Digitized by the Internet Archive in 2018 with funding from Kahle/Austin Foundation https://archive.org/details/brevehistoriaconOObapt COLECCIÓN POPULAR 523 BREVE HISTORIA CONTEMPORÁNEA DE BOLIVIA MARIANO BAPTISTA GUMUCIO Breve historia CONTEMPORÁNEA DE BOLIVIA FONDO DE CULTURA ECONÓMICA MÉXICO Primera edición, 1996 CN BR F3325 . B33 1936 D. R. © 1996. Fondo de Cultura Económica Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14200 México, D. F. ISBN 968-16-4840-4 Impreso en México INTRODUCCIÓN Se entiende que una historia contemporánea abarca cuando menos la vida activa de una generación; diga¬ mos, en promedio, algo más de medio siglo. De ahí la ra¬ zón de que ésta arranque de los días anteriores a la gue¬ rra del Chaco, que sostuvo Bolivia con Paraguay, y con la que el país ingresó, de una manera brutal, al siglo xx. Al escribirla, quise guiarme del consejo de Bolívar que decía que “para juzgar bien de las revoluciones y de sus actores es preciso observarlos muy de cerca y juz¬ garlos muy de lejos”. No ha sido tarea fácil, pues la cer¬ canía de los acontecimientos a veces impide tener una. visión de conjunto y, sobre todo, distinguir lo trascen¬ dente de lo efímero e insustancial. Pero por otra parte, no creo en la pretendida objetividad y perspectiva que antaño se atribuía a la distancia de los hechos. Nuestro tiempo vertiginoso exige también —lo estamos viendo en Europa y en los Estados Unidos— una especie de “historia instantánea”, escrita cuando aún no se ha disi¬ pado el humo de los proyectiles que se asoman a los es¬ pacios siderales. El último siglo ha visto en el plano uni¬ versal mayores cambios que los que ocurrieron desde la época del Imperio romano hasta la primera Guerra Mundial —llamada ingenuamente por los participan¬ tes como “la Gran Guerra”—. Hundiéronse imperios como el austro-húngaro, el alemán y el británico, roda¬ ron coronas, y en su lugar se impusieron comisarios o 7 jefes de bandas guerrilleras. De las andguas colonias nacieron decenas de países nuevos que han descubierto que la independencia no siempre es sinónimo de libe¬ ración y que a veces los viejos amos son sustituidos por otros, tan venales y atrabiliarios como los anteriores. Se reprocha a los historiadores su afán de encerrar el pasado en fórmulas del presente, buscando nada menos que extraer lecciones para el porvenir. Si eso fuera posible, nuestro siglo no se hubiese llevado el campeonato olímpico de masacres, genocidios y holo¬ caustos. Nunca hubo tan poca piedad para el hombre, ni tan demencial empeño por envenenar y destruir la naturaleza. Es cierto que no puede minimizarse la im¬ portancia del conocimiento del pasado, pero hemos aprendido que todo es relativo y que no hay fórmulas inmutables, y menos determinismos inevitables, como creían los pensadores de la Ilustración, seguidos por Hegel y Marx, hasta Spengler y Toynbee, quienes se empeñaron en hallar un sentido al devenir de los he¬ chos. Sabemos ahora que en la historia no hay necesa¬ riamente finales felices ni desgraciados y que nada ata a los hombres a un destino ineluctable. Lo único evi¬ dente es la incertidumbre del futuro. La “historia —di¬ cen Will y Ariel Durant— se ríe de todos los intentos de forzarla a discurrir conforme a modelos teóricos o por cauces lógicos; desbarata nuestras generalizacio¬ nes y quebranta todas las reglas; la historia es barroca”. ¿Quién hubiese pensado hace 10 años que la Unión Soviética, que parecía edificada en acero (una de las no¬ velas soviéticas de más éxito se intitulaba precisamente Así se templó el acero, y para el régimen los escritores eran ingenieros de almas), se vendría abajo súbitamente, 8