ebook img

Cartas De La Conquista De Mexico PDF

99 Pages·1.287 MB·Spanish
Save to my drive
Quick download
Download
Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.

Preview Cartas De La Conquista De Mexico

Criticado por unos, ensalzado como un gran héroe por otros, Hernán Cortés sigue siendo, a pesar de las opiniones más o menos subjetivas, uno de los grandes protagonistas del descubrimiento y exploración de América. Si bien es cierto que cruzó el Atlántico movido más por la ambición que por los ideales, y que fue para el pueblo azteca un guerrero sangriento y despiadado, también lo es que su gesta permitió a la Europa del siglo XVI conocer una cultura diferente, unas tierras desconocidas hasta entonces, riquezas insospechadas y tradiciones milenarias. Fruto de sus andanzas por tierras americanas son las Cartas enviadas por él a sus reyes, en las que relataba —lógicamente desde su punto de vista, parcial y subjetivo— sus aventuras en tierra azteca. Escritas con un estilo fácil y vivaz, que le convierte en uno de los principales cronistas de la epopeya americana, resultan decisivas para conocer paso a paso su llegada al Nuevo Mundo y su descubrimiento de una nueva civilización, tan fascinante, rica y diferente a la europea como la egipcia o la inca: la azteca. Además de para conocer la aventura de Cortés, la obra cuenta con un estimable valor literario. Hernán Cortés Cartas de la conquista de México ePUB v1.0 Himali 16.01.12 CARTAS DE LA CONQUISTA DE MÉXICO Hernán Cortés SARPE, 1985 En portada: Entrada de Hernán Cortés en México (Madrid, Museo de América). Hernán Cortés El conquistador español Hernán Cortés nació en Medellín en 1485. De linaje noble, aunque no rico, estudió durante un tiempo latín, gramática y leyes en la Universidad de Salamanca, pero no llegó a graduarse. Intentó embarcar para la isla Española en la expedición de Ovando, pero un accidente sufrido en una aventura galante se lo impidió. Al cabo de dos años pudo, por fin, trasladarse a aquélla, y llegó a ser escribano de la Villa de Azúa. Desde La Española partió a la conquista de la isla de Cuba a las órdenes de su pariente, Nicolás de Ovando, y de Diego Velázquez de Cuéllar. Por sus dotes personales y su arrojo en la lucha, supo ganarse la confianza de Diego Velázquez, que le nombró su secretario en 1511, y posteriormente alcalde de la ciudad de Santiago de Cuba, recién fundada por los españoles. La boda de Hernán con doña Catalina Juárez Pacheco enfrió las relaciones de aquél y su protector, pero en 1518, y tras la fracasada expedición del conquistador Grijalba a las costas mexicanas, Diego Velázquez no encontró otro hombre más capaz que Cortés para confiarle una expedición al Yucatán con la misión de reconocer aquellos territorios. Sin embargo, y mientras éste se encontraba en el puerto de Trinidad reclutando tripulantes y avituallando sus naves, Velázquez prestó oídos a quienes le prevenían contra las argucias de su ambicioso amigo y protegido, y le envió un emisario con la orden de abandonar el mando de la expedición. Informado con tiempo de lo que ocurría, el conquistador forzó la partida, y el 10 de febrero de 1519 salió a la conquista de Anáhuac o México. Siguiendo la misma ruta que Grijalba, al cabo de 10 días llegó a la isla de Cozumel, donde supo atraerse a los indígenas. Prosiguió su marcha y alcanzó Tabasco, donde libró la primera batalla en suelo mexicano, derrotando a los indígenas gracias al valor de sus hombres y al espanto que los caballos, animales antes nunca vistos, infundían a los nativos. Los tabasqueños reconocieron la soberanía del rey de España y ofrecieron tributos a Cortés, entre ellos la célebre india Malinche, o doña Marina. Desde allí el extremeño marchó a San Juan de Ulúa, donde fundó Villarrica de la Vera Cruz. Fue entonces cuando tuvo noticia de la existencia de un rico y poderoso imperio, al azteca, que tenía sojuzgadas a las demás ciudades de México, y tras celebrar consejo con sus capitanes decidió marchar sobre él. Sublevó a los totonecas de Cempoala contra sus amos aztecas y venció en varios combates a los valientes tlaxcaltecas, quienes terminaron aceptando sus condiciones de paz y alianza. Reanudada la marcha, los conquistadores se presentaron ante los muros de la ciudad sagrada de Cholula, ordenando Cortés a sus hombres y aliados indígenas el asalto y saqueo de la ciudad. El 8 de noviembre de 1519 los conquistadores entraron en la capital azteca, Tenochtitlán —más tarde Ciudad de México—, siendo recibidos por el emperador Moctezuma en persona, rodeado de sus consejeros y principales guerreros. Cortés y sus hombres fueron alojados en un gran edificio, pero, transcurridos unos días, se enteraron de una conjura azteca destinada a expulsarles de la ciudad. Tomaron entonces prisionero al emperador, que se convirtió en el instrumento de que se valieron los españoles para mantenerse en la corte azteca. Pero, por culpa de Pedro de Alvarado, quien, llevado de los nervios y convencido de que los aztecas planeaban una nueva conjura, ordenó pasar a cuchillo a algunos notables del imperio durante la celebración de uno de sus sangrientos ritos religiosos, millares de indígenas en actitud amenazante hostilizaron a los españoles. El envío de Moctezuma por parte de Cortés para que calmara a su pueblo no surtió efecto (Moctezuma murió en el intento), y el conquistador decidió buscar la salvación en la huida. No obstante, la maniobra fue descubierta, y los mexicanos atacaron a los fugitivos, muriendo muchos de ellos: aquella sangrienta retirada es recordada en los anales de la historia con el nombre de La noche triste. A pesar de la derrota, Cortés consiguió rehacer su ejército y en octubre del mismo año inició su segunda marcha sobre México. Tras un largo sitio de la capital azteca y una sangrienta lucha cuerpo a cuerpo, calle por calle, casa por casa y templo por templo, el nuevo jefe azteca, Guatemotzin, fue capturado. Con la definitiva caída de Tenochtitlán, los españoles señorearon sobre todo el Imperio Azteca. Cortés recibió del rey de España el nombramiento de capitán general y gobernador de Nueva España, y enseguida envió exploraciones que incorporaron al imperio español los territorios de Guatemala y Honduras. Sin embargo, los enviados del rey a Nueva España notaron la gran ambición del conquistador y conspiraron contra él: acusado de varios cargos, fue desposeído de sus títulos y obligado a regresar a España en 1528. Carlos I le recibió con grandes honores y le nombró marqués del valle de Oaxaca, pero sin atribuirte funciones gubernativas. Limitados sus poderes como conquistador, Cortés regresó a México en 1530, exploró la costa del Pacífico y descubrió las costas de la Baja California en 1536. Regresó definitivamente a España en 1540, y deseoso de recobrar el favor de Carlos I siguió al emperador en su expedición a Argel, donde se comportó con el valor proverbial en él, pero sin provecho alguno. En el naufragio que sufrió en esta aventura perdió la mayor parte de sus bienes, y tras ello todavía languideció en la corte durante seis años esperando el reconocimiento de sus reclamaciones. Siguió viviendo con cierto desahogo durante unos años hasta que, amargado y decepcionado, murió en Castilleja de la Cuesta, cerca de Sevilla, el 2 de diciembre de 1547. Trasladados sus restos a los conventos franciscanos de Tezcuco (1562) y Ciudad de México, desaparecieron en el año 1823 de este último lugar. Hernán Cortés fue un escritor de estilo fácil y vivaz, hasta el punto que sus cartas y descripciones le hacen acreedor a figurar en un primer Término entre los cronistas de la epopeya americana. Las Cartas reunidas en este volumen conforman una relación de la conquista de México, realizada por Hernán Cortés y sus hombres. Tomadas de un códice de la Biblioteca Imperial de Viena, estas larguísimas cartas, enviadas por el autor a sus reyes, recogen una de las más trascendentales epopeyas de la historia de la humanidad. La conquista de México Los antecedentesEl aspecto más llamativo de la expansión española fue el descubrimiento de América, acaecido en tiempos de los Reyes Católicos. Este acontecimiento, protagonizado por el marino genovés Cristóbal Colón y desarrollado bajo la tutela de los monarcas hispanos, tenía su precedente en la actividad marinera de la costa suroccidental de la Península Ibérica, desde Lisboa hasta Cádiz. Este territorio conoció, desde fines del siglo XIV, una infatigable actividad, ligada, sin duda, a su propia posición geográfica y a la posibilidad de que las expediciones que de ellas partieran encontraran el soplo favorable de los vientos alisios. Hitos de esa expansión marítima, en la que Portugal desempeñó un papel rector —destacando el rey Enrique el Navegante y la escuela de Sagres—, fueron el descubrimiento de las islas atlánticas (Canarias, Madeira, Azores) y los progresos por la costa occidental de Africa. El tratado de Alcaçobas de 1479 sancionó la supremacía de Portugal, reservándole prácticamente Africa, si bien se reconocía a Castilla el dominio de Canarias y una puerta en el litoral sahariano, limitada al norte por el reino de Fez y al sur por el cabo Bojador. La propuesta hecha por Colón a los Reyes Católicos (afirmaba que navegando por el oeste se podía hallar un camino más corto para llegar a las tierras de las especias) logró finalmente una acogida favorable Las Capitulaciones de Santa Fe, firmadas en abril de 1492, estipulaban las condiciones en que iba a basarse el marino genovés para realizar la empresa de las Indias. El 3 de agosto del mismo año partían de Palos tres carabelas con un grupo de intrépidos marinos, en su mayoría andaluces. El 12 de octubre, después de un viaje muy rápido, debido a la utilización de los vientos favorables, la expedición tocó tierra. Pero en vez de llegar a las Indias, como esperaba Colón, se había puesto pie en un nuevo mundo, hasta entonces desconocido. Las grandes expectativas económicas abiertas con motivo de la empresa colombina quedaron defraudadas de momento, pues no se encontró el oro ni las otras riquezas que se suponía había en Indias. De todas formas, la gesta tuvo consecuencias trascendentales para el futuro. De manera inmediata repercutió en la firma, en junio de 1494, del tratado de Tordesillas, suscrito por Castilla y Portugal. En él se decidió la partición del océano entre lusitanos y castellanos por una línea situada en el meridiano que se hallaba 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. El espacio al oeste de dicha línea se reservaba para Castilla, la cual consiguió así títulos que legitimaran su dominio sobre las tierras recién descubiertas. Asimismo, en 1503 se creó la Casa de Contratación, con sede en Sevilla, cuya finalidad era centralizar todo el comercio que se realizase con el Nuevo Mundo. Los hechosTras otorgar las Cortes de Toro a Fernando el Católico la regencia de Castilla, éste convocó en dicha ciudad a dos navegantes: Vicente Yáñez Pinzón y Américo Vespucio, para que prepararan una expedición al Nuevo Mundo, que debería efectuarse de acuerdo con los oficiales de la Casa de Contratación. Sin embargo, problemas de índole interna impidieron su realización. En 1508 don Fernando convocó la Junta de Navegantes de Burgos; en ella se acordó la creación del cargo de piloto mayor, para el cual se nombró a Vespucio, con la misión de enseñar y examinar a los pilotos que navegasen a las Indias y llevar al día un padrón donde figurasen, incorporados por su mano, todos los descubrimientos que se fuesen realizando. También se decidió la inmediata preparación de un viaje descubridor, con la misión de explorar la costa de tierra firme (América Central) hacia el noroeste, a partir del punto extremo alcanzado por Colón en su cuarto viaje (cabo Honduras). Estos importantes acuerdos configuraron y delinearon una nueva política descubridora, que apuntó al hallazgo del paso en la ruta hacia Asia y los archipiélagos del Pacífico, todavía desconocido. Dicho paso sería descubierto por Vasco Núñez de Balboa y Hernando de Magallanes en 1520, y con él se descubrió también la continentalidad de hasta entonces llamadas Indias. Hasta 1519, año en que se iniciaron las grandes empresas de penetración y asentamiento continental, la presencia española en las Indias se redujo casi exclusivamente a las islas del área del Caribe. Al nombrar el rey Nicolás de Ovando como gobernador de La Española, éste impuso el orden en la zona. En 1508 se le hizo merced real del gobierne de la Española al hijo del almirante, Diego Colón. Su etapa de gobierno se caracterizó por un notorio descenso del autoritarismo, extendiéndose la corrupción e inmoralidad administrativas. Lo más importante del gobierno de Diego Colón fue, sin embargo, la orientación de la expansión española hacia las grandes islas antillanas (Cuba, Puerto Rico y Jamaica). Tras ello comenzaría la expansión continental, que se verificó como un fenómeno de enorme intensidad y fuerte dinámica, el cual convirtió la geografía continental americana en una auténtica frontera móvil. Los colonos de Cuba acumularon, entre 1516 y 1518, la información y los medios suficientes para lanzarse a las grandes empresas de expansión continental: las dos primeras, bajo el mando respectivo de Hernández de Córdoba y Juan de Grijalva; la definitiva, bajo Hernán Cortés, quien, después de fundar Veracruz en la costa del golfo próxima a San Juan de Ulúa para desvincularse del gobernador de Cuba, Velázquez, penetró audazmente haca el interior, dominando la confederación azteca y ocupando el México central y parte del meridional (1519-1522), tras vencer la desesperada y heroica resistencia de Cuauhtémoc en la defensa de la capital azteca, Tenochtitlán; en 1524, las actuales repúblicas de Guatemala y El Salvador quedaron bajo su control; más tardía fue la ocupación del territorio maya en Yucatán, que sólo pudo considerarse integrado hacia 1545. Todo el territorio fue bautizado con el expresivo nombre de Nueva España y los máximos esfuerzas se hicieron en el altiplano del Anahuac, rápidamente sede política, religiosa y cultural, que absorbió para sí el nombre dado a toda la región. I a dominación hace pensar en el enorme alivio que debió suponer para los españoles el acceso y asentamiento en las tierras altas y templadas del México central, tras la dura experiencia supuesta por la agresión ecuatorial de las tierras bajas del Caribe. En efecto, Francisco Pizarro, establecido hacía tiempo en Panamá, había oído hablar de otro fabuloso y milenario imperio: el inca. Tres viajes hubo de hacer el conquistador, a la aventura y en las condiciones hostiles, hasta dar con dicho imperio, capturar al inca Atahualpa y someter a los indígenas. Las consecuenciasEntre el descubrimiento colombino y la sumisión de los incas peruanos por Pizarro, que marcó el fin de las grandes conquistas, transcurrió menos de medio siglo (1492-1536). La más extraordinaria epopeya de la historia de la humanidad, la conquista de América, fue realizada en menos de veinte años (1519, Cortés en México; 1536, Pizarro en Perú). Es probable que al iniciarse la empresa hispánica el continente americano estuviera poblado por unos 12 millones de habitantes; a mediados del siglo XVI los españoles establecidos allí no pasarían de 100.000. El balance —en el que desde luego entran el heroísmo, la decisión, el soporte moral del cristianismo y el desnivel técnico entre la civilización europea del Renacimiento y la plena prehistoria en que se encontraban entonces los amerindios— es auténticamente impresionante, como han demostrado varios autores. En la segunda mitad del siglo XVI fue ocupada Sudamérica y se multiplicaron las fundaciones de ciudades: Mendoza, San Juan, San Miguel de Tucumán, Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, Corrientes. En 1565, el agustino vasco P. Andrés de Urdaneta halló la ruta directa entre las Filipinas y México. Poco después se exploraron las islas del Pacífico. Con la unidad ibérica de 1580, los dominios portugueses en el Extremo Oriente pasaron a depender de la corona de Felipe II. Ya no se ponía el sol en los dominios del rey de España. El imperio hispánico alcanzaba el cénit de su expansión y, con ella, sus límites y sus adversarios, con las repercusiones ecuménicas de los conflictos desencadenados en aquellos años en Europa. Con respecto a la población de las Indias durante la conquista, en la emigración española, cuya tónica general la dieron los segundones de las clases nobles, caballeros e hidalgos, predominaron, en el siglo XVI, los andaluces y los extremeños. Los matrimonios mixtos dieron lugar al mestizaje, que también afectó a los enlaces entre negros e indios y entre blancos y negros. La estructura social indiana del siglo XVI se basó en la convivencia de dos comunidades étnicas y culturales, formadas por los indios y los españoles. La conquista destruyó el orden social prehispánico, obligando a los indios a someterse a las nuevas normas creadas por la anexión del mundo americano al Imperio hispánico. La comunidad española puede esquematizarse en tres tipos fundamentales: conquistadores, clérigos y funcionarios reales. Los primeros, que predominaron hasta mediados del siglo XVI, aspiraban a convertirse en nobleza de tipo señorial, objetivo incompatible —por ello fracasó— con las normas del autoritarismo monárquico. Los clérigos se encargaron de la evangelización de los indios con el apoyo del Estado. El clero alternó su misión evangelizados con una intensa actividad cultural, y monopolizó casi por entero la enseñanza, mientras impulsaba el florecimiento de las artes. En cuanto a los funcionarios reales, en todas partes encarnaron los ideales del Estado centralizador —opuesto, por tanto, a las veleidades señoriales de los conquistadores— y católico. Por último, con respecto a la organización político-administrativa, en los primeros decenios del siglo XVI la célula fundamental en Indias lúe la gobernación, otorgada al jefe de la hueste conquistadora. La creación de las audiencias —afirmación de la supremacía del rey sobre los gobernadores— respondió ya a ideas centralistas. En 1542 triunfó un orden legal y administrativo nuevo, opuesto el de la conquista, con la creación de los Virreinatos de Nueva España y Perú. El proceso hacia la afirmación del centralismo y del autoritarismo monárquico se remató en 1573, con la reorganización definitiva del Consejo de Indias y los virreinatos mexicano y peruano, así como con la codificación del Derecho Indiano por Nicolás de Ovando. Fechas clave 1483Cristóbal Colón propone a Portugal alcanzar la India por el Atlántico, dado el encarecimiento de los productos orientales y la inseguridad de las rutas terrestres utilizadas hasta entonces para su transporte. El perfeccionamiento de la cartografía y del transporte marítimo (brújula, carabela), así como la idea de la esfericidad de la Tierra, son las condiciones que permiten, teóricamente, realizar la empresa. 1485Al ser rechazado el plan por Portugal, Colón llega a España. Establece relación con el duque de Medinaceli, con los frailes del monasterio de La Rábida, en la provincia de Huelva, y con los hermanos Pinzón y Pedro Alonso Niño. 1486Tras la primera entrevista con los reyes, celebrada en Alcalá de Henares, Colón logra el apoyo de Luis de Santángel, tesorero de la Santa Hermandad y contable de la Real Casa; pero la Junta que estudia el proyecto lo desecha. 1492Nueva entrevista con los monarcas en Granada: las condiciones económicas y las prerrogativas que exige son finalmente aceptadas en las Capitulaciones de Santa Fe: Colón obtiene los títulos vitalicios y hereditarios de Virrey, Almirante y Gobernador, con poderes jurisdiccionales sobre las tierras a descubrir; se le adjudica el 10% de las riquezas halladas. El 3 de agosto salen del puerto de Palos, en Huelva, las carabelas «Pinta», «Niña» y «Santa María» con unos 100 hombres: El 12 de octubre descubren la isla Guanahaní (más tarde llamada San Salvador), Cuba y Santo Domingo; en la última se funda el Inerte Navidad, primer establecimiento europeo en América. 1493Colón regresa a España. Desembarca en Barcelona y se entrevista con los reyes en el mes de abril. El 25 de septiembre parten de Cádiz diecisiete carabelas, las cuales transportan al Nuevo Mundo 1.500 hombres con instrucciones para la evangelización, comercio y colonización de estas tierras. Se funda la primera ciudad, llamada Isabela en honor de la Reina Católica, entre las ruinas del fuerte Navidad, destruido por los indios. Realizan viajes a Cuba —que Colón cree ser la India— y a Jamaica; vuelven a Santo Domingo, entonces llamada La Española, donde el gobierno de Colón produce descontento. Se plantea el problema de la esclavitud indígena. 1495En el mes octubre, desde la metrópoli de envía a La Española un representante real; Colón entrega el gobierno a su hermano Bartolomé y regresa a España para defenderse de las acusaciones que se le hacen. 1498El 30 de mayo Colón realiza su tercer viaje al Nuevo Mundo. Salen de Sevilla y Sanlúcar seis carabelas, que siguen dos rutas: una va hacia la Española, y la otra hacia el suroeste. Descubrimiento de Trinidad y de la desembocadura del Orinoco. En el mes de agosto llegan a distintos puntos del continente, que Colón sigue creyendo ser las Indias orientales. 1500Tras su regreso a La Española, Roldán encabeza una sublevación contra Colón. Bobadilla en enviado a esta isla por los reyes con plenos poderes, y procesa a Colón, que es enviado a España en calidad de preso. Esto conlleva la supresión de sus privilegios, salvo los títulos de Virrey y Almirante. 1502Nicolás de Ovando es enviado a La Española como gobernador de la isla, con amplios poderes judiciales. Pacifica la isla. Hernán Cortés intenta embarcar en esta expedición, pero un accidente sufrido en una aventura galante se lo impide. El 11 de mayo sale de Cádiz con 4 carabelas, iniciándose así su cuarto viaje. Se le han renovado todos sus privilegios, pero se le prohíbe dirigirse a La Española. Llegada a la costa centroamericana (actuales Honduras y Panamá). 1504Por fin Hernán Cortés consigue trasladarse a La Española, llegando a ser escribano de la villa de Azúa. 1505-1508En las Juntas de Toro y de Burgos, en las que participan, entre otros, Américo Vespucio y los hermanos Pinzón, se estudia la posibilidad de hallar un paso a través del continente que conduzca a las Indias orientales. Igualmente, se crea el puesto de Piloto Mayor, para el que es nombrado el afamado marino Américo Vespucio. 1511Hernán Cortés participa en la expedición de Diego Velázquez Cuba, en la que no ocupa un cargo militar, limitándose a desempeñar funciones burocráticas. En Cuba ejerce actividades muy diversas: es agricultor, ganadero, buscador de oro, negociante, e incluso llega a ser alcalde del cabildo de Santiago de Baracoa. Acusado de conspirar contra el gobernador Diego Velázquez, es encarcelado; recupera pronto la libertad y se casa con una cuñada del propio Velázquez, Catalina Juárez, llamada la Marcaida. 1513Vasco Núñez de Balboa cruza el istmo de Panamá y descubre el Océano Pacífico, al que llamó mar del Sur por encontrarlo en dirección de este punto cardinal. 1515Expediciones de Juan Díaz Solís por las costas uruguayas y el río de la Plata: se busca un paso entre los Océanos Atlántico y Pacífico. Retroceso de los conquistadores ante los indios. 1518Diego Velázquez confía a Hernán Cortés el mando de una expedición cuyo objetivo lejano es la conquista del imperio azteca. Pero en las instrucciones que recibe se le prohíbe fundar establecimientos permanentes, y sólo se le autoriza a explorar las nuevas tierras. Para evitar que el gobernador de la isla, que ya desconfía de él, le pueda relevar del mando que inicialmente le había sido confiado, Cortés parte de Santiago en el mes de noviembre, antes de la fecha prevista, con 11 barcos y 700 hombres. 1519La expedición se dirige primero a Yucatán, donde hallan a un náufrago, Jerónimo de Aguilar, que conoce la lengua indígena y les puede servir de intérprete. En Tabasco los españoles tienen su primer choque armado con los indígenas, a los que vencen. En San Juan de Ulúa se ponen en contacto con emisarios del emperador Moctezuma. Hernán Cortés funda Veracruz, rompe con el gobernador de Cuba y se alía con los tlaxcaltecas, indígenas enemigos de la hegemonía azteca. En adelante, el conquistador será responsable de sus actos únicamente ante el rey. Inicia la penetración hacia el interior de México, y en Cholula tiene lugar uno de los episodios más sangrientos de la conquista: la gran matanza realizada ante la sospecha de una conspiración de los indígenas. En el mes de noviembre las huestes de Cortes llegan a la capital azteca, Tenochtitlán, siendo bien recibidas por Moctezuma, que se reconoce vasallo del rey de Castilla. 1520Sublevación de Tenochtitlán, ante la conducta de los españoles poco respetuosos con las creencias religiosas de los indígenas, lo que les lleva a destruir las imágenes de sus ídolos y a realizar matanzas en los templos. Ni la intervención de Moctezuma, que trata de calmar a la población, resultando herido y muriendo poco después, ni la enérgica reacción de Cortés hacen que mejore la situación para los españoles, que se ven obligados a abandonar la ciudad en la llamada «Noche Triste» (30 junio-1 julio). 1521El 7 de junio Cortés y sus aliados vencen a los aztecas en Otumba, pero su superioridad sigue siendo exigua y tienen que refugiarse en la ciudad amiga de Tlaxcala para rehacer sus fuerzas y preparar la segunda etapa de la conquista, que tendrá un carácter eminentemente militar y culminará en el cerco de Tenochtitlán, la capital azteca. A pesar de la tenaz defensa que de ella hace el nuevo emperador, Cuauhtémoc, la ciudad cae de nuevo en manos de los españoles en el mes de agosto. 1522Carlos V nombra a Cortés gobernador y capitán general del Reino de Nueva España o México, que progresivamente va siendo sometido a la soberanía española. Sin embargo, la Corona trata de recortar las atribuciones de los conquistadores para introducir a simples funcionarios, y así Cortés tiene que compartir sus poderes con el tesorero Alonso de Estrada, el contable Rodrigo de Albornoz, el factor Alonso de Aguilar y el veedor Peralmíndez Chirinos, nombrados por el monarca español. 1524El último emperador azteca, Cuauhtémoc, muere en cruel suplicio. Hernán Cortés expone las directrices de su gobierno en sus «Ordenanzas»: en ellas se regulan las relaciones entre españoles e indios, la defensa militar del territorio, la evangelización y el fomento de la economía. A las diferencias entre el conquistador y los funcionarios reales se añaden pronto las rivalidades de éstos entre sí. Pronto se suceden las más diversas acusaciones contra Cortés. 1528El conquistador regresa a España para aclarar su situación y logra refutar las principales acusaciones de que era objeto. 1530Se le concede el marquesado del valle de Oaxaca y el título de capitán general, pero no se le devuelve el gobierno de Nueva España, que queda en menos de la audiencia de México. 1531-1540Vive en su marquesado y organiza diversas expediciones para explorar las costas del golfo de California, también llamado mar de Cortés. 1541Regresa a España y toma parte en la expedición a Argel. Solicita una y otra vez del monarca ciertas mercedes en pago a sus hazañas. 1547Hernán Cortés muere en Castilleja de la Cuesta, sin haber visto plenamente satisfechas sus aspiraciones. Bibliografía ALAMAN, L., Disertaciones sobre la Historia de la República Mejicana desde la época de la Conquista (...) hasta la Independencia, México, 1844. ALCINA FRANC, J., Fuentes indígenas de México, Madrid, 1956. ALTOLAGUIRRE, A., Descubrimiento y conquista de México, Barcelona, 1954. ALVAREZ, M., Hernán Cortés, Madrid, Magisterio, 1942. BENITEZ, F., La ruta de Hernán Cortés, México, F.C.E., 1950. BRADEN, C. S., Religious Aspects of the Conquest of Mexico, Durham, 1930. BRANDI, K., Carlos V. Vida y fortuna de una personalidad y de un Imperio mundial, Madrid, 1943. BRAVO UGARTE, J., Historia de México, 3 vols., México, F.C.E., 1959. CAHUNU, P., Conquête et exploitation des nouveaux mondes (XVIe siècle), París, P.V.F., 1969. CERVANTES DE SALAZAR, Crónica de la Nueva España, Madrid, Atlas, 1956. CESPEDES, G., América Latina colonial hasta 1650, México, F.C.E., 1976. COLLIS, M., Cortés and Montezuma, Nueva York, 1955. CHEVALIER, F., La formation des grands domaines au Mexique. Terre et société aux XVIe-XVIIe siècles, Paris, 1952. DESCOLA, J., Los conquistadores del imperio español, Barcelona, Juventud, 1957. DIAZ DEL CASTILLO, B., Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Guatemala, 1568. DIAZ-VARELA, D. y VALGOMA, M., Ascendientes y descendientes de Hernán Cortés: línea de Medina Sidonia y otras, Madrid, Cultura Hispánica, 1951. ELLIOT, J. H., La España imperial, Barcelona, Vicens-Vives, 1965. GARCIA ICAZBALCETA, J. Colección de Documentos para la Historia de México, 2 vols., México, F.C.E., 1858. GONGORA, M., El Estado en el derecho indiano, Epoca de fundación, 1492-1570, Santiago de Chile, 1951. HANKE, H., La lucha por la justicia en la conquista de América, Madrid, 1959. HARING, C. H., The Spanish Empire in America, Nueva York, 1963. HERNANDEZ SANCHEZ-BARBA, M., Historia y Literatura en Hispanoamérica (versión intelectual de una experiencia), 1492-1820, Madrid, Castalia, 1978. JHONSON, W. W., Captain Cortés conquers México, Nueva York, Random House, 1960. MADARIAGA, S. de, Hernán Cortés, Buenos Aires, Sudamericana, 1951 y Madrid, Espasa Calpe, 1982. MAGARIÑOS, S., Hernán Cortés, Madrid, Cultura Hispánica, 1952. PEREYRA, C., Breve historia de América, Madrid, 1958. PEREYRA, C., México. Historia de la América Española, tomo 3, Madrid, 1927. PEREZ DE TUDELA, J., Las Amadas de Indias y los orígenes de la política de colonización, Madrid, 1956. PEREZ EMBID, F., Los descubrimientos en el Atlántico y la rivalidad castellano-portuguesa hasta el Tratado de Tordesillas, Sevilla, 1953. RABELON, J., Hernán Cortés, Madrid, Aguilar, 1960. SALAZAR ROVIROSA, A., Cronología de México del 2.000 a.C. a 1958, México, F.C.E., 1958. SCHLARMAN, J. L., México, tierra de volcanes. De Hernán Cortés a Miguel Alemán, México, F.C.E., 1953. SEJOURNE, L., Pensamiento y religión en el México Antiguo, México, F.C.E., 1957. SPINDEN, H. J., Ancient Civilizations of México and Central America, Nueva York, 1922. TORO, A., Compendio de Historia de México, 3 Vols., México, F.C.E., 1933. VALLE, R. H., Bibliografía de Hernán Cortés, México, Jus, 1953. ZABALA, S., Aproximación a la historia de México, México, F.C.E., 1953. ZABALA, S., Programa de Historia de América en la época colonial, México, F.C.E., 1961.

See more

The list of books you might like

Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.