Description:El sol teñía de rojo el cielo que cubría la pequeña vaguada conocida por Kobeh Walley, allá, en las altiplanicies del estado de Nevada. Era como si, ya en su ocaso, el astro rey quisiera enviar toda la potencia de sus rayos con los que había estado durante todo el día calcinando la tierra, agrietándola, haciéndola sufrir con sus fulgores. Y ahora que ya se retiraba escurriéndose por los altos picachos de la sierra, parecía anunciar que al otro día continuaría mostrándose tan riguroso como todo el verano. Desde el porche de la mísera granja, con todos los sembrados resecos y la hierba casi amarilla de tan sedienta, Elvis Widmark miró a la bóveda roja del cielo y con un rictus de sorda cólera en los labios musitó: —Seguirá la sequía.