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Conocimiento y trabajo PDF

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MAX SCHELER CONOCIMIENTO Y TRABAJO NOVA MAX SCHELER E D I T O R I A L N O V A BUENOS AIRES Traducción del alemán: Nelly Forbuny Revisión de: Herbert Wolfgang Jung Título de la obra en alemán: “ERKENNTNIS UND ARBEIT” Editado por “DER NEUE GEIST” Leipzig — Alemania — 1926 Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 © foy Editorial Nova IMPRESO EN LA ARGENTINA PRINTED IN ARGENTINA Pág. Prefacio .............................................................................................................................. 9 I EL PROBLEMA ............................................................................................... 19 TI ESENCIA Y SENTIDO DE SABER Y CONOCIMIENTO ................. 31 Til EL PRAGMATISMO FILOSÓFICO ..................................... 49 IV EL PRAGMATISMO METÓDICO .............................................................. 121 V CONTRIBUCIÓN A LA FILOSOFÍA BE LA PERCEPCIÓN ............. 157 VI LA METAFÍSICA DE LA PERCEPCIÓN Y EL PROBLEMA DE LA REALIDAD ................................................................................................................ 273 VII CONSIDERACIONES FINALES DE LA SOCIOLOGÍA DEL SABER . 303 PREFACIO1 Este libro, que entrego al público con el título de Las Formas del Conocimiento y la Sociedad, condensa una parte esencial de mis investigaciones sobre sociología y Teoría del Conocimiento, reali­ zadas en los últimos diez años. La inclusión, en un mismo volumen, de un trabajo sobre sociología del saber y de un extenso tratado so­ bre Teoría del Conocimiento y Ontología, pudiera sorprender al lec­ tor desprevenido. La razón más poderosa de este proceder reside en mi convicción de que una investigación en el campo de la Teoría del Conocimiento, que deje de lado una simultánea dilucidación de las relaciones que gobiernan el desarrollo histórico-social de los tipos superiores del saber y del conocimiento humanos, estará con­ denada al vacío y a la esterilidad. Por otra parte, una Teoría del Desarrollo y una Sociología del Conocimiento humano —como ha si* do ensayada extensamente en principio por Condorcet y A. Com- te— lleva necesariamente al fracaso, y habrá de quedar sin funda­ mentar, si la empresa no es guiada por convicciones claramente conscientes, emanadas de la Teoría del Conocimiento. No es por cierto la “razón” humana según su esencia más formal, que codefi- i Este prefacio acompaña a la edición alemana de la obra citada en página III, de la que el presente volumen es sólo un fragmento. Nota del adaptador. ne al “hombre”, la que se encuentra en un estado de desarrollo que probablemente signifique simultáneamente crecimiento y pérdida. En cambio si corresponde a ello lo que se designa con el nombre de “organización” y estructura subjetiva y categorial de esa “razón”. Una permanencia histórica absoluta de los principios y formas de la razón “humana”, como la ha presupuesto ingenuamente como objeto inalterable de su investigación la mayor parte de todas las teorías del conocimiento habidas hasta ahora, es entonces nada que un ídolo. En este libro sostendremos opiniones divergentes sobre el particular. Los dos trabajos mayores contenidos en él se hallan entonces en una relación correspondiente a una complemen- tación recíproca. Esta complementación se realiza en el sentido de que, si bien han sido concebidas y realizadas metodológicamente en forma completamente independiente, convergen necesariamente hacia los mismos resultados. Esta “convergencia libre”, realizada teniendo en cuenta rigurosamente la confirmación y verificación recíproca de sus resultados sobre las formas “del conocimiento humano” y sobre las leyes que rigen estas formas de conocimiento, constituyen para el autor una de las bases principales de sus inves­ tigaciones, y una afirmación de la veracidad de sus axiomas básicos. Quisiera aclarar que me refiero a Sociología del Saber, y Conocí- miento y Trabajo, un estudio sobre el valor y los límites del motivo pragmático en el “conocimiento del mundo”. Tal convergencia se manifiesta de manera especial allí donde se trate de la determinación exacta de la importancia que adquiere una posición práctico-técnica del hombre europeo moderno frente al dominio del mundo, en oposición a una posición básica teórica meramente amante y contemplativa. Este dominio se concreta en la determinación de puntos de partida especiales, y su importancia residía, y en parte sigue residiendo, en los motivos y las formas cate- goriales de su conocimiento del mundo. Nuestra época, por primera vez en toda la historia de la así llamada “Edad Contemporánea”, nos permite intentar decir algo nuevo sobre las leyes del desarrollo del conocimiento humano y de sus formas. La enorme multiplicidad de posibilidades de comparación, que las modernas culturas del sa­ ber y las formas de conocimiento de los pueblos y de las edades, y en igual medida las profundas transformaciones de casi todas las bases del actual sistema y concepto del mundo ponen a nuestro al­ cance, crean la completa y soberana libertad y la necesaria distancia para proceder así. Podemos expresarnos entonces de forma tal que al mismo tiempo estamos creando perspectivas futuras esencialmen­ te distintas en lo que se refiere al desarrollo ulterior de todo nuestro concepto teórico del mundo tanto en filosofía como en la ciencia. Estas premisas diferirán íntegramente de las formas totales y medias que las teorías positivistas y criticistas filosóficas y del conocimiento nos dieron, y que debieron darnos de acuerdo con sus puntos de vista. Hasta ahora, sólo la filosofía del Círculo Positivista (a pardr de Condorcet, A. Comte, H. Spencer, hasta E. Mach, Durkheim y Levy-Brühl) nos había dado una teoría del desarrollo del conoci­ miento humano, específica y completa. Por otra parte, éste fue uno de sus mayores logros. La filosofía alemana, en tanto se orientaba específicamente en las teorías de Kant, fue estéril en este aspecto3. A despecho de todos Iqs ensayos críticos publicados hasta ahora, (por ejemplo sobre la “Ley de los Tres Estados" de A. Comte), ninguna teoría tuvo una sugestión mayor sobre la cultura europea que la Teoría Positivista. Abierta o solapadamente, se convirtió “cuasi modo’' en un artículo básico de las convicciones del hombre científicamente dotado de nuestra época. Nuestro libro refuta rigu­ rosamente esta teoría, poniendo de manifiesto sus múltiples fuentes 2 Sólo Ernst Cassirer trató últimamente de hacer algo semejante, con su muy importante Filosofía de las formas simbólicas (hasta ahora sólo idioma y mito) . Lamentablemente, el segundo tomo de su obra, que aquí corresponde citar, cayó en mis manos demasiado taTde. Por ello, no pude aprovechar su contenido en este libro. El lector orientado observará, no obstante, en cuántos puntos, incluso esenciales, se complementan los resultados de Cassirer con los míos, a pesar de las premisas filosóficas totalmente distintas. Nota: La primera parte de la obra de Max Scheler, “Las formas del conoci­ miento y la sociedad”, titulada en alemán Soziologie des Wissens, ha sido publi­ cada en idioma castellano con el título de Sociología del Saber por Revista de Occidente, Madrid, 1935. de error. Al mismo tiempo, la reemplaza positivamente con una imagen esencialmente nueva del desarrollo, estructurado en una dirección completamente distinta. Lo que Comte expone como dirección básica del desarrollo del conocimiento humano, constituye aquí sólo una corriente particular, en algunos aspectos incluso re­ trógrada y secundaría, del pensar europeo occidental, ubicado en una modesta posición dentro del concierto del desarrollo histórico- universal del conocimiento del hombre. Se exponen exactamente las causas de esta corriente retrógrada, y en especial las causas del abandono momentáneo de los ensayos metafísicas del conocimiento, en aras de las ciencias positivas por un lado, y de la restauración eclesiástica por el otro. La primera parte de la “Sociología del Sa­ ber”, que expone la “esencia y el orden de los factores causales his­ tóricos”, es al mismo tiempo también el primer intento positivo de superar conceptualmente las unilateralidades y los errores de con­ cepto tanto de las teorías históricas naturalistas (en especial el “eco- nomismo” de Karl Marx), como de los conceptos históricos ideoló­ gicos y científicos (Hegel y Comte). La ley básica de las concor­ dancias cambiantes según tiempo y época cultural, que aquí se ex­ pone en principio, será ampliada y fundamentada, en una medida mayor que la permitida en este trabajo, en la “Antropología” que el autor se propone concluir en fecha próxima. Especialmente la parte que tratará de la “psicología del envejecer” servirá al respecto. Estas concordancias entre los factores ideales-espirituales e impulsi- vos-reales de determinación y acción de la vida histórico-social merecen concretamente esta ampliación. Pero los dos trabajos mayores contenidos en este volumen, in­ dependientemente de su valor intrínseco para los ámbitos especiales que tratan, tienen también otro sentido. En concordancia con las demás publicaciones del autor y su desarrollo espiritual, tienen la importante misión de constituir un acceso que facilite un conoci­ miento metafísico y un pensar, rigurosamente metódico. Abrir el horizonte para esta forma de pensar, en contra de toda mística, del oscurantismo, y al mismo tiempo de todo tipo de positivismo, es una de las metas principales del presente libro. Sólo en segundo lugar debe ser considerado como introducción a 1a metafísica del autor, en la medida en que ésta ha ido madurando y clarificándose lentamente, no sin producir graves alteraciones a su mundo espiri­ tual, especialmente en su sentir religioso. Por otra parte, es el fruto de los últimos cinco años de trabajo. El autor considera que estos dos trabajos refutan rigurosamente las dos grandes corrientes filo­ sóficas modernas. Por una parte, se trata del intento histórico-socio- lógico de eliminar el conocimiento metafísico y su metodología como época históricamente “superada” del espíritu humano (Comte, Spencer, Dilthey y otros) . Por la otra parte, se trata de los ensayos de la teoría del conocimiento, tendientes a fijar nuestro conocer en los así llamados “límites de la experiencia alcanzable, de la observa­ ción y de la medida”. La lógica, la teoría del conocimiento y —como más importante de los tres— la técnica del conocimiento de la meta­ física filosófica, que aquí sólo se considera desde el punto de vista de sus principios, será ampliada convenientemente en el primer volumen de la “Metafísica” del autor, que se ocupará exclusiva­ mente de la esencia y la posibilidad de un conocimiento metafísico. Sólo podrdse comprender la metafísica del autor si se ha leído el pre­ sente libro. Incluso el tratado llamado “Sociología de la deificación objetiva del fundador”, enumerada en el texto de este libro como parte integrante del mismo, tiene la misión de refundamentar el derecho de subsistencia de la metafísica. Esta nueva fundamentación es necesaria, ya que tiende a eliminar la superior tendencia limita­ tiva y al mismo tiempo rígida que tratan de ejercer las iglesias de fundación. Porque la “deificación objetiva de su fundador” (o de su enseñanza, por ejemplo: el corán), es el desarrollo básico pri­ mario, es la “prima causa” de toda el proceso, siempre allí donde históricamente se trató de la formación de iglesias y dogmas. Es el mismo proceso que también en occidente socavó en mucho mayor medida y mucho más profundamente el pensar y el conocer metafí­ sico independiente, que la misma teoría y práctica unilateral, a veces hasta exclusiva, de una ciencia exclusivamente positivista-pragmá­ tica, dedicada al trabajo y al rendimiento. Sin embargo, el tratado no puede ser incluido en este volumen, ya que su extensión fue mayor que lo esperado. Por lo tanto, será publicado en otra opor­ tunidad. Del mismo modo que por una parte el presente libro quiere ser una “Introducción” a la metafísica del autor y una justificación de su acción, mirando entonces al futuro, retrotrae por otra parte la mirada hacia trabajos anteriores suyos, relacionados con el mismo asunto. Con el fin de dar al lector la posibilidad de informarse sobre ioclty lo que el autor ha dicho anteriormente sobre el mismo tema, citando estas obras: I — La disertación Las formas del saber y la cultura (Cohén, Bonn, 1925) tiende a fundamentar más profundamente la teoría de Las formas del saber, que el autor cita también en otros trabajos. En ella, esta teoría se relaciona al mismo tiempo estrechamente con la idea y los procesos de la formación humana. También cita ya conceptos contenidos en la antropología y la metafísica deí autor. Ií — Los tratados “La ley de los tres estados de Augusto Comte” y “Sociología, leyes de la concepción del mundo y teoría de la con­ cepción del mundo” (contenidos en el tomo I de Escritos relativos a la sociología y a la teoría de la concepción del mundo, Leipzig 1923), constituyen trabajos previos para la sociología del saber. En ellos, algunos puntos son tratados con más amplitud que la permi­ tida en esta obra. 131 — Así como en este libro se investiga el “trabajo” según la medida de su fuerza formal frente al conocimiento del mundo, del mismo modo el tercer volumen de los “Escritos relativos. . investi­ ga el “trabajo” en su posición dentro del ámbito de los valores. (Por otra parte, debe tenerse en cuenta aquí el tratado: “El resen­ timiento en la construcción de la moral”, contenido en el primer tomo del libro: “La inversión de los valores”; además, el escrito ti­ tulado: “Las causas del odio antigermano''.) Sólo en conjunción

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