A veces... las apariencias engañan.
Una serie de asesinatos en serie están trayendo de cabeza a las autoridades. El asesino siempre utiliza el mismo modus operandi. Mata a mujeres sin dejar rastro, casi todas mueren por asfixia mientras están manteniendo relaciones sexuales. El nexo común entre ellas es su alto poder adquisitivo. Se desconoce la identidad del asesino que va dejando un reguero de muertes a su paso en diferentes partes del mundo.
Susannah, una detective privado que ha sido contratada para investigar este caso en concreto lleva meses siguiendo al presunto asesino. Ha dado con él y ha conseguido una cita para verse, necesita desenmascarar al hombre que lleva sembrando el pánico entre las mujeres de la alta sociedad mundial. La cita es en la casa de él. Un piso de lujo en Nueva York. Durante toda una noche mantendrá un encuentro del que no se olvidará jamás. Además, para no olvidarse de nada, lleva un diario donde anotará minuciosamente toda la noche con él.
Leo Lloyd es el candidato perfecto para ser el asesino en serie que mantiene en jaque a todas las autoridades. Él lo sabe, es consciente de que la asistencia a fiestas de lujo alrededor del mundo lo apuntan a él para ser el asesino. Sin embargo, él también sigue la pista del asesino. Es un infiltrado y trabaja para diferentes organizaciones a nivel mundial. Decide quedar con Susannah, una mujer con la que lleva tiempo hablando vía email y telefónica y por la que siente cierta atracción. Una atracción brutal que es latente en la única cita que van a tener.
Sexo y asesinatos se intercalan haciendo que sea una historia dinámica y morbosa para el lector.