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CONSIDERACIONES JURÍDICAS SOBRE EL ROMANCE DE EL PERNALES Alejandro Pérez PDF

23 Pages·2007·0.24 MB·Spanish
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CONSIDERACIONES JURÍDICAS SOBRE EL ROMANCE DE EL PERNALES Alejandro Pérez Köhler Profesor Asociado de Historia del Derecho Universidad de Alcalá SUMARIO: 1. Introducción. 2. El personaje. 3. El romance. 4. El Derecho Penal. a) homicidio. b) Robo. c) Allanamiento de morada. d) Acusación y denuncia; 5. El Derecho Civil. a) paternidad y filiación. b) Arrendamiento. c) Donación. d) Sucesión. Bibliografía. 1. Introducción El presente trabajo pretende analizar las figuras jurídicas que se contienen en el romance popular dedicado a “El Pernales”, conocido bandolero andaluz que operó los últimos años del siglo XIX y primeros del XX en las sierras de Córdoba y Sevilla. El estudio se realizará a la luz de las normas vigentes en los años en que este personaje cometió sus fechorías, lo que nos sitúa ante normas de enorme interés para nuestro Derecho histórico, como el recién nacido Código Civil y el Código Penal de 1870, como las más destacadas. Se ha optado, por cuestiones metodológicas, por dividir el estudio en dos secciones diferenciadas: el análisis de los delitos y faltas contenidos en el romance, por un lado, y el estudio de las instituciones propias del derecho civil que igualmente tienen cabida en el mismo, por otro. Finalmente debe advertirse que el estudio tiene por objeto el análisis del Derecho recogido en el romance -directamente o de forma tangencial- pero nunca de los actos, delictivos o no, que llevó a cabo el personaje a quien el romance se dedica. Por ello, como se verá al tratar de la vida de “El Pernales”, éste cometió terribles delitos que el poema no recoge, dado el tono laudatorio con el que recuerda a este bandido, que saqueó inmisericorde los caminos y cortijos de las sierras cordobesa y sevillana en la transición de los siglos XIX al XX. 2. El personaje1 Francisco de Paula José Ríos González, “El Pernales”2, nació el 23 de julio de 1879 en el pueblo sevillano de Estepa3. Fue sobrino de otro famoso bandido andaluz, 1 No nos hemos detenido demasiado en la biografía de “El Pernales” por cuanto el objeto del presente trabajo es el análisis jurídico del romance popular sobre su figura. Pese a ello parece conveniente realizar unos breves apuntes biográficos que nos permitan conocer al personaje y alejarlo de la idealizada visión que el romance nos muestra. 2 Respecto a su biografía pueden consultarse: a. La página web del profesor de la Universidad Complutense de Madrid, D. José Manuel Reverte Coma, dedicada a “El Pernales”: http://www.ucm.es/info/museoafc/loscriminales/criminales/paginas/pernales.html AFDUA, 2006, págs. 206 a 228 206 Antonio Ríos, “El Soniche”. Estepa fue cuna de otros bandidos célebres como Juan Caballero “El Lero” (1804-1855) o Joaquín Camargo Gómez “El Vivillo” (1866-1930). Conocemos su descripción física, entre otros, por el informe elaborado por la Guardia Civil tras su muerte4: “El que debe ser Pernales, por los documentos que se le han ocupado y coincidir las señas facilitadas por la superioridad, aparenta ser de unos veintiocho años, de 1,49 metros de estatura, ancho de espaldas y pecho, algo rubio, quemado por el sol, con pecas, color pálido, ojos grandes y azules, pestañas despobladas y arqueadas hacia arriba; vestido con pantalón, chaqueta corta y chaleco de pana lisa, color pasa (...)”. En su infancia no recibió educación alguna, dedicándose junto a su padre al oficio de cabrero en la localidad de Calva. Pero en la Andalucía de la época las condiciones de vida de los trabajadores del campo eran de extrema dureza, lo que impulsaba a algunos de ellos a cometer actos delictivos con los que aliviar su situación de pobreza. Este es el caso del padre de “El Pernales”, quien cometió algunos delitos menores junto con su hijo, lo que les ocasionó múltiples encuentros con la Guardia Civil. En uno de ellos un miembro de este cuerpo, el Sargento Padilla, golpeó al padre en la cabeza con la culata de su fusil, provocándole lesiones que finalmente le ocasionarían la muerte. Si “El Pernales” ya arrastraba una cierta inquina hacia la Guardia Civil, la muerte de su padre a manos del Sargento Padilla terminó por generarle una abierta hostilidad, impulsándole a arrojarse de lleno en el mundo de la delincuencia. Para ello se unió a la partida de su tío, “El Soniche”, mostrándose muy cruel en las acciones criminales que cometió en esta primera época de su vida como bandido, especialmente cuando los afectados eran disminuidos, como mancos, ciegos o tullidos. De hecho parece que su propio mote deriva de este atributo de su carácter, pues comenzó llamándose “Pedernales” por su dureza, apodo que derivaría en el definitivo “Pernales”. El día de navidad de 1901 se casó en la Iglesia de Santa María de Estepa con una mujer de su pueblo, María de las Nieves Caballero5. Del matrimonio nacieron dos hijas, b. La página web del Ayuntamiento de Bienservida: http://www.bienservida.es/index.php?seccion=pernales c. La Página del Archivo Provincial de Albacete, dependiente de la Diputación de Albacete, sobre una biografía del personaje realizada por Florentino Hernández Girbal: http://www.dipualba.es/Archivo/Estudios/el_pernales.htm d. Otras páginas de menor interés, pero con diversos enlaces y fotografías: i. http://www.albacity.org/ab/historia/el-pernales.htm ii. http://www.ciudadealcaraz.net/la_infancia_del_pernales.htm iii. http://www.museobandolero.com/nombres1.htm (Fecha de consulta de todas ellas: 11 de diciembre de 2006). 3 Archivo Parroquial de la Iglesia de Santa María. Tomo 29 Folio 167. Cit. página web del Archivo provincial de Albacete. 4 Cit. página web del Archivo Provincial de Albacete. 5 Archivo Parroquial de la Iglesia de Santa María de Estepa. Libro 16, Folio 260, Número 5. Cit. página web del Archivo Provincial de Albacete. AFDUA, 2006, págs. 206 a 228 207 María del Pilar, nacida el 15 de octubre de 1902 y Josefa, nacida el 25 de julio de 1904; pero “El Pernales” trataba con crueldad tanto a su esposa como a las niñas (conocemos hechos como el maltrato a su hija mayor, cuando contaba con solo diez meses de edad, a la que quemó en la espalda con una moneda al rojo porque le molestaba su llanto, u otro episodio similar con su hija menor, esta vez con un cigarro puro y produciéndole quemaduras en varias partes del cuerpo) por lo que aquélla decidió abandonarlo y llevarse con ella a las niñas, hecho que al bandido no pareció afectarle, puesto que nunca hizo nada por volver a verlas ni tampoco por ayudarlas económicamente, pese a la pobreza en la que quedaron y que sin duda conocía, por cuanto siguieron viviendo en Estepa. Sintiéndose libre tras la separación matrimonial, “El Pernales” decidió organizar su propia partida de bandoleros junto a Antonio López Martín “El niño de la Gloria” y Juan Muñoz “El Canuto”. Con posterioridad se unirá a esta partida Antonio Sánchez “El Reverte” y ya en 1907, el último año de vida del bandido, se formaría la partida definitiva al incorporarse a la misma Pedro Ceballos “El Pepino” y Antonio Jiménez Rodríguez “El niño del Arahal”. A caballo de su montura, “Relámpago”, en las serranías de Córdoba y Sevilla, el bandido realizaba sus fechorías y escapaba de las constantes persecuciones a las que se veía sometido por la Guardia Civil. La primera acción cometida por la partida de “El Pernales” es toda una declaración de principios: tras entrar en un cortijo de Cazalla para robar no quedaron satisfechos con el botín, por lo que maniataron a su dueño y violaron repetidas veces a su mujer. Tras esa primera fechoría, los bandidos continuaron sus actuaciones criminales, si bien de forma menos violenta; el método preferido por el bandido era pedir dinero -normalmente mil pesetas- bajo amenaza a su víctima de sufrir daños si no lo entregaba. Esas amenazas no acostumbraban a basarse en daños personales, sino materiales, como incendios en sus fincas, destrozos en sus cosechas, muerte de sus reses,..., etc. Sus víctimas favoritas eran los acaudalados dueños de los cortijos, quienes solían atender a las amenazas por el miedo que la fama del bandido ya suscitaba por la zona; este motivo era, igualmente, por el que si decidían denunciar el robo, lo hacían ya transcurrido tiempo desde que el bandido abandonara sus cortijos, para evitar cualquier venganza. Asegurada así una relativa tranquilidad en lo que a represalias por parte de las víctimas de los robos se refiere, “El Pernales” procuró ganarse también las fidelidades de los campesinos de la zona, a cuyo efecto no sólo evitaba robarles -algo por otra parte inútil, dado la pobreza de éstos- sino que, además, en ocasiones entregaba algún duro o cigarros a los más pobres, lo que unido al miedo a la venganza que inspiraba este cruel personaje, le garantizaba la fidelidad del campesinado. Resulta sorprendente que este gesto, estudiado y aplicado con inteligencia para ganar fidelidades, le granjease su ulterior fama de defensor de los derechos de los pobres, de mito entre la población campesina, de “Robin Hood” del siglo XX, que veremos al analizar su romance a continuación. Pero ese método relativamente pacífico de practicar sus fechorías no hace sino ocultar la rudeza de su carácter, porque en las ocasiones en que se sentía traicionado se mostraba enormemente cruel. Un ejemplo de ello nos lo muestran los hechos acaecidos tras una comida en la que acompañaban a “El Pernales” su tío “El Soniche” y otro AFDUA, 2006, págs. 206 a 228 208 miembro de la banda de éste, Antonio Cruz Fernández “El Chorizo”. Esta comida, servida por un tabernero conocido como “Macareno” era una paella que el tabernero, que había reconocido a los bandidos, envenenó con arsénico. Murieron como consecuencia del envenenamiento “El Soniche” y “El Chorizo”, pero “El Pernales” sobrevivió al veneno y, una vez recuperado de la intoxicación, volvió para vengarse. Tras infligir al tabernero una gran paliza lo acuchilló lentamente hasta que se desangró, mostrando su enorme crueldad con quien le traicionaba. Pese a su violenta biografía se le pueden reconocer a “El Pernales” algunos atisbos de humanidad. En el año 1906 conoce, en el municipio de El Rubio, a Concha Fernández Pino, a quien llamará “Conchilla”, mujer de sólo veinte años, de gran belleza y cierta cultura que será su amante a partir de ese momento. El amor que siente el bandido le hace ir en numerosas ocasiones a El Rubio, donde es pública su relación. En el mes de agosto ambos se fugan, instalándose en un caserío del municipio de Cazalla, donde “El Pernales” procura visitar a su amante cuantas veces le es posible, pasando juntos, en ocasiones, noches enteras. Pero tras varios años dedicados al bandidaje, acosados en numerosas ocasiones por la autoridad y librándose siempre con fortuna de ser apresados, sus delitos granjean a la partida demasiada notoriedad, que las autoridades juzgan necesario cortar de raíz. Aumentan los efectivos de Guardia Civil dedicados a su persecución, se va cerrando el cerco a su alrededor y de hecho, la partida va a sufrir su primer revés de importancia. El día 31 de mayo de 1907 los bandidos son sorprendidos por la Guardia Civil, iniciándose un tiroteo en el que muere “El Niño de la Gloria” y en el que es herido y apresado “El Reverte”. “El Pernales” comprende la necesidad de abandonar España, de partir para América huyendo de sus problemas con la Justicia, tal y como ha hecho otro célebre bandido de Estepa, “El Vivillo”, y de hacerlo acompañado por su amante “Conchilla” y por la hija que esperan. La niña nace el día 24 de julio de 1907 y días después el bandido y su amante se reunirán por última vez, decidiéndose entonces que habrían de reunirse pasadas unas fechas en Valencia para, desde allí, partir a América. Ambos inician el camino hacia su libertad en Valencia, que al bandido había de obligar a dar un gran rodeo huyendo de la constante persecución de la Guardia Civil, pero el 31 de agosto de 1907, cuando contaba con veintiocho años de edad, en las Lomas de Villaverde, de la Sierra de Alcaraz, “El Pernales” encontró la muerte, junto a su compañero inseparable en los últimos días “El niño del Arahal”. Los acontecimientos se desarrollaron de la siguiente manera: en su viaje a Valencia, en las inmediaciones del Puerto del Bellotar, en la Sierra de Alcaraz, “El Pernales” -acompañado por “El Niño” que decidió huir con él hacia América- se encontró con un guarda forestal, antiguo guardia civil, llamado Gregorio Romero Henares; éste no reconoció a los bandidos, pero sospechó de ellos por ir fuertemente armados y por sus ropas, que no eran las típicas de la región, por lo que decidió denunciarlos, para lo que acudió al Juez Municipal de Villaverde, Miguel Serrano, quien puso en marcha la maquinaria avisando a la Guardia Civil. El Segundo Teniente de este cuerpo, Juan Haro López, acompañado por otros cuatro agentes salió en su busca. Localizados los bandidos por los guardias recibieron el AFDUA, 2006, págs. 206 a 228 209 alto, a lo que respondieron con disparos. En el tiroteo fallecen ambos bandidos, “El Pernales” primero y “El Niño” a continuación6. En una carreta se trasladaron sus cadáveres a Villaverde, donde fueron expuestos en la plaza a la curiosidad pública. El día siguiente, primero de septiembre, sus restos fueron trasladados a Alcaraz, para que les fuese practicada la autopsia; posteriormente fueron sepultados en el cementerio de Alcaraz. Hasta tal extremo ha perdurado la leyenda de este bandido andaluz que aún hoy existe la tradición de depositar flores en su tumba, en la que nunca faltan éstas, porque de lo contrario saldría de su tumba por la noche para robar a los acaudalados de la zona que no le hubiesen pagado este tributo. 3. El romance No existe una única versión del romance de “El Pernales”. Para el presente trabajo se ha optado, por la riqueza de sus matices jurídicos, por la que en su día fuera cantada por el grupo de folk castellano “Nuevo Mester de Juglaría”7. La transcripción del romance que se realiza a continuación es la extraída del sitio web del Ayuntamiento de Bienservida8; puede escucharse el romance, en versión cantada por Manuel Luna, no coincidente con la del Nuevo Mester de Juglaría, en la página del mencionado Ayuntamiento9, así como en la del Archivo Provincial de Albacete10. Romance del Pernales I Estando Diego Corrientes con el caballo calzado, su hembra en el pensamiento, con el trabuco en la mano: -Sígueme, Luis Candelas, sígueme por mis pasos, que vamos a la serranía, con el trabuco en la mano. ¿Dónde está José María, José María el Tempranillo? Francisco Ríos Pernales que venga con el Vivillo. Vamos a los cortijos, 6 La inscripción registral de la defunción de “El Pernales” se encuentra en el Registro Civil de Alcaraz (Albacete). Sección 3ª, tomo 24, folio 73. Cit. página web del Archivo Provincial de Albacete. 7 Nuevo Mester de Juglaría, Romance de El Pernales, PHILIPS, 1975, en su grabación original en disco LP 33 rpm y casete. Actualmente disponible en versión en CD en: Nuevo Mester de Juglaría, Sus primeros 5 LPS y un single (3CDs), RAMA LAMA MUSIC 1999, o en Nuevo Mester de Juglaría, CD 25 aniversario, PHILIPS, 1994, si bien esta última es una selección de diversas partes del romance, no su versión completa. 8 http://www.bienservida.es/index.php?seccion=canciones 9 http://www.bienservida.es/index.php?seccion=descargas 10 http://www.dipualba.es/cea/Reportajes/matea_art/Pernales_bandolero.htm AFDUA, 2006, págs. 206 a 228 210 vamos todos sin parar a esa gente egoísta que vive sin trabajar a costa de los obreros, que los quieren maltratar. II Francisco Ríos Pernales está loquito de alegría, porque había dado a luz la su amante una chiquilla. Días antes de su muerte, en sus brazos la tenía: -Hija de mi alma, ven aquí conmigo, que por ser yo bandolero que tú a la España sin lujo has venido. Pero no te apures nena, que este oficio dejaré, allá fuera de España trabajaré. Soy joven todavía, puedo trabajar para darle a mi hija un piazo de pan. ¿Qué dices tú, Concha -decía llorando-, qué tal te parece lo que estoy pensando? Lo que piensas está bien, Francisquito de mi vida, ¿pero no piensas en irte, que ya va siendo de día? -Tienes razón, ya me voy, es que ya no me acordaba que soy aquel bandolero que andan buscando por toda España. Queda con Dios hija mía, y hasta otro día, Concha del alma. III Montado en su caballo iba el Pernales un día. Se encontró con un barbero, que de un cortijo venía. AFDUA, 2006, págs. 206 a 228 211 Como sabía que andaba por aquel campo el llamado Pernales con otros cuatro, al ver aquel que venía a caballo y con un rifle, pensó que le robaría. Ocho duros llevaba, los que sacó el pobre raspabarba, y al bandolero se lo entregó. Entonces dice el Pernales: -Quédese usté ese dinero, que yo no soy un ladrón para robar a ningún barbero, que sólo robo al que tiene muchas pesetas, y es usurero. Y otra más.......... En un cortijo que existe muy cerquita de Puente Genil, llega una noche el Pernales para descansar allí, y sin llamar a la puerta al momento la hizo abrir. -A la paz de Dios abuelita, hasta aquí he llegado.- a la vez que la anciana a sus mismos pies caía llorando. -No llore usted abuelita, soy el Pernales, no hago más que robar, no mato a nadie. -Robarme a mí, señor, cómo puede ser. No tengo dinero, lo puede usted ver. El amo de esta casa un día me echa por no tener dinero para pagar la renta. -El amo de este cortijo dígame pronto quién es. -Es don Rafael Carmona. AFDUA, 2006, págs. 206 a 228 212 -Pues pronto lo arreglaré. Lo que tengo es apetito, y yo quisiera cenar. -Eso lo puede usté hacer porque la tengo ya prepará. Y al acabar de cenar, aquel célebre bandido le decía a la ancianita: -Vaya con Dios, me retiro, mañana al amanecer paso a darle un recadito. Parando el caballo enfrente un hotel, vio pasear a don Rafael. Con el revólver en mano, le dice Francisco Ríos: -Deme quinientas pesetas, o le pego cuatro tiros. Don Rafael asustado al momento se las dio, las mismas que al otro día, antes de salir el sol, se las entregó a la anciana para salvarla esa situación. Por una estrecha vereda paseaba un día. Se encontró con un anciano que iba montado en su borriquilla. -Dónde va usted abuelete.- le preguntó. Y el abuelo seguía su dirección. -Apéese pronto de la borriquilla, no me deje solo, me hará compañía. Espero un compañero que pronto vendrá, y cuanto que venga puede usted marchar. Saltó el viejo de la burra AFDUA, 2006, págs. 206 a 228 213 con muchísima energía, con una navaja abierta, y el Pernales se reía. -Es usté un viejo valiente, pero ahora le hablo yo en serio. Está usted con el Pernales, que de los pobres no quié dinero, que sólo roba al que tiene muchas pesetas, y es usurero. El treinta y uno de agosto será un día memorable, tuvo lugar en la sierra un curioso desenlace. En los campos de Alcaraz, que es provincia de Albacete. Será un día desgraciado y de mala suerte para el pobre Pernales, porque aquel día se halló la muerte. Su pobre madre llora con gran dolor y maldice la suerte del leñador. Qué hombre tan malvado, qué mal corazón tendría aquel hombre que lo delató. Era un campesino que cortando leña se hallaba aquel día cerca de la sierra. Se le acercan dos jinetes preguntándole enseguida por el camino más cerca que a la sierra conducía. El leñador muy amable al camino les guió, dándole un cigarro puro y cinco pesetas por el favor, diciéndole: -Soy Pernales, y hasta otro día, quede con Dios. AFDUA, 2006, págs. 206 a 228 214 Y de corazón infame, y de muy mala intención, marchó el leñador al pueblo y al Pernales delató, diciéndole iba con otro que su nombre no le dio. Al momento tres parejas que había en el puesto, al mando de un teniente, los siete guardias marchan corriendo. Se internaron en la sierra con valentía, sin mirar que su vida peligro corría. Y al poquito rato de haber caminado ven a dos jinetes cerca, descansando. Al punto creía la guardia civil que eran cazadores los que había allí. Cuando ven a la pareja, aquellos dos bandoleros echaron manos a los rifles y empezaron a hacer fuego. Al punto un guardia civil cayó gravemente herido, y al verle, los compañeros, que eran valientes y decididos, hicieron una descarga y dieron muerte a los dos bandidos. En la provincia Albacete, en la Sierra de Alcaraz mataron al Pernales, también al Niño del Arahal. 4. El Derecho Penal a) Homicidio Encontramos el único homicidio narrado en el romance en el episodio de la muerte del bandido, en su enfrentamiento con la Guardia Civil donde uno de los agentes AFDUA, 2006, págs. 206 a 228 215

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