ebook img

Carta de Santiago PDF

67 Pages·2.375 MB·Spanish
by  
Save to my drive
Quick download
Download
Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.

Preview Carta de Santiago

Carta de Santiago herder A CARTA DE SANTIAGO EL NUEVO TESTAMENTO OTTO KNOCH Y SU MENSAJE Comentario para la lectura espiritual CARTA DE SANTIAGO Serie dirigida por WOLFGANG TRILLING en colaboración con KARL HERMANN SCHELKLE y HEINZ SCHÜRMANN 19 BARCELONA CARTA DE SANTIAGO EDITORIAL HERDER 1976 Versión castellana de J. M.* Querol, de la obra de Otto Knoch Der Brief des Apostels Jakobus, dentro de la serie «Geistliche Schriftlesung», Patmos-Verlag, Düsseldorf 1964 Introducción Segunda edición 1976 CRISTIANISMO EN ACCIÓN La carta de Santiago, por ser más extensa que otras, Imprímase: Gerona, 23 de abril 1965 ñgura en cabeza de las llamadas cartas católicas. Estas José M.* Taberner, Vicario General cartas, a excepción de la segunda y tercera de Juan, no se dirigen a una Iglesia o persona concreta, sino a una mayoría de cristianos. Son, pues, como unas encíclicas. Esta característica, puesta de relieve en el título de «cartas católicas», resalta muy claramente en la carta de Santiago, que es una disertación de índole ético-religiosa, cuya for­ ma literaria se ajusta al estilo epistolar. Se puede demos­ trar que no es propiamente úna carta, poique, a más de faltar el saludo de despedida y la firma, no aparece nin­ guna relación personal entre el remitente y los destinata­ rios. Los destinatarios son judeocristianos, pobres y opri­ midos, que viven en la diàspora, entre los paganos, pro­ bablemente «i Siria y Cilicia. El autor, que se presenta humildemente como «San­ tiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo», sin concre­ © Palmos- Verlag, Düsseldorf 1964 tar más en particular los fundamentos en que se apoya su © Editorial Herder S. AProvenza 388, Barcelona (España) 1968 autoridad, porque puede suponer que los destinatarios ya los conocen, es uñ cristiano procedente del judaismo. A un ISBN 84-254-0896-2 buen conocimiento del Antiguo Testamento y de la espi­ ritualidad judía de su tiempo une el autor una visión cer­ tera de las necesidades de sus correligionarios. Escribe un Es propiedad Depósito legal: B. 39.669-1976 Printed in Spain Grafesa - Nápoles, 249 - Barcelona 5 griego muy cuidado \ Es imposible decidir si Santiago2, apostólica, garantizado por el hecho de estar incluido en «hermano del Señor», primer responsable de la Iglesia de el canon, las afirmaciones de la carta tienen validez incon­ Jerusalén y «columna», junto con Pedro y Juan, de la trovertible. " Iglesia primitiva (Gál 2,9), conocía tan bien el griego (Je­ La carta está compuesta a la manera de un «libro sa­ rusalén, como Galilea, era bilingüe en aquellos tiempos) piencial» del Antiguo Testamento (libro de los Prover­ o si utilizó como escriba y secretario a un judeocristiano bios, Eclesiastés, libro de la Sabiduría, Eclesiástico) y ex­ de la diáspora griega. Según nuestra opinión, la carta no pone, sin ilación rigurosa, una serie de advertencias, ins­ fue escrita más tarde del año 62 ó 63 después de Cristo. trucciones y normas, enfocadas hada la vida práctica Por ser un documento inspirado procedente de la época cotidiana de los judeocristianos de la diáspora. Utiliza el tesoro de ideas contenidas en el Antiguo Testamento y en 1. Así, usa juegos de palabras y asonancias de palabras semejantes, de las tradiciones judías, que constituían la base de la ense­ parecida o idéntica pronunciación (l,ls; 2,4; 2..13; 2,20); apóstrofes retóricos ñanza ético-religiosa de aquel tiempo, pero, además, se (4,13; 5,1); objeciones que se ponen en boca de interlocutores (2,18), la pro­ gresión sucesiva de palabras y de ideas (l,3s; 1,15); además cita el Anti­ inspira intencionadamente en la tradición cristiana primi­ guo Testamento según Ja traducción griega de los Setenta. tiva, tal como existía en la Iglesia primitiva y en las igle­ 2. El Nuevo Testamento habla de tres personas de la primitiva comuni­ dad cristiana de Jerusalén, que llevaban el nombre de Santiago: el apóstol sias judeocristianas. Así, encontramos en esta carta la Santiago el Mayor, hermano de Juan Evangelista (cf. Mt 3,17; 5,37; 9,2; versión escriturística primitiva de muchas sentencias del 14,33), que fue degollado por orden de Herodes Agripa por pascua del afio 42 (Act 12,2); el apóstol Santiago, hijo de Alfeo (Me 3,18; Act 1,13), a quien sermón de la montaña8; también ocupan un lugar central suele llamarse «el Menor», aunque no recibe tal nombre en los pasajes cita­ las exigencias apremiantes del mandamiento fundamental dos. Hoy día se cree que no hay que confundirlo con Santiago el Menor, «hermano» de Jesús e hijo de una mujer llamada María (Me 15,40; (5,3). (2,8-11; cf. Mt 22, 39s; Rom 13, 8-10). Pero, ante todo, Este último Santiago, después de un período iniciaj de incredulidad, creyó la actitud de la carta está determinada, decisivamente, por en Jesús, por lo menos desde que se le apareció resucitado (ICor 15,7; Act 1,14). Después de la huida de Pedro fue elegido jefe de la iglesia de el espíritu de la actitud de Jesús. La ley ritual está dero­ Jerusalén (Act 12,17; 15,13-29; 21,18-25), y junto con Pedro y Juan, el gada; la nueva ley del cristiano es la «ley perfecta, la de evangelista, fue considerado como una de las columnas de la Iglesia primi­ tiva (Gál 1,1?; 2,9). Perseveró en el culto del templo y en el cumplimiento la libertad» (1,25; cf. 2,12), que culmina en la «ley regia» de las prescripciones legales, y se le llamó el «justo» por su piedad (véase del amor al prójimo (2,8). Se excluye por completo el Eusebio, Historia Eclesiástica ir, 1,2-5; 23,4-18.21). Sin embargo, no de­ fendió severa y celosamente las leyes mosaicas, antes al contrario abogó en deseo de obtener una recompensa en la tierra como mo­ defensa de los cristianos que provenían de los gentiles, para que se les li­ tivo del obrar del hombre. La solicitud y el amor del autor berase de la obligación de observar estas leyes (Act 15,19.28s; Gál 2,1-10). Según Flavio Josefo (hacia el año 70 después de Cristo) y Hegesipo (hacia van dirigidos a los pobres, mientras’tiene palabras duras el afio 170 después de Cristo) unos celosos defensores de la ley judía le para la riqueza y para la autosuficiencia de los ricos dieron muerte violenta por pascua del año 62 después de Cristo, siendo sumo sacerdote Anás ii. Si se acepta que Santiago el Menor ha escrito esta carta, (2,1-9; 4,13-5,6): «¿No escogió Dios a los pobres según entonces se encuentra la mejor explicación que pueda darse de que el autor el mundo, pero ricos en la fe y herederos del íeino...?» no use el título de apóstol en Sant 1,1, de la indudable autoridad del remi­ tente, de su ambiente espiritual, así como también de su familiaridad con (2,5). Según la carta de Santiago, la vida del verdadero una tradición muy antigua que recordaba palabras de Jesús, sobre todo tal cristiano se caracteriza y está determinada por una serie como se encuentran en el sermón de la montaña de Mateo. Sobre este asunto cf. A. W ikenhaüser, Introducción al Nuevo Testamento, Herder, Barcelo- lona 21966, p. 346s; J. Cantinat, en A. Robert y A. Feuillet, Introduc­ 3. 5,11 =■ Mt 5,34-37; 2,5 = Mt 5,3-5; 2,13 = 5,7; 2,15 - Mt 6,25; ción a la Biblia,, Herder, Barcelona *1967, p. 513-519. 3,12 = Mt 7,16. 6 7 de virtudes: humildad (4,6.10), mansedumbre (1,21), mi­ fe, y se les conduce ante los tribunales (2,1-9; 5,1-6; 5,13). sericordia (2,13), amor a la paz (3,18), hospitalidad, soli­ Por eso muchos se han entregado a una servil apetencia citud por los pobres, por los pecadores (5,16), por los indi­ de todo lo que trae consigo honra y autoridad, y han de­ gentes, por los enfermos e incluso' por los que se han mostrado desdén por los pobres, miserables e incultos de desviado y perdido (5,19s), entrega confiada a la provi­ la comunidad (2,1-8). También hay ricos y personas aco­ dencia del Padre Eterno, que gobierna con sabiduría y modadas que se hacen tributar honores y viven seguros sólo concede dones buenos (1,17; 4,13-15; 5,7s), oración de sí mismos, haciendo planes, como si su destino estu­ continua perseverante, en todas las circunstancias de la viera exclusivamente en sus manos (5,1-6; 4,13-17). vida (1,6; 4,2-10; 5,13-18) y, por fin, paciencia que no Hay algunos que saben decir palabras hermosas al desfallezca en medio de las pruebas y tribulaciones de: este hermano indigente, pero cierran sin compasión sus bolsi­ mundo (l,3s.l2; 5,7-12). Los libros sapienciales dan nor­ llos y su corazón a sus necesidades. Hay envidia y celos, un mas generales de prudencia y de vida; la carta de San­ afán de «justificación» por los propios méritos y un pru­ tiago, en cambio, intenta lograr una total subordinación rito de reformar al prójimo, especialmente a los cris­ de todos los ámbitos de la vida a la voluntad de Dios, que tianos. fue promulgada en su plenitud y perfección por el Señor A esto se unen precipitación y arrogancia en hablar Jesús. La gran aspiración de esta carta es que los (judeo)- y en juzgar, e incluso ofensas y calumnias (4,1-12). Apa­ cristianos, en la vida cotidiana, tomen en serio su fe y rece un espíritu malsano de murmuración, de refunfuñar pongan en práctica lo que creen y profesan. ¿Qué utilidad unos contra otros, que destruye la comunidad (5,9a); se tiene una vida aparentemente piadosa y dispuesta a obe­ advierte un celo por advertir, enseñar, instruir y gobernar decer a los mandatos divinos, si sus más profundos móvi­ a la comunidad; es un celo teñido de egoísmo y conduce les y objetivos no están determinados por la fe? ¿De qué a pendencias, a espíritu de contradicción, a sutilezas, con­ aprovecha una fe que no repercute en la vida, transfor­ tiendas y antagonismos (3,1-4,12); se nota una gran pusila­ mándola? Una fe que no toma en serio la vida de cada día, nimidad en los contratiempos y necesidades de la vida que no pone su sello en el obrar del hombre, no es digna cotidiana, porque se duda de la providencia bondadosa de de ese nombre. Es un puro engaño: «Como el cuerpo sin Dios, como si Dios fuese la causa de cuantos males caen espíritu está muerto, así también está muerta la fe sin sobre sus fieles servidores en el mundo (1,2-18). Es, pues, obras» (2,26). muy natural que de aquí resulten deficiencias en la fe, en Santiago no se contenta con estas consideraciones de la oración y en la vida, hipocresía y apariencias de piedad tipo general. Es implacable a la hora de sacar consecuen­ (1,8.19-25; 2,14-26; 4,1-17), que las tribulaciones se trans­ cias para la vida práctica. Se sirve para ello de una serie formen en verdaderas tentaciones y lleven a algunos a la de sentencias que plantean con agudeza los problemas ca­ caída (5,19s). Es también natural que la demora de la pa- racterísticos de estas comunidades judeocristianas de la rusía del Señor como juez y remunerador, que se espe­ diàspora. Muchos pobres son explotados y oprimidos por raba como algo próximo, lleve a muchos a no seguir to­ los grandes terratenientes; se les insulta, incluso, por su mando en serio el juicio final y a apartar su vista del fin, 8 9 y se lancen a vivir sirviendo al mundo, arrastrados por su egoísmo y por sus pasiones (4,13-5,11). Santiago se enfrenta a esta actitud y afirma que Dios examinará y juzgará la fe de cada uno según sus obras y sin acepción de personas, que la parusía del Señor está cerca, e incluso que las decisiones judiciales ya están to­ madas (5,1-9). Contrapone implacablemente esta actitud concreta de los cristianos, demasiado pusilánimes y dis­ puestos a aceptar compromisos, con las exigencias del SUMARIO Señor. Hay que tomar la fe en serio y vivirla (1,8; 4,8). Se mide a cada uno según sus frutos, según su vida. Sola­ mente un cristianismo de acción podrá mantenerse airoso Encabezamiento (1,1) en la parusía del Señor y recibir en posesión la herencia prometida. Es un toque de diana, una exhortación siempre 1. Remitente (1,1a) válida, siempre necesaria, siempre actual, dirigida a los 2. Destinatarios. Saludo (1,1 W cristianos de todos los tiempos. «¿No sabéis que la amis­ tad del mundo es enemiga, de Dios?» (4,4). Permaneced, Texto i» la carta (1,2-S,20) pues, en el mundo con corazón íntegro y fiel y con con­ fianza inquebrantable. 1. Beneficios aportados por las pruebas (1,2-18) I< La prueba es motivo de gozo (1,2-4) a) Produce constancia (1,2-3) b) La constancia lleva a la perfección (1,4) 2. Se necesita sabiduría para admitir esta verdad (1,5-8) a) Pidamos la sabiduría a Dios (1,5a) b) Dios da generosamente (1,5b) c) Pero hay que pedir con fe (1,6-8) 3. Las apariencias engañan (1,9-12) a) Sólo podemos gloriarnos en nuestra vocación (l,9-10a) b) Todas las riquezas pasarán (1,106-11) c) Bienaventurado el que soporta la prueba (1,12) .4. Sólo lo bueno proviene de Dios (1,13-18) a) La concupiscencia es la causa de la tentación (1,13-15) b) Dios es el creador de todo lo bueno (1,16-18) 10 11 II. La palabra y las obras (1,19-27) V. Refrenar la lengua (3,1-12) 1. Manera de comportarse con la palabra (1,19-21) 1. No pretendáis ser maestros (3,1-2a) a) Disposición para escuchar (1,19-20) 2. Es perfecto quien no falla en el hablar (3,26-4) b) Mansedumbre (1,21) 3. El poder de la lengua es pernicioso (3.5-8) 2. Realización de la palabra (1,22-25) a) Es fuente de mal (3,5-6) a) Práctica de la palabra (1,22-24) b) Es un poder indómito (3,7-8) b) Los que practiquen la palabra se salvarán (1,25) 4. Sólo bendiciones debe pronunciar el cristiano (3,9-12) 3. Características de la verdadera religión (1,26-27) a) La triste realidad (3,9-lOa) a) La verdadera religión no consiste en las palabras (1,26) b) La verdadera realidad (3,106-12) b) La verdadera religión se demuestra con obras (1,27) VI. Contra el espíritu mundano, la envidia y el egoísmo (3,13- III. Contra la acepción de personas (2,1-13) 4,12) 1. No impliquéis la fe con la acepción de personas (2,1-7) 1. La verdadera sabiduría y la falsa (3,1348) a) Obra mal quien da preferencia a los ricos (2,1-4) a) La verdadera sabiduría se muestra en el buen comporta­ bj Dios escogió a los pobres para herederos del reino miento (3,13) (2,5-6a) b) Raíces y frutos de la falsa sabiduría (3,14-16) c) Los ricos son los principales responsables de la opresión c) Raíces y frutos de la verdadera sabiduría (3,17-18) de los cristianos (2,66-7) 2. La amistad con el mundo es enemiga de Dios (4,1-6) 2. Cumplid la ley regia (2,8-13) a) La causa de todas las contiendas (4,1-3) a) El que ama desinteresadamente, hace bien (2,8) b) Dios quiere todo el hombre (4,4-6) b) Quien hace acepción de personas, comete pecado (2,9-11) 3. Tomad en serio vuestra fe (4,7-12) 3. Ley de libertad (2,12-13) a) Convertios a Dios (4,7-10) b) Pero, ante todo, no juzguéis (4,11-12) IV. La fe y las obras (2,14-26) VII. Contra la presuntuosa confianza en sí mismo (4,13-5,6) 1. La fe sin obras está muerta (2,14-19) a) La fe sin obras no sirve para nada (2,14) 1. ¡Ay de los que confían en sí mismos! (4,13-17) b) La fe se muestra en las obras (2,15-20) a) Sólo Dios es dueño del futuro (4,13-14) 2. Testimonio de la Escritura (2,21-25) b) Pecado de la presuntuosa confianza (4,15-17) a) Abraham fue justificado por las obras (2,21-24) 2. ¡Ay de los ricos de corazón endurecido! (5,1-6) b) Rahab se salvó por las obras (2,25) a) Se va acercando el castigo (5,1-3) c) Resumen (2,26) b) Todas las injusticias claman venganza al cielo (5,4-6) 12 13 VIll. Exhortación a la constancia (5,7-11) 1. Aguardad con paciencia el advenimiento del Señor (5,7-9) a) Fortaleced vuestros corazones, porque el Señor está cer­ ca (5,7-8) b) No os quejéis unos de otros (5,9) 2 El final depende de Dios (5,10-11) a) Tomad por modelo a los profetas (5,10) b) Bienaventurados los que perseveran (5,11) Conclusión de la carta (5,12-20) TEXTO Y COMENTARIO 1. Prohibición del juramento (5,12) 2. Orad en todas las circunstancias de la vida (5,13-18) a) En la alegría y eri la tristeza (5,13) b) En la enfermedad y en el pecado (5,14-18) 3. Invitación a convertir al extraviado (5,19-20) 14 ENCABEZAMIENTO 1.1 1. Remitente <(l,la). 2a Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo... Aunque la carta de Santiago no es propiamente una carta, su autor ha preferido adoptar la antigua forma epis­ tolar. Comienza nombrando el remitente, luego los desti­ natarios, y termina con el saludo acostumbrado: khairein, «salud». El nombre y la autoridad del remitente han de respaldar sus argumentos y darles validez. Quien quiera decir algo en la Iglesia de Dios tiene que venir en nom­ bre y con autoridad de Dios y del Señor Jesucristo. Sus palabras, para que tengan validez en el pueblo de Dios, deben estar respaldadas por la verdad de Dios y la misión de Cristo. Como acreditado servidor de la palabra y maestro de la Iglesia (3,1) hace prevalecer su autoridad, que es in­ cuestionable y que, en oposición a la autoridad del mun­ do, no hace alarde de jerarquía ni de títulos de grandeza. Se presenta como esclavo, siervo de autoridades superio­ res: de Dios y de Jesús, su «ungido» (Cristo, el Mesías)* el Señor sentado a la derecha de Dios. El título de esclavo o siervo no sólo significa la completa dependencia del autor respecto de Dios, que le ha tomado a su servicio, sino que expresa además la alegría por haber sido elegi- 17 NT, Sant. 2

See more

The list of books you might like

Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.