ebook img

De Homero a los magos. La tradicion oriental en la cultura griega PDF

171 Pages·2002·5.287 MB·Spanish
Save to my drive
Quick download
Download
Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.

Preview De Homero a los magos. La tradicion oriental en la cultura griega

NAT TRADUCCIÓN DE XAVIER RIU WALTER BURKERT DE HOMERO A LOS MAGOS La tradición oriental en la cultura griega Traducción de XAVIER RIU BARCELONA 2002 EL ACANTILADO PRIMERA EDICIÓN eneder 2o00 2 TÍTULO ORIGINAL Da Omeari Moag í Publicado por: EL ACANTILADO Quaderns Crema, S.A., Sociedad Unipersonal Muntaner, 462 - 08006 Barcelona Tel.:934 144 906 - Fax:934 147 107 correoGelacantilado.com www.elacantilado.com O 1999 by Marsilio Editori% s.P.a. in Venezia O de la traducción: 2002 by Xavier Riu O de esta edición: 2002 by Quaderns Crema, S.A. Derechos exclusivos de edición en lengua castellana: Quaderns Crema, S.A. ISBN: 84-95359-61-8 DEPÓSITO LEGAL: B. 49.800 - 2001 JORDI RAVENTÓS Corrección de primeras pruebas JULIO HURTADO Corrección de segundas pruebas MERITXELL ANTON Producción editorial MARTA SERRANO Producción gráfica VÍCTOR IGUAL, S.L. Preimpresión ROMANYA-VALLS Impresión y encuadernación ÍNDICE ] Rasgos orientalizantes en Homero 9 Il Cosmogonías griegas y orientales: temas comunes y elecciones en contraste 53 NI El orfismo redescubierto 85 IV El advenimiento de los Magos 123 Fuentes y Bibliografía 159 Índice de nombres y de temas 167 Este libro tiene su origen en cuatro conferencias pro- nunciadas en la Universitá degli Studi de Venecia en abril de 1996. He intentado conservar la articulación autónoma de cada conferencia y resistir a la tentación de añadir una mole de referencias a las controversias espe- cializadas, enterrándolo todo bajo una bibliografía gi- gantesca. He intentado presentar una introducción le- gible, no un thesaurus. Debo mi agradecimiento al Dipartimento di Scienze dell'Antichita e del Vicino Oriente de la Universitá de- gli Studi de Venecia, a Lucio Milano y especialmente a Claudia Antonetti por su hospitalidad y por su iniciati- va y perseverancia en la realización de esta publicación. Por la traducción de aquellas lecciones estoy reconoci- do a Marco Dorati (1 y 11 lecciones) y a Roberta Sevieri (nu y 1v lecciones); asumo en cambio la responsabilidad de los errores. . I RASGOS ORIENTALIZANTES EN HOMERO El tema «Homero y Oriente» no es nuevo. Por lo me- nos desde los tiempos de Hugo Grotius, «Homero y el Antiguo Testamento» había constituido un asunto de in- terés constante, también por causa de la secular contro- versia en torno a la prioridad de los griegos o de los he- breos, de Moisés o de Homero. Ya entonces se había notado que Isaías presenta un espléndido símil «homé- rico» con el león (3 1, 4) y que Yahveh jura por el Cielo y la Tierra (Deuteronomio 4, 26), precisamente como Hera en Homero.' El paralelo entre el sacrificio de Ifi- genia y el de la hija de Jefté (Jueces 1 1, 29-40) lo puso en evidencia incluso la ópera. Los historiadores también habían llamado la atención sobre fenicios y egipcios, que campan por sus respetos en la Odisea. La ruptura llegó a principios del siglo xix, con los inicios del historicismo.? Las guerras napoleónicas ha- bían provocado una oleada de nacionalismo en el seno del Romanticismo, especialmente en Alemania. Desde aquel momento, se dio por hecho que la cultura tenía que ser cultura nacional; Homero, definido como el «genio originario» ya por Wood en 1769,* se elevó al ' Cfr. Burkert, 19914. z Bernal, 1987; Burkert, 199rA y 1992. 3 R. Wood, An essay on tbe original genius and writings of Ho- mier, London 1769. rango de genio originario de la cultura helénica. Justo entonces el descubrimiento de la familia de las lenguas indoeuropeas trazó la gran línea de separación respecto a los semitas, los hebreos del Antiguo Testamento.* Ho- mero, considerado como el verdadero inicio de la cultu- ra, se convirtió en el estandarte de una alianza germáni- co-griego-protestante—en línea con la orientación del Humanistisches Gymnasium. La consecuencia de todo ello fue que el progreso más importante en los estudios sobre la antigijedad ape- nas se notó, ni en el ámbito de los estudios helénicos ni en el del Gymnasium: el redescubrimiento del antiguo Oriente, con el desciframiento de los jeroglíficos y de la escritura cuneiforme, ha añadido cerca de dos mil años de historia documentada a nuestra memoria cultural. Paralelamente al descubrimiento de la literatura egipcia y cuneiforme avanzaron las grandes excavaciones ar- queológicas en Egipto y en Irak (1842-1855). En 1872 causaron sensación las nuevas informaciones respecto a una historia babilonia del diluvio—las tablillas X/XI del Gilgamesh—,; más o menos en el mismo periodo se tradujeron los textos egipcios relativos a la batalla de Qadesh, en el estilo de una verdadera aristeía homérica, hasta con carros de combate e intervención divina en el curso de la batalla, y además aquellos textos que se re- montan, aproximadamente, a 1200 a.C. sobre los «Pue- blos del mar», que incluían a aqueos, dárdanos, filisteos y teucros.* En 1884 se imprimió la edición del Grlga- 1 Cfr. L. Poliakov, Le mytbe arien, Paris 1971. > Cfr. n. 40. : $ ANET, pp. 262-263. 10 mesh y se publicó la Catábasis de Ishtar. En 1901 apare- ció una edición alemana del Gilgamesh.” Pero Gilgamesh hizo su aparición como Izdubar, y su amigo Enkidu como Eabani—véanse el Lexicon de Roscher y el ensayo de Usener sobre el «mito» del dilu- vio—.* Los expertos en escritura cuneiforme saben cómo algo así pudo ocurrir; para los clasicistas, que se encuentran en una posición marginal respecto al cunei- forme, este error no podía inspirar una gran confianza. De hecho, el antiguo Oriente quedó como algo exótico casi hasta nuestros días. Consecuentemente, los estudios sobre «Homero y Oriente» quedaron como un campo de investigación marginal, William Ewart Gladstone (1809-1898), más conocido como primer ministro británico, llamó la aten- ción sobre los textos egipcios referentes a los Pueblos del mar y sobre los descubrimientos en escritura cunei- forme: fue el primero en comparar a Océano y Tetis de la Ilíada con los Apsú y Tiamat del inicio del poema épi- co babilónico de la creación—llamado Enúma elish por sus dos primeras palabras «Cuando arriba»—.? pero los clasicistas expresaron su rechazo con indignación. Al- gunos orientalistas sobrevaloraron de modo excesivo la importancia del Gilgamesh en la literatura mundial— Peter Jensen, Hugo Winckler, Adolf Jeremias—y esto tuvo un efecto contraproducente. Pocos leyeron el libro 7 Véase Burkert, 19914, pp. 1585. * A. Jeremias, en RML, vol. IL, 1890-1897, pp. 773-823; H. Usener, Die Sintflutbsagen, Bonn 1899, pp. 6-13. > Y. E. Gladstone, Homeric Syncbronism, London 1876. Véase también el apéndice a Landmarks of Homeric Study, London 1 890. Cfr. n. 47 y cap. Il, n. 61. 11 de Carl Fries (1910), que interpretaba la Odisea como un drama ritual —el título, derivado del sumerio, signi- ficaría «inicio del año», «nuevo año»—. Más sensatos fueron Hermann Wirth (1921) y Arthur Ungnad. Pero sus libros no tuvieron ningún éxito; el libro de Ungnad no encontró siquiera editor y lo publicó a sus expensas en 1923.'” Sin embargo, no se debe olvidar que algunas obser- vaciones notables sobre las relaciones entre Homero y Oriente provienen de estos estudios de principios de si- glo, como por ejemplo la comparación entre el viaje de Gilgamesh en busca de Utnapishtim y algunos motivos de la Odisea, o la aparición del fantasma de Enkidu a Gilgamesh y el de la psyché de Patroclo que se presenta en un sueño a Aquiles (Ilíada XXVI, 54-107), un para- lelo que incluso un escéptico como G. S. Kirk ha encon- trado «casi irresistible».'* Un nuevo impulso llegó con los descubrimientos lle- vados a cabo en nuesto siglo: el hitita fue accesible gra- cias a Friedrich Hrozny a partir de 1915, el ugarítico gracias a los semitistas a partir de 1930-31.'* Esto acer- có notablemente el antiguo Oriente al Mediterráneo griego: el hitita, después de todo, es una lengua indoeu- ropea. Y poco más tarde aparecieron los paralelos con Hesíodo: en 1930 Walter Porzig escribió sobre Illuyan- kas y Tifón, y en 1935 Forrer proporcionó las primeras to C, Fries, Das Zagmukfest auf Scberia, 1910; H. Wirth, Homer und Babylon, 1921; A. Ungnad, Gilgamesch Epos und Odyssee; véa- se Burkert, 1991 A, pp. 162-165. "1 G.S. Kirk, Myrb, Berkeley 1970, p. 108. Cfr. Burkert, 1993, p. 88 con n. 1. 12 Cfr. Burkert, 19914, pp. 165-166. 12 informaciones a propósito de Kumarbi.** Entre los cla- sicistas, sin embargo, fue sólo Franz Dornseiff quien reaccionó ante esta ampliación del horizonte, asumien- do él mismo un papel «marginal» en la filología clásica. «¿Cuándo se dejará de lado oficialmente la imagen del aislamiento provincial de los pueblos en torno a 1000- 650?», escribió en 1935.'* El cambio llegó después de 1945, con la publicación de los textos hititas Dominio del cielo (1946) y Ullikum- mi—nombre de un monstruo mitológico—(1952)."* Su afinidad con Hesíodo era innegable. Al mismo tiempo, en 1952-53, se descifró la escritura Lineal B, los docu- mentos griegos de Micenas, Pilos y Cnosos. Este hecho despertó un entusiasmo sin precedentes por la Edad del bronce, por ejemplo en T. B. L. Webster y D. L. Page; a Cyrus Gordon debemos el eslogan «koiné de la Edad del bronce».'* En un segundo momento, con los estu- dios de A. Heubeck y de otros estudiosos, la atención se focalizó nuevamente en las fases inmediatamente suce- 13 Y, Porzig, «llluyankas und Typhon», en KAF l, 3, 1930, pp. 359-378; E. O. Forrer, «Eine Geschichte des Gótterkónigtums aus dem Hatti-Reiche», en Mélanges Cumont, 1936, pp. 687-713. 4 E, Dornseiff, Kleine Scbriften, vol. 1, Leipzig 1952, p. 30: «Wann wird die Vorstellung von der provinzialen Abgeschlossen- heit der Válker um 1000-650 amilich aufgegeben werden?» 15H. G. Gueterbock, Kumarbi. Mythen vom churritischen Kro- nos, Zúrich 1946; H. Otten, Mytben vom Gotte Kumarbi, Neue Fragmente, Berlin 1950; H. G. Gueterbock, The Song of Ullikuimmt, New Haven 1952. 16 T. B. L. Webster, «Homer and Eastern poetry», en Minos 4, 1956, pp. 104-116; From Mycenae to Homer, London 1958; D. L. Page, History and the Howmeric liad, Berkeley 1969; C. H. Gordon, «Homer and Bible», en HebrUCA 26, 1955, pp. 43-108. 13

See more

The list of books you might like

Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.