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Dicccionario de los Santos PDF

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Centro Iberoamericano de Editores Paulinos (CIDEP): PRESENTACIÓN Barcelona, Bogotá, Buenos Aires, Caracas, Lima, Lisboa, Los Ángeles, Madrid, México, Miami, Panamá, Quito, Santiago de Chile, San José de Costa Rica, Sao Paulo, Sevilla, El fenómeno de la santidad ha devenido en un interés historiográfico, hasta tal punto que en los últimos decenios la historiografía europea ha tenido necesidad de preparar tres diccionarios o enciclopedias sobre la santidad: la Bibliotheca Sanctorum entre 1961 y 1970, la Histoire des saints et de la sainteté chrétienne entre 1986 y 1988 Y ahora este Dic cionario de los santos en dos volúmenes. ¿Cómo puede explicarse este creciente interés? La santidad es un fenómeno propiamente católico (romano y ortodoxo). Presupone la posibilidad para el hombre de ser perfecto, como se lee en Mateo 5,48. Pero, ¿qué es ser perfecto? El hombre sabe que es imperfec to y que tiene que morir: una conciencia que no le abandona ni siquiera en los momentos de mayor exaltación por el éxito o por cualquier otra causa. El venir de la nada y el volver a la nada, dentro de un breve pa réntesis de vida, es una opinión común que tiene fundamento en la ex periencia. Para poder pensar en la perfección del hombre, en su santidad, es necesario creer en una vida diferente a la humana, una vida perfecta. Para los cristianos es la vida divina, la vida misma de Dios. Pero Dios, según el Nuevo Testamento, ha decidido que el Verbo, su Hijo único, se hiciese hombre: de este modo, la divinidad participa en Cristo de la hu manidad. Es el acontecimiento que los cristianos llaman encarnación. Un acontecimiento que ha generado otro: la posibilidad para el hombre de © SAN PABLO 2000 (Protasio Gómez, 11-15. 28027 Madrid) llegar a ser Dios, para la vida humana de unirse y participar en la vida di Te!. 917 425 113 -Fax 917 425 723 vina; un acontecimiento que preside el Espíritu de Dios, porque el hom E-mail: [email protected] www.sanpablo-ssp.es >1< bre, por sus propias fuerzas, no podría generar las potencialidades que la © Edizioni San Paolo s.r.!. Cinisello Balsamo (Milán) 1998 encarnación ha creado en su ser. Título original: 11 grande libro dei santi La santidad es precisamente la prueba de este movimiento de respues ta del hombre, por medio del Espíritu Santo, a la iniciativa de la encar Distribución: SAN PABLO. División Comercial nación. El fenómeno fue formulado en una célebre definición que el gran Resina, 1. 28021 Madrid Te!. 917 987 375 -Fax 915 052 050 >1< E-mail: [email protected] Ireneo de Lyon, ya en la segunda mitad del siglo 11, supo expresar: Dios ISBN: 84-285-2258-8 (Volumen 1) se ha hecho hombre para que el hombre se hiciese Dios, y que después ISBN: 84-285-2257-X (Obra completa) la gran teología escolástica medieval ha descrito como un exitus a Deo Depósito legal: M. 27.274-2000 por el reditus in Deum. Impreso por Fareso. Paseo de la Dirección, 5. 28039 Madrid Esta tradición teológica ha elaborado una concepción de Dios como Encuadernación: Gómez Aparicio, S. A. 28940 Fuenlabrada (Madrid) alguien completamente diferente del hombre: Dios creador, el hombre Impreso en España. Printed in Spain criatura; Dios portante de todas las perfecciones, el hombre encerrado en Presentación 6 7 Presentación su impotencia o en su ilusión de potencia: una total discontinuidad en los escritos apócrifos (como la historia de Tecla contenida en los Hechos tre Dios y el hombre. Pero también ha elaborado la concepción de una de Pablo y Tecla), pero sobre todo en las actas de los procesos del Esta total continuidad entre Dios y el hombre, que acaban teniendo la misma do romano contra los cristianos (acta o gesta martyrum) y en las senci vida: el hombre no sólo participa, uniéndose a Cristo por el Espíritu San llas narraciones, más o menos legendarias, de sus vidas, o mejor dicho, to, de la vida divina; también el Padre participa de la vida humana, por de sus muertes. El texto más significativo es quizá el de las Acta que no puede separarse del Hijo que, por el Espíritu Santo, se ha encar Perpetuae et Felicitatis, de comienzos del siglo III. Ya a finales de dicho nado en la Virgen María. siglo se iniciaron las verdaderas biografías, con la vida del obispo No creer en la santidad supone no aceptar este sistema de pensamien Cipriano de Cartagena escrita por Poncio. Se puede decir que la Edad to teológico, no aceptar que entre Dios y el hombre exista una continui media engrandeció el género, convirtiéndolo en el mayor instrumento de dad, sino sólo discontinuidad; que el hombre no pueda acoger en sí, comunicación social durante muchos períodos: lugar de encuentro en la viviéndola, la vida divina. En la tradición cristiana esta es la concepción liturgia, tanto en la reservada a clérigos y monjes como en la del pueblo; de Lutero y de las diferentes posturas reformadoras: Dios puede salvar al adquiere forma canónica en la predicación, especialmente en los últimos hombre, pero el hombre sigue siendo pecador y sólo pecador, y Dios lo siglos medievales, con la inserción de exempla en el contexto homilético; salva a pesar suyo; porque el hombre está irremediablemente marcado por argumento de los numerosos himnos que se han escrito dentro y fuera del el hecho de ser criatura y criatura pecadora. La tradición luterana no tie año litúrgico; lugar de comunicación femenina, que raramente ha encon ne lugar para la mística y rechaza la santidad; de ahí que la hagiografía, trado otras vías; tema de la extraordinaria iconografía representada en las como descripción de la vida de los santos, no tenga sentido: puede ser Iglesias y en los edificios de toda Europa. Los textos hagiográficos, vi el documento de una devoción mal fundamentada y errónea, heterodoxa, das, milagros, traslaciones de reliquias, aisladas o en grupos, en los no un testimonio verdaderamente cristiano. Por ello se puede decir que martirologios, tanto en los grandes legendarios como en los abreviados la santidad es un fenómeno específicamente católico. (de los que el más conocido es la Legenda aurea de Giacomo de Pero esto no explica el interés de la historiografía de hoy por las vidas Varezza), son muy numerosos: un hecho religioso, espiritual y social in de los santos: un interés que es suscitado no sólo entre católicos sino en calculable. tre estudiosos de cualquier tipo de formación. Sin embargo, el objeto de El género hagiográfico, salvo excepciones, no pretende dar del santo interés no es la santidad en sí, sino la hagiografía. Se podría decir que lo una narración histórica concreta, una sucesión ordenada de hechos; tie que atrae la curiosidad científica es un género literario, prescindiendo del ne otra finalidad: presentar a un hombre cuya vida representa, a menudo significado que la santidad pueda tener en el ámbito religioso o espiri ejemplarmente, su encuentro con Dios. Es intención del hagiógrafo ofrecer tual. Y en la hagiografía se reflejan fenómenos socio-políticos a menu un caso de teandría, la unión entre Dios y el hombre. Muchos son los do de gran significado, desde las manifestaciones de arte a las de culto; medios para esta representación, como muchas son las ocasiones y los por otro lado, la hagiografía tiene una larga historia, que comienza en la condicionamientos históricos, que determinan la formación de la hagio Biblia misma, y en su lenguaje, y que además tiene en ella su punto de grafía. Podríamos citar un caso ejemplar para todo el género hagiográfi referencia. Bastaría recordar cuanto de autobiográfico existe en el evan co: las leyendas martiriales. El género mismo comporta que la vida del gelio de Juan y en las epístolas de Pablo para hablar de auto-hagiogra santo no se examine directamente: el mártir es santo sobre todo por su fía, o pensar en las figuras de Pedro y de Pablo tal y como vienen repre muerte frente al poder político; su memoria está unida, digamos sentadas en los Hechos de Lucas, para darse cuenta de que estamos ante institucionalmente, a este único acontecimiento. Los hagiógrafos, que auténticas hagiografías, aunque sean impropias. La finalidad de los evan deben responder a las propias exigencias y a las de su clientela (eclesiás gelistas y de los demás escritores del Nuevo Testamento no es tanto contar ticos o civiles, particulares o populares), no pueden superar el personal la vida de algunos apóstoles y discípulos, como narrar la vida de Jesucris anonimato del mártir más que «inventando» una biografía, es decir, recu to, sus palabras, sus acciones, sus milagros, así como la vida de los pri rriendo a los pocos elementos históricos probablemente transmitidos y a meros discípulos y las primeras reflexiones doctrinales, espirituales y tópoi, es decir, a frases características que en términos generales definen proféticas sobre su enseñanza, dentro de la misión a ellos confiada. el martirio. Entender este procedimiento como una falsificación históri La historia de la hagiografía ha sido muy rica y variada. En los prime ca no parece historiográficamente oportuno; el hagiógrafo quería definir ros siglos cristianos se encuentran narraciones hagiográficas también en la fisonomía de un mártir construyendo una vida por muy breve que fuese, Presentación 8 9 Presentación y la construye sirviéndose de imágenes que sus contemporáneos, el am biente en el que vive, saben y pueden reconocer como distintivos del tipo .d~ santidad, hacia determinadas características de esta. Es un martirio. con~lClO~amiento que todavía se da. Esto debe ser tenido en cuenta por Esta condición se representa, en motivos y términos también muy di el hl~tonador (y también por el simple lector). Pero el problema ha de ferentes, en las hagiografías medievales y modernas, y se acentúa además con~lderarse .de.ntro de un~ p~rspectiva diferente, por el hecho de que el cuando la hagiografía cuenta milagros realizados por el santo. El miIa~ fenomeno cnstiano no cOlllclde con el cuerpo eclesiástico (clero obis gro, de por sí, es un hecho poco común: no explicable inmediatamente pos, pap~ y tam~ién órden.es monásticas y congregaciones), sino ~ue es en el orden de la naturaleza sino en el de la intervención divina un or.g,amsmo ~as compleJO, donde la autoridad episcopal y/o pontificia sobrenaturalmente (y es necesario tener en cuenta lo que significan na~ tambIen ha temdo gran peso, en diferentes períodos de la historia, pero tural y sobrenatural en cada una de las diferentes épocas históricas). Plan en el que además actúan otras fuerzas y dimensiones, espirituales, místi cas y proféticas. La curia romana no ha reconocido la santidad de tear el problema del milagro como sinónimo de no verdadero, no histó Girolamo Savonarola, pero ello no ha impedido una devoción hacia él rico (y así ha hecho, un poco simplistamente gran parte de la moderna (hasta un oficio litúrgico) como el que el pueblo cristiano dirige a un crítica histórica), aparece hoy como algo inadecuado para comprender el santo; Tomás Moro no fue canonizado hasta 1935, pero no puede decir fenómeno. Quien cree, también genéricamente, que todo se explica en la se que su culto date de hace pocos decenios. naturaleza, no podrá prestar atención a los elementos no-naturales de las En otras palabras: el condicionamiento socio-histórico puede influir en hagiografías, elementos que, en muchísimos textos, son sin duda la promoción de un santo más que de otro, y también se puede observar predominantes; sin embargo, quien crea que la naturaleza del hombre tie que la suprema autoridad eclesiástica puede promover un modelo de san ne por sí misma un misterio que la envuelve, que el hombre no puede autoexplicarse y autojustificarse hasta el fondo, no tendrá dificultad en tidad en v~z de otro. Por ejemplo, la autoridad eclesiástica parece que ahora prefIere el modelo del santo laico; suponiendo que así sea, nos po reconocer en los relatos hagiográficos un intento de representar, en la bio demos preguntar si un modelo laico de santidad podía haber sido pro grafía de una persona del pasado, algo de su misma experiencia. Pero tam puesto en otras épocas históricas de forma preferente, cuando el desarro poco se podrá negar, en términos generales, que la naturaleza ideológi llo teológico y la conciencia espiritual de esta realidad no estaban en ca y literaria de la hagiografía no comporta la veracidad histórica, y ni condiciones de considerarlo tal. siquiera su contrario, sino la veracidad hagiográfica: en otros términos, El problema crítico de la hagiografía sigue siendo el de ver en el tex la presencia en el biografiado de algunos acontecimientos y caracterís to hagiográfico y/o en el dossier hagiográfico de un santo (esté o no ca ticas que han hecho de él un santo, que puede, precisamente por esos ras nonizado) el modelo de santidad: no en sentido abstracto, sino en senti gos, ser propuesto a la lectura, a la admiración y a la imitación de los fie do histórico; ver qué correspondencia y relación tiene una concreta ex les. Desde este punto de vista, la hagiografía es un capítulo indispensa periencia, como resulta de la hagiografía, con los condicionamientos ble para comprender la historia del cristianismo. socio-históricos y con un determinado ideal de santidad. De hecho, el Además es evidente que el hagiógrafo está sometido a condicionamien modelo hagiográfico es la realización literaria de un deseo de perfección tos. También se podría elaborar una casuística para esta cuestión. El san que aquel condicionamiento socio-histórico puede ofuscar, pero que tuario dedicado a un santo tendrá interés en recoger e «inventar» hechos difícilmente logra eliminar. milagrosos ocurridos en aquel lugar y, de este modo, atraer a más fieles Es curioso que en toda la tradición el hagiógrafo quiera recurrir tan y, potencialmente, más ingresos económicos. Sería necesario poder de frecuentemente, para que parezca un tópos, a una autocertificación: la de mostrar que es este plus de milagros y no el elemento fundante lo que la veracidad de su relato. Desde la antigüedad, pasando por la Edad me atrae a los fieles. El caso más evidente está constituido por el hecho de dia y hasta nuestros días, se hace esta comprobación. Pero, en general, los que el ro'Jolano pontífice .se ha reservado, al menos a partir de un período hechos narrados no son sólo aquellos históricamente verificados y/o comprendIdo entre los SIglos XII y XIII, la proclamación de la santidad verificables, sino los hechos hagiográficos. El género exige continuamen d~ un cristiano tras un auténtico proceso de investigación sobre su vida. te que sea respetada su especificidad. Slll duda, este elemento ha dado mayor veracidad histórica a las Por todas estas razones, a los estudiosos les parece cada vez más inade ha~iografías, pe.ro ha condicionado, en concreto a través del interroga cuada e históricamente injustificada esa lectura de las hagiografías que tono de los testigos y sus deposiciones, la orientación hacia uno u otro se limita a aislar, dentro del relato más o menos legendario, las noticias Presentación 10 II Presentación que sean más útiles para la reconstrucción de un hecho. Hoy se cree que hagiográficos (incluso por parte de la historiografía de inspiración cató la misma leyenda es un hecho, en el sentido de que documenta una men lica como la de los Bolandistas, sobre todo), como para que nuestra ta talidad. En el centro de la mentalidad que produce el texto hagiográfico rea sea fácilmente alcanzable. es posible reconocer que exista una idea de perfección, es decir, un mo Hemos incluido en el Diccionario alrededor de 1.000 biografías. Po delo hagiográfico. Es verdad que a menudo intervienen otros elementos drían presentarse algunas más. Esta ha sido nuestra primera responsabi en la constitución de una hagiografía, pero si el texto es verdaderamente lidad. Si el Diccionario tiene otras ediciones, es probable que se añadan hagiográfico, el autor puede tener entre sus intenciones literarias ta~~ién otras biografías. Sólo se han recogido personajes que la Iglesia católica aquellas que sean más opuestas a un ideal de plenitud humano-dlvma, ha reconocido como santos (o beatos), y se han dejado a un lado las bio pero el medio elegido le obligará, por así decirlo, a apoyar su relato dentro grafías de otros personajes que sin duda han marcado la historia cristia de cualquier modelo. . na (basta tan sólo mencionar a Girolamo Savonarola). El esquema ideal Hoyes evidente que el elemento legendario ya no sorprende a nadIe, de toda biografía, en nuestra intención, se estructuraba en apuntes bio ni al lector ni al estudioso. Se puede afirmar pacíficamente, de acuerdo gráficos (y mención de obras, si el santo también fuese escritor), notas con muchas voces autorizadas de diferente procedencia, que el mundo hagiográficas, culto, iconografía y bibliografía. del racionalismo moderno se ha cerrado; no es nuestra misión ahora bus Nos hemos dividido la tarea de supervisión según criterios tan sólo car las razones: la constatación es suficiente. La necesidad de espiritua prácticos: hasta el año 1300 el Diccionario ha corrido a cargo de Claudio lidad es hoy muy evidente, aunque aparezca insatisfecha y anónima: esta Leonardi, que ha contado con la colaboración de Antonella no se dirige obligatoriamente hacia el cristianismo, tampoco aparece sólo Degl'Innocenti; de 1300 a 1800 a cargo de Gabriella Zarri; de 1800 has en tierras cristianas o que dejaron de serlo. Es la necesidad de compren ta nuestros días, Andrea Riccardi con la colaboración de Francesco De der no los hechos sino lo que está detrás de los hechos, de autoiden Palma. En la redacción siempre ha ayudado Dorino Tuniz. A petición de tificarse con alguna realidad superior o, al menos, diferente, de huir una Elio Guerriero, el editor ha asumido esta valiente iniciativa y la ha man vez más de las ideologías que sólo terminan justificando la mera praxis. tenido con convicción, a pesar de las limitaciones y los retrasos de los res Parece que nuestra época sólo puede definirse desde la tecnología, y el ponsables. equivalente de la tecnología, que parece dominar y subyugar al hombre, es la libertad, que es una dimensión sobre todo espiritual. CLAUDIO LEONARDI Por ello, hoy día, las hagiografías, con sus leyendas y todo, constitu yen un incentivo para la lectura, y por ello los santos se han convertido en personajes de un encuentro no ya devocional o santurrón, sino espi ritual, un encuentro que todos pueden tener y comprobar positivamente. Este es el clima en el que se ha elaborado este Diccionario de los san tos. La Bibliotheca Sanctorum nació en los primeros años sesenta por impulso de Juan XXIII y todavía tiene un sabor apologético, utilizado a menudo también en su lenguaje: es una obra que tiene indudables méri tos, por la novedad y también, en más de un caso, por la abundancia de material. El Dictionnaire des saints tiene otras características: ha cuida do mucho la ilustración iconográfica y ha buscado la sobriedad de la in formación dentro de un lenguaje sencillamente erudito, en el que desta ca el interés plenamente histórico. Nuestro Diccionario de los santos quiere mantener este lenguaje de información erudita, pero poniéndose como objetivo no sólo el interés histórico, sino también y principalmente el valor hagiográfico de todo personaje. No estamos seguros de haberlo conseguido: es demasiado grande el peso de la tradición antihagiográfica e histórico-constatable en la tradición de los estudios, también INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA En la Presentación, Claudio Leonardi nos subraya el creciente interés de la hagiografía por las vidas de los santos. Asimismo, también en lengua española, han aparecido en nuestros días algunos catálogos de santos, en forma de monografías o diccionarios breves. No todos con el mismo ri gor científico exigido y, algunos de ellos, con una evidente falta de objetividad, movidos por la simple curiosidad folclórica, cultural o devocional. Pero también es innegable un renovado acercamiento a las vidas de los santos desde otros muchos puntos de vista. El despertar re ligioso-espiritual de nuestro tiempo y este particular momento eclesial en el umbral de un nuevo milenio han contribuido poderosamente a ello. De un abusivo y exagerado culto a los santos, impregnado no pocas veces de folclore -sobre todo en España- o de tradiciones ancestrales -espe cialmente en Latinoamérica-, se pasó a una actitud iconoclasta, apoya da en un malentendido cristocentrismo, para terminar, ahora en nuestros días, en una situación que podemos llamar de equilibrio en la que el santo aparece como un personaje cercano y con rostro amable que, con su ejem plo, refleja el Misterio e invita a la sequela Christi. Pero también «se dice a veces que hoy se realizan demasiadas beati ficaciones». Esta expresión, por extraña que parezca, no está tomada de ningún medio de comunicación, sino que fue pronunciada por el propio papa Juan Pablo II en 1994: «Esto, además de reflejar la realidad, que, gracias a Dios, es como es, corresponde también al deseo expresado por el concilio Vaticano II. Tanto se ha difundido el Evangelio en el mundo, y tan profundas son las raíces que ha echado su mensaje, que precisa mente el gran número de beatificaciones refleja vivamente la acción del Espíritu Santo y la vitalidad que brota de él en el campo que es más esen cial para la Iglesia, a saber, el de la santidad» (Discurso en el V Consis torio Extraordinario, L'Osservatore Romano, Edición semanal en lengua española, 20 de junio de 1994). Y es que fue precisamente el sínodo extraordinario de obispos convo cado para celebrar los veinte años de la conclusión del concilio Vatica no JI el que recordó que «hoy tenemos una gran necesidad de santos, que hemos de implorar asiduamente a Dios» y que ellos «han sido siempre fuente y origen de renovación en las circunstancias más difíciles de toda la historia de la Iglesia» (Relatio fina lis II, A, 4). Nace, por tanto, en el Introducción a la edición española 14 15 Introducción a la edición española Concilio esta «vuelta» a los santos bajo una nueva luz, ajena a tradicionalismos obsoletos, reconociendo en esta legión de hombres y p~r~ España o América Latina. Ambas constataciones nos empujaron a mujeres las «maravillas de Cristo» (cf Sacrosanctum concilium 111). mlclar una segunda fase en la que se redactasen las voces ausentes y se Y en cada época, como se apuntaba en la Presentación, se ha buscado revisase a fondo el catálogo de santos que conformaría la edición en len un m.odelo de s~ntidad o, por .las circunst~ncias históricas vividas por la gua española. Iglesia, ha surgido un determmado prototipo de santo. En los primeros En otoño de 1996 se entró en contacto con la mayoría de las diócesis siglos fueron los mártires, en la Edad media los abades, teólogos y vír españolas para que ayudasen a confeccionar una lista de santos propios genes, en la Edad contemporánea los fundadores y misioneros, para vol que no tenían por qué compartirse con la edición italiana. Igual se hizo ver de nuevo a los mártires de los siglos XIX y XX. Pero, en el momento con numerosas congregaciones religiosas. La respuesta fue extraordinaria presente, ¿no es el santo laico un ejemplo a imitar? De hecho, nunca y desbordó nuestras expectativas: llegaron a nuestra Redacción, en los como ahora han sido elevados a los altares tantos padres y madres de fa doce meses siguientes, casi doscientas nuevas voces, elaboradas milia, cristianos de cualquier condición social o profesión. Con ello eficientemente por más de cincuenta nuevos colaboradores, en su mayo ¿quiere subrayar la Iglesia que la santidad es la vocación de todo cristia~ ría sacerdotes diocesanos o religiosos, pero también laicos: encargados no, como proclamó solemnemente el concilio Vaticano 11 en la constitu de archivos catedralicios, académicos, profesores universitarios, cronis tas locales, postuladores, etc. A todos ellos dirigimos, desde ahora, nues ción Lumen gentium? También las jóvenes Iglesias presentan sus primeros santos a la Iglesia tro más sincero agradecimiento por la generosidad y prontitud de sus res puestas y por el interés mostrado desde el principio. Sus nombres apare universal. No sólo es signo de madurez el aumento del clero autóctono cen en la lista de colaboradores, pero merecen una mención especial -sin o la implantación de comunidades eclesial es, también lo es el reconoci que suponga detrimento alguno para los restantes- D. José Luis Repetto miento de mártires, fundadores y cristianos que, con su vida y muerte, sir ven de semilla para generaciones futuras. Buen ejemplo de ello es Amé Betes, deán de la S. 1. Catedral de Jerez de la Frontera; D. Felipe Abad León, académico C. de las Reales Academias de la Historia y Española rica Latina, donde en los últimos años algunas naciones han visto eleva de la Lengua (Logroño), y D. Francisco Javier Martínez Medina, profe dos a los altares a sus primeros santos o beatos. sor de Historia de la Iglesia en la Facultad de Teología de Granada. Ellos son a quienes más hemos importunado con consultas o por el número de * * * voces encargadas. Pero nuestra labor no se detuvo ahí, consideramos también que en un La participación de SAN PABLO (España y Latinoamérica) en este Diccio diccionario hagiográfico en lengua española no podía faltar su proyec nario de los santos comenzó, en una primera fase, allá por el año 1994, ción latinoamericana. En contacto con todas las Redacciones america bajo la coordinación de D. Fernando Rivas Rebaque, del equipo edito rial SAN PABLO. Las voces correspondientes a «santos españoles» o «la nas de SAN PABLO, se recogió material para preparar otro buen número de artículos de santos latinoamericanos, sin olvidar a los más recientemen tinoamericanos», como Teresa de Jesús, Ignacio de Loyola o Antonio te llegados a los altares. María Claret, por citar algunos ejemplos, se encomendaron entonces a los Tras eliminar más de un centenar de voces de la edición italiana y añadir mejores especialistas. Estos artículos aparecen conjuntamente en ambas estas doscientas nuevas aportaciones, nuestro Diccionario alcanza aho ediciones (española e italiana). Pero a medida que avanzaba el proceso ra las mil biografías, cuyos criterios han sido los mismos expuestos por de preparación de nuestra edición (traducción y adaptación de voces) nos los directores en la Presentación; también se han excluido aquellos per dábamos cuenta de que aún faltaban muchos de los santos venerados en sonajes de la vida de la Iglesia que, aun gozando de fama de santidad o las diócesis españolas (mártires de la época romana, patronos de ciuda de una posición relevante, aún no han sido elevados a los altares des, fundadores de congregaciones religiosas o algunos de los más sig (Bartolomé de las Casas, Girolamo Savonarola, Pablo VI, Madre Teresa de nificativos mártires de la Guerra civil), así como santos o beatos de CaIcuta, Santiago Alberione u otros fundadores de congregaciones reli Latinoamérica. Por otro lado, algunas de las voces italianas que nos iban giosas, etc). Muchos echarán en falta a otros santos, patronos o fundado_ llegando correspondían a santos o beatos de la Edad media muy ligados res, pero toda obra ha de tener unas limitaciones de espacio y tiempo que localmente a diócesis italianas o a otros lugares de Europa pero que, sa obligan a hacer una selección que siempre será injusta. Los tendremos en cados de su contexto histórico-geográfico, no tenían relevancia alguna cuenta en futuras ediciones. Introducción a la edición española 16 Otro problema se refería a la fijación de la fecha para «cerrar» el Diccio DIRECCIÓN Y COLABORADORES nario. Como antes apuntábamos, las canonizaciones y beatificaciones han sido tantas con la llegada de Juan Pablo II al solio pontificio que se han convertido en praxis habitual de la vida de la Iglesia. Por ello, parecía no poder ponerse término a la labor de redacción de voces. Y no es que quisiésemos incluir a todos, pero sí, al menos, a los españoles o latinoame ricanos más significativos y más recientemente elevados a los altares. Pro curando que no faltasen estos últimos, hemos incluido en el Diccionario a todos aquellos beatificados o canonizados hasta el Gran Año Jubilar, ce DIRECTORES rrando la obra con Juan XXIII. Lo curioso, además, no es que haya aumen Claudio Leonardi-Andrea Riccardi tado el catálogo de santos en estos últimos años, sino que muchos de los Gabriella Zarri que, al confeccionarse la lista inicial, eran beatos, ahora ya son santos (Edith Stein, Marcelíno Champagnat o los Mártires de Turón), o han reci REDACTORES bido nuevos títulos por parte de la Iglesia (como el de Doctora para Tere Elio Guerriero-Dorino Tuniz sa de Lisieux). No damos por perdidos los esfuerzos de tantas personas para que este Diccionario de los santos sea punto de referencia para estudiosos, pro EQUIPO EDITORIAL fesores y cuantos, desde diferentes ambientes, tengan interés por una ha Dirección Editorial: Juan Antonio Carrera giografía renovada. Es un Diccionario fundamentalmente de carácter his Coordinación Editorial: Juan Antonio López tórico -avalado por los bagajes académicos de sus colaboradores-, pero Redactor Jefe: Pedro Miguel García Fraile es también un Diccionario que podrá tener, y así se ha pretendido, otros muchos usos para el lector: informativo, cultural, litúrgico, espiritual y Traducción enciclopédico. Ezequiel Varona, Pedro M. García Bastaría con ordenar cronológicamente y releer la vida de este millar Adoración Pérez de santos relacionando entre sí a contemporáneos, compañeros o amigos, o agruparlos por naciones o áreas geográficas, para damos cuenta de que lo que tenemos delante es la historia de los dos mil años de vida de la COLABORADORES Iglesia. Es como si cada santo fuese una tesela de un mosaico, y todas ellas, puestas una al lado de otra, aportando forma y color, conformasen ABAD LEÓN Felipe: Académico C. de las Reales Academias de la Histo un rostro nítido, el de Jesucristo, a quien trataron de seguir evan ria y Española de la Lengua. Cronista Oficial de la Rioja. Voces: AL gélicamente en circunstancias diferentes y por caminos diversos: unos fonso Mena y Alonso Navarrete; Germán Pérez; Gregario Escribano; derramando su sangre, otros con su predicación o sus escritos y otros con Jerónimo Hermosilla. una existencia vivida en pobreza y sencillez. Todos ellos contribuyen a que los cristianos del siglo XXI puedan seguir reconociendo ese Rostro AIROLDl Marina: Profesora de Historia de la Iglesia en el Jnstituto Supe en la Iglesia del Tercer Milenio. rior de Ciencias Religiosas (Novara). Voces: Germana Cousin; Inés de Roma; Juana de Lestonnac; Juana de Valois. EL EDITOR ALAIZ PRIETO Atilano: Escritor. Voz: Antonio María Ciare( ALDEA CHACOBO Francisco: Profesor de secundaria y canónigo de la Madrid, 29 de junio de 2000 concatedral de San Pedro de Soria. Voz: Saturio. Solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo ÁLVAREZ Tomás: Profesor de Teología espiritual en la Facultad del Nor te de España (Burgos). Voz: Teresa de Jesús. Dirección y colaboradores 18 19 Dirección y colaboradores !\MATO Angelo: Profesor de Teología dogmática en la Pontificia Univer BERTOLOTTI Agostino Maria: Licenciado en Historia de la Iglesia moder sidad Salesiana (Roma). Voz: María. na. Voces: Arnoldo Janssen; José Allamano. ÁNIZ IR/ARTE Cándido: Profesor del Instituto Superior de Filosofía (Do BETTIOLO Paolo: Profesor de Historia del cristianismo en la Universidad minicos de Valladolid). Voces: Antonio de León; Francisco de Capi de Padua. Voces: Afraates; Efrén; Nilo. llas; José Fernández de Ventosa; Juan Macías; Juana de Aza. BIANCHI Angelo: Universidad Católica del Sacro Cuore (Milán). Voces: ANTÓN SOLÉ Pablo: Profesor de Historia del Arte en la Universidad de Jerónimo Emiliani; José de Calasanz; Juan Bautista de la Salle; Lo Cádiz. Archivero diocesano y catedralicio de Cádiz. Voz: Servando y renzo Justiniano; Pedro Canisio; Roberto Belarmino. Germán. BOESCH Sofia: Profesora de Historia medieval en la III Universidad de ARRAIZA FRAUCA Jesús: Doctor en Historia y canónigo de la S.1. Catedral Estudios de Roma. Voz: Catalina de Siena. de Pamplona. Voces: Felipe de Jesús Munárriz y compañeros claretianos; Fermín; Francisco Dardán y compañeros; Gregorio de La BONILLA Vicente: Canciller-Secretario de la diócesis de Tarazona (Zara Berrueza; Honesto de Nimes; Veremundo de Irache; Virila de Leyre. goza). Voces: Félix y Régula; Gaudioso; Juan de Cetina; María del Pilar de San Francisco de Borja y compañeras; Martín de San Nico AUBERT Roger: Profesor de Historia de la Iglesia en la Universidad de lás y compañeros; Millán; Prudencio. Louvain-Ia-Neuve. Voz: Pío X. B0RRESEN Kari Elisabeth: Profesora de Estudios medievales en la Uni AZNAR FORA Rosario: Religiosa de la Congregación de Hermanas de la versidad de Oslo. Voces: Brígida de Suecia; Juliana de Norwich. Caridad de Santa Ana. Voz: María RafoLs Bruna. BORZOMATI Pietro: Profesor de Historia contemporánea en la Universidad BARCELLONA Rossana: Universidad de Catania. Voz: José de TesaLónica. para Extranjeros de Perugia. Voz: Aníbal María de Francia. BARONE Julia: Profesora de Historia medieval en la Universidad La BRUFANI Stefano: Profesor de Literatura latina medieval en la Universi Sapienza (Roma). Voces: Benedicto XI; Bruno; Clara de Montefalco; dad de Calabria. Voces: Antonio de Padua; Clara de Asís; Coleta Boylet; EscoLástica; Francisca Romana; Inocencio XI; Juan de Columbano; Inés de Asís; Inés de Praga; Pedro Thomas; Ubaldo. Gorze; Juana de Arco; Sabina; Urbano V. CABRIA Agustín: Superior de la Comunidad del Colegio La Salle-Felipe BASTIAENSEN A. A. R.: Profesor de la Universidad de Nimega. Voces: An Benito (Sevilla). Voz: Aurelio María y compañeros. tonio, abad; Atanasio de ALejandría; Perpetua y FeLicidad; Policarpo de Esmirna. CAFFIERO Marina: Profesora de Historia contemporánea en la Universi dad La Sapienza (Roma). Voz: Lucía Filippini. BAUD Philippe: Centro Católico de Estudios de Lausanne. Voz: Nicolás de Flue. CAMPOS y FERNÁNDEZ DE SEVILLA Francisco Javier: Miembro del Institu to Histórico Español y Extranjero; rector de la Universidad de Estu BEAUDOIN Yvon: Relator en la Congregación de las Causas de los San dios Superiores de El Escorial (Madrid). Voces: Beatriz de Silva y tos. Voces: Eugenio de Mazenod; José Gérard. Meneses; Fernando l/I; Tomás de Villanueva. BÉCARES BOTAS Vicente: Profesor titular de Filología griega en la Univer CANNELLl Riccardo: Universidad de Sassari. Voces: Mártires de México; sidad de Salamanca. Voces: Alfonso Rodríguez; AtiLano. Miguel Agustín Pro. BELTRÁN Jerónimo: Canónigo magistral de la S.1. Catedral de Terue!. Vo CANTARELLA Glauco Maria: Profesor de Historia medieval en la Universi ces: AnseLmo PoLanco Fontecha; Dionisio PampLona de Santa Bárba dad de Estudios de Bolonia. Voces: Adalberón de Wurzburgo; Bruno de ra y compañeros; Felipe Ripoll. Querfurt; Bruno de Wurzburgo; León IX; Otón; Urbano l/; Víctor IlI. BENVENUTI Anna: Profesora de Historia medieval en la Universidad de Es CASERA Domenico: Director de la revista «Camillianum» (Roma). Voces: tudios de Florencia. Voces: Emiliana; Juan Colombini; Zita de Luca. Camilo de Lelis; Juan de Dios. BERTI Paolo: Arquitecto. Voz: Clelia Barbieri. CAVAGuA Piera: Pontificia Facultad de Ciencias de la Educación «Auxilium» (Roma). Voz: María Dominica Mazzarello. Dirección y l'olaboradores 20 21 Dirección y colaboradores CAVEJ)() Romeo: Licenciado en Teología y en Ciencias bíblicas. Voces: DANTE Francesco: Universidad La Sapienza (Roma). Voces: Antonio Ma David; Gabriel; Job; Miguel; Rafael; Susana; Tobías y Tobit. ría Gianelli; Benito José Labre; Clemente María Hojbauer; Emilia de CHEVALLEY Eric. Voces: Galo; Magno; Mauricio; Otmaro; Teodoro Vialar; Filipina Rosa Duchesne; Gaspar del Búfalo; Gaspar Luis (Teódu/o ). Bertoni; Juan Nepomuceno Neumann; Maximiliano María Kolbe; Mi guel Garikoitz. CHlESA Paolo: Profesor de Literatura latina medieval en la Universidad de Udine. Voces: Bábilas; Bias; Cirifo de Alejandría; Juan el Limos DE FRÍAS TOMERO, María del Carmen: Religiosa de la Congregación Hi nero; Lucas Estilita; Martín I. jas de Jesús; ex-Postuladora general. Voces: Cándida María de Jesús; María Antonia Bandrés Elósegui. CIPRIANI Settimio: Profesor de Sagrada Escritura en la Pontificia Facul tad de Teología de Italia meridional. Voces: Andrés; Bartolomé; Feli DE PALMA Francesco: Universidad La Sapienza (Roma). Voces: Ana Ma pe; Judas Tadeo; Matías; Pedro; Santiago el Mayor; Santiago el Me ría Giannetti Taigi; Ángela Salawa; Antonia Mesina; Benildo Pedro nor; Simón; Tomás. Romanr;on; Carolina Kózka; Clementina Anwarite Nengapeta; Fede rico Janssoone; Gabriel de la Dolorosa; Gianna Beretta Molla; Isa CONDE Josefa: Religiosa de la Congregación de Hermanas dominicas de bel Canori Mora; Laura Vicuña; Magdalena de Canossa; María del la Anunciata. Voz: Francisco Coll y Guitart. Divino Corazón de Jesús Droste; María Josefa Naval Girbés; Márti res del nazismo; Mártires en tierras islámicas; Narcisa Martillo CORTESI Maria Rosa: Profesora de Filología latina medieval y Morán; Teresa de Jesús de los Andes; Victoria Rasoamanarivo. humanística en la Universidad de Pavía. Voz: Alejandro de Bérgamo. DE PEDRO GRESA José: Párroco de Sarrión (Teruel). Voces: Faustino Villanueva Igual; Joaquín Royo Pérez. CREMASCOLI Giuseppe: Profesor de Literatura latina medieval en la Uni versidad de Bolonia. Voces: Arsenio el Grande; Casiano; Cesáreo de DEGL'INNOCENTI Antonella: Universidad de Estudios de Trento. Voces: Ale Aries; Cristóbal; Eusebio de Vercelli; Ireneo de Lyon; Juan de Lodi; jandro de Fiesole; Bartolomé de San Gimignano; Donato de Fiesole; León I Magno; Pablo Ermitaño; Sidonio. Juan Gualberto; Paulino de Aquilea; Roberto de la Chaise-Dieu. CRIMI Carmelo: Profesor de Literatura bizantina en la Universidad de DELVILLE Jean Pierre: Seminario Saint Paul en Louvain-la-Neuve. Voces: Catania. Voces: Águeda; Alejandro de Alejandría. Damián; María Teresa Haze; Muciano María Wiaux. CRISCUOLO Vincenzo: Director del Instituto Histórico de los Capuchinos DÍAZ CATALÁN Juan Julián: Licenciado en Historia eclesiástica por la (Roma). Voz: Lorenzo de Brindis. Pontificia Universidad Gregoriana (Roma). Voces: Claudina Thévenet; Emilia María Guillermina de Rodat; Pedro Julián Eymard. D' ALATRI Mariano: Instituto Histórico de los Capuchinos (Roma). Voz: Félix de Can ta licio. DIERKENS Alain: Profesor de Historia medieval en la Universidad de Bru selas. Voces: Crodegango; Geraldo de Aurillac; Remigio. D' ANGELO Augusto: Doctor en investigación en Historia religiosa. Voces: Antonio María Pucci; Francisco Faa di Bruno; Francisco María de DITCHFIELD Simon: Profesor de Historia moderna en la Universidad de Campo ros so; José Benito Dusmet; José Nascimbeni; Leopoldo de York. Voces: Conrado Confalonieri; Eduardo Powell; Pío V. Castelnuovo; Luis Orione; María Bertilla; María Crucificada di Rosa; DOLBEAU Fran¡;:ois: Director de «Études» en la «École Pratique des Hautes María Josefa Roselló; Rafael de San José Kalinowski; Timoteo Études IV». Voces: Dionisio, Rústico y Eleuterio; Domingo de Sora. Giaccardo; Vicente Romemo. DONNINI Mauro: Profesor de Latín medieval en la Universidad de Perugia. DAL PINO Franco Andrea: Profesor de Historia de la Iglesia medieval en Voces: Abbón de Fleury; Alejandro de Jerusalén; Bárbara; Catalina la Universidad de Padua. Voces: Felipe Benizi; Juliana Falconieri; Sie de Alejandría; Cirilo y Metodio; Crispín y Crispiniano; Cristina de te Santos Fundadores. Bolsena; Epifanio de Salamina; Ervedo; Julián el Hospitalario; DALARUN Jacques: Director de la sección medieval del «École Fran¡;:aise» Leonardo de Noblat; Marino; Papías; Paula Romana; Serapión. de Roma. Voces: Bernardo de Tiron; Roberto de Arbrissel. EGIDO Teófanes: Carmelita Descalzo. Voz: Pedro Regalado.

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