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De Viena a Londres y Nueva York : emigración de psicoanalistas durante el nazismos PDF

220 Pages·2003·5.234 MB·Spanish
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Riccardo Steiner D V il L e üna a ondres N Y y ueva ork E migración de psicoanalistas DURANTE EL NAZISMO Ediciones Nueva Visión Buenos Aires 304.82 Steiner, Riccardo STE De Viena a Londres y Nuevas York. Emigración cío psicoanalistas durante el nazismo - 1" ed. - Buenos Aires: Nueva Visión, 2003. 224 p,, 19x13 cm - (Claves. Mayor) Traducción de Horacio Pons I.S.B.N. 950-602-452-9 I. Titulo - 1. Emigración Título del oi'ifíiiuil om íü(']('íí: "Ií ¡s a nnw kitul of diasporn". lixploratituw in llic .•u<c¡oi«tlitic<il <ii)il cultural context of psyrlioaiialysis. 2000 <D Riccardo Steiner First published by H. Karnac (Books) Lid., represented hy Cathv Miller Foreign Righl.s Agency, l.ondnn, 10n i; 1 a i id. © SpunÍMh Inngungc cditions Nueva \'i«ion S A f.( Arcenlina, 200,'I The righcls of Riccardo Steiner Lo he i den l i II ed as the aul hnr of t.his work ha ve been asserled in acconlanco wil h §¡j 77 v 7H of I he Copyright I >('sií;n and Fatenis Act 1988. © 2003 por Ediciones Nueva Visión SAIC. Tucumán 3748, (1189) Buenos Aires, República Argentina. Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723. Impreso en la Argentina / l’rinted in Argentina AG PADECIMIENTOS I'll trabajo mí H cual se ha'-a esto libro si* levó ui iitin¡t 1 ín<>¡¡t<> rn el I’i im«'t Congreso de la Internut ionrti Association for! lie 1 hstory of Psychoanalysis celebrado en París on mayo do 1987, y se publicó on ol número uno do la Revue Internationale (1'Histnirc tle la Písyelianalyae. La versión inglesa, que ahora reeseribí por cornple- ír, y amplió notoriamente, apareció por primera vez en I n Interna­ tional Iieeieir ofPsyclw-Amtlysi'i, 16, 1989, pp, 3fj-7(>,y t ambién so leyó en el IPTAK [Instituto for Psychoanalytic Training and Research] de Nueva York en noviembre (le HXS7. Aprovecho esta oportunidad para expresar mi a^radi-enniento a Pearl King, (piien, cuando comencé las investigación."- para este trabajo, era archivista honoraria di1 la British Psyeho-Analvtieal Society; a M. Molnar, del Freud Museum do Londres, y a los Sigmund Freud Copyrights de Colchester, por su asistencia y el permiso que me concedieron para citar las cartas utilizadas en esto libro Debo a Andrew Paskauskas algo más que una cita extremadamente útil de The Complete Corresjnnuienee of Sig- mund Freud and Ernest Jones 1908-19,19 (1993). También estoy particularmente1 agradecido con la difunta Use Hollinan y con la doctora -Josephine Stross por su ayuda. Querría asimismo agradecer a Jill D tincan, archivista ejecutiva de la British Psycho-Analvtical Society; a Adriana Poyser. con quien tengo una especial deuda de gratitud por la paciencia y la inteligencia que consagró a la revisión del manuscrito, v a Klara y Eric King, por su destreza y tolerancia en el proceso de produc­ ción del libro. Cesare Sacerdoti anhelaba esto libro o hizo posible su publica- ción: sabe que su afecto me conmueve particularmente. Y ambos sabemos qué significó la diáspora para nosotros y nuestros parien­ tes. 6 PREFACIO Como parte de una investigación más amplia sobre los efectos culturales de la “nueva diáspora" en Gran Bretaña y otros países en lo concerniente al psicoanálisis, este libro describe algunos aspec­ tos de la política de la emigración de psicoanalistas alemanes y austríacos durante la persecución nazi. Dado el papel fundamental desempeñado por Ernest Jones en esa singular serie de circunstancias, y visto que él y Anna Freud eran individuos muy interesantes, tanto en su dimensión intelec­ tual como “institucional” (podríamos llamarla así, considerando el rol que jugaron en el desarrollo del psicoanálisis), la correspon­ dencia entre ambos durante ese período es, a mi juicio, una fuente de excepcional importancia para quien desee entender la signifi­ cación de lo que en este libro denomino “política de la emigración”. La correspondencia entre Ernest Jones y Anna Freud es un extenso intercambio de cartas, iniciado a fines de la década de 1920 y proseguido hasta la muerte de Jones en 1958. De estas cartas, alrededor de doscientas veinte fueron escritas entre 1933 y 1939; este período concluye con un mensaje de Anna Freud a Jones fechado el 20 de enero de 1939 y enviado desde su casa en 20 Maresfield Gardens, Londres NW3, donde ella había encontra­ do refugio junto con su padre y su familia algunos meses antes. Freud moriría en septiembre de 1939 en esa misma casa, y ésta seguiría siendo el hogar londinense de Anna hasta su fallecimien­ to en 1982. Las restricciones de espacio no dejan aquí margen a prolonga­ das digresiones metodológicas. Sin embargo, debo recordar al lector que este libro no puede ser sino una resolución parcial de los 7 problemas en discusión. Una de las principales limitaciones es que sólo pude contar con el material disponible en Londres. Sobre la base de la correspondencia entre Anna Freud y Ernest Jones y la intercambiada entre Jones y A. Brill, Sigmund Freud y otros, así como otros documentos, todos conservados en los archivos de la British Psycho-Analytical Society, el libro se concentra particu­ larmente en la emigración de analistas judíos alemanes y austría­ cos a Inglaterra, aunque los materiales usados permiten al lector tener un panorama muy claro de los complejos problemas relacio­ nados con la misma emigración a los Estados Unidos y otros países durante la década de 1930. La correspondencia preservada en los archivos de la British Psycho-Analytical Society no es en modo alguno completa. En realidad, faltan muchas de las cartas, tanto deJones como de Anna Freud, así como de otros corresponsales. Es más que probable que éstos y otros materiales concernientes a los problemas analizados aquí se encuentren entre las numerosas cartas pertenecientes a Anna Freud y otros que, junto con los originales de los mensajes enviados por Jones a Anna después de 1945, terminaron en la Biblioteca del Congreso en Washington, DC, así como en otras bibliotecas norteamericanas. Es igualmente probable quo quienes tengan acceso a estos materiales puedan sacar a la luz datos adicionales. No obstante, sin pretender parecer abiertamente presuntuoso, confío en haber conseguido dar una primera idea aproximada de la política de la emigración tal como se concibió y puso en práctica en Londres durante los años en cuestión. No querría suscitar ninguna perplejidad metodológica, pero no creo que el descubrimiento de otros documentos modifique de manera radical mi reconstrucción de los hechos, al menos en lo que se refiere a Jones. Dicho esto, es indudable que, de hallarse nuevas pruebas, éstas contribuirían a completar el cuadro. 8 “ES UNA NUEVA CLASE DE DIÁSPORA' Articular históricamente el pasado no significa reconocerlo “tal como realmente fue" (Rankc). Significa apoderarse de un recuerdo cuando destella en un momento de peligro. Walter Benjamín, “Thesea on the philosophy ofhistory”, 1970, p. 247 1 INTRODUCCIÓN En este libro me gustaría llamar la atención sobre lo que somos capaces de exhumar cuando estudiamos las cartas entre Anna Freud y Ernest Jones, en particular las escritas entre 1933 y 1939, centradas en los problemas generados por la persecución de los judíos y la emigración obligada de los psicoanalistas alemanes y austríacos durante la época nazi. En un inicio, esas cartas comen­ tan los problemas con que tropezaban los psicoanalistas que vivían en Berlín a principios de la década de 1930; consideran luego los apuros de los residentes en Austria, quienes, luego del Anschluss, comprobaron que su ya precaria situación se había vuelto completamente insostenible. Gracias a esas cartas podemos conocer las tácticas que Be adoptaban y la habilidad con la que se manejaban los problemas en psicoanálisis en un nivel más general. Sin embargo, estas “estratagemas” también deben verse a la luz del modo particular de conducción de las instituciones psicoanalíticas pertinentesylas características que éstas asumieron a raíz de la persecución racial emprendida por el establishment nazi contra los psicoanalistas judíos que por entonces vivían en Berlín y Viena. Todos estos problemas se ponen de manifiesto en la correspondencia entre Ernest Jones y Anna Freud, ya que ambos enfrentaban la difícil y a menudo dolorosa tarea de interceder en nombre de sus amigos y colegas, y también de contribuir a verificar los canales de emigración más viables y apropiados para quienes empezaban a convertirse en víctimas de unas persecuciones en constante au­ mento. Esto resulta aun más evidente cuando comparamos sus cartas 11 con algunas de las otras series de correspondencia citadas en este libro. Al atraer la atención del lector hacia lo que en un principio pueden parecer los detalles insignificantes de la vida personal de los individuos mencionados en esta correspondencia, espero echar luz sobre algunos de los factores que dieron a esta “nueva clase de diáspora” -para citar las palabras bíblicas recordadas por Anna Freud en una carta inédita del 6 de marzo de 1934 destinada a Ernest Jones-las características que asumió. En algunos aspec­ tos, todos estos elementos tendrían un profundo efecto sobre la historia del movimiento psicoanalítico, en todos y cada uno de los países donde hoy se practica el psicoanálisis. Y hasta cierto punto so comprobará que las observaciones antes planteadas con respec­ to a la correspondencia entre Jones y Anna Freud son válidas para las demás cartas citadas en este libro. Al margen de las restricciones más obvias concernientes a la disposición y disponibilidad de la correspondencia, según se des­ criben en el prefacio -restricciones que pueden calificarse como “objetivas”-, deseo que el lector considere brevemente un proble­ ma mucho más general. La naturaleza limitada de este libro también se debe a una serie de factores mucho más complejos, el más importante de los cuales es el de los límites impuestos por cualquier colección de cartas. Éstas son testimonio de un período específico pero limitado, y su contenido no puede considerarse en modo alguno como objetivo o neutral. En consecuencia, es preciso interpretarlas y reinterpretarlas constantemente, lo cual nos obliga a concluir que, como en otros terrenos, una interpretación histórica definitiva de esa correspondencia no es del todo posible. Por otra parte, la historia no se basa sólo en documentos escritos, y esto es especialmente cierto en la historia del psicoanálisis. Tal vez haya lectores que estimen bastante ingenuo e incluso ridículo que alguien como yo-un psicoanalista, y además un tanto independiente- comience citando a Bloch, Febvre o quienes si­ guieron sus pasos. Sin embargo, permítanme rendir homenaje a un historiador que pagaría con su vida la devoción a su profesión; a un hombre que, como judío y demócrata convencido, sufriría como resultado directo de la persecución nazi. A mi juicio, la famosa obra de Bloch es uno de los documentos humanos más importantes de la historiografía del siglo xx. De su Métier d’historien (1954) cito a continuación un pasaje que habla de la forma de considerar los documentos históricos: 12

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