·' • I\C :? v· . ,.'; . -- I ' EL PERU .· .¡ . s . SABOGAL ~OSE DEL ARTE EN EL PERU y OTROS ENSAY.OS , , • • • , • A~ DE LA MUJER P.ERUANA • • • , (e) de esta edición: Instituto Nacional. de Cultura Ancash 390 1, Perú 1975 Carátula: Octavio Santa Cruz in/tituto nacional de cultura , .. DEL EN _ EL PERU y otros ensayos , SABOGAL ~OSE próiogo: luis e. valcárcel . PROLOGO , El 5 de febrero de 1940 José Sabogal firmó una "Recopilación de' alg'Ultas observaciones sobre e arte en el Perú". 35 años después el Instituto Nacional de Cultura puJ1lica ese estudio tan modestamente titulado, que no es otra cosu que un tratado sobre Arte Popular del Perú, el primero que se escribe. Sabogal mantuvo en absoluta rese1'va ese tra bajo, como si lo estimase incompleto, no digno de editarse. Nadie, ni sus más íntimos amigos, ni el auto'!' de estas líneas prelimina'!'es, supie ron que el Maestro guardaba tan p'!'eciado es crito. Temía se'!' obligado a publicarlo y él des confiaba de su validez. José Sabogal Wiesse, cumpliendo un deber filial, entrega estos es critos y ahora sabemos qué son preciosas las observaciones que iba haciendo a lo largo de su carrera artística y en íntima comunión con el a'!'te del .pueblo, de los humildes retableros, tejeqores, o'!'febres, ebanistas, a quienes él trató familiarmente, animándolos con su palabra austera y al propio tiempo cordial. Comienza el libro con una visión de conjunto del arte pre.c olombino, para tomarlo como refe- 7 rencia esencial para explicar la habilidad '!I el sentido estético, de natural armonioso, espontá nee> e il!genuo, casi siempre anónimo, que deja ba paro la posteridad tantas obras llen:as de honradez profesional, sin sofisticaciones, sin en gaño. En los mates, en retablos, en: las figurillas de madera o de yeso, en las cruces de lata, en las alfombras caseras, en el arreo del jinete c1'ioUo, en los ponchos de vicuña o de algodón, en las prendas de vestir, en los adornos de la gente común o de las veneradas imágenes re- .ligiosas, en tantísimas rtuestras del genio po pular, descubría Sabogal no sólo su belleza si no el secreto de sus ~rígenesindígeno-hispá nicos, aun en los templos de aparente pureza europea. Su ojo avizor iba siguiendo la línea perua?:ta desde sus lejanísimos comienzos. Es ta constante revelación de lo pe1'uano fue la ca1'acterística de Sabogal, revelación que se patentiza en sus propias obras, trátese de per sonajes indios, blancos, mestizos o negros. Por eso José Sabogal no fue el pint01' de "indios" sino el pintor de peruanos de todos los pelajes, en que descubría lo "indígena", es decir, lo nuestro, lo intransferible. Su escuela fue indi:.. genista en este profundo sentido. A él le de bemos el rescate de lo peruano en la pintura. (Antes de él se pintaba lo extranjero, aunque se tratase de cosas o personas del Perú). Bienvenido sea este mensaje póstumo del.qran artista. Luis E. Valcárcel B AUTOBIOGRAFIA DE JOSE SABOGAL . ~ Nací en Caja bamba, ciudad cabeza de provincia en el departamento de Cajamarca (Perú) a 2,700 me tros de altura, ubicada ~ bella vertiente ancha y • fértil, qm abundantes arroyos, juguetones riachue los y caudaloso río en el c~cano valle de clima tro pical. Sólo la etapa de mi infancia transcurrió en es ta Arcadia andina en el encuentro de dos siglos: fi nes del siizo XIX y alboracta del XX. A los nueve años intenté una esca.pada hacia la costa. En el camino frustraron la aventura infantil amistades de mis padres. A los doce años conocí el mar; una beca me llevó a un colegio trujillano, pe ro a los pocos meses fugué del in.ternado y en cinco días de marcha a pie volví a mi pueblo. A los dieciséis años salí a correr mundo. En el valle de Chicama quemé mi adolescencia en aras de mi ilusión de viajar a Europa. A los veinte años me embarqué para Lima y algunos días despúés pOlO la ruta de Panamá me dirigí a Italia. En Roma inicié m!s estudios para pintor con apasionada voluntad, como vengando mis años de la 9 adolescencia. Mi permanencia en esa ciudad, sumer gido en su poderoso ambiente de arte y luchando por el ~stu. y por el sustento, fue etapa intensa, in quietante y básica en mi formación estética. En Italia viajé por sus bellas ciudades y pueblos. Viajé por Francia y por las costas africanas, Arge pe lia y Marruecos. Entré a España y recorrí mucha nínsula con la rara sensación de ser o no ser, así co mo hijo pródigo de la bravía tierra española. Dejé Europa en aventura de buque velero y me • radiqué en Buenos Aires: 'eanudé estudios y corrí grata y fecunda bohemia con inolvidables camaradas • de arte. En los Andes argentinos del Norte hice pro- vechosa tarea de paisaje y de figura, con los autóc tonos, como interesante motivo. Volvía a Buenos Aires con fines de retorno a Europq. pero la belleza inédita de los Andes ameri canos tuvieron en mí fuerte atracCión y planeé via-· jar a Cuzco. Realicé un viaje inolvidable por la ma gia arcaica que la ruta del Antiplano, el Titicaca íJ el sagrado río Vilcamayo operaron en mi sensibilidad. En Cuzco me detuve seis meses sólo dedic¡¡do i1 pintar tratando de interpretar su carácter, su bella luz plateada y sus dorados "soles de los g~ntiles". Esta tierra cuzqueña tuvo fuerte embrujo en el desarrollo de mi posterior obra en el Perú. De Cuzeo me dirigí a Lima por la ruta del fe ¡·rocarril y el mar, y otra vez yo iba recogiendo con 10 unción las bellas estampas de la variada efigie perua na, estampas directas y sentidas que han formado • en mí la devoción estética por mi país. ~ Ea'Puse mis telas pintadas en Cuzco, el 15 de julio de 1919, aprovechando un remanso de la bo rrasca política de esa hora. Cayó esta muestra como si fueran motivos de exótico país; el medio limeño aún permanecía entre los restos de sus murallas vi rreinales, con más conocimiento de mar afuera que de mar adentro. • • En la opinión pública se suscitó acalorada .con- troversia. Esta actitud que elevantara mi muestra, fue para mí muy grata, pues no hubo ante ella ac titud de indiferencia. Mi primera presentación en Li ma a mi vuelta del exterior con pinturas pintadas en Cuzco fue la iniciación L . .1 a mi ser el portaestan darte y "cabeza de turco" para la diatriba. A base de esta exhibición vino más tarde el grupo de pintores motejados de "indigenistas" por la razón de busca'" la expresión estética de nuestro país. Viajé a -México en la hora inicial del poderoso movimiento artístico que hizo el milagro de colocaT al país azteca en la carta geográfica del arte univer sal. Volví con mayores ímpetus para continuar mi peregrinación 'de pintor por el territorio peruano. Nuestros viajes aún continúan, los pintores "in digenistas" también siguen en este plan y hace ya algunos años que, también en el Perú, se ha logrado 11 . 'u!guna representación en el mundo de las artes, pOI ... el esfuerzo; ideal~s y calidad del grupo. Fui invitado a Estados Unidos, en 1942, después me dirigí a México y me acogieron en lo oficial co mo huésped del gobierno y en 10 particular, en el campo de los artistas, con el encanto de una acogida fraterna. De regreso en 1943 reanudé mis funciones de Di rector de la Escuela Nacional de Bellas Artes, pero en julio del mismo año urgido por mis inquie- • tudes de pintor opté por ~is propias tareas. En 1946 acepté el ~impático requerimiento del Museo de la Cultura Peruana, para formar el Insti tuto de Arte Peruano. Los seis pintores "indigenis tas" que lo formamos, investigamos en las artes pe ruanas de todós los tiempos y ya hemos logrado for mar del período moderno, el Museo de las Artes Populares. 12