ebook img

Balompié: alternativa simbólica de los españoles en La Habana PDF

124 Pages·2012·9.85 MB·Spanish
by  
Save to my drive
Quick download
Download
Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.

Preview Balompié: alternativa simbólica de los españoles en La Habana

Santiago Prado PØrez de Peæamil no. 49: 46-54, enero-marzo de 2007. BBBBBaaaaalllllooooommmmmpppppiiiiiØØØØØ::::: aaaaalllllttttteeeeerrrrrnnnnnaaaaatttttiiiiivvvvvaaaaa sssssiiiiimmmmmbbbbb(cid:243)(cid:243)(cid:243)(cid:243)(cid:243)llllliiiiicccccaaaaa dddddeeeee lllllooooosssss eeeeessssspppppaaaaaæææææooooollllleeeeesssss eeeeennnnn LLLLLaaaaa HHHHHaaaaabbbbbaaaaannnnnaaaaa (((((11111888889999988888-----11111999993333355555))))) SSSSSaaaaannnnntttttiiiiiaaaaagggggooooo PPPPPrrrrraaaaadddddooooo PPPPPØØØØØrrrrreeeeezzzzz dddddeeeee PPPPPeeeeeæææææaaaaammmmmiiiiilllll Documentalista e investigador. Instituto Cubano de Radio y Televisi(cid:243)n. La orden militar 187 del 10 de octubre de 1899, pelota [se refiere a la pelota vasca S. P.], caracter(cid:237)sticas de la emitida por el gobierno interventor prohibiendo raza ibØrica, jugaban al lawn tennis, al cr(cid:237)quet, al foot ball [se refiere al fœtbol americano] y al base ball [...] He ah(cid:237) por la lidia de toros en Cuba,1 constituy(cid:243) una contundente quØ la popularidad del base ball me advirti(cid:243), que si no de ofensiva en el campo de las actividades recreativo- un modo formal, virtualmente, al desembarcar en Cuba deportivas contra las tradiciones hispan(cid:243)filas, tildadas me encontraba en tierra extranjera [(cid:133)] por eso la pØrdida de bÆrbaras y decadentes. En las œltimas dØcadas del de la soberan(cid:237)a de Espaæa en Cuba no data de 1898.3 siglo XIX, la influencia anglosajona ven(cid:237)a imponiØndose Los espaæoles residentes en la Isla, tras la derrota en el seno de la sociedad cubana y se erigi(cid:243) en signo de del 98, debieron reacomodar sus intereses con necesaria modernidad y factor enriquecedor del nacionalismo urgencia ante las nuevas perspectivas que les impon(cid:237)a el cubano. El beisbol, en especial, reasumido por la Ølite candente e imprevisto futuro. Las garant(cid:237)as y la poblaci(cid:243)n cubanas como propio, se enfrentar(cid:237)a a proporcionadas por el Tratado de Par(cid:237)s, en cuanto a la las manifestaciones pœblicas de la tradici(cid:243)n torera conservaci(cid:243)n de sus propiedades y de la nacionalidad hispana, en clara actitud de reto ante el retr(cid:243)grado de origen, lograron inicialmente sosegarlos ante la rØgimen colonial.2 embestida de la indignaci(cid:243)n cubana y la multitud de Ante la asunci(cid:243)n de patrones norteæos en las (cid:243)rdenes y leyes que afectaban sus inmensas y postrimer(cid:237)as de la centuria, Manuel Curros Enr(cid:237)quez, emblemÆticas prerrogativas, detentadas durante la reciØn escritor gallego asentado en Cuba, en un texto escrito desaparecida colonia. Y ante el vac(cid:237)o dejado por la aæos despuØs (1908), expres(cid:243) su frustraci(cid:243)n ante la derrota, apelaron a la oportuna bœsqueda de concordia presencia anglosajona en la Isla. con el interventor norteamericano y con el elemento Apenas el vapor me condujo Æ AmØrica desde el extremo cubano, invocando a ultranza en este caso, razones de occidental de Espaæa, el 5 de marzo de 1894, tuve el raza y cultura, mientras readecuaban sus actitudes y presentimiento de que Espaæa hab(cid:237)a muerto para Cuba [...] en vez de jugar sus mozos al trompo, los bolos y la expectativas ante la realidad impuesta.4 46 BalompiØ: alternativa simb(cid:243)lica de los espaæoles en La Habana (1898-1935) La paulatina recuperaci(cid:243)n del marasmo inicial les inteligente pol(cid:237)tica de neutralidad y abstencionismo permiti(cid:243) articular una estrategia encaminada al pol(cid:237)tico, obligada en muchas ocasiones por las propias reestablecimiento de patrones hispan(cid:243)filos, en buena circunstancias; construida, al decir del historiador Jorge medida de corte regional, aprovechando los resquicios Ibarra, al estilo de «un Estado dentro del Estado», con ofrecidos por las favorables condiciones econ(cid:243)micas evidentes prerrogativas para mantener su estatus.8 y el inicial y progresivo incremento de una inmigraci(cid:243)n Los antecedentes en el campo deportivo se privilegiada por la Sociedad de Hacendados de Cuba, enmarcan en el propio crecimiento asociativo y los partidos pol(cid:237)ticos cubanos reciØn constituidos y, en econ(cid:243)mico hispano y en la imperiosa necesidad de especial, por los centros sociales de la comunidad garantizar tambiØn el protagonismo en los espacios hispana y sus respectivos l(cid:237)deres. Con el crecimiento pœblicos y recreativos. Ya desde principios del siglo XX acelerado de la econom(cid:237)a en las dos dØcadas iniciales se destac(cid:243) una ofensiva hispano-vasca cuando, en 1901, del siglo XX, los sectores productivos, bancarios y se inaugur(cid:243) una gran instalaci(cid:243)n de jai alai con fines comerciales espaæoles lograron establecerse con relativa industriales, con previstas apuestas pœblicas oficiales, autonom(cid:237)a y crear una verdadera independencia de los concebida por iniciativa de un grupo de personalidades centros de poder pol(cid:237)tico.5 Las sociedades hispanas vascas enriquecidas en tierra cubana.9 Pero en lo referido evidenciaron un rÆpido incremento, sustentadas en un al desenvolvimiento del sport y el recreo en las interØs permanente por alcanzar una creciente sociedades espaæolas, no es hasta unos aæos despuØs acumulaci(cid:243)n de representatividad en la sociedad y, por cuando le dedicaron su interØs, igual que a las giras y al lo tanto, de un capital simb(cid:243)lico. Desde el comienzo baile. de siglo aumentaron su riqueza y promovieron la Para esos aæos, los deportes de origen anglosaj(cid:243)n inauguraci(cid:243)n sostenida de diversidad de edificaciones hab(cid:237)an copado el entusiasmo de la poblaci(cid:243)n con de dis(cid:237)miles caracter(cid:237)sticas, tanto en los campos de la posibilidades econ(cid:243)micas reales. Muchos espaæoles salud y la educaci(cid:243)n, como en el relativo a las sedes de acaudalados, y especialmente sus hijos, acud(cid:237)an a sus propias asociaciones. Igualmente surgieron infinidad practicarlos. Las diversas teor(cid:237)as acerca de los beneficios de sociedades comarcales de instrucci(cid:243)n y recreo, de la ejercitaci(cid:243)n f(cid:237)sica capitalizaron la aceptaci(cid:243)n de la dispuestas a consolidar la recreaci(cid:243)n como elemento poblaci(cid:243)n mÆs culta o pudiente y se esgrimieron esencial en la vida social de la Isla. como elementos esenciales de la vida moderna, con Todas ellas, junto a los grandes centros regionales, Ønfasis en las sociedades y los predios escolares, conmemoraron las fechas y acontecimientos que particularmente los de la Ølite. Deportes como el tenis, compulsaron y movilizaron a la masa hispana.6 el hand ball, el fœtbol americano, las velas, los remos, el Acontecimientos como los ineludibles d(cid:237)as de la raza, ciclismo, el voleibol, el baloncesto, el boxeo, la nataci(cid:243)n, el trescientos aniversario de la edici(cid:243)n del Quijote, en el pin pon, el patinaje, el cr(cid:237)quet, el atletismo moderno, 1905; y los sucesivos y relevantes sucesos como la amØn del beisbol10 (cid:151)convertido en deporte de colocaci(cid:243)n de la primera piedra del Centro Gallego y multitudes(cid:151), acaparaban en mayor o menor medida su posterior culminaci(cid:243)n; la inauguraci(cid:243)n de los la atenci(cid:243)n. En cambio, los intentos de restablecer las respectivos y fastuosos edificios del Centro de aæoradas lidias de toros tropezaron siempre con fuertes Dependientes de La Habana, de La Lonja del oposiciones, si bien pequeæos grupos intentaron Comercio y del Casino Espaæol, entre otros, mostraron realizarlas en fincas ubicadas en las afueras de La Habana. el rÆpido ascenso hispano en la ciudad. Otros elementos Originalmente, tambiØn los centros y sociedades simb(cid:243)licos extraordinarios lo constituyeron el arribo a espaæolas exhibieron interØs en el establecimiento de puerto habanero del buque escuela espaæol Nautilus, actividades recreativo-deportivas en los salones de juego, en 1908, y la visita, en 1910, del catedrÆtico de la como billar, cartas, ajedrez, as(cid:237) como en las salas de universidad de Oviedo Rafael Altamira, uno de los armas, dedicadas a la esgrima; los gimnasios, los bolos ide(cid:243)logos del panhispanismo,7 esgrimido como y la lucha canaria, prÆcticamente todas de ascendencia expresi(cid:243)n de apadrinamiento de la madre Espaæa a las hispana. Cuando el Centro de Dependientes de La ex colonias americanas. Estas circunstancias redundar(cid:237)an en un dominio Habana fund(cid:243) el gimnasio mÆs moderno de la ciudad, relativamente alto del elemento espaæol en su vida a fines de 1907, adelantaba una posici(cid:243)n en pro del espiritual a travØs de las sociedades, las fiestas, la deporte y de sus beneficios para la salud, intentando influencia de la prensa de estirpe espaæola y de un sin estar a tono con las exigencias de los tiempos. nœmero de actividades de sello hispan(cid:243)filo. Sin obviar, Unas semanas despuØs de la inauguraci(cid:243)n del centro, por supuesto, el estricto control laboral de los Fernando Ortiz, admirado por los avances de las inmigrantes, ejercido prÆcticamente en todas las esferas sociedades hispanas en los campos de la salud, la econ(cid:243)micas urbanas y una organizaci(cid:243)n regida por una educaci(cid:243)n y el resto de las actividades sociales, escribi(cid:243): 47 Santiago Prado PØrez de Peæamil El recreo, asimismo, ha merecido mÆs y mÆs su atenci(cid:243)n, Los espaæoles en el balompiØ de La Habana as(cid:237) en el nuevo Centro de Dependientes, alcanza este casi la pluralidad de sus aspectos (billares, cafØs, baile, esgrima, La intervenci(cid:243)n hispana no se hizo esperar. A los gimnasio, etc.) y yo me permito augurar que con el auge primeros jugadores espaæoles que participaron en el que van tomando las giras campestres de carÆcter regional, no ha de tardar el d(cid:237)a en que los centros espaæoles sean Hatuey se les comenzaron a sumar nuevos aficionados apoyo firme del sport al aire libre que hoy cunde entre las de este deporte. Se jugaba balompiØ de modo clases populares, en todo el mundo y en la misma espontÆneo y, en muchas ocasiones, por el solo afÆn de Espaæa.11 practicarlo. Pero no solo a t(cid:237)tulo personal, sino Dentro de esas circunstancias naci(cid:243) el balompiØ en conformando sociedades y equipos, estrechamente Cuba, particularmente en La Habana. Su asiento directo vinculados a la defensa de la hispanidad. La reacci(cid:243)n, en el pa(cid:237)s, por supuesto, no constituy(cid:243) un atributo observada en una perspectiva mayor, era l(cid:243)gica, en de los espaæoles, si bien emergieron algunas tanto las sociedades deportivas hispanas establecidas individualidades dentro del primer equipo conformado en Cuba comenzaron a reproducir, en cierto sentido, en la Isla: el Sport Club Hatuey. La oleada anglosajona los patrones instituidos en tierra espaæola, si bien el tambiØn nos trajo el foot ball, castellanizado inicialmente referente inglØs, respecto a las reglas y a buena cantidad en Cuba como en Espaæa, como bal(cid:243)n pie. Se utiliz(cid:243) de vocablos propios de ese idioma, continuar(cid:237)a rigiendo ese nombre desde que se publicaron los primeros la organizaci(cid:243)n y disciplina del juego. No hab(cid:237)a decretos, antes de cualquier otro reglamento, por medio transcurrido mucho tiempo desde la introducci(cid:243)n del de los cuales se regir(cid:237)a la organizaci(cid:243)n original del juego.12 balompiØ en Espaæa. Hacia finales del siglo XIX, se Algunos j(cid:243)venes cubanos, imbuidos de entusiasmo por conformaron los principales equipos en Huelva, esa influencia, propiciaron su prÆctica como otro nuevo Cataluæa, Bilbao, Madrid y otras regiones del pa(cid:237)s.15 Y elemento de modernidad. Es as(cid:237) que compulsaron, para en la primera dØcada del XX se consolidaban en todo el iniciar los primeros topes oficiales, la formaci(cid:243)n de territorio nacional, en las zonas de mayor concentraci(cid:243)n otro equipo, el Rovers Atletic Club, constituido en ese de poblaci(cid:243)n urbana. La cercan(cid:237)a de Espaæa a entonces por entusiastas ingleses radicados en La Habana Inglaterra, la existencia en su territorio de capital inglØs en diversos negocios e inversiones y la asunci(cid:243)n del en los diversos negocios y empresas de capital de su balompiØ por otras naciones europeas, consolidaron pa(cid:237)s. la prÆctica en el pa(cid:237)s, al extremo de considerarlo, en un De este originario movimiento, y por iniciativa de breve tiempo, un deporte de raigambre nacional. dos cubanos, surgi(cid:243) la Federaci(cid:243)n de Foot Ball En Cuba, el creciente auge de fabricantes y Association de Cuba, a fines de 1911, encargada de comerciantes, futuros promotores del desarrollo del garantizar el futuro del incipiente deporte. La original fœtbol, as(cid:237) como la saneada situaci(cid:243)n de sus sociedades ofensiva cubana para detentar el privilegio de la y la llegada sucesiva de inmigrantes, algunos con introducci(cid:243)n del balompiØ tom(cid:243) visos de defensa de facultades para el juego, crearon condiciones (cid:243)ptimas cuban(cid:237)a y, aœn aæos despuØs, se le conced(cid:237)a esa iniciativa: para apropiarse definitivamente del protagonismo. Por «No es cierto, como entonces se aseguraba, que el otro lado, el novedoso deporte, lejos de granjearse el deporte hab(cid:237)a sido introducido por los ingleses en Cuba, gusto criollo, se convirti(cid:243) muy rÆpidamente en fueron los representantes del Sport Club Hatuey, que elemento ajeno al interØs de los cubanos, inmersos surgi(cid:243) a la vida en 1907».13 En una culta revista de la profundamente, entre otras cosas, en las lides Øpoca se reportaba (cid:151)durante los primeros encuentros beisboleras. En cambio, en los predios espaæoles de la entre ambos equipos en el terreno T(cid:237)voli, de Palatino(cid:151), Isla, a la clamorosa defensa de la hispanidad en varias luego de tildar al Hatuey de «cuban(cid:237)simo», el «empuje esferas econ(cid:243)micas y sociales se un(cid:237)a el deporte al aire innegable del team que se honra llevando el nombre del libre en grande, como singular expresi(cid:243)n de esa primer rebelde que protest(cid:243) en Cuba». Y aæade: comunidad. AdemÆs, las teor(cid:237)as panhispanistas El entretenido y noble sport, que es nuevo para nosotros, esgrimidas por Rafael Altamira en su visita influyeron va adquiriendo adeptos rÆpidamente. El Foot Ball inglØs o evidentemente en el fortalecimiento del arsenal Bal(cid:243)n Pie, como se le llama en Espaæa, se le considera simb(cid:243)lico de la colonia espaæola. Y, a todas luces, en como sport de altura. [...] Ya empiezan a formarse teams de los inmediatos aæos posteriores a su visita, favorecieron Bal(cid:243)n Pie en nuestra capital que responden al empeæo de los clubes anteriormente nombrados, por introducir entre la consolidaci(cid:243)n de paradigmas hispanos y la formaci(cid:243)n nosotros el bello deporte.14 de, al menos, un equipo con los presupuestos defendidos por Øl y otros fervientes te(cid:243)ricos. A fines de 1912, nac(cid:237)a Evidentemente, comenzaba un movimiento oficialmente el Club Deportivo Hispano AmØrica,16 que espontÆneo que aglutinaba a los primeros aficionados intentaba vincular ambas regiones, a pesar de en la prÆctica del balompiØ para devenir, apenas unos predominar en su seno un raigal sentimiento espaæol. aæos despuØs, espectÆculo de multitudes. 48 BalompiØ: alternativa simb(cid:243)lica de los espaæoles en La Habana (1898-1935) Surg(cid:237)a como sociedad independiente de los centros de Amsterdam en 1920, con un equipo que antes establecidos, como signo distintivo en el entorno comenzaron a calificar en todo el mundo como la «furia social. El Club Euskeria17 encabez(cid:243) la relaci(cid:243)n de los espaæola». A ra(cid:237)z de esa victoria, no qued(cid:243) una sola equipos de (cid:237)ndole regional. Aunque de relativa corta aldea en la pen(cid:237)nsula donde no se expandiera el vida, propici(cid:243) y robusteci(cid:243) el ambiente hispano en los balompiØ y comenzara a restarle adeptos a la tradicional inicios. A fines de 1914 surgi(cid:243) el equipo que definir(cid:237)a la e hispan(cid:243)fila lidia de toros. A fines de los aæos 20, en vocaci(cid:243)n espaæola del balompiØ habanero. entrevista realizada a un jugador espaæol establecido Originalmente reconocido durante breve tiempo por en Cuba (cid:151)gallego por mÆs seæas(cid:151), este explicaba la un nombre poco contagioso, se convoc(cid:243) a un concurso nueva situaci(cid:243)n creada en su tierra natal. Ante una entre los asociados para nominarlo. Entre las bases se pregunta acerca de sus comienzos en el fœtbol, expres(cid:243): destacaba una clÆusula indispensable: «cualquiera que Como todos los chicos de estas generaciones: en cuanto fuera la denominaci(cid:243)n habr(cid:237)a forzosamente de echØ a andar. Antes, los muchachos, as(cid:237) que se ve(cid:237)an sin simbolizar algo que recordara la patria ausente».18 Naci(cid:243) bragas y fuera de la pollera se vest(cid:237)an de toreros y hac(cid:237)an as(cid:237) a la vida pœblica con el nombre de Iberia Foot Ball capotes con el primer cortin(cid:243)n que ca(cid:237)a en sus manos, Club como definitivo paradigma de las aspiraciones ahora se hacen de balones y se chuta contra las narices del mism(cid:237)simo cura pÆrroco que nos echa el agua bendita en la hispan(cid:243)filas de los espaæoles de Cuba. Sus distintivos coronilla.22 de identidad estar(cid:237)an seæalados, entre otros, por el aleg(cid:243)rico le(cid:243)n ibØrico como s(cid:237)mbolo de nobleza. Y en El comienzo de la dØcada de los 20 es testigo de 1925, segœn el reglamento reformado en 1929, al la consolidaci(cid:243)n de la prÆctica del fœtbol en La distinguirse al club con el «t(cid:237)tulo de real» por la Habana. Surgen nuevos equipos de primera categor(cid:237)a monarqu(cid:237)a espaæola, agreg(cid:243) a su bandera y otras en representaci(cid:243)n de sus respectivas regiones hispanas, insignias, la emblemÆtica corona del reino: inscritos legalmente en el registro de asociaciones. En la campaæa de 1922-23 y, durante algunas mÆs, se Esta sociedad fue fundada el veinticinco de diciembre del enfrentar(cid:237)an ocho equipos de innegable calidad, todos aæo 1914 con el nombre de «Iberia Foot Ball Club» y en de raigambre espaæola, con la excepci(cid:243)n del Rovers, virtud de haberle concedido su majestad el rey, Don Alfonso XIII, de Espaæa [...] el nombre y las insignias de la realeza, ya casi en su campaæa final. El Hatuey languidec(cid:237)a y se por decreto de 19 de octubre de 1925, se denomina mantuvo en precario hasta eclipsarse definitivamente actualmente «Real Iberia Foot Ball Club».19 en esos aæos. Aparec(cid:237)an incluidos en la n(cid:243)mina los La efervescencia alrededor del balompiØ se hab(cid:237)a reciØn creados Catalunya Sport Club, Canarias Sport extendido a diversos sitios del pa(cid:237)s, aunque Club y el Juventud Asturiana. Breve tiempo despuØs, indudablemente La Habana se convirti(cid:243) en su se le sumaron el Vigo Sport Club, el Deportivo Centro reservorio esencial por la enorme concentraci(cid:243)n de Gallego, el Tenerife, el Baleares y, por apenas una espaæoles residentes en esta ciudad. A los equipos campaæa, el Deportivo Asturias. En la segunda creados, que lidiaban desde sus comienzos en categor(cid:237)a se reiteraban muchos de los nombres de campeonatos de primera categor(cid:237)a, se les sumaron otros los equipos mayores, pero surgieron otros que jamÆs de igual calidad, para convertir los encuentros en hechos jugaron en la Ølite, conformados por empleados de considerable significaci(cid:243)n. En 1917 se sumaron dos espaæoles, asiduos a ese deporte, aunque, por supuesto, fuertes teams a las escuadras conformadas y se en la mayor(cid:237)a de los casos, defendiendo la camiseta auspiciaron campaæas competitivas muy reæidas. de Espaæa o de una de sus regiones. Se agregaron a Emergieron a la palestra pœblica la sociedad Fortuna los nombres tradicionales, el Espaæa, el Celta, el Sport Club, dedicada a «fomentar y cultivar toda clase Menorqu(cid:237)n, el Juventud Deportiva Castellana, el Club de deportes conocidos en el mundo deportivo»,20 con GijonØs, el Cantabria, el Juventud Montaæesa, el Centro una secci(cid:243)n de balompiØ auspiciada por el elemento Vasco, el Club Galicia y otros, imitando nombres de espaæol, y el Olimpia Sporting Club, con similares equipos de reconocido prestigio en tierra ibØrica.23 caracter(cid:237)sticas, aunque en sus objetivos predominara Hacia la mitad de la dØcada se vigoriz(cid:243) el «proporcionar a sus socios los medios de jugar al Foot movimiento futbol(cid:237)stico; en 1926 llegaron a coexistir Ball»21 como deporte principal. cuarenta equipos. Fueron tiempos de verdadera En el afianzamiento simb(cid:243)lico de ese deporte como eclosi(cid:243)n futbol(cid:237)stica, a partir de lo cual surgieron y mÆxima expresi(cid:243)n de la autoafirmaci(cid:243)n hispana, desarrollaron sus iniciativas las principales sumado al auge natural del balompiØ en el pa(cid:237)s, se sum(cid:243) organizaciones locales: la Federaci(cid:243)n Occidental de un elemento detonador inØdito en la proliferaci(cid:243)n de Football Association (FOFA) y la Federaci(cid:243)n de Foot sociedades y clubes dedicados a esa disciplina: la Ball de La Habana, y ademÆs, el Colegio de `rbitros, sorpresa ocasionada por la obtenci(cid:243)n por Espaæa de auspiciado por la FOFA y creado por un cØlebre la medalla de plata, en los juegos ol(cid:237)mpicos en la ciudad profesional espaæol. En esta Øpoca, se hizo efectiva la 49 Santiago Prado PØrez de Peæamil La progresiva ausencia de jugadores hispanos dentro de algunos equipos comenz(cid:243) a suplirse con rapidez con cubanos, generalmente de las capas humildes y de todas las procedencias raciales. La conciencia nacionalista, exacerbada con consignas, exig(cid:237)a la integraci(cid:243)n del cubano a las mÆs dis(cid:237)miles actividades sociales. adscripci(cid:243)n a la Federaci(cid:243)n Internacional de Foot Ball encuentros de balompiØ en estrecha convivencia y Association (FIFA). Instantes de verdadera sigilosa competencia con el beisbol. Incluso, al decir interrelaci(cid:243)n con Espaæa, de donde proven(cid:237)a la de testigos de la Øpoca, en los œltimos aæos œtiles de mayor(cid:237)a de los jugadores de primera l(cid:237)nea en medio ese estadio se evidenci(cid:243) un aumento sustancial de la del ambiente deportivo, ser(cid:237)an las visitas a La Habana cantidad de pœblico asiduo a este deporte en relaci(cid:243)n de algunos de los mÆs famosos equipos espaæoles con la del beisbol. Un testigo presencial afirmaba aæos como el Deportivo Espaæol, el Barcelona y el Real despuØs: «Durante la temporada de 1911-12 se jug(cid:243) Madrid, as(cid:237) como el Galicia Sporting Club, de Nueva por vez primera en los hist(cid:243)ricos terrenos de York y el imbatible equipo uruguayo Nacional de Almendares Park, en donde con el andar del tiempo, Montevideo, a la saz(cid:243)n campe(cid:243)n ol(cid:237)mpico, ¡quiØn lo iba a decir!, el balompiØ destron(cid:243) al base contratados para efectuar topes con los equipos mÆs ball».24 Pero no conformes con lo obtenido, se lanz(cid:243) castizos de la ciudad. A los campeonatos anuales se una acelerada ofensiva para hacerse de terrenos sumaba la permanente discusi(cid:243)n de trofeos, en algunos propios y, luego de un frustrado intento matizado casos aportados por sociedades hispanas espec(cid:237)ficas, por conflictos intersociedades, el Deportivo Hispano firmas comerciales, o a t(cid:237)tulo personal por figuras del AmØrica construy(cid:243) el estadio Campo Armada,25 a comercio y la pol(cid:237)tica, siempre a la caza de estables principios de 1928, para auspiciar, en exclusiva, las clientelas. Entre las decenas de trofeos discutidos, las largas campaæas de ese deporte. Y aunque se continu(cid:243) copas Espaæa, Beneficencia gallega, Carta Blanca, jugando por un tiempo en el Almendares Park, desde GonzÆlez Byass, Hispano o la suntuosa Omega, donada la apertura del estadio Cerveza Tropical, y por el gallego Jesœs Patiæo, representante de los relojes especialmente con la reaparici(cid:243)n modernizada del de esa marca en el pa(cid:237)s, evidenciaban un ostentoso nuevo Cerveza Polar, aumentaron en extremo las testimonio del devenir deportivo de la ciudad. expectativas de ampliar el espectro de posibilidades La intr(cid:237)nseca necesidad de efectuar los juegos al para la prÆctica del deporte. Solo conociendo que en aire libre oblig(cid:243) a los gestores del balompiØ a crear ese instante los propietarios de los nuevos terrenos las condiciones id(cid:243)neas para ello en dis(cid:237)miles sitios de eran espaæoles, se entiende la inusitada presencia del la ciudad. Lanzaron una ofensiva que les permiti(cid:243) balompiØ en esos predios urbanos. Y aunque tambiØn usufructuar terrenos oficiales o grandes solares se crearon para la prÆctica del beisbol y este, incluso, yermos, utilizados hasta esos instantes casi llegar(cid:237)a mÆs tarde a retomar el protagonismo en los exclusivamente por el privilegiado beisbol. Desde muy terrenos de La Tropical, la solidaridad y el temprano, los equipos existentes contaron con terrenos agradecimiento de los propietarios de los terrenos a pertinentes para sus respectivas prÆcticas y sus compatriotas privilegi(cid:243) el rumbo inicial del enfrentamientos. Emplearon, entre otros, el antiguo balompiØ. terreno de CiØnaga, el T(cid:237)voli, la Bien Aparecida, Cuatro Por otro lado, la presencia de un abundante pœblico Caminos, Tres Palmas y el primitivo estadio de La con posibilidades econ(cid:243)micas reales, Ævido de asistir Polar para dirimir competencias de segunda categor(cid:237)a los domingos a las justas deportivas, constituy(cid:243) en o para prÆcticas cotidianas. Desde fines de 1911, en buena medida la raz(cid:243)n del Øxito. Propietarios de medio de la disputa por la primera Copa de fœtbol, terrenos, promotores de sociedades y enriquecidos accedieron al paradigmÆtico Almendares Park patrocinadores actuaron en funci(cid:243)n de estimular y (cid:151)asiento de los grandes eventos beisboleros y satisfacer las crecientes expectativas de esa gran masa emblema de cuban(cid:237)a(cid:151), en franco forcejeo por de espaæoles, pendientes siempre del triunfo de su agenciarse legitimaci(cid:243)n y protagonismo. En lo equipo favorito. Ya desde 1918, la emisi(cid:243)n de la Ley adelante, hasta casi su definitiva extinci(cid:243)n f(cid:237)sica, la de Cierre26 permiti(cid:243) a todos los empleados del instalaci(cid:243)n se convertir(cid:237)a en la sede principal de los comercio disponer de, al menos, las tardes de los 50 BalompiØ: alternativa simb(cid:243)lica de los espaæoles en La Habana (1898-1935) domingos para satisfacer sus necesidades recreativas. inconvenientes o comportamientos inadecuados dentro A las giras y romer(cid:237)as se incorpor(cid:243) el balompiØ como del contexto social. Es sintomÆtica una carta del un elemento aglutinante y componente esencial de la secretario de la administraci(cid:243)n del gobierno provincial comunidad hispana en la Isla. Con Øl se perfeccionaba a la directiva de la Federaci(cid:243)n Occidental de Foot Ball el mecanismo de plena autonom(cid:237)a social, perseguido Association despuØs de la soluci(cid:243)n de uno de los tantos por los mÆs prominentes ide(cid:243)logos, a travØs del estricto conflictos dirimidos entre las instituciones del balompiØ. control en los servicios laborales, sanitarios, educativos Luego del saludo inicial y de ensalzar la prominencia y recreativos y, dentro de estos œltimos, el dominio de adquirida por el foot ball a nivel internacional, opinaba los espacios pœblicos urbanos. Se incorporaban as(cid:237) de su instauraci(cid:243)n en La Habana: como significativos lugares de sociabilidad y Esa nueva modalidad de los deportes agrup(cid:243) en su revitalizaban con su influencia el resto de los espacios derredor grandes nœcleos de j(cid:243)venes, en su mayor(cid:237)a espaæoles, pœblicos. La confluencia de multitudes27 en las gradas, empleados en casas de comercio o dedicados a otras ocupaciones, alejÆndolos en sus ratos desocupados de lanzando consignas en defensa de sus respectivos entretenimientos menos provechosos, de pasatiempos no equipos, increment(cid:243) los lazos de paisanaje. La amplia siempre honestos o de diversiones poco convenientes.30 cobertura de la prensa deportiva (cid:151)en proporci(cid:243)n Al extenderse en consideraciones acerca de la pol(cid:237)tica relativamente alta de origen espaæol(cid:151), alent(cid:243) un del gobierno, en mesurado tono y evidente conveniencia, movimiento social de resonancia y devino tema exhort(cid:243) prudentemente a los organizadores del obligado en improvisadas peæas de fanÆticos en balompiØ en la ciudad a la necesaria conciliaci(cid:243)n y a bodegas, bares, fÆbricas, oficinas o en los diversos acatar en todo momento la disciplina social: almacenes de la urbe. De singular modo lo describe Jorge Maæach en una Nuestra joven Repœblica no pod(cid:237)a permanecer indiferente de sus magistrales estampas de la ciudad, cuando a los est(cid:237)mulos de esas corrientes de simpat(cid:237)as que de hace algœn tiempo se manifestaban en favor de dicho sport, y sintetiza los temas prioritarios de los miles de chavales hace ya varios aæos se organizaron Asociaciones y Clubes hispanos en las rutinarias noches habaneras, sentados en los que j(cid:243)venes animosos y decididos constituyeron en la puerta del almacØn, «en taburetes dialØcticos, equipos de diversas categor(cid:237)as, que se disputaban premios oblicuos contra las jambas saturadas de football y de por ellos entusiastamente organizados [...] y l(cid:243)gico es que pol(cid:237)tica regional. Asturias versus Galicia. Marruecos. quienes lo practiquen conserven a travØs de los tiempos y de todas sus vicisitudes sus nobles caracter(cid:237)sticas, ya que Servicio obligatorio. Las estrecheces de la quinta».28 Otro ellas contribuyen de manera eficiente al mejoramiento de testimonio del ambiente castizo lo ofrece un jugador las costumbres de los ciudadanos y de la sociedad.31 gallego. Ante la pregunta de si deseaba regresar al Deportivo de su regi(cid:243)n de origen, respondi(cid:243) tajante: Indiscutiblemente, el balompiØ devino un elemento «No. Y cambiar(cid:237)a todos mis recuerdos del Deportivo estratØgico de control social, tanto para el gobierno de allÆ, poniendo toda mi alma en la defensa del como para la jerarqu(cid:237)a hispana al volcar las energ(cid:237)as de Deportivo Habanero. Al fin y al cabo, los dos hacen la la comunidad juvenil en las contiendas deportivas. Jorge misma bandera: Galicia».29 Maæach, en ensayo escrito en 1931, pero publicado aæos La participaci(cid:243)n predominante de jugadores despuØs, penetrar(cid:237)a con sagacidad en el comportamiento hispanos patentizaba la casi total supremac(cid:237)a espaæola hispano en relaci(cid:243)n con sus realidades, pretensiones y en la estructura deportiva creada en esos tiempos. La anhelos sociales. n(cid:243)mina de jugadores de los grandes equipos atestiguaba Advenido esto que llamamos Repœblica, el espaæol se la presencia de figuras de cierta relevancia en el contexto sinti(cid:243), por natural pudor y discreci(cid:243)n, obligado a regional espaæol, atra(cid:237)das por las campaæas habaneras. abstenerse de todo interØs en los destinos nacionales. Su instinto pol(cid:237)tico pugnaz busc(cid:243) entonces desahogo en las Ellos se erigieron en hØroes de los inmigrantes, quienes luchas de los centros regionales [...] El deporte vino a segu(cid:237)an con fervor sus carreras deportivas, y se aliviar a los «centros» de esa irritaci(cid:243)n interior. El esp(cid:237)ritu convirtieron en paradigma de Øxito inmediato dentro de bander(cid:237)a se desplaz(cid:243) del sal(cid:243)n de actos a la cancha, de del contexto capitalino. As(cid:237) como se celebraba la fama las «juntas» a los partidos [...] He aqu(cid:237), pues, c(cid:243)mo la de los beisbolistas criollos, se aclamaba tambiØn la de cancha viene a ser un s(cid:237)mbolo de algo que a los cubanos nos interesa enormemente (cid:151)el absentismo espaæol. Si los (cid:237)dolos del balompiØ. Muchos de sus nombres y los centros regionales han medrado entre nosotros como fotos participaban de la atm(cid:243)sfera de la ciudad, en han medrado, si el balompiØ absorbe todos los entusiasmos e ocasiones anunciando productos de diversas iniciativas que absorbe, es porque en esas actividades se procedencias fabriles, tal como se hace en la actualidad. concentra, al margen de la vida cubana, del interØs cubano, La asistencia a los espacios pœblicos del balompiØ una energ(cid:237)a que no hemos sabido incorporar a la integraci(cid:243)n de la Repœblica [...] El resultado es [...] un encauz(cid:243) igualmente las ansias juveniles de miles de factor enorme de poblaci(cid:243)n af(cid:237)n que tiene casi todos los chavales, dislocados dentro de la ciudad durante sus derechos y casi ningœn deber: un caudal de iniciativas y jornadas de asueto. De ese modo, evitaban posibles entusiasmos que, desviados de las necesidades c(cid:237)vicas de 51 Santiago Prado PØrez de Peæamil un pa(cid:237)s en formaci(cid:243)n, tiene que desahogarse en jiras y protagonista del balompiØ, con suficiente potencial para rivalidades balompØdicas.32 afrontar dicho deporte. Pero el protagonismo exhibido durante la dØcada En 1929, varios cubanos incluidos excepcionalmente de los 20 por los espaæoles en las canchas de este deporte en las n(cid:243)minas de los grandes equipos hispanos, comenzar(cid:237)a a decaer apenas comenzada la dØcada de aœn rezumaban cierto escepticismo respecto a la los 30 por dis(cid:237)miles razones hist(cid:243)ricas. Un soterrado participaci(cid:243)n cubana en el evento. Ante la interrogante y pugnaz impulso cubano se dejaba entrever en las de por quØ no arraigaba el balompiØ en el pueblo contiendas y con el tiempo se convertir(cid:237)a en elemento cubano, un jugador del patio entrevistado en esa Øpoca, de relativa consideraci(cid:243)n. opinaba: ¡QuØ ha de ser! Lo œnico que puede llamar la atenci(cid:243)n y atraerlo: la formaci(cid:243)n del equipo nacional. Debemos Hacia la cubanizaci(cid:243)n reconocer que no es tan absurda la actitud de indiferencia del pœblico criollo con el fœtbol. ¿QuØ puede interesarles a los cubanos un espectÆculo cuya cartelera anuncia: Juventud Ya desde mediados de los aæos 20 algunos j(cid:243)venes Asturiana vs. Centro Gallego?; o este otro: Cataluæa vs. Iberia. nacidos en la Isla, vinculados desde su infancia a varios de los focos balompØdicos de la ciudad, pudieron Aunque acotaba a continuaci(cid:243)n: «Sin embargo, en acceder a equipos constituidos (cid:151)en particular a los uno de esos clubes, en el Iberia, existen excelentes de segunda categor(cid:237)a. Su presencia en este deporte se jugadores cubanos. Y en todos los demÆs se ha iniciado hac(cid:237)a prÆcticamente inevitable debido a la necesidad el (cid:147)acriollamiento(cid:148) de las filas balompØdicas».33 Otro de los teams de mantener en su n(cid:243)mina a jugadores de jugador, ante similar pregunta y aœn con incertidumbre, cierta calidad. No obstante, mientras las sociedades adujo: pudieron sostenerse con jugadores de origen hispano, Porque los directores hacen poco o nada. Hay materiales sus directivos prescindieron de la participaci(cid:243)n cubana, para hacer una selecci(cid:243)n formidable, tal vez imbatible. ¿Por excepto, por supuesto, en los contados casos de quØ no se hace? [...] Con una propaganda adecuada los cubanos ir(cid:237)an [al estadio] aunque no fuera mÆs que por algunos hijos de espaæoles estrechamente vinculados curiosidad. Y lo principal es esto: traerlos al estadio. De lo a las actividades laborales y sociales de sus padres. demÆs se encargarÆ el propio deporte. Su belleza, su TambiØn, inicialmente, se mantuvo una cierta reticencia emoci(cid:243)n y su ciencia hacen aficionado al que una vez fue por parte de los cubanos, a las prÆcticas del balompiØ espectador, y «fanÆtico», al que llega a aficionarse. absortos en la prÆctica del beisbol. La minor(cid:237)a decidida En relaci(cid:243)n con las cualidades exhibidas por el a jugarlo sufri(cid:243), cuando menos, las burlas del resto elemento criollo, agregaba: «extraordinarias. Es de los j(cid:243)venes nacionales. instintivo, Ægil, resistente y propenso a todas las Las propias huestes hispanas, imposibilitadas de disciplinas que el juego exige».34 copar sus equipos con compatriotas, incentivaron Para entender las emociones de la Øpoca, es necesario (cid:151)no siempre con Øxito(cid:151) la participaci(cid:243)n de niæos citar en extenso al periodista de El Heraldo de Cuba, dispuestos a defender las banderas de sus respectivas Miguel Pascual, el mayor defensor de la cuban(cid:237)a en instituciones en los campeonatos de esa categor(cid:237)a y esos instantes, cuando a principios de los 30, en pr(cid:243)logo en las de otras jerarqu(cid:237)as superiores. a su libro, expres(cid:243): En ese contexto, desde la segunda mitad de los aæos 20, la progresiva ausencia de jugadores hispanos El futbolismo ha llegado un poco tarde a Cuba, pero por eso no deja de ser menor la pujanza y brillantez que lo dentro de algunos equipos comenz(cid:243) a suplirse con acompaæan. Los j(cid:243)venes cubanos cuentan con facultades rapidez con cubanos, generalmente de las capas mÆs que apropiadas para practicarlo ventajosamente. Su humildes y de todas las procedencias raciales, para vivacidad, su instintiva forma de concebir las luchas evitar el colapso de los equipos. Por otro lado, la deportivas, su ligereza y el valor indudable que los distingue conciencia nacionalista, exacerbada con consignas, ha de proporcionarle muchos d(cid:237)as de gloria.35 exig(cid:237)a la integraci(cid:243)n del cubano a las mÆs dis(cid:237)miles Reconoce la influencia hispana en una sencilla actividades sociales. Un importante hecho precipitar(cid:237)a pincelada: «Por aqu(cid:237) pas(cid:243) el gran Ricardo Zamora al esa ofensiva en el campo balompØdico: la celebraci(cid:243)n frente de sus huestes (cid:147)espaæolistas(cid:148) y dej(cid:243) enseæanzas en La Habana de los II Juegos Centroamericanos, en que se han sabido aprovechar». No obstante, pregunta 1930. Ante esa realidad, se propici(cid:243) un movimiento y responde euf(cid:243)rico: «¿Es propiamente cubano el nacionalista promotor de la conformaci(cid:243)n de un fœtbol que aqu(cid:237) se practica? Claro que s(cid:237). El aspecto equipo netamente cubano, con reales condiciones de mÆs interesante es ese. Algunos clubes van cubanizÆndose representar al pa(cid:237)s. Y con relativa antelaci(cid:243)n comenz(cid:243) en una proporci(cid:243)n muy parecida al desenvolvimiento a vislumbrarse esa posibilidad. Surgieron entonces los y progreso operado en Øl». Comenta que cuatro aæos primeros ecos en defensa del cubano como antes hubiera sido imposible pensar en un equipo local: 52 BalompiØ: alternativa simb(cid:243)lica de los espaæoles en La Habana (1898-1935) Hace ese mismo tiempo, los cuatro aæos seæalados arriba, emblemÆticas instituciones hispanas o a algunos de sus hubiera sido una quimera intentar la formaci(cid:243)n de un l(cid:237)deres. Los poderosos clubes de ese origen continuaron equipo cubano. Sin embargo, ah(cid:237) tenemos como en estos campeando con sus nombres y sus seguidores; entre Juegos Deportivos Centro Americanos [...] no solo otras razones porque el pœblico, en su inmensa mayor(cid:237)a, tenemos un team de jugadores cubanos, sino se le indica como indiscutible favorito. continu(cid:243) siendo de los espaæoles residentes en La Habana, dispuestos a seguir rememorando su terruæo, Y se extiende en un aspecto importante: «tampoco siquiera a travØs de los legendarios nombres de los antes era posible un espectador cubano, un aficionado equipos espaæoles. Durante la guerra civil, arribaron cubano en los estadios en que se estuviera practicando algunos jugadores de Espaæa, pero representaron una balompiØ». Reconoce que ni siquiera los agentes de la insignificante minor(cid:237)a dentro del concierto balompØdico. autoridad toleraban el juego cuando prestaban sus La Øpoca de oro del balompiØ puramente espaæol en servicios en los partidos. «El panorama ha cambiado Cuba hab(cid:237)a desaparecido para siempre. totalmente. Existen en la actualidad aficionados que se apasionan tanto o mÆs con el balompiØ que con un match de boxeo o un gran juego de beisbol». Y en su Notas afÆn de hacer del balompiØ deporte eminentemente criollo, insiste en cubanizar al resto de los jugadores 1. Pablo Riaæo San Marful, Gallos y toros en Cuba, Fundaci(cid:243)n extranjeros asentados en el pa(cid:237)s. «AdemÆs de que Cuba Fernando Ortiz, La Habana, 2000, p. 83. El autor quiere agradecer tiene jugadores notables, puede considerar como la asistencia del espaæol radicado en Cuba Constantino D(cid:237)az Luces, suyos a no pocos extranjeros que se hicieron aqu(cid:237), sin el que hubiera sido imposible la redacci(cid:243)n de este trabajo; que aprendieron y se destacaron aqu(cid:237), que viven tambiØn a Mercedes Cueto, por su documentaci(cid:243)n y ayuda. aqu(cid:237)».36 2. VØase FØlix Julio Alfonso, Beisbol y estilo. Las narrativas del beisbol El acelerado intento de cubanizar el balompiØ en la cultura cubana, Colecci(cid:243)n Pinos Nuevos, Letras Cubanas, La coincidi(cid:243) con las nuevas condiciones aportadas por los Habana, 2004, pp. 13-50. tiempos. La categ(cid:243)rica victoria de la selecci(cid:243)n cubana 3. Manuel Curros Enr(cid:237)quez, «Introducci(cid:243)n», en Ram(cid:243)n S. Mendoza en los Juegos Centroamericanos, al menos, confirmaba et al., El base ball en Cuba y AmØrica, Imprenta Comas y L(cid:243)pez, La los argumentos. El resultado incidi(cid:243) en la euforia Habana, 1908, pp. 3-5. nacionalista y en el interØs de algunos por hacer 4. VØase Marial Iglesias, Las metÆforas del cambio en la vida cotidiana. prevalecer la influencia cubana en los destinos del Cuba. 1898-1902, Ediciones Uni(cid:243)n, La Habana, 2003. balompiØ. Meses antes de la victoria, hab(cid:237)a surgido el 5. VØase Jorge Ibarra, Cuba 1898-1902. Partidos pol(cid:237)ticos y clases equipo Deportivo Puentes Grandes, en reto a los sociales, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992. establecidos, y como muestra de la voluntad de 6. VØase Mar(cid:237)a del Carmen Barcia, «Un modelo de emigraci(cid:243)n protagonismo cubano. De acuerdo con su reglamento, «favorecida». El traslado masivo de espaæoles a Cuba», Catauro, sus colores insignias, azul, blanco y rojo, los de la bandera a. 3, n. 4, La Habana, 2001, pp. 36-59. cubana, denotaban su procedencia.37 Inmediatamente 7. Para entender la incidencia del panhispanismo en Cuba, vØase se lanzaron al terreno. «Y el primer trofeo que Ana Cairo, «Contra el panhispanismo. De JosØ Mart(cid:237) a Fernando conquistaron en la (cid:147)manigua(cid:148) fue la Copa Concepci(cid:243)n Ortiz», Temas, n. 12-13, La Habana, octubre de 1997-marzo de Arenal»,38 un premio, parad(cid:243)jicamente, de raigambre 1998, pp. 96-106. hispana. No obstante, debido a la reticente oposici(cid:243)n 8. Jorge Ibarra, ob. cit., p. 183. de las grandes sociedades espaæolas de balompiØ, el 9. Antonio MØndez Nœæez, La pelota vasca en Cuba. Su evoluci(cid:243)n hasta Puentes Grandes no pudo acceder, hasta el aæo 1939, 1930, Editorial Cient(cid:237)fico-TØcnica, La Habana, 1990, pp. 15-23. a la primera categor(cid:237)a. 10. Carlos E. Reig, YMCA. Memorias Deportivas. 1905-1910, Desde los convulsos primeros aæos 30, agudizada Departamento de Comunicaciones, Consejo Latinoamericano de la crisis econ(cid:243)mica, con la pol(cid:237)tica y social, la estampida Iglesias, Imprenta Hojas y Signos, Quito, 2003. espaæola se patentizaba con mayor rigor. Una buena 11. Fernando Ortiz, «Cultura de Ultramar», Cuba y AmØrica, a. 9, cantidad de jugadores estrellas buscaron nuevos v. XXV, n. 9, La Habana, enero de 1907, p. 3. Para comprender los horizontes en Espaæa y en otros pa(cid:237)ses latinos. Hacia criterios de Fernando Ortiz respecto a los espaæoles de Cuba y, la mitad de la dØcada, las n(cid:243)minas de los tradicionales sobre todo, su posici(cid:243)n antes y despuØs de la visita de Rafael equipos hispanos solo mostraban algunas individualidades Altamira, vØase Ricardo Quiza, «Fernando Ortiz, los intelectuales y el dilema del nacionalismo en la Repœblica», Temas, n. 22-23, de ese origen, dispersas en el panorama balompØdico. octubre-diciembre de 2000, pp. 46-54. Sin embargo, a pesar de los tiempos, las directivas de esas sociedades continuaron ejerciendo el control del 12. Pedro FernÆndez («Peter»), Algo de historia del balompiØ en Cuba, Atalaya S. A., La Habana, 1949, p. 11. deporte, como lo hicieron en la mejor de sus Øpocas, y los trofeos disputados siguieron aludiendo a las 13. Ib(cid:237)dem, p. 12. 53 Santiago Prado PØrez de Peæamil 14. L. R. Lamult, «Bal(cid:243)n-PiØ», Tiempo, a. 15, v. XXXV, n. 10, La eventos econ(cid:243)micamente rentables y garantizar la pretendida Habana, 10 de febrero de 1912, p. 14. hegemon(cid:237)a hispana. 15. «Fœtbol», Diccionario EnciclopØdico Espasa, t. 6, Espasa-Calpe 28 Jorge Maæach, «Muralla», Estampas de San Crist(cid:243)bal, Ediciones S.A., Madrid, 1985, p. 631. Ateneo, La Habana, 2000, p. 67. 16. Archivo Nacional, Fondo Asociaciones, Legajo 1153, Expediente 29. «Agust(cid:237)n Rojo», en Miguel Pascual, ob. cit., p. 148. 24148, La Habana, p. 1. 30. Archivo Nacional, Fondo Asociaciones, «FOFA», Legajo 343, 17. Pedro FernÆndez («Peter»), ob. cit., p. 18. Expediente 10186, La Habana, p. 52 18 Ib(cid:237)dem, p. 25. 31. Ib(cid:237)dem, pp. 52-3. 19. Archivo Nacional, Fondo Asociaciones, Legajo 382, Expediente 32. Jorge Maæach, «Incorporaci(cid:243)n del espaæol», Pasado vigente, 11524, La Habana, p. 29. Editorial Tr(cid:243)pico, La Habana, 1939. pp. 134-5. (El Ønfasis es m(cid:237)o. S. P.) 20. Ib(cid:237)dem, Legajo 1090, Expediente 22862, La Habana, pp. 1-2. 33. «Ram(cid:243)n Caveda», en Miguel Pascual, ob. cit., p. 343. 21. Ib(cid:237)dem, Legajo 390, Expediente 11690, La Habana, p. 1. 34. «Ricardo MÆs», en Miguel Pascual, ob. cit., pp. 184-5. 22. «Entrevista a Manuel PØrez», en Miguel Pascual («Back»), Los ases del futbolismo cubano. C(cid:243)mo viven y c(cid:243)mo juegan, Imprenta 35. Miguel Pascual, «Pr(cid:243)logo», en Miguel Pascual, ob. cit., pp. 5-6. P. FernÆndez C. A., La Habana, 1930, p. 116. 36. Ib(cid:237)dem, p. 6. 23. Pedro FernÆndez (Peter), ob. cit., pp. 47-8. 37. Archivo Nacional, Fondo Asociaciones, Legajo 442, Expediente 24. Ib(cid:237)dem, p. 17. 14771, p. 2. 25. Nombrado as(cid:237) en homenaje al presidente de la directiva de la 38. Pedro FernÆndez («Peter»), ob. cit., p. 93. sociedad Deportivo Hispano AmØrica, Rafael Armada, en los instantes de la inauguraci(cid:243)n del estadio. Armada era propietario de una fÆbrica de chocolates de marca hom(cid:243)nima. 26. Le(cid:243)n Primelles, «Ley de cierre», Cr(cid:243)nica cubana. 1915-1918, Editorial Lex, La Habana, 1955, p. 504. 27. A los efectos de comprobar la cantidad de espaæoles radicados en Cuba, consultar censos de 1919 y 1931. En 1919 exist(cid:237)an, solo en el municipio de La Habana, 66 768 (p. 338). Y en 1931, la cifra ascend(cid:237)a a 90 729 (p. 212). Suficientes cantidades para auspiciar ' , 2007 54 Jorge Ibarra no. 49: 126-130, enero-marzo de 2007. DDDDDeeeee ccccc(cid:243)(cid:243)(cid:243)(cid:243)(cid:243)mmmmmooooo ssssseeeee fffffooooorrrrrjjjjj(cid:243)(cid:243)(cid:243)(cid:243)(cid:243) lllllaaaaa iiiiidddddeeeeennnnntttttiiiiidddddaaaaaddddd cccccuuuuubbbbbaaaaannnnnaaaaa eeeeennnnn sssssuuuuusssss eeeeennnnncccccuuuuueeeeennnnntttttrrrrrooooosssss cccccuuuuullllltttttuuuuurrrrraaaaallllleeeeesssss cccccooooonnnnn lllllooooosssss EEEEEssssstttttaaaaadddddooooosssss UUUUUnnnnniiiiidddddooooosssss JJJJJooooorrrrrgggggeeeee IIIIIbbbbbaaaaarrrrrrrrrraaaaa Historiador. Toda obra genuinamente precursora, en tanto La nacionalidad cubana no aparece evaluada como un desbroza caminos y enuncia nuevos problemas, resultado final, sino como un proceso hist(cid:243)rico. Por no se plantea solventarlos, sino contribuir de algœn eso, lo mÆs significativo de sus hip(cid:243)tesis es el anÆlisis modo a su esclarecimiento. Este parece ser el caso de del modo en que distintas manifestaciones culturales la obra del Louis PØrez, Jr., historiador de las relaciones estadounidenses se integraron a la comunidad cultural internacionales entre Cuba y los Estados Unidos.1 Autor cubana. Hasta el presente, el proceso de formaci(cid:243)n de algunos de los mÆs importantes estudios nacional cubano hab(cid:237)a sido estudiado a partir de sus relacionados con esta temÆtica, se acerca al Ærea de componentes culturales fundamentales (cid:151)hispÆnicos, contactos culturales que se cre(cid:243) entre el naciente imperio africanos, abor(cid:237)genes y chinos(cid:151), sin que se tuvieran en estadounidense y la œltima de las naciones latinoamericanas cuenta las contribuciones culturales estadounidenses a en obtener su independencia, en el siglo XIX. Contactos la comunidad nacional y a la psicolog(cid:237)a social. La obra que han asumido, en ocasiones, el carÆcter de prØstamos incursiona tambiØn en la manera en que distintas e intercambios entre la cultura cubana y la estadounidense manifestaciones culturales cubanas han confluido en las y, en otras, de imposiciones culturales inducidas estadounidenses. pol(cid:237)ticamente. Tras estos procesos se encontraban las La historiograf(cid:237)a revolucionaria de Cuba no oculta prestaciones rec(cid:237)procas que en el plano cultural ni reniega los procesos de sincretismo cultural en los efectuaban dos pueblos vecinos, pero tambiØn las que los cubanos participaron de motu proprio. Tampoco aspiraciones de dominio del poderoso vecino del abjura de imposiciones que fueron asimiladas, en œltima Norte. instancia, por la cultura nacional. Por el hecho de Asistido por el mØtodo geertziano de descripci(cid:243)n constituir una nacionalidad forjada desde el siglo XVI, densa (cid:151)la thick description(cid:151), el historiador reconstituye en el curso de un prolongado per(cid:237)odo de luchas contra paso a paso la bien documentada monograf(cid:237)a del los mecanismos de dominio colonial, los naturales del proceso cubano de formaci(cid:243)n nacional escrita hasta 1959. pa(cid:237)s, primero, y los cubanos despuØs, pudieron integrar 126

Description:
La orden militar 187 del 10 de octubre de 1899, emitida por el gobierno interventor prohibiendo la lidia de toros en Cuba,1 constituyó una contundente ofensiva en el campo de las actividades recreativo- deportivas contra las tradiciones hispanófilas, tildadas de bárbaras y decadentes. En las úl
See more

The list of books you might like

Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.