ebook img

Cuban Studies PDF

343 Pages·2021·10.449 MB·English
by  
Save to my drive
Quick download
Download
Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.

Preview Cuban Studies

Nota del Editor Alejandro de la Fuente Este número marca un hito en la existencia de la revista, que llega al número 50 de su existencia. Ha transcurrido medio siglo desde que Carmelo Mesa-Lago creara lo que inicialmente fue un boletín bibliográfi co, dedicado a compilar y diseminar la creciente producción académica sobre la isla. La tarea, entonces, era no solo facilitar el acceso a lo que se publicaba sobre Cuba en distintas latitudes, incluyendo notablemente lo publicado en la propia Cuba, que apenas circulaba en los Estados Unidos, sino facilitar los intercambios entre académi- cos que, desde distintos espacios e instituciones, intentaban realizar investiga- ciones serias relacionadas con temas cubanos. El primer número del Cuban Studies Newsletter (diciembre 1970), publicado desde el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pittsburgh, anunciaba su misión en términos que aunque ya no totalmente vigentes —“to provide comprehensive and timely communication among those interested in Cuban Studies”— siguen informando el propósito central de la revista: desarrollar el campo y construir espacios de colaboración e intercambio entre los “interesados en los estudios cubanos,” donde quiera que vivan y trabajen. Cincuenta años más tarde, la necesidad de construir esos espacios sigue siendo apremiante y urgente, ante el empeño de aquellos que intentan colorear el 2020 con lápices de 1970. Y no hablo solo de la administración de Donald Trump, que naturalmente recela de cualquier actividad intelectual o creativa basada en la pluralidad, el respeto y la divergencia. La administración Trump no es enemiga de los estudios cubanos; la administración es enemiga de los es- tudios . . . de cualquier tipo o tema. Es profundamente anti-intelectual, aburrida y carente de curiosidad. Pero también desde Cuba soplan vientos adversos a la producción de conocimientos, un proceso que solo puede fl orecer cuando hay espacios institucionales seguros y protegidos, en los que es posible articu- lar visiones e interpretaciones dispares o, mejor aún, divergentes. Escuchamos pronunciamientos doctrinarios por parte de autoridades culturales y educacio- nales cubanas que parecen salidos de los campos de caña del setenta. Como si estuviéramos en plena zafra, la misma que ya una vez condenó al país a un periodo de oscurantismo, intolerancia y estrechez ideológica que no necesita- mos repetir. Es imprescindible crear políticas que estimulen el debate y la di- sonancia, espacios en los que el canje de diferencias genere nuevas agendas de estudio y de investigación. No hay desarrollo del conocimiento sin pluralidad. La zafra es cosa pasada. ix 0000--PP77775533--FFMM..iinndddd iixx 22//33//2211 11::0099::3333 PPMM x : Editor’s Note Otra cosa que apenas cambió entre 1970 y 2020 es que el acceso de las colegas y lectores de la isla a la revista sigue siendo limitado y difícil. Aunque el número de cubanos que tiene internet ha crecido en los últimos dos años, la lectura de esta y de otras publicaciones está limitada por el hecho de que las mismas no son de acceso libre y de que las instituciones cubanas no pagan subscripciones a las bases de datos y proveedores digitales (Project MUSE, JSTOR) que las comercializan. Detrás de esto hay difi cultades económicas reales, concretas, pero también una falta de cultura de la información, la au- sencia de hábitos de búsqueda y de indagación tan necesarios a la producción científi ca y académica. Cuba estuvo desvinculada de las redes de publicaciones digitales durante décadas y esa desconexión ha terminado por pasar factura, creando limitaciones temáticas y metodológicas a la producción académica de la isla, especialmente en áreas como las ciencias sociales, que frecuentemente investigan problemas y tensiones que las autoridades prefi eren ignorar, por in- cómodas, o descalifi car como invenciones enemigas. Pero el 2020 no es 1970. Es posible y necesario crear ahora caminos de acceso a la revista para nuestros lectores, donde quiera que estén. Cuban Stu- dies quiere ser parte de las conversaciones académicas sobre Cuba y contribuir a las mismas con sus contenidos y propuestas. Nuestro reto fundamental sigue siendo el acceso, un tema recurrente en las reuniones del comité editorial, es- pecialmente para los lectores de la isla. Es un reto que puede ser enfrentado ahora utilizando las herramientas del 2020. Ese es nuestro empeño. Pero el propósito es el mismo: crear espacios de intercambio y discusión para los “in- teresados en los estudios cubanos.” Pongo énfasis en la palabra estudios. Que esta no es —no ha sido nunca, durante cincuenta años— una plataforma para arengas e insultos. 0000--PP77775533--FFMM..iinndddd xx 22//33//2211 11::0099::3333 PPMM Nota del Editor Fundador Carmelo Mesa-Lago Cuando Alejandro de la Fuente me pidió esta nota para el quincuagésimo ani- versario de la revista, me quedé atónito: que rápido pasa el tiempo. La revista fue el producto de la “Conferencia Internacional sobre Compras y Bibliogra- fía” celebrada en abril de 1970 por la Fundación Hispana de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. A esta fueron invitados prominentes expertos sobre Cuba radicados en los Estados Unidos y algunos de Europa y Canadá. La razón era la notable escasez de conocimiento sobre bibliografía cubana especialmente de la isla y el objetivo era obtener información y fomentar el intercambio entre los estudiosos de Cuba. Entonces yo era un simple profe- sor asistente en economía y director asistente del Center for Latin American Studies (CLAS) de la Universidad de Pittsburgh, aunque había organizado en 1968 en dicha universidad una pionera conferencia internacional interdiscipli- naria analizando los primeros diez años de la revolución,1 así como un artículo sobre las estadísticas cubanas. En la Conferencia del Congreso presenté la po- nencia “The Cuban Economic Collection at the Library of Congress,” basada en una investigación hecha en situ. Para mi sorpresa fui elegido como editor del Cuban Studies Newsletter / Boletín de Estudios sobre Cuba que iniciaría su pu- blicación por CLAS en diciembre de 1970 (hasta 1974); había varios números anuales que listaban por diversas categorías temáticas libros, artículos y tesis doctorales sobre Cuba. Luego hicimos números especializados, por ejemplo, sobre la mujer en Cuba a cargo de Lourdes Casal. En 1974 decidimos, sin abandonar la labor bibliográfi ca, avanzar publi- cando artículos académicos sobre Cuba en temas clave de diversas disciplinas, convirtiendo el Boletín en la revista Cuban Studies / Estudios Cubanos que salió hasta 1985 también publicada por CLAS. Además se agregaron: debates que, al igual que los artículos, exigían profesionalismo, objetividad, alto nivel académico y respeto absoluto de todas las opiniones; dossiers, como “Cuba in Africa,” en 1981; análisis periódico de las estadísticas cubanas, como el Anua- rio estadístico de Cuba y otras fuentes ofi ciales; y reseñas de libros. Como la revista salía varias veces al año era una labor muy difícil a más de costosa, por ello en 1985 acordamos convertirla en un anuario o yearbook, Cuban Studies (CS), gracias a un acuerdo con University of Pittsburgh Press que continúa hasta la fecha. Los debates se ampliaron, entre ellos uno sobre la cubanología en 1986, un intercambio pionero del autor de esta nota con el des- tacado economista cubano José Luis Rodríguez después nombrado m inistro xi 0000--PP77775533--FFMM..iinndddd xxii 22//33//2211 11::0099::3333 PPMM xii : Nota del Editor Fundador de economía y planifi cación de Cuba: “On the Objectives and Objectivity of Cubanology” (también fue publicado en Cuba en Temas de la Economía Mundial). Otros debates importantes trataron el Proceso de Rectifi cación, en 1990–1991, con la socióloga norteamericana Susan Eckstein y el modelo de planifi cación de Cuba entre el economista cubano-americano Sergio Roca y el economista estadounidense Edward Zimbalist. Aunque por muchos años hasta 1990 estuve a cargo del boletín, la revista y el anuario, ocasionalmente había editores invitados para números como fueron Jorge Pérez-López (dos veces), Jorge Domínguez, Lisandro Pérez, Louis Pérez y Enrico Mario Santí. Después de 1990, se hizo una competencia para que Cu- ban Studies estuviese a cargo de un editor por un período de cuatro años, como Lisandro Pérez (con Uva de Aragón), Damián Fernández y Louis A. Pérez (va- rias veces hasta 2009). Desgraciadamente después ocurrió un hiato, el anuario quedó sin dirección adecuada y comenzó a decaer. En 2013 Alejandro de la Fuente (entonces profesor en Pittsburgh y después en Harvard) se hizo cargo de la dirección de CS empezando con el número 43 (2015) y, con gran energía, de- dicación y espíritu innovador revivió el anuario: expandió el número de pági- nas y el consejo editorial (que se renueva cada cinco años e incluye destacados miembros de Cuba, actualmente 30 por ciento del total), multiplicó los dossiers sobre temas importantes, así como el número de artículos y su calidad, y le ha infundido un dinamismo ejemplar a la publicación. Al mismo tiempo, Lillian Guerra tomó la edición de las reseñas. Todo esto garantiza la continuidad de CS en un segundo período de cincuenta años y me siento muy feliz y orgulloso de este desarrollo vital y del futuro de la publicación. NOTE 1. Publicado en 1971 como Revolutionary Change in Cuba: Polity, Economy and Society 0000--PP77775533--FFMM..iinndddd xxiiii 22//33//2211 11::0099::3333 PPMM La revista Cuban Studies rinde homenaje a Víctor Batista Falla (1933–2020) El domingo 12 de abril, en la tarde, falleció Víctor Batista Falla en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí de La Habana. A principios de marzo, el importante intelectual y editor cubano había viajado por primera y única vez a la isla, después de seis décadas de exilio. La pandemia del coronavirus lo sorprendió en la ciudad donde nació en 1933. Batista Falla perteneció a una de las familias más ricas de la Cuba anterior a 1959. Su padre, Agustín Batista y González de Mendoza, era dueño de uno de los mayores bancos de la isla, Trust Company of Cuba, y su madre, María Teresa Falla Bonet, fue una de las herederas de la fortuna azucarera del santan- derino Laureano Falla Gutiérrez. Ambas familias de banqueros, empresarios y hacendados católicos eran conocidas por sus obras fi lantrópicas y cultura- les: construyeron el oncológico Hospital Curie del Vedado y fi nanciaron la Orquesta Filarmónica de La Habana, el Patronato Pro Música Sinfónica y la Sociedad Pro-Arte Musical. A fi nes de los años 50, Víctor Batista ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana y, junto a su hermano Laureano, un in- telectual católico cercano al núcleo fundador del Partido Demócrata Cristiano, comenzó a frecuentar los círculos literarios y artísticos de la isla. Por las ter- tulias de su casa pasaron algunas de las fi guras centrales del debate intelectual cubano de aquellos años como Jorge Mañach, Cintio Vitier, Luis Aguilar León y Guillermo Cabrera Infante. Al producirse la radicalización socialista de la Revolución Cubana, los Batista Falla, que no simpatizaron con el régimen batistiano, se exiliaron como tantos jóvenes católicos de su generación. En su primer destino de exilio, Nueva York, Víctor Batista fi nanció y fundó, junto con el escritor Raimundo Fernández Bonilla, la revista Exilio (1965–1973). En aquella publicación, ilus- trada con los grabados op-art de Waldo Díaz Balart, colaboraron algunos de los mayores escritores y pensadores cubanos en el exilio: Eugenio Florit, Lydia Cabrera, Gastón Baquero, Lino Novás Calvo, Humberto Piñera Llera, José Mario, Lorenzo García Vega. Batista mostró desde muy joven un gran interés en la historia política y las ciencias sociales de la isla. De ahí que abriera su revista a la producción acadé- mica que comenzaban a realizar profesores cubanos instalados en importantes xiii 0000--PP77775533--FFMM..iinndddd xxiiiiii 22//33//2211 11::0099::3333 PPMM xiv : La revista Cuban Studies rinde homenaje a Víctor Batista universidades de Estados Unidos. Un número de Exilio, editado en la prima- vera de 1970, recogió ensayos de varios de los miembros fundadores del Insti- tuto de Estudios Cubanos: Lourdes Casal, María Cristina Herrera, José Ignacio Rasco, Luis Aguilar León, Mercedes García Tudurí y Carmelo Mesa-Lago. A fi nes de la década, Batista fundó otra revista, hoy de culto entre la nueva generación de escritores latinoamericanos: escandalar (1978–1984). Dirigida por el poeta, narrador y ensayista Octavio Armand, con Batista encabezando la lista de “asesores” y un consejo de redacción de lujo (Octavio Paz, Guillermo Cabrera Infante, Severo Sarduy, Salvador Garmendia, Julio Ramón Ribeyro, Helena Araújo, Mark Strand . . . ), escandalar propició algunos de los de- bates centrales de la producción literaria latinoamericana desde Nueva York. Allí se leyeron inéditos de José Lezama Lima y Virgilio Piñera, Lydia Cabrera escribió sobre medicina popular afrocubana, Antonio Benítez Rojo discurrió sobre el Caribe y la plantación azucarera, Natalio Galán describió la “psicosis guarachera,” Julio Miranda habló de los “cubanos invisibles” y Heberto Padilla publicó sus “apuntes sobre Paradiso.” A mediados de los años 80, Víctor Batista se trasladó a Madrid, donde se reencontró con una colonia de exiliados a la que lo unían viejos lazos: Gastón Baquero, Martha Frayde, Mario Parajón, Anabelle Rodríguez, Pío Serrano, Fe- lipe Lázaro . . . Su gran amistad y colaboración con el erudito Mario Parajón dejó un legado tangible : los ocho volúmenes de las Obras completas (1995– 1999) de Jorge Mañach, que siguen siendo de consulta obligada para quienes se tomen en serio la historia de las ideas en Cuba. Aquella colonia madrileña creció entre fi nes de los 80 y principios de los 90, cuando arribó a España una nueva generación de intelectuales cubanos: Jesús Díaz, Manuel Díaz Martínez, Carlos Espinosa Domínguez, Rafael Ze- queira, Carlos Cabrera, Iván de la Nuez. El encuentro de esas dos generaciones de exiliados produjo la que sería la publicación cultural emblemática de la diáspora de los 90: Encuentro de la cultura cubana (1996–2009). Víctor Ba- tista fue uno de los referentes de aquella publicación fundada, en Madrid, por Jesús Díaz. De la experiencia de los primeros años de Encuentro, una revista que siempre concedió un lugar central al ensayo, la historia y las ciencias sociales, surgió la idea del proyecto al que Batista entregaría los últimos años de su vida: la editorial Colibrí. Pensada como una plataforma editorial donde dar cabida a la producción ensayística y académica cubana, fuera de la isla, pero capaz de intervenir en los grandes debates económicos y políticos, culturales y sociales, literarios y artísticos de la nación, Colibrí lanzó una amplia convocatoria a académicos y críticos de todas las generaciones de la diáspora. Una parte considerable del trabajo editorial, que Víctor Batista encabezó con Helen Díaz Argüelles, tuvo que ver con la traducción al español de clásicos de la producción académica cubana en Estados Unidos. Fue así como aquella 0000--PP77775533--FFMM..iinndddd xxiivv 22//33//2211 11::0099::3333 PPMM La revista Cuban Studies rinde homenaje a Víctor Batista : xv pequeña imprenta de Madrid dio a conocer las únicas ediciones en castellano que existen de libros referenciales de Marifeli Pérez Stable, Carmelo Mesa Lago, Roberto González Echevarría, Jorge I. Domínguez, José Manuel Her- nández, Rafael Fermoselle, Gustavo Pérez Firmat, Enrico Mario Santí, Alejan- dro de la Fuente, K. Lynn Stoner, Anke Birkenmaier y Robin Moore, por sólo mencionar algunos. Desde un inicio, la editorial también se abrió al campo más propiamente ensayístico, como muestra la hermosa antología de escritos del músico Julián Orbón, La esencia de los estilos (2000). Ese fl anco se desarrolló mucho más en los últimos años de la editorial con autores como Antonio José Ponte, Jorge Luis Arcos, Jorge Ferrer, Wilfredo Cancio Isla, Ernesto Hernández Busto, Dua- nel Díaz, Sergio Ugalde Quintana, Enrique del Risco, Alexis Jardines, Orlando Jiménez Leal o Manual Zayas. Las decenas de volúmenes que conforman el catálogo de Colibrí, así como los más de veinte años que Batista dedicó a revistas como Exilio, escandalar y Encuentro, conforman un testimonio estremecedor de la entrega de este in- telectual exiliado a su cultura. Una cultura que siempre entendió de manera incluyente, sin desconocer la centralidad de la isla en un territorio que intelec- tualmente la desbordaba. Quienes lo conocimos sabemos que la interlocución de Batista, en Madrid, con académicos e historiadores de la isla, fue perma- nente. Muchos de ellos pueden dar fe de lo anterior. También sabemos de sus constantes esfuerzos, como de los de Jesús Díaz con Encuentro, por enviar ejemplares a la isla e incorporar autores residentes en Cuba. Muchos de esos esfuerzos se frustraron, pero a juzgar por la produc- ción intelectual cubana de las dos últimas décadas, no pocos números de En- cuentro y libros de Colibrí llegaron a las manos que debían. Constatar que sus libros eran leídos por jóvenes historiadores de la isla fue uno de los mayores orgullos de Víctor Batista al fi nal de su vida. La revista Cuban Studies rinde homenaje a este gran cubano, a este editor exiliado, cuyo epitafi o podría ser “por sus libros lo conoceréis.” A propósito de los impresores de libros en Estados Unidos, escribió José Martí: “Una pistola hace temblar . . . Un libro, aunque de mente ajena, parece cosa como nacida de uno mismo, y se siente uno como mejorado y agrandado con cada libro nuevo.” Esa herencia invaluable nos deja Víctor Batista Falla: sus libros. Rafael Rojas, a nombre del Comité Editorial de Cuban Studies. 0000--PP77775533--FFMM..iinndddd xxvv 22//33//2211 11::0099::3333 PPMM CARMELO MESA-LAGO, OMAR EVERLENY PÉREZ VILLANUEVA Y PAVEL VIDAL ALEJANDRO Nuevos desarrollos en el sector no estatal cubano RESUMEN Este artículo estudia nuevos desarrollos en el sector no estatal en Cuba (SNE) que en 2018 representaba el 32 por ciento de la fuerza laboral, tiene creciente importancia y el potencial de transformar la economía predominantemente estatal (68 por ciento de la fuerza laboral) la cual confronta la peor crisis desde la década del 90. Aquí describimos las características generales del SNE, cuantifi camos su número y tendencias, y analiza- mos avances y problemas en sus tres grupos principales: trabajadores por cuenta propia, usufructuarios, y socios de cooperativas no agrícolas y de servicios. ABSTRACT This article studies new developments in the non-state sector in Cuba, which in 2018 embraced 32 percent of the labor force, has growing importance and the potential to transform the still-predominant state sector (68 percent of the labor force) that is con- fronting the worst crisis since the 1990s. We describe the main characteristics of the sector, estimate its size and trends, and analyze advances and problems in its three principal groups: self-employed workers, usufruct farmers, and members of non-agri- cultural and service cooperatives. Grupos del sector no estatal y sus características Una de las reformas estructurales más importantes de Raúl Castro (2006–2017) ha sido la reducción del sector estatal y la correspondiente expansión del sector no estatal (SNE), como nunca antes bajo la Revolución. En 2010 el gobierno declaró que había un vasto empleo excedente o innecesario en el sector estatal que había que despedir para ahorrar recursos, mejorar la productividad laboral y aumentar los salarios. Inicialmente se dijo que 500,000 de dichos empleados serían despedidos entre octubre de 2010 y marzo de 2011; luego se aumentó a un millón en diciembre de 2011; por último, se fi jó en 1.8 millones a ser eli- minado en 2015 (Mesa-Lago 2016). Los despedidos encontrarían empleo en el Organized by Carmelo Mesa-Lago, Omar Everleny Pérez Villanueva y Pavel Vidal Alejandro 3 0011--PP77775533..iinndddd 33 22//33//2211 11::1100::0000 PPMM 4 : Mesa-Lago, Villanueva y Alejandro SNE, el cual se divide de forma amplia en privado y cooperativo, ambos con diferencias en cuanto al tiempo de inicio, derechos de propiedad, relación con el Estado, rol del mercado, tamaño y tendencia creciente o decreciente. El subsector privado incluye cuatro grupos: 1. Los propietarios de pequeñas parcelas de tierra (pequeños agricultores) que comenzaron con la reforma agraria de 1959 y continúan, aunque reducidos a menos de la mitad; tienen la propiedad de la tierra, pero sometida a ciertos compromisos con el Estado, tales como la obligación de venderle parte de la cosecha a un precio fi jado por el gobierno por debajo del precio de mercado (acopio), aunque las reformas se fl exibilizaron un poco, esto hasta 2018. 2. Los trabajadores por cuenta propia (TCP) que han experimentado altibajos desde que comenzaron en el decenio del 70 pero en franca expansión desde 2011 (operan en 123 ocupaciones determinadas por el Estado); la mayoría son dueños de micronegocios o actividades económicas individuales (también pueden ser arrendadores de un negocio cedido por el gobierno), y sus productos o servicios se venden a precio de mercado. 3. Los usufructuarios de tierras estatales ociosas que las reciben para ser cultiva- das bajo normas legales (incluyendo el acopio); estos comenzaron en 1995 pero el mayor impulso ha sido desde 2008; no son propietarios de las parcelas, pero las cultivan y se apropian de sus frutos, una vez cumplido el acopio pueden vender el excedente a precio de mercado. 4. Los trabajadores empleados por los tres grupos anteriores que no son titulares (propietarios o arrendatarios) sino asalariados. El subsector cooperativo que constituye un punto medio entre la propiedad privada y la estatal, tiene a su vez tres grupos: 1. Las cooperativas agrícolas que son las Unidades Básicas de Producción Coope- rativa (UBPC) —creadas en 1994 por la transformación de las granjas estata- les— y las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA); ninguna de ellas es propietaria de la tierra sino que la trabajan de forma mancomunada (el Estado mantiene la propiedad y otorga contratos de arrendamiento indefi nido a los socios), ambas son las más dependientes del Estado y han decrecido en número y socios; la mayoría de su producción va al Estado que fi ja sus precios (acopio). 2. Las Cooperativas de Crédito y Servicios (CCS) en que los campesinos privados se unen para obtener crédito, comprar insumos al por mayor, compartir parte del equipo y mercadear sus productos, son las más independientes y están creciendo en número y socios. 3. Las Cooperativas de Producción no Agrícola y de Servicios (CNAS), —creadas en 2013— se están expandiendo, pero el número de sus socios es todavía pe- queño; estas rentan inmuebles al Estado que retiene su propiedad, pero venden sus productos/servicios a precios de mercado; se alega que son más indepen- dientes que las cooperativas de producción agropecuaria. 0011--PP77775533..iinndddd 44 22//33//2211 11::1100::0000 PPMM Nuevos desarrollos en el sector no estatal cubano : 5 Resumiendo, el sector privado propiamente dicho, se limita a los TCP (o micronegocios), los propietarios de tierras y los empleados por estos dos gru- pos. Los usufructuarios y las cooperativas no son privados porque carecen de la propiedad de la tierra o de los inmuebles en que funcionan. El VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) en abril de 2016 generó dos documentos: la conceptuación del modelo y un plan de desarrollo hasta 2030. El primero de ellos reconoció la existencia de heterogeneidad de las formas de propiedad y de gestión, adecuadamente interrelacionadas, entre ellas la propiedad privada y la cooperativa; también aceptó el rol del mercado (sin precisarlo) dentro de un modelo en que prevalece la planifi cación central y la empresa estatal. La propiedad privada sobre “determinados medios de producción” juega un papel “complementario” al Estado; este se “desprende” de la administración directa de aquellas actividades que requieren un grado alto de independencia y autonomía, las cuales además aportan al desarrollo socioeconómico, contribu- yen a la efi ciencia, la creación de empleo y el bienestar. Esto “provoca el incre- mento del sector no estatal de la economía,” liberando recursos; no obstante, la gestión por formas de propiedad no estatal, no implica “la privatización o ena- jenación de estos”; además, “no se permite la concentración de la propiedad y la riqueza en personas naturales o jurídicas no estatales”; por último, el Estado regula estrictamente al SNE, así como la apropiación privada del resultado del trabajo ajeno y las ganancias de estos negocios (PCC 2016, 7–9). Los documentos referidos especifi caron dos tipos de emprendimiento pri- vado: pequeños negocios realizados en lo fundamental por el trabajador y su familia, como personas naturales; y empresas privadas de micro, pequeña y mediana escalas, reconocidas como personas jurídicas. Además “los tipos de cooperativas que reconoce el modelo forman parte del sistema de propiedad socialista” y tienen personalidad jurídica, ejerciendo propiedad colectiva de los medios de producción (PCC 2016, 10). Lo anterior constituye la legitimación ofi cial del SNE, pero este se concibe solo de manera supeditada al Estado y con fuertes restricciones. El Congreso del PCC de 2011 anunció una ley de empresas que regule el sector no estatal (la Constitución no la menciona espe- cífi camente) pero hasta agosto de 2019 no había sido promulgada. La Constitución de 2018 reconoció la propiedad privada pero la ordenó penúltima entre las cinco formas de propiedad de los bienes de producción, le asigna un rol complementario y no la garantiza en su articulado (Mesa-Lago 2018). Los cambios introducidos a la Constitución son muy pocos y no per- miten cambiar radicalmente una economía que seguirá dependiendo de la em- presa estatal y del sistema de planifi cación centralizada. No es la Constitución la que va a llevar la reforma a una fase nueva y más amplia, es un refl ejo del poder que mantienen los sectores más ortodoxos, y cobija las reformas de Raúl ralentizadas en los últimos años. 0011--PP77775533..iinndddd 55 22//33//2211 11::1100::0000 PPMM

See more

The list of books you might like

Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.