DICCIONARIO GRIEGO- ESPAÑOL (DGE) 1 \. a· -a~~á ~··· INSTITUTO «ANTONIO DE NEBRIJA » CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS DICCIONARIO GRIEGO-ESPAÑOL VOLUMEN 1 DICCIONARIO GRIEGO-ESPAÑOL VOLUMEN 1 Redactado bajo la dirección de FRANCISCO R. ADRADOS Jefe de la Unidad de Griego del Instituto «Antonio de Nebrija» Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid por ELVIRA GANGUTIA, JAVIER LOPEZ FACAL, CONCEPCION SERRANO, PEDRO BADENAS Investigadores y Colaboradores del C.S.l.C. y <\sunción Arboledas, Pilar Arboledas, Francisco Aura, Alberto Bernabé, Pilar Boned, rosé Luis Calvo, Vicente Chumo, Marisa Díaz Herrada, Corsino F. Sahelices, José }arcía López, José F. González Castro, Aníbal González, Juan Luis Hernández .1irón, Dolores Lara, Jesús Lens, José A. López Valverde, José M. ª Lucas, Felisa ifarcos, Alfonso Martínez, María de los Angeles Martínez Valladares, Julia Mendoza, uan José Moralejo, Rosa Pedrero Sancho, M. ªJosé Relinque, Esperanza Rodríguez 1lonescillo, Carlos Roura, Dolores Sánchez Jiménez, Miguel A. San Martín, Ber- nardo Souvirón Guijo, Helena Torres, Mercedes Vílchez, Francisco Villar Doctores y Licenciados en Filología Clásica, Catedráticos, Agregados, Adjuntos y Profesores en Universidades e Institutos, y otros veintinueve colaboradores. CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS MADRID, 1989 Primera reimpresión, hecha sobre la l.' edición de A. G. Grijelmo, de 1980. © Consejo Superior de Investigaciones Científicas Depósito legal: Bl-2.389-89 l.S.B.N. 84-00-04652-8 Printed in Spain-Impreso en España por DlDOT, S. A. PROLOGO SUMARIO DEL PROLOGO l. Antecedentes y propósitos . IX II. Historia del Diccionario. . XI III. Autores y obras a que se refiere el Diccionario. XV IV. Tareas realizadas en el Diccionario previas a la redacción de articulos . XXII 1. Introducción . . . . . XXII 2. Papeleteo . . . . . . . . . . . . . XXII 3. Recogida de material . . . . . . . . XXIII 4. Colaciones y regularización de citas. . XXX V. La Redacción de artículos. XXXI 1. Proceso de redacción . XXXI 2. Cuestiones formales. . XXXII 1. Tipografia y signos especiales . XXXII 2. Abreviaturas . . . . XXXIII 3. Lematización . . . . XXXIII 4. Forma de los lemas .. XXXIII 5. Partes de un artículo. XXXIII 1) Prosodia . . . . . XXXIII 2) Variantes gráficas, fonéticas y morfológicas. . XXXIV ~) Cuerpo del artículo . XXXIV 4) Micénico. . . . . XXXIV 5) Etimología. . . . . XXXIV 3. Cuestiones de contenido. Principios seguidos .. XXXV 1. Autores de la redacción de artículos. XXXVII 2. Etimología . . . . . . . . . . . . . XXXVII 3. Micénico. . . . . . . . . ..... XXXIX VI. Tareas posteriores a la redacción de articulos . XXXIX 1. Mecanografia. . . . . . . XXXIX 2. Revisión y corrección. . . . . . . . . . XL 3. Preparación para imprenta. . . ..... XL VII. Dirección, Secretaria y Equipo de Colaboradores . XL Lista de Colaboradores . XLI VIII. Agradecimientos . . . XLIV Addendum al prólogo XLVI lf nothing of this Kind were published tilla Man had made itas perfect as he was able, he must never publish it; and if this were the Condition of writing a Dictionary, No-body would be found to undertake it Ephraim Chambers (c. 1680-1740) l. ANTECEDENTES Y PROPOSITOS l. l. Con fecha de 28 de mayo de 1962 el Dr. R. Adrados firmó un contrato con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas para redactar, en unión de un grupo de colabo radores, un Diccionario Griego-Español (DGE) que superara en amplitud a los diccionarios existentes y tuviera en cuenta el estado actual de nuestros conocimientos sobre la Literatura griega y la ciencia lexicográfica. Nuestros objetivos en un principio eran más modestos que los que perseguimos en la actualidad. En definitiva, intentábamos adaptar al español los mejores diccionarios griegos en circulación corrigiendo sus errores, suplementándolos en las parcelas más desatendidas {léxico cristiano, papirológico), sustituyendo sus ediciones, con frecuencia muy antiguas, por otras más recientes y mejores, etc. Por otra parte los medios de que disponíamos eran entonces muy escasos, tanto en lo referente a personal especializado, como en las asignaciones económicas o en los fondos de nuestra biblioteca. Sin embargo, con el paso de los años, hemos conseguido formar un equipo muy conside rable de colaboradores, hemos completado nuestra biblioteca con ediciones, léxicos, índices, colecciones de papiros e inscripciones, publicaciones lexicográficas, etc., y nos hemos formado una idea más precisa del estado actual de la Lexicografía griega y de lo que puede hacerse para mejorarlo. Todo ello nos ha llevado a reconsiderar nuestro plan originario y a proponernos una meta más alta. Actualmente ya no es nuestro propósito el hacer un diccionario más, pensado sólo para los helenistas de lengua española, sino el dar un paso adelante en la lexicografía griega y hacer una obra destinada también al público de otros países. 1.2. En este sentido nuestro diccionario se inserta dentro de la tradición lexicográfica europea, cuyo comienzo podemos fijar en el Thesaurus Graecae Linguae de Henricus Stephanus (París 1572), y parte del nivel alcanzado por su inmediato predecesor (el diccionario de Liddell Scott-Jones, novena edición, 1925-1940), según el procedimiento habitual en la lexicografía griega. En efecto, de la misma manera que la base de nuestro fichero lo constituyó el LSJ recortado y papeleteado, la primera edición de éste (Oxford 1843) estaba basada en el Handworterbuch der griech. Sprache de Franz Passow (Leipzig 1831), hasta el extremo de que el nombre de Passow figuró en la portada de las tres primeras ediciones del LSJ. A su vez Franz Passow lo que había hecho era poner al día el diccionario de Schneider (cf. Johann Gottlob Schneider's Handworterbuch der Griech. Sprache ... ausgearb. von Dr. Franz Passow, Leipzig 1819) de manera que sólo en· la cuarta edición de esta obra prescindió Passow del nombre de Schneider. Por otra parte la obra de Schneider (Kritisches Griech.-Deutsches Handw., Züllichau 1797-1798) no era más que uno de tantos continuadores del Thesaurus de Stephanus, y ni siquiera uno de los más afortunados: aparte de ciertas parcelas de léxico técnico y de ciencias naturales que Schneider estudió personalmente en su calidad de naturalista, en conjunto su obra no supone apenas progreso en la tradición lexicográfica europea sino, más bien, un cierto retroceso. Quizá se puede deber esto a que Schneider no se basó directamente en el Stephanus sino en un epígono: el Graecum Lexicon Manuale de B. Hederich (Leipzig 1722). Esta obra, como todos los diccionarios griegos generales hasta el de Passow, no era más que un resumen del Thesaurus de Stephanus. Realmente tenía razón éste cuando en el lema de su obra decía: nunc alii intrepide uestigia nostra sequantur / me X PROLOGO duce plana uia est quae salebrosa fuit. Por otra parte es muy probable que el diccionario de Hederich (y otros muchos de los siglos xvn y xvm) no procediese directamente del Thesaurus, sino del escolar de un solo tomo que había hecho subrepticiamente J. Scapula (Basilea 1579) r~sumen y contra el cual advertía H. Stephanus, en la 2.ª edición de su obra de 1580, en su Henrici Stephani admonitio de Thesauri sui Epitome. En definitiva, pues, toda la lexicografía griega moderna procede de H. Stephanus, con épocas de estancamiento y otras de rápido progreso. Todavía Jones, al hacer la novena edición del LSJ se encontraba con errores de cita e interpretación que tenían su origen en el Thesaurus y que se habían venido repitiendo durante los últimos 350 años (cf. 'Jones, «The Making of a Lexicon», CR 55, 1941, pp. 1-13). Y ésta ha sido también nuestra experiencia: la palabra aiBEpo >.aµrrf¡c; que aparece en los diccionarios de LSJ, Cronert, Pape-Sengebusch, Bailly, etc., está ya en la edición de Valpy del Thesaurus: pues bien, se trata de una cita de Manetón, pero resulta que en la edición de este autor por Koechly, que siguen la mayoría de estos diccionarios, la lectura al8Epo>.áµrrn exige un lema al8Epo>.áµrrw, no al8Epo>.aµrrf¡c;. Y esto es sólo un ejemplo, entre otros muchos que podían aducirse, de hasta qué punto la lexicografía griega de la Europa moderna procede directa o indirectamente de la obra de Stephanus y de sus editores posteriores. Prescindiendo pues de una serie de trabajos especializados que se han ido recogiendo en los diccionarios generales (a partir, por ejemplo, del Glosario de Du Cange y pasando por obras como las de Veitch, Curtius, Bonitz, Ast, etc.), se podría trazar un esquemático árbol genealógico del Diccionario Griego-Españo 1: Stephanus (1572). 11 Scapula (1579). 11 Hederich (1722). 11 Schneider (1798). 11 Passow (1831). 11 Liddell-Scott (1843). 11 Liddell-Scott-Jones (1940). 11 Diccionario Griego-Español (DGE). 1.3. Nuestro propósito no es, por lo tanto, romper con esta tradición, sino continuarla y hacerle dar un paso adelante. La obra en la que estamos trabajando, y de la que este primer volumen no representa ni una décima parte, pretende ser un diccionario general griego que tenga en cuenta los conocimientos de Semántica y Lexicografía de nuestra época, que refleje lo más importante del léxico de todos los autores griegos entre Homero y el año 600 d. C., tanto cristianos como no cristianos, que introduzca de un modo más sistemático que sus predecesores el léxico procedente de los textos epigráficos, papirológicos y de los autores latinos, que opere con ediciones modernas y asequibles, que recoja la bibliografía especializada sobre la lexicografía griega, los estudios sobre términos técnicos (filosofía, religión, ciencias naturales, etc.), que tenga en cuenta los datos procedentes del micénico y los avances en el campo de la etimología griega. Nuestra obra, si bien es muy ambiciosa, no intenta ser un Thesaurus de la lengua griega, viejo proyecto tantas veces acariciado y tantas veces rechazad.o y que últimamente ha sido resucitado de nuevo sobre otras bases, bajo la dirección del Prof. Brunner en la Universidad de California, Irvine. Con este equipo californiano hemos establecido una estrecha colaboración, poniendo a su disposición nuestras listas de autores, papiros e inscripciones así como iniciado con ellos una relación de intercambio que esperamos sea fructífera. Una y otra obra pretenden ser patrimonio de todos los helenistas y, por eso mismo, solicitan la ayuda de todos los estudiosos.