalismo abstracto con residuos de realidad. La aparente arbitrariedad del asunto, en su relación con el sLatu qua de la naturaleza, es mucho menos arbitraria de lo que parece. El orden final está inevitablemente determinado, cons~ cien te o inconscientemente, por las premisas sociales de quien [11 ]
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