Tras la muerte de su padre, los tres hijos de Baudricourt heredan la explotación vitivinícola familiar, una enorme finca situada en el corazón del Médoc. Dos de los hermanos cuentan con deshacerse rápidamente de la propiedad y de las deudas que la acribillan.
Pero su decisión es puesta en cuestión de repente por la determinación de su hermana, Alexandra, que ve en esta herencia la oportunidad de rehacer su vida en las tierras de su infancia. Decidida a retomar en sus manos el viñedo paterno, Alexandra se encuentra pronto ante un muro.
Por un lado, se enfrenta a la hostilidad de su entorno; por otro, sabe que para triunfar va a tener que aprenderlo todo, porque la producción de un gran vino no se improvisa.