Description:Marian volvió la cabeza hacia el que ya era su esposo, y le dirigió una sonrisa capaz de hacer lanzar gritos de júbilo a un hombre aplastado por un carro. Marian, en efecto, era soberanamente hermosa. Tan hermosa como una flor en el escote de una dama o una bala en el cuerpo de un enemigo. Porque sus cabellos rubios ceniza, sus ojos profundos, sus hombros suaves y lánguidos, su sonrisa, hacían pensar al mismo tiempo en la flor y en la bala. Marian era una delicia de chica. Bruce Janiro, el que ya era su esposo, contempló aquella sonrisa con expresión embelesada. Sus ojos, por un momento, incluso se volvieron blancos.