Description:Eso fue lo que dijo apenas verme: —¡Detenga a mi asesino, pesquisa! La miré de pies a cabeza. La volví a mirar de nuevo, y en el acto me dije que si la mujer que ahora estaba frente a mí era un cadáver, me gustaría viajar con ella hasta el propio infierno, y dentro del mismo ataúd. De nuevo la miré. Era pelirroja. Pelirroja y muy hermosa. Tan hermosa como yo no había visto a mujer alguna, y con unas piernas, que exhibía desde un par de dedos por encima de la rodilla, capaces de producir un cataclismo en el mismo centro de la California Street de San Francisco. Y continué mirando.