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Diccionario de Criminalística PDF

715 Pages·2007·3.18 MB·Spanish
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FÉLIX JOSÉ ALVAREZ SAAVEDRA (Olivenza, 1961), es licenciado en Derecho y comisario del Cuerpo Nacional de Policía (CNP). Durante 15 años ha desarrollado actividades en el Área de Policía Científica del CNP. Ha sido profesor colaborador de la Escuela de Seguridad del Gobierno de Navarra (1987-1997) y de la Escuela de Ciencias Criminológica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (1998-2000), así como colaborador en cursos organizados por el CNP. Conferenciante en foros relacionados con la criminalística y las ciencias policiales y articulista sobre estos temas en revistas especializadas, es autor de Actividades policiales en la vida pública. Señalización de dispositivos (Pamplona, 1993). Este Diccionario de Criminalística es fruto de diez años de trabajo y recopilación. Este CD no podrá se reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados. © Félix José Álvarez Saavedra, 2008 © Editorial Planeta S.A., 2008 Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona (España) Diseño de la cubierta: Florencia Higuera y Sergio Juan Ilustración de la cubierta: © Steve Cole/PhotoDisc Primera edición: Enero de 2008 Depósito Legal: B. 3.404-20036 ISBN 84-08-04649-7 Composición: Foto Informática, S.L. Printed in Spain – Impreso en España A mis padres, que me inculcaron el interés por la lectura y el conocimiento que se atesora en los diccionarios AGRADECIMIENTOS Nunca podré agradecer lo suficiente a todos y cada uno de los que me han ayudado para que estas páginas vean la luz. Me gustaría poder mencionarlos, algunos quedarán en mi corazón, imposibles de recordar con nombres y apellidos en estos momentos. Pero, inexcusablemente, y de manera en cierto modo cronológica, he de nombrar. A Pablo Vélez Saavedra, que hace ya muchos años encarriló mi carrera profesional hacia él, entonces, Gabinete de Identificación. A esos amigos, colaboradores imprescindibles, que leyeron distintas partes de la obra, corrigieron y añadieron cuanto consideraron oportuno y necesario, al tiempo que evitaban que más de un gazapo viera la luz: Francisco Antón Barberá, Ovidio Adolfo Busta Oliván, Francisco Javier Echeverría Iriarte, Alberto Fernández Miñones, Mariano García Pindado, José Gómez Marín, Valentín Laorden García, José Luis López Abad, Álvaro López Peso, Julio Nieto Alonso, Francisco de Paula Ovando Muñiz, Miguel Ángel Pellicer Martínez, Florencio José Retortillo Rodríguez, Ángel Riesco Sobré, Pedro Ríos Calvo y Guillermo Rosewarne López. A mis traductores de francés, alemán y latín, que soportaron las innumerables consultas destinadas a la corrección de cada palabra y giro gramatical. A mi información de cabecera, Alfonso Meléndez Gracia que, primero en persona y luego desde la distancia, ha contribuido a levantar mis ánimos cuando los duendes informáticos me hacían temer lo peor. A quienes acrecentaron mi interés por conocer más y más en el campo de la Policía Científica, anónimos policías, compañeros, amigos, como Juan José Benitez, y víctimas de delitos, que me indujeron a seguir buscando. A la “responsable” de las tareas de fotocopiado, encuadernación, aprovisionamiento de materias de oficina que tan paciente se mostró durante los últimos nueve años con las horas dedicadas a esta obra. Y a mis hijos, que han empezado a manejar los diccionarios al tiempo que veían engrosar las páginas de éste y han sufrido en sus carnes la atención que he debido dedicarle. PRÓLOGO La idea de componer este diccionario surge tras el 9 de noviembre de 1989, el día de todos los alemanes. Tras veintiocho años de existencia cae el muro de Berlín, cambia de repente el paisaje de la política europea y Félix José Saavedra, que entonces tiene la edad del muro, decide comenzar su paciente trabajo; lo tendrá atareado hasta hoy. Explica Juan Antonio Escobar Raggio en su Índice Bibliográfico de Policías Escritores (edición de ciento cincuenta ejemplares numerados y firmados por el autor, Madrid, 1952) que a finales del siglo XIX es cuando florecen los inaugurales libros escritor por policías en España, cosa que no había sucedido antes debido a la poca preparación de sus integrantes y a la nula aportación científica. Con independencia de la obra monumental de castillo de Bodevilla Política de Corregidores y Señores vasallos; El perfecto Regidor, de Juan de Castilla y Aguayo; Elementos Generales de Policía (1874), de Antonio Francisco Puig y Gelabert; Cartas sobre la Policía (1801), de Valentín de Foronda, corregidor de Vitoria, y de una ingente suma de posterior escritos acerca de la fauna criminal, identificación personal, extranjeros, caza, fotografía, historia, derecho, sextas, comunismo, hampones y pícaros, biología criminal medicina legal y primeros auxilios, masonería, estudios sociológicos, psicopatología, dactiloscopia, quiroscopia, pelmatoscopia, memorias, educación física, geografía, armas, criptografía, grafística, además de novelas de todo tipo, no vemos aparecer entre ellas un solo diccionario de Criminalística. Diccionario, del verbo latino dictio o, decir, significa catálogo o colección de voces de un idioma o dialecto, o materia, dispuesta en un orden determinado (generalmente el alfabético) o en otro orden distinto, definido y con su correspondiente explicación en la misma lengua u otra diferente. El Diccionario de Criminalística de Félix José Álvarez cumple con las características señaladas. Se emplean como sinónimos de diccionario las expresiones vocabulario, glosario es propiamente cuando las palabras que contienen son pocas en número o van sin explicaciones o éstas no son minuciosas. Se llama glosario, en especial, el diccionario de voces poco conocidas, desusadas o bárbaras, mientras que léxico es voz de origen griego que en la antigüedad designaba una colección de palabras raras o de formas difíciles. El primer diccionario es una breve lista de vocablos acadios que data del siglo XII a. J.C. En Occidente, la obra inicial es elaborada por Pánfilo en el siglo I a. J.C., en lengua griega. Entre los romanos sienta el precedente de varios compendios monumentales De lingua de Marco Terencio Varro, siglo I a. J.C.; Ambrosio Calepino incorpora al latín diferentes lenguas romances en 1502, aunque es a partir del siglo XVIII cuando se producen los diccionarios nacionales europeos. En el año 1739, la Real Academia Española publica el primer diccionario de la lengua castellana. Existen Diccionarios Biográficos, de Bibliografía universal o particular de un país o región, de Historia, de Mitología, de Geografía de todo el mundo, naciones, ciudades…; de Medicina y Cirugía, de Historia Natural, de Química, de Geología y Mineralogía, de Matemáticas, Arquitectura, Pintura, Música, Agricultura, Construcción, Mecánica, Derecho, Diplomacia, Ciencias Políticas y Sociales, Economía Rural, Comercio y Navegación, Arte Militar, Artes Manuales, Antigüedades, Cronología, Genealogía, Heráldica, Paleografía, Equitación, Sectas, Citas, Medicina Legal, Fotografía, Etimológicos, Símbolos, Sectas, Demonios, Dioses, Ciencias Ocultas, etcétera, etcétera, las cuales incluyen todas las ramas de los conocimientos humanos, pero no existe en cambio ningún diccionario de Criminalística. Nada puede sorprendernos en este tipo de obras, pues, normalmente, sabemos de antemano cuál es la oferta de un diccionario. En el presente caso, el autor marca unos límites precisos, cuida el estilo, hace amena al propio tiempo, muestra un mundo rico en términos de especial significado, barbarismos carentes de traducción, locuciones latinas y griegas, expresiones o frases en lenguas extranjeras, que facilitan su uso. La variedad y riqueza de los conceptos, así como la labor de documentación es francamente buena, lo cual unido a la multitud de fuentes consultadas (ver la generosa Bibliografía) indican con claridad el esfuerzo abrumador efectuado hasta el último momento por el compilador. Juntar en compendio o unir diversas cosas es misión de quien reúne datos, labor nunca ponderada ni mucho menos valorada en España, de ahí que echemos en falta obras de recopilación en la materia, imprescindibles para quienes se dedican de un modo u otro a la investigación del crimen. Traigo a la memoria que compilar es la obra escrita en vista de otras anteriores, haciendo un resumen de ellas. La compilación es trabajo de rudito y requiere gusto y rectitud de juicio, ambas cosas se dan sobradamente en el texto. Lamento no poder criticar lo que comparto. Como soy amigo del autor opino que lo más conveniente para quienes sienten interés por estos temas es que tengan a mano el Diccionario de Criminalística y lo consulten. Mis felicitaciones a Félix José Álvarez por el trabajo bien hecho y a los responsables de la editorial por su acertada publicación. FRANCISCO ANTÓN BARBERÁ Chelva, febrero de 2000. INTRODUCCIÓN Aunque un diccionario no es una obra para fabular, ni para lucimientos literarios, hemos procurado cuidar el estilo y hacer amena la lectura de las distintas entradas, especialmente aquellas en las que los colaboradores han puesto todo su empeño, depositando lo mejor de sus conocimientos profesionales, hasta el punto de que esta es una obra en la que determinadas entradas constituyen verdaderas monografías, que permiten tener con su sola lectura una amplia visión del campo de que se trate. Este es un diccionario en castellano pero, inevitablemente, existen barbarismos que no tienen traducción en nuestra lengua y tal cual aparecen conocidos. También los términos y locuciones latinas y griegas se mantienen en su lengua original, pero en cursiva, al igual que las distintas palabras, expresiones o frases que pertenecen a lenguas extranjeras. Para facilitar su manejo y búsqueda de contenidos, las distintas voces del Diccionario vienen seguidas por la abreviatura, en cursiva, de las diferentes ramas de la Criminalística en las cuales presenta acepción dicha voz. Las distintas acepciones de una palabra, si pertenecen a la misma rama de la Criminalística van separadas por el símbolo “║”. En aquellas voces en que se dé comienzo a las mismas sin mencionar ninguna rama de la Criminalística, se considerará lo allí dicho como genérico. Muchos elementos y compuestos químicos aparecen, además de por su nombre, por su fórmula. Al igual que determinadas reacciones, que son desarrolladas en las distintas entradas. Su presencia no tiene otro objeto que facilitar la construcción de reacciones químicas a quienes los consulten. Las voces que únicamente mencionan una palabra, hacen remisión a la voz considerada principal, más técnica o conocida. Ello obedece a la necesidad de indicar al lector, de entre las distintas variantes gráficas de una voz o de un nombre propio, o incluso de entre los diversos nombres dados -en ocasione notablemente distintos- a una misma materia por los diferentes autores y fuentes consultados, el lugar del Diccionario donde esta voz, o este nombre propio, están desarrollados. Existiendo términos sinónimos a lo largo del texto, éstos se utilizan indistintamente una vez explicados en la voz principal. Las entradas tienen, al menos, el respaldo de dos fuentes distintas, salvo, claro está, aquellas en las que se mencionan a autores que, en solitario o en equipo, hacen planteamientos innovadores, revolucionarios o visionarios, distintos a los tradicionales. Muchos cambios han ocurrido en el mundo durante los años en los que se ha redactado este Diccionario. Apenas caído el muro de Berlín se iniciaba la recopilación de términos; desde entonces nuevas naciones han surgido, incluso la Real Academia Española de la Lengua modificó (1994) sus criterios de ordenación alfabética, suprimiendo los dígrafos “ch” y “ll” como letras independientes, etcétera. Todo ello, en poco o en mucho, ha tenido su influencia a la hora de confeccionarlo. Pero aquí también hemos querido dejar constancia de la parte histórica de las ciencias que moldearon la Criminalística, de aquellos intentos, más o menos afortunados, de poner en marcha procedimientos que luego murieron con el paso del tiempo, pero que significaron algo, por poco que fuere, en el campo de la Criminalística. Las referencias aquí hechas al estado de la técnica aparecen en ocasiones con la fecha última en que se acreditaron datos sobre la misma, lo cual no quiere decir que los avances en tal campo se hayan detenido en ese punto. Únicamente que nuestros últimos datos contrastados sobre tal técnica, producto o conocimiento científico, son de esa fecha. Las ciencias, o las técnicas auxiliares de la Criminalística, por muy importantes que sean en sí mismas, son secundarias en esta obra, y sólo es objeto de especial consideración aquella parte de las mismas que afecte de lleno al área que en cada momento ocupe (p. ej. la Fotografía), bien históricamente, bien en la actualidad. El campo de la Medicina Legal no aparece tratada en profundidad, pues no es un diccionario que trate de dicho tema. No obstante, no debemos olvidar que en el comienzo y en el desarrollo de la Criminalística, los médicos forenses han tenido una gran importancia. Así, la Balística forense avanzó en gran parte por el impulso de médicos forenses (Balthazard), y tardó en romper con ella bastantes años (en Europa con Churchill en los años veinte del s. XX), con lo que se hacen imprescindibles determinadas menciones. Por lo que respecta a los campos de Acústica, Audiovisuales y Multimedia, se trata de áreas de potencial desarrollo futuro, en los que cada Policía va avanzando de manera aparentemente descoordinada, por lo que las menciones aquí hechas también son deslavadas. La obra lleva, al principio, unos anexos de abreviatura y metrología, y al final una colección de referencias bibliográficas, necesariamente prolija, ordenada tanto por autores como por especialidades. En la bibliografía se ha procurado no omitir ninguna de las obras manejadas, especialmente las de los clásicos de cada especialidad y sus discípulos directos. Y estando en el inicio del siglo XXI, en el que la informática tendrá un papel predominante, son obligadas las referencias a páginas de distintos documentos, extraídas de “la red”. También ellas aparecen en la bibliografía, con la anotación característica que ese nuevo campo del conocimiento ha abierto. ABREVIATURAS EMPLEADAS Acúst. Acústica ADP. Adenosindifosfato ADT. Adenosindifosfato AMP. Adenosindifosfato Anat. Anatomía Antr. Antropología Arm. Armas ATF. Artificio Triple Fumígeno ATL. Artificio Triple lacrimógeno Aud. Audiovisuales Bal. Balística Biol. Biología BL. Bote Lacrimógeno BO. Bote de Ocultación Btu. British Thermal Unit. Cart. Cartuchería CGL. Cromatografía de partición gas/líquido CGS. Cromatografía de adsorción gas/sólido CLHP. Chromatography Liquid High Performance Crim. Criminalística CUP. Cooper Unit Pressure d.J.C. Después de Jesucristo Dact. Dactiloscopia Doc. Documentoscopia dpi. Dots per inch EE.UU. Estados Unidos de América del Norte Ent. Entomología EST. Expressed Sequence Tags Expl. Explosivos Fís. Física FISH. Fluorescence In Situ Hybridization Fot. Fotografía Hist. Historia HMC. Histocompatibility Mayor Complex HPCCM High Power Chromatography HPLC High Perfomance Liquid Chromatography ICPS Inductive Couple Plasma Spectroscopy Ident. Identificación Inc. Incendios IPR. Impresiones por hora

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number of tanclem repeats). Muchos loci minisatélite poseen secuencias de ADN bastante homólogas de modo que, en condiciones de hibridación poco rigurosas, una sonda única puede unirse a numerosos loci dando lugar a lo que en inglés se denomina un DNA fingerprinting. Al contrario, un locus
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