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De Picota a Ágora. Las transformaciones del PDF

29 Pages·2005·4.7 MB·Spanish
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De Picota a Ágora. La transformaciones del Pelourinho (Salvador, Bahía, Brasil) María Auxiliadora da SILVA Delioi. Ferraz PINIiEIRo Peloarinho, do tronco ondeos negros escravos eramcasti- gados. Das sacadas dosgrandes sobrados, erado residéncias ricas de Senhoresde Engenho, de nobres do Recóncavo, d5 -sin- hazinhas contemplavam os negros no chicote, as costas ¿qn san— gue, pagando pelos maftéitos, era urna diversáo. Jorge Amado Peloarinho, símbolo de urna drea mais vasta, setransforma nuina verdadeira ágorada Cidade do Salvador, ande os c/asses pobresfinalmente téin voz.. Porenguanto sí/o catiticos, tititatiha podemser os brados, os discursospolíticos, a come(arpelo dis- cursoda cUnde que mix devemos elaborar. Milton Santos ElPelourinho es un imponente conjunto de manzanas integrantedel Centro His- tórico de la antigua Ciudad de Salvador da Bahia, y constituye la más importante colecciónde arquitecturacolonial barrocade las Américas.Tras conocertiempos de esplendory miseria, de indiferenciay abandonoy,por último, derestauraciónde su grandezahistórica,la urdimbredelPelourinho circumscribe un largo período que se inicia y confundecon el origen de la Ciudadde Salvador, lamás antigua-aglome- ración urbanabrasileña, que durante 214años fue lasede del gobierno colonialde Portugal (1549-1763) y durante tres siglos fue la ciudad más importante de la América portuguesa. Para recorrerlos caminosdel Pelourinho seexige laconstrucciónde una«geo- grafíaurbana retrospectiva» que no dispensadelacolaboraciónde lahistoria. Nose puedeentender unaciudad, un barrioantiguo, un lugar, sino secomprende su pasa- Traduccióndel portuguésdepilarBosqueSendra. 70 M. A. Silvay 0. 1. E. Pinheiro do. Además,en elespaciodelPelourinholos símbolos y significados del pasado se entrecruzan con los del presente. Pasadoy presente se plasman comoen losversos del poeta Antonio Machado: Y algo de ayer, que todavía vemos vagarpor estas calles viejas! 1. ELNACIMIENTO DELA CIUDAD DE SALVADOR DE BAHíA DETODOS LOSSANTOS A mediados del siglo xvi, Don Juan III, «el colonizador», rey de Portugal, entendiendo de los enormes defectos que el sistema de Capitanías Hereditarias comportabapara lacolonización del vasto territorio brasileño, resolvió sustituirlo por un Gobierno General. Condicho propósito, determinó la fundación de laciu- dad-fortalezade Salvadorparaque fuerala Cabeza delBrasil, la sede administrativa y militar dela Colonia. En cumplimientode estadeterminación regia, eldía 29de marzo, un viernes de principios de otoño, del año 1549, las proas de una armada portuguesa, bajo el mando del capitán mayor Tomé de Souza, penetraron en las aguas dulces y tranquilas de un gran golfo, llamado la Bahíade Todos os Santos casi mediosiglo antesporAméricoVespúcio. Debidoa las necesidades de protección frente a los ataques pormar(de extran- jeros) ypor tierra(de indios) y ante las exigenciasde unas instalaciones portuarias y de los requisitos higiénicos (abundancia deagua, aireyluz), laCiudadde Salva- dorse levantóen el dorsode unapendienteabrupta —unacantilado decercade 70 metrosde altura— inclinada sobre las aguas de labahía. Lasolución detipo acró- polis,adoptada paralaimplantación delaciudad recuerdalos criterios encontrados en la cultura urbanística de la era helenística y en las civilizaciones cristiano - medievales,que solían enclavarsus ciudadesenlos puntos máselevadosde las már- genesmarmnas o fluviales, y las dotaban de un puerto para una más fácil comuni- cación con la Metrópolis, «la ciudad-madre». La elección del sitio de Salvador determinada, principalmente, por el factor defensa pesaría mucho sobre la vida urbanaen todas lasetapas de su evolución. La ciudadde Salvador se construyó,así, en dos planos.En lo alto, en laplata- forma de la pendiente, se erguía el núcleo matriz mirando hacia poniente; com- prendía una plazacuadrada —la Plazadel Palacio(Ja aetuai Praga Municipal ode Tomé de Souza)— que era el Centro Administrativo y donde se construyeron los edificios públicos (elPaláciodos Governadores,Casada CámaraeCadeia, Casada Relagáo eda Moeda) y seabrieron cincocalles, las tres mayores son longitudinales (Rua Direitado Palácio, laactual ruaChile; la ruadaAjuda y rua dosCapitáes, la actual de Rui Barbosa). LosJesuitas levantaron, en unaplacita, laCapillade Nossa Senhorada Ajuda,la Sé de Palba, quepor muchotiempofue la iglesiaparroquial de Salvador. En laestrecha franjadeplaya, entreel acantilado yel mar, selocalizó el Barrio de la Playa, el «Povoamento da Praia» o «Ribeira das Naus», donde se construyeron los alojamientos (barracones) delos técnicos y los obreros, las ofici- nas, los depósitos, la Casados Armazénsy los baluartesde laplaya. Al tratarsedel 0e PicotaaÁgora 71 Figura ¡,~Centro histórico deSalvador, Bahía, Brasil. 1. Funda~ñoJorgeAmado. 4. Emtursa (Turismo). 2. CasadoBlocoAfroOlodun,. 5. Esta~áo Peló(Café). 3. Inst. PatrimónioArtístico eCult.Bahía (IPAC). CantinadaLua(Caré). 6. 72 M. A. Silva y0.J. E.Pinheiro apoyo logísticopara laconstrucción delaciudad, esteárea se desarrolló más al prin- cipio, y allí se levantó la ermita de Nossa Senhora da Concei9áo (da Praia), la patronadel GobernadorGeneral Toméde Souza. Separando el CentroAdministrativodel Pueblo de laPlaya, seerguía, mirando hacia la batía, lacaraerosionada delacantilado que, enrealidad, constituye los60- 80 metros superiores de una gran falla geológica que corta laciudad en dirección suroeste-nordeste. Laligazón entre losdos planosfue posiblegracias a lostortuosos caminos abiertos en la empinada ladera, entre los que destacan el Caminho da Concei9áo (hoy denominado Ladeira da Gameleira) y el Caminho do Carro (la actual Ladeira da Preguiya). Lascasas de laciudad primitiva eranrudimentarias, hechas de talpa (muros de barroamasadocon estacasy varas de madera) y cubiertas conpajade palmera. No es exagerado decir que la naciente Salvador era unaciudad de tapial y paja. Para proteger a los habitantes de los posibles ataques de los indios tupinambás), se rodeó la ciudadde una empalizadade maderae, inmediatamente,de «unabuena y gruesatapia»;-Esta-empalizada que bordeabalos límites de la ciudad y le daba el carácterde Ciudad-Fortaleza, seguía laempinada laderahastaelpuerto. Es intere- sante mencionarque Lewis Munford, unade las mayores autoridades mundiales en el estudio de laculturaurbana, afirmaen su libroA Cidade na I-Ii.s-tória(La Ciudad en la Historia):A diferencia de laciudadgriega, en laque las murallas era algoen lo que se pensaba con posterioridad, la ciudad romana comenzaba con dic-ha muralla. Marcando, respectivamente, los límites meridional y septentrional de laciudad, se levantaban dospuertas fortificadas,la de SantaLuzia (enelactual crucede larua Chile con la Pra9aCastro Alves)y lade SantaCatarina(en elinicio de laactual rua da Misericórdia).Estabandefendidas conbaluartes que apuntaban suspiezas de arti- lleríahaciael mary hacialos intransitables terrenos adyacentes. Haciendouna panorámicaretrospectiva, se puederesumir lafisonomía urba- na de la Ciudad de Babia, tal y como la levantó, en 1549, el Caballero de la Casa Real y Maestro de Obras Luis Días, siguiendo las directrices (trayas e amostras), es decir, los diseños y planos de construcción)traidas desde Portugal, en lasiguietite forma: una toscay rudimentariapoblación de casas bajas detapial, cubiertas con paja (incluido el«Palacio» de losGobernadores), con cinco calles, una plaza y una placita en laparte superior, y en la base de la ladera una única calle con construcciones pequeñas y toscas. Todalaciudadcon el suelo desnudo, con el barro rojo al descubierto. Y rodeando la ciudadela, una empalizada de tapial. Esta imagen revela que la población no se diferenciaba mucho de una aldea india. La circunstanciade haberse asentadoen un sitiode difícil y peculiartopografía, aunque por ún lad6fávorécía la defensa, por otro, obligaba -a ~ue la-ciudad se construyera en dosplanos. Esta condiciónhizoque surgiei-an lasdenominaciones de Cidade Alta y Cidade Baixa (Ciudad Alta y Ciudad Baja) que todavía perduran. Aprovechandoeste movimiento natural, el urbanismofuturo levantará una ciudad obra de arte, consideradacomo uno delos másbellos paisajes del mundo. De PicotaaÁgora 73 La ciudad-fortaleza del siglo xvi tuvo sus límites condicionados por las exi- gencias topográficas: al oeste, un escamado acantilado y el mar de la bahía de Todos os Santos; enlos límitesnorte y sur,depresiones estrechasogargantas; al sur, este y norte, un profundo barranco por donde fluían, mansamente, las aguas del Ribeiro (más tarde ríodas Tripas)haciael océano Atlántico. La ciudadde Salvador mandadafundarpor el rey Don Juan III y levantadabajo el mando del Capital mayorGobernador General Toméde Souzaocupaba unárea decasi veintehectáreas y teníacien casasy casi mil almas. 2. LA EXPANSIÓN DEL ÁREA URBANA A finalesdel siglo xvi, lapoblación del incipiente Salvador ya alcanzaba los ocho mil habitantes y su escenario urbano empezaba a cambiar. La ciudad había extendido sus tentáculos sobre las colinas situadas fuera delaempalizada primitiva, y había avanzado sobre todoen direcciónnorte-nordeste, en paralelo ala bahíade Todos os Santos. Enla prolongación norte delárea urbanainicialla Hermandadde Clérigos construyó, en el lado del mar, el hospital de laSanta CasadeMisericórdia. A poca distanciade este edificio, también fuera de laempalizada, en la prolonga- ción N-NE, seabrió lasegunda plazade laciudad, elTerreiro deJesus,un granrec- tángulo en el quelapoderosaCompañía deJesús(JHS), fundadapor San Ignaciode Loyola, levantó el Colegiode losJesuitas (en 1558 y, posteriormente,laCapilla del Colegio. Hayque indicarque desde 1551 algunos habitantes se aventurarona cultivarjar- dines y vergeles fuera de los muros de la ciudad.~’aún nohabía quien osase hacer viviendas pormiedo a ataquesde los indios.La conquistade los terrenosextramu- ros y. por lotanto, la expansiónde la ciudad sedebe a las Ordenesy Hermandades religiosas queconstruyeron edificiosmás alláde los limitesprimitivos de la ciudad, disfrutandodc las vastas concesiones que el Gobierno General les daba. Apartirde la segunda mitad delsiglo xvi, lospadrescarmelitas calzados se diri- gieron más al norte, hacia una elevación conocida comoMonte Calvário (elactual Carmno), donde todavía existíauna aldeade indios salvajes, y fundaron en 1585 el convento de Nossa Senhora do Carmo, loque posibilitó el llevarla ciudad más allá del TerreirodeJesus. el Centro Culturaly Religioso de Bahía, y ejerció con el paso del tiempo un importante papel en la evoluciónurbana de Salvador. En ese espacioentre elTerreiro de Jestís yel Conventodo Cairo hacia 1600 se empezó a desarrollar un áreaurbana que.dos siglos después, pasóa denomninarse el Pelourimiho. Hay que mencionarque laciudadtambién experimentó, en la segtmndamitad del siglo XVI. unaprolongación haciael sur, aunquemenos intensasi se relacionacon la expansión haciael norte-nordeste. Los benedictinos que llegaron a Bahíaen 1581. levantamon en una elevación fuera de los límites de la Puerta de Santa Luzia el monasteriode Sáo Bento, bastante modestoen la época peroque, hoy, es un impo- nente monimmento reíigioso que domina la cima de la Ladeira de Sáb Bento. Al .74 M.A. Silvay0. J. E. Pinheiro f e 1 4 sp ~#T .5 tu 1 4. Ji 4 lglesia yConventodoCarmo. De PicotaaÁgora 75 igual queocurrieracon el Carmo, elespacio vacíoque rodeabadichos conventos se fue ocupandode formagradual y conformólos nuevos barriosde laciudad. Apesar de laimportancia deeste vectorde crecimientohaciael sur, suestudio cae fueradel objetivode estearticulo. Hayquemencionarque el crecimiento transversal, estoes en sentido este-oeste, encontró obstáculos naturales: el pantano o el «foso» del Ribeiro (al este) y el acantiladoy el mar(al oeste). Transcurridos cincuenta añosde su fundación, la ciudadeladel siglo XVIhabía experimentado importantes transformaciones en su geografía urbana. Con las construcciones externas al núcleo matriz, el monasterio de los frailes benedictinos en un sitio prominente en el sur y el convento de los carmelitas calzados en el MonteCalvário, alsur, lasprimitivas puertas de laciudad-fortaleza se cambiaron de sitio y se llamaron, respectivamente, Porta de Sáo Bento y Porta do Carmo. Esta última se llevó en fechaimprecisa al lugardonde actualmente seencuentrael Largodo Pelourinho. La ciudad de las «casas de sopapo» yahabía dado paso a construcciones mas sólidas, hechas con piedra y cal, y en algunoscasos con un nuevo muro-empaliza- da,y algunas edificaciones de tapial de mortero (tapial de cascajo y arena y grava amasados); se comenzó a esbozarla encantadora imagen urbana que laciudad de Bahiaheredará de lostiempos coloniales. Aunque en sus principios laciudadde Salvador delineabaun trazadoortogonal de las calles—cartesianismoque sigue claro actualmenteen el VelhoCentro—, la necesidad de adaptarsea las peculiar topografía del lugary, tal vez, las soluciones espontáneasadoptadas por los habitantes permitieron modificar la pauta rígidadel trazadode lascalles y le conferirá a laciudad ladelicadabellezade laasimetría. Por otro lado, en Salvador, se observadesde el siglo xvt, la aparición de «plazas múlti- ples» (laPraya doPalácio, el Terreiro deJesusy elLargo lindante con laSéde Pal- ha). Esta concepción se contrapone a la mayor rigidez urbanística española de América del Surque previamente trazaba sus ciudadesnuevas de acuerdo con los principiosestablecidos por las Leyes de Indias, modificadas en 1523,enel tiempo de la conquistade México. Poreso,en las ciudadescolonialesespañolas. se obser- va la cuadrícula regularde las calles, en formade tablero de ajedrez, y las manzanas de las viviendastotalmente rectangulares de forma, y las calles largas desarrollán- dose entorno a una plazacentral, denominadaplazamayoropíazaespañola. Esta pautaes común en las diversas ciudadesdelNuevo Mundo, ejemplos son elZóca- lo, laplazacentral deCiudadde México; laPlaza deArmas, en Lima (Perú); laPla- za Murillo, en La Paz (Bolivia); la Plaza Independencia o Plaza Mayor, en Quito (Ecuador); la Plaza Independencia, en Montevideo (Uruguay) e, incluso, la Plaza de Mayo, en la capital argentina. El procedimiento de las «plazas múltiples» adoptado en Salvador permitirá, pocotiempo después, que enel espaciodel CentroHistórico aparezcanel Largo de Santo Antonio más alládel Carmo,el Largodo Carmo, la Pra9a dosQuinze Mis- térios, el rectángulo frentea la Iglesiade San Francisco, laPraya da Sé, el Largode Sáo Bentoy el Largo do Pelourinho. Estas plazas y espacios,además deposibilitar una mayorcirculación del aire y de la luz,constituyen una agradableinterrupciónen 76 M. A. Silvay 0.J. E. Pinheiro It 4 U aL LugodoPelotirinho, a aderechala tglcsiadeNossaSenhoradoRosáriodosPíetos,yal fondo, la Iglesia doCarmo, el bloque de viviendas y garantizan una visión más amplia de un edificio monu- mental, generalmentede artereligioso, y realzan suefecto arquitectónico. No sería muy osado suponerque lafisonomía urbana que Salvadoriba atener parececonfigurarla utopía urbanísticalusitana de convertir laciudad de Salvadoren la «Lisboa de Américas. Este sueño nodeclarado sehace realidadcuando secon- templan en la actualidad las movidas fachadasde estas dos ciudades, respectiva- mente, desde la bahía de Todos os Santos y desde el amplio estuario del Tajo, o cuando se camina por las estrechas calles y los múltiplescallejones y callejuelas flanqueados porseveros y melancólicos caseronesen elPelourinho oen el barriode Alfama. Los visitantesextranjeros que pasabanpor Bahia afinales del sigloxvmmr, la hallaban una copiade laciudad de Lisboa, pues además deser unaciudad edifica- da sobre un relieve accidentado, con una sucesión de colinas y valles, tenía unas calles estrechísimasy un laberinto decallejonescomo en losantiguos barriosde la capital portuguesa. Hasta finales del sigloXVI, el barrio aristocrático de Salvadorse encontrabaen tornode la PrayadoPalácio. el núcleo matrizde laciudad.Sinembargo, como ya se ha referido, la ciudad seextendió endirección norte-sur. sobretodo hacia el norte, y no pasará muchotiempo antes deque laélite emigre haciaese vectorpreferencial de expansión. Pero eramásnatural quelo hicieranhacia eltiorte, vaque sus¡flora- dores no podían, estando ligados como esiaban al comercio y a las laicas (le la cana de azúcar en elRecóncavo, apariarseleí puerto, delas mansas aguas de la DePicota aÁgora 77 bahía, que podían alcanzarse con mayorJócilidad, desde lo alto, desde aquellas bandas que desde el sur(Oliveira, W., 1994).El puerto era elepicentro de laciu- dad, y elpuerto se desarrollabahaciaelnorte. Impulsada poreldesarrollode laeconomíaazucareradel Recóncavo,la ciudad- puerto crecía y se extendía sin ningún plan global. El crecimiento de Salvador en aquella época se debía ala atracción ejercida porelpuerto, aliada a las disponibili- dades de las grandesáreaspertenecientes alas Ordenes y Hermandades religiosas. 3. DEVASTACIÓN YOPULENCIA El siglo XVII en Bahia está marcado por las invasiones holandesas. Las cons- tantes intentonas de los flamencos de la Compañía de las Indias Occidentales por apoderarse de lasededel GobiernoGeneral de Brasil, tuvieron como consecuencia natural la intensificación de las construcciones de fortificaciones en lugares estra- tegicos. para aseguíar una mejor capacidad defensiva de la ciudad. En un corto espaciode tiempo, laciudad asistió a la proliferación de las edificaciones militares en pro de su defensa. A pesar del relbrzamiento de su aparato defensivo, la Ciudad de Babia será holandesa desde el lO de mayo dc 1624 hasta el último día de abril de 1625. Durante dicha ocupación, los holandeses restauraron las fortalezas para su propio U50 y estancaron las aguas que corrían porelbaiTanco aleste de la ciudad (í-ío de las Tripas), dandoorigen al Dique de los Holandeses. Laconstrucción deeste dique lime para impedir elpaso a lastropas de laresistencia porese flanco de laciudad. Como de hecho las tropas portuguesas tuvieron dificultades para atravesar esta barrera de agua, permanecieron a sus márgenes, haciendo posible el inicio de la ocupación de la líneade cumbres en el este.de donde surgirán los barrios de Saú- de, Palma y Desterro, que circundan parte del área delPelourinho. En estebarran- co (Vale) nacerá, en lasegunda mitad del siglo XVIII. laBaixa dos Sapateiros. Por otro lado, los incipientes barrios de Sflo Bento y del Carmo fueron devastados, cuando los holandeses quemaron y destruyeron casas, incluido el «barrio» del Pelourinho. para dejarespacio libre y fortificarlaciudad queacababan de tomar. De estos lugares sólo quedarán prácticamente losconventos de Sáo Bentoy de los Carmelitas en el Monte Calvário. Incluso fue en un viejo salón (encima de la actual Sacristía) del Convento doCarmo donde los holandeses firmaronla rendi- ción. Est.e acto protocolario, sin embargo. no libraíá definitivamente aSalvadorde las incursiones holandesas. En 1638, el conde Mauricio de Nassau. que llegaraa la colonia un año antes para convertirse en el gobernador civil y militar del Brasil, intentólomar la ciudad de Bahia. Esta intentonafracasó gracias al decisivo papel desempeñado por las fuerzas locales asediadas en el Fuerte de San Antonio, más alhi del Carmo, dereciente construcción. Los holandeses siguieron —aunque sin éxito— acosandoBahia hasta finalesde la década de 1640. Enel agitadoperíodo que se cerraba, Salvador no vió mucha expansión del área urbana, a no ser la ocupación de las cimas orientales del Centro Histórico. Claroestáque tampoco se 78 M. A. Silvay0. J. E. Pinheiro registréexpansiónalguna enel incipiente«barrio» del Pelourinho, queconstituíael escenario dedichas contiendas. Alejado elpeligro holandéscon elregreso de Mauricio de Nassau a Holanday, después, conla expulsióndelos flamencosde Brasil. laciudad deBabia volvióa cre- cer. Tras la reconstrucciónde lasáreas damnificadasy de la aparición de nuevas for- tificaciones, la Bahia experimentará una expansión urbana sin precedentes en su historia, debido a laprosperidaddel cultivo de la cañadeazúcar enel Recóncavo, con producción paraconsumo y exportación. y el inicio del importante ciclode explota- ción minera de oro,con explotación de minas en los actualesmunicipios de Jacobina y Rio de Contas, que se reflejaroncon fuerzaenel desarrollo de laciudad. Además, Bahia pasóa seren 1720, lasede del Virrey. Los Gobernadores-Generales se llama- ron Virreyes. Es un períodode opulenciaque atravesaráel sigloxvmmí, y entraráen la historia como la«Edad de Oro» de laciudad de Salvador, Se calcula queentre 1600 y 1872 se construyeron veinte mil casasen Babia. El área del Pelourinho sufrió pro- fundas transformaciones: las casas construidas conmateriales frágiles sesustituyeron porotrasde tina mayorcalidadconstructiva, aunque se mantuvo el antiguotrazadode calles. En la construcción de este caserío seutilizaron laspiedras de Lisboa.que lle- gaban comolastre en losnavíos, y las fachadas sedecorai-on con azulejos de Portugal. En los sobrados conviven los Senhores de Engenho (Terratenientes) (en los pisos superiores) y los esclavos (en el bajo). Se restauraron los edificios públicos. La negra mano de los esclavos pavimentó las principales calles con gruesas piedras que se llamaban «corazón de negro». Las estrechascalles, en realidad las laderas. qtie subeny bajan buscandola cimade lascolinas, estaban flanqueadas porcaseronesque habíanunido las paredes laterales yformado sobrias manzanas coloniales. La planta barroca estábasada en esta manzanas. Enunade estas manzanas se yergueel Solardo Ferráo (en la actual calle Gregório de Matos), con sus portones blasonados, digna expresióndel arte colonialportugués. A lodicho, lamovida topografíadel lugarofre- ce laventaja estética deproporcionaren todomomento uíipaisaje diferente. Un aspecto tírbanomuy interesante también seobservaen el Terreirode Jestísy ensu rectángulo adyacente, al fondo, en losque confluyen sieteestrechas calles en un sistema de desembocadura perpendicular a la línea de visión; vistas desde el Terreiro, todasesas calles parecen octíltarse. El Pelourinho y su entorno inmediato fueron los lugareselegidos porcasi todas las órdenes religiosas para levantar sus Conventose Iglesias. Proliferan las magní- ficas construcciones del arte monumental religioso, en tina sucesion de torres y fachadasque agradan la vista: sobre la pequeñacapillade losPadres dela Compañía de Jesús enel Terreirose erguirála Basflica Catedral, con su fachadade mármol y las tres altas puertas rematadas con los santos de la Compañía: San Ignacio de Loyola.San Franciscode Borja y San FranciscoJavier,el patrón de Salvador.Tara- bién enel Terreimode Jesus, se encuentra la Iglesiade Sáo Pedro dos Clérigos y la IglesiadosTerceiros de Sio Domingos,de finales del siglo XVII. Juntoaesta iglesia presumía haber nacido el gran poeta satírico Gregório de Maros e Guerra (1633- 1696), o «Bocadel Infierno», un hijo de Terrateniente, quepusieraen verso las con- tradicciones de la sociedadbahiana del sigloxvii en el soneto «A Cidade da Babia»:

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