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Diccionario del Pensamiento Kleiniano PDF

305 Pages·1992·34.471 MB·Spanish
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Identificación Desmentida, 346 proyectiva, 231 Despersonalización, 347 Desprecio, 347 Dientes, 348 B. Entradas generales, 267 [Duelo), 348 Karl Abraham, 269 Ecuación simbólica, 348 Agresión, 271 Elementos beta, 354 [Ambiente], 272 Ello, 355 Ambivalencia, 272 Empatfa, 356 Amor, 273 Ensoñación, 357 Análisis de niños, 275 Envenenamiento, 359 Angustia, 278 Ep-D, 359 Angustia depreSiva, 279 Epistemofilia, 360 Aniquilación, 286 Escena primordial, 365 Asimilación, 289 Escisión, 366 9 Escuela de las relaciones Objetos bizarros, 464 (Técnica del juego], 562 Voracidad, 572 objetales, 369 Objetos-partes, 465 Terror sin nombre, 562 Yo, 573 Estados confusionales, 376 Objeto total, 469 Trasferencia, 563 Estructura, 377 [Observación del bebé], 470 Vaciamiento, 568 Bibliografia de publicaciones Externalización, 382 Observación del infante, 470 Vinculación, 569 kleinianas, 577 Factor constitucional, 882 Omnipotencia, 472 Ronald Fairbaim, 384 Padre, 475 Fantasías masturbatorias, 390 Paranoia, 476 Feminidad, 393 Pecho, 477 Figura parental combinada, 394 Pene, 477 Formación de símbolo, 396 Pensamiento, 478 Fragmentación, 405 Pérdida, 484 Anna Freud, 405 Persecución, 485 Función alfa, 406 Personificación, 486 Gratitud, 407 Perversión, 486 [Grilla}, 408 Piel, 489 Grupo Kleinianu, 408 Polémicas (1943-1944), 495 Heces, 410 Posición, 4.97 Paula Heimann, 411 Pre-concepción, 4.99 Identificación, 414 Problema de mente-cuerpo, 500 Identificación adhesiva, 416 Proyección, 503 El inconciente, 418 [Psicoanálisis clásico], 507 Incorporación, 419 Psicología del yo, 507 Inhibición, 419 Psicosis, 518 Instinto de muerte, 420 Reacción terapéutica Instintos, 423 negativa, 524 Integración, 427 Realidad interna, 527 Introyección, 428 [Realidad psíquica], 529 Susan Isaacs, 431 [Realización], 529 Juego, 432 Reparación, 529 Melanie Klein, 434 Reparación maniaca, 534 Libido, 435 Represión, 535 Madre, 438 Resistencia, 537 Madre-con-pene, 439 Restitución! [Masculinidad}, 439 restablecimiento, 539 Donald Meltzer, 439 Herbert Rosenfeld, 539 [Memoria y deseo}, 440 Saber innato, 541 Modelo económico, 440 Sadismo, 544 Mundo externo, 443 Hanna Segal, 545 Narcisismo, 444 Self, 547 Narcisismo negativo, 451 Síntoma, 547 Niño, 452 Sistemas de defensa Objeto bueno, 452 sociales, 549 Objeto externo, 453 Sociedad, 551 Objeto ideal, 455 Subjetividad, 552 Objeto malo, 457 Sueños, 558 Objetos, 457 Supuestos básicos, 559 10 11 Prólogo del editor Opinaba desde hacía algún tiempo que sería beneficioso para el psicoanálisis disponer de una exposición clara y accesible de con­ ceptos kleinianos y pos-kleinianos, así corno de la obra de los prin­ cipales artífices de esta tradición. Y ello me parecía recomenda­ ble sobre todo con respecto a los escritos de Klein, porque, lo mismo que a los de Bion, se los encuentra oscuros. Con frecuen­ cia se oye decir que estas ideas se comprenden mejor en la su­ pervisión, donde se las comunica a la luz de un material clínico. Pensé un día que, junto con The Language ofPsycho-Analysis, de Laplanche y Pontalis (Hogarth, 1983), podía servir de modelo para el libro que yo tenía en mente el trabajo de Raymond Wi­ lliams, Key Words (Fontana, 1976), que está dedicado a trazar la evolución histórica de conceptos y estudios culturales. Comu­ niqué esta idea a Bob Hinshelwood, con quien venía colaboran­ do desde hacía algún tiempo: yo lo orientaba en la historia de las ideas, y él me supervisaba en casos clínicos. Al día siguiente me llamó por teléfono y aceptó hacerse cargo del proyecto. En ese momento no imaginé que su plan habría de ser tan ambicio­ so, ni que escribiría un libro tan exhaustivo y completo. Huelga decir que me siento orgullosísimo por haber editado este libro, que a mi juicio pasará a ser una obra señera en psico­ análisis. Creo que en lo sucesivo nadie podrá desdeñar las ideas de Klein con el argumento de que son de difícil acceso, y muchos descubrirán, corno a mí me ha sucedido, que este despliegue de esclarecimientos sutiles y variados enriquece su experiencia y la de sus pacientes. No hay duda de que algunos ensayos tendrán que ser revisados, pero se ha establecido un principio de clari­ dad y asequibilidad. En cuanto a mí, el intento me inspira agra­ decimiento y admiración. Robert M. Young 13 Introducción Los conceptos kleinianos se refieren a elementos muy primitivos de la psique humana, alejados del sentido común y semejantes a aquellas partículas inaprehensibles de la física subatómica. Las piezas de construcción son pocas, pero con ellas se levanta un edificio de una riqueza y una complejidad extraordinarias. Aho­ ra bien, a diferencia de lo que sucede con las partículas subató­ micas, la composición de la psique es potencialmente cognosci­ ble para la persona individual. Ella es una psique en un sentido muy distinto de aquel en que es una estructuración masiva de electrones y protones. Los que son capaces de indagar en sí mis­ mos, con la ayuda de su propio analista o sin ella, pueden llegar a conocer algo de esa composición. La palabra escrita no permite comunicar comprensión viva, sino sólo una noticia sobre los con­ ceptos que el lector después deberá hacer suyos y elaborar. Buena parte de la inaccesibilidad del pensamiento kleiniano se explica no sólo porque se vierte en los términos de las expe­ riencias de los pacientes mismos, sino también porque esas expe­ riencias están muy alejadas del pensamiento conciente y verbal, y resulta en verdad difícil comunicarlas de una manera que per­ mita su verificación fuera del trato singular entre analista y pa­ ciente: "La descripción de estos procesos tan primitivos tropieza con una gran dificultad, porque estas fantasías se generan en una época en que el infante todavía no ha empezado a pensar en pa­ labras» (Klein, 1946, pág. 8n). Toda escritura psicoanalítica se de­ bate con una dificultad semejante. Este diccionario no es una excepción, y he intentado desempeñarme en la descripción de conceptos sin perder de vista el hecho de su gran complejidad y extrañeza. Hasta cierto punto se puede infundir vida a las definiciones si se comunica la dinámica interna del debate que les dio origen. Pero los conceptos psicoanalíticos se resisten a ser patentizados de ese modo, y con más razón los conceptos kleinianos, por el hecho de su íntima dependencia del fundamento clínico del psi­ coanálisis. En lo principal, la teoría kleiniana es teoría clínica; 15 y las teorías que los pacientes elaboran acerca de su propia psi­ El pensamiento de Klein no siempre avanzó en una dirección úni­ que constituyen la base de las teorías kleinianas de la psique. ca. En un orden cronológíco aproximado, podemos enumerar sus Esta inclinación a tomar en serio la experiencia subjetiva del pa­ pasos: ciente tendió a confundir por la circunstancia de que el lenguaje del sujeto y el del observador son discursos tradicionalmente se­ 1919. Importancia del contenido de la angustia (en comparación parados en la psicología «científica». con su origen instintual) 1922. Terapia del juego Se registran varias características principales en la formación del 1923. Violencia y sadismo en la vida de fantasía (fantasía incon­ pensamiento kleiniano: ciente) 1925. Abandono de la secuencia cronológica de las fases del de­ 1. Klein ingresó en la vida profesional, yen el psicoanálisis, rela­ sarrollo tivamente tarde. A causa de esto -y tal vez por razones inhe­ 1925. Ciclos de persecución (en este caso la fecha es muy aproxi­ rentes a su propia personalidad-, luchó siempre por conquistar mada) una posición segura, y siempre sin conseguirlo. El psicoanálisis 1926. Objetos internos kleiniano ha quedado como un cuerpo de saber que es custodia­ 1926. Culpa y superyó temprano do por un grupo de personas (el Grupo Kleiniano) animadas por 1927. Introyección de imágenes fantásticas de los padres la misma áspera sensación de inseguridad y por una preocupa­ 1928. Simbolización, personificación y externalización ción acerca de lo que puedan hacer con ese saber otras personas 1930. Mecanismos de defensa primitivos que entren en posesión de él. El debate con las demás escuelas 1933. Instinto de muerte de psicoanálisis no existió o, cuando se produjo, degeneró en dis­ 1935. La importancia del objeto amado cusiones de tipo personal. 1935. Posición depresiva 1946. Posición pre-depresiva, persecución y defensas (posición 2. No obstante, como todos los innovadores, Klein tuvo la fortu­ esquizo-paranoide) na de verse en posesión de una técnica nueva que le permitió 1957. Envidia llegar mucho más lejos que sus predecesores en su campo de des­ cubrimiento. Se sintió sacudida por la potencia de su técnica del Algunos de estos conceptos son a mi juicio tan fundamentales juego, arrebatada por el entusiasmo de demostrar su fecundidad. que la primera sección del diccionario (Parte A) consiste en 13 Pero la novedad y la potencia de su técnica no consiguieron ase­ Entradas principales que tratan de esos conceptos básicos. Las gurarle la posición que deseaba; en realidad, sucedió lo inverso: «Entradas principales» están dispuestas en orden cronológico. Al­ los resultados excepcionales que obtenía la situaron como un gunos conceptos aparecen y se eclipsan (como la Fase defemini­ miembro heterodoxo e incómodo de la comunidad psicoanalítica dad); otros conservan una importancia organizadora (en particu­ internacional. lar, Fantasía inconciente y Objetos internos); uno (Técnica) se refiere al poderoso instrumento del que provienen todos los des­ 3. Otra de las grandes Hneas del pensamiento kleiniano fue la cubrimientos. Acaso estas 13 entradas se puedan leer como los importancia de las «relaciones objetales», que cobraron relieve capítulos de una obra introductoria al psicoanálisis kleiniano. poco a poco a medida que insistía en el aspecto que singulariza La última de estas «Entradas principales» (Identificación pro­ al vínculo analítico: la trasferencia. La vida profesional de Klein yectiva) es el trampolín para la mayor parte de las elaboraciones es la historia de su progresiva comprensión de la realidad con­ que los colegas aportaron en la última parte de la carrera de Klein creta de las relaciones objetales internas, de la averiguación de (1945-1960), y después. estas a través del juego de los niños y la locura de los psicóticos La segunda parte del diccionario (Parte B) consiste en las En­ y, por fin, como resultado de estos descubrimientos, de la revi­ tradas generales dispuestas según el orden alfabético corriente. sión radical de la naturaleza y el uso de la trasferencia. Todas se proponen brindar un acceso adecuado, por medio de referencias cruzadas, a la matriz de conceptos, y pensamos que 16 17 Aunque los conceptos kleinianos surgieron de lo que era el el lector resuelto seguirá en su lectura su propia vía de interés. Las «Entradas generales» incluyen también las elaboraciones pos­ psicoanálisis clásico, hoy existen en contraposición a la psicolo­ teriores a Klein. Como Freud, Klein dejó un legado que repre­ gía del yo, que es la tradición dominante derivada del psicoaná­ senta un rico patrimonio para otros que puedan seguir acrecen­ lisis freudiano clásico. Todas las veces que me resultó posible, tándolo. Son numerosas las elaboraciones posteriores, en par­ fijé referencias para señalar los diferentes caminos de estas dos escuelas. ticular: Por último, he compilado una Bibliografía muy completa pa­ ra mi propio uso en la redacción del diccionario, y me pareció (i) Elaboraciones sobre el concepto de identificación proyectiva: conveniente incluirla porque existe una delimitación bastante cla­ diferenciación entre la identificación proyectiva normal y la pa­ ra entre los que trabajan rigurosamente con el psicoanálisis klei­ tológica (Bion, 1959); formación de símbolo y sus anormalidades niano y los que no lo hacen. (Segal, 1957); teorías del contenimiento y del pensar (Bion, 1962, El uso de los pronombres de la tercera persona me trajo in­ 1970); desarrollo del concepto de contratrasferencia para consti­ convenientes. El neutro «ello» es desagradablemente impersonal, tuir una teoría de la acción terapéutica (Money-Kyrle, 1956). me parece, para descripciones de un material tan humano y per­ (ii) Manifestaciones clínicas del instinto de muerte: investiga­ sonal. Precisar de continuo el pronombre con la frase «él o ella», ción del narcisismo negativo (Rosenfeld, 1971); estructuración pa­ o «de él o de ella», recargaría el estilo. Por eso a veces escribo tológica de la personalidad (Meltzer, 1968; Joseph, 1975). «él», «a él» o «de él» cuando la identidad puede ser lo mismo mas­ (iii) Observación directa de infantes en lasfases iniciales de la culina que femenina, y no lo hago con un propósito ofensivo. vida: piel e identificación adhesiva (Bick, 1968; Meltzer, 1975); En realidad, mi opinión -y la de los psicoanalistas en general­ autismo (Meltzer et al., 1975; Tustin, 1981). es que el género no se define por la epidermis, y que todos somos una amalgama de los dos estereotipos del género; por eso el em­ Mientras redactaba este diccionario, quedé más que nunca con­ pleo de «él» o «ella» reduce la identidad a un objeto-parte, punto vencido de que los conceptos kleinianos surgieron del contexto este que acaso se aclare con la lectura de la entrada PADRE. del pensamiento de Freud. Por eso consideré indispensable in­ Deseo agradecer a mi propio analista kleiniano, a mis maes­ cluir referencias a las ideas de este, y debí evaluar hasta dónde tros de psicoanálisis y a mis pacientes, de quienes aprendí el uso los fundamentos freudianos eran indispensables para la explica­ de estos difíciles instrumentos conceptuales, y también a un con­ ción. Para algunos lectores, habré expuesto demasiadas cosas que junto de personas que me ayudaron en la preparación de este ya conocían; para otros, habré sido avaro, porque tal vez necesi­ libro: Gillian Beaumont, Joe Berke, Susanna Isaacs Elmhirst, Karl ten más información; si este es el caso, sólo puedo remitirlos a Figlio, Selina O'Grady, Frank Orford, Hanna Segal, Elizabeth Spi­ Laplanche y Pontalis, The LanguageofPsycho-Analysis, yal Cri­ llius, Victor Wolfenstein, Bob Young. tical Dictionary ofPsycho-Analysis de Charles Rycroft, excelente Por fin, mi reconocimiento hacia alguien que no tuvo ningu­ por su simplicidad. na relación direct·a con este diccionario, salvo por este importan­ La tradición kleiniana siempre puso el acento en el trabajo te consejo: clínico, y se puede afirmar que no se publican obras kleinianas que no respalden su argumentación en un sustancial aporte de ~Algunas personas, cuando ven una palabra, piensan que lo pri­ material clínico. Klein, que era una sobresaliente observadora mero que se debe hacer es definirla. Así se producen dicciona­ en el consultorio, siempre se amparó en esta virtud cuando, du­ rios y, con un gesto de autoridad al que su común limitación en rante los años de polémica entre 1926 y 1946, se sintió urgida (~I espacio y en el tiempo no le hace perder arrogancia, atribuyen a defender sus puntos de vista. Nunca dejó de tomar como base a la palabra lo que se llama su significado correcto. Pero si es el contenido psicológico de la mente de sus pacientes, tal como pmlible hacer esto, de manera más o menos satisfactoria, con cier­ se manifestaba en el material. Produce entonces una sensación tO!; nombres simples de cosas y efectos, en el caso de ideas más extraña escribir una exposición no clínica del pensamiento klei­ ('omplicadas no sólo es imposible, sino también irrelevante. Por­ niano, pero el propósito central de este diccionario es reunir los que lo que en estas interesa no es su significado correcto sino hilos teóricos. 18 19 la historia y la complejidad de sus significados: los cambios con­ Tustin, Franees (1981) Autistic States in Children. Routledge & Kegan cientes, o los usos que difieren inconcientemente; y en no menor Paul. medida, aquellos cambios y diferencias que, enmascarados por Williams, Raymond (1972) «Ideas of nature», en (1980) Problems in una continuidad nominal, vienen a expresar trasformaciones ra­ Materialism and Culture. Verso, pags. 67-85. dicales, y a menudo inadvertidas al comienzo, de la experiencia y de la historia- (Williams, 1972, págs. 67-8). Ha sido mi intención, tal vez con desmayos, tener presente esta advertencia sobre las ideas complejas. Hasta donde conseguí de­ jar en claro su complejidad, estoy en deuda con el consejo de Raymond Williams; y donde no lo logré, sólo me resta orientar al lector hacia las fuentes originales para que las consulte por sí mismo. Biek, Esther (1968) .The experienee oC the skin in early objeet relatíons», Int. J. Psycho-Anal. 49: 484-6; reimpreso (1987) en Martha Harris y Es ­ ther Biek, The Collected Papers ofMartha Harris and Esther Bick. Perth: Clunie, págs. 114-R Bion, WilCred (1959) "Attaeks on linking., Int. J. Psycho-Anal. 40:308-15; reimpreso (1967) en W. R. Bion, Second Thoughts. Heinemann, págs. 93-109. (1962) Learning from Experience. Tavistoek. (1970) Attention and Interpretation. Tavistoek. Joseph, Betty (1975) .The patient who is diffieult to reaeh», en Peter Giovaeehini, ed., Tactics and Techniques in Psycho-Analysis, vol. 2. Nueva York: Jason Aronson, págs. 205-16. Klein, Melaníe (1946) .Notes on sorne schizoid meehanisms», en The Wri­ tings of Melanie Klein, vol. 3. Hogarth, págs. 1-24. Meltzer, Donald (1968) «Terror, perseeution, dread», Int. J. Psycho-Anal. 49: 396-400; reimpreso (1973) en Donald Meltzer, Sexual States ofMind. Perth: Clunie, págs. 99-106. (1975) «Adhesive identifieation», Contemporary Psycho-Analysis 11: 289-310. Meltzer, Donald, Bremner, John, Hoxter, Shirley, Weddell, Doreen y Wittenberg, Isea (1975) Explorations in Autism. Perth: Clunie. Money-Kyrle, Roger (1956) «Normal eounter-transCerenee and sorne oC its deviations», Int. J. Psycho-Anal. 57: 360-6; reimpreso (1978) en The Collected Papers of Roger Money-Kyrle. Perth: Clunie, págs. 330-42. RosenCeld, Herbert (1971) .A elinical approaeh to the psyeho-analytic theory oC the liCe and death instinets: an investigation into the aggressi­ ve aspeets oC narcissism», Int. J. Psycho-Anal. 52: 169-78. Segal, Hanna (1957) .Notes on symboHormation., Int. J. Psycho-Anal. 38: 391-7; reimpreso (1981) en The Work ofHanna Segal. Nueva York: Jason Aronson, págs. 49-65. 20 21

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