Description:Recuerdo muy bien la casa del abuelo tal como era antes, en los años en que Ketty, Sigrid y yo jugábamos frente a ella, entre los inmensos árboles. Recuerdo los enormes muros de piedra, las enredaderas que trepaban por ellos, los cristales emplomados y el aire siniestro que parecía flotar en torno a la casa. Nuestros juegos eran siempre los mismos: ¿A que tú no ves un fantasma en aquella ventana? Yo sí que lo veo. A veces jugábamos a descubrir tumbas en el jardín. Eso no era difícil, porque la casa había sido antes una antigua abadía, y sus alrededores estaban tapizados de tumbas de los monjes, tumbas que la hierba y la maleza habían ya cubierto. Entre Sigrid y yo descifrábamos las inscripciones latinas o normandas, ya casi borrosas del todo, y tratábamos de imaginar cómo habían sido los seres que ahora reposaban allí, bajo nuestros pies, convertidos en polvo.