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Bakunín: crítica y acción PDF

128 Pages·2006·0.358 MB·Spanish
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BAKUNIN. CRÍTICA Y ACCIÓN F M RANK INTZ (C ) OMPILADOR BAKUNIN. CRÍTICA Y ACCIÓN Mintz, Frank Bakunin. Crítica y acción - 1a. ed. Buenos Aires: Libros de Anarres, 2006. 128 p.; 20x12,5 cm. (Utopía Libertaria) ISBN 987-22440-2-2 1. Anarquismo. I. Título CDD 320.57 © Libros de Anarres Corrientes 4790 Buenos Aires / Argentina Tel: 4857-1248 ISBN-10: 987-22440-2-2 ISBN-13: 978-987-22440-2-6 La reproducción de este libro, a través de medios ópti- cos, electrónicos, químicos, fotográficos o de fotoco- pias está permitida y alentada por los editores. Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 Impreso en Argentina / Printed in Argentina PRÓLOGO Hace ya muchos años que un chiste circula en distintas ver- siones ligeramente modificadas: Muere Bakunin y llega al infierno; allí, por supuesto, es re- cibido por el demonio en persona quien lo condecora por su inmensa labor atea y anticlerical. Luego es enviado a un sector de privilegios, libre de torturas y malos tratos. A los pocos días una insurrección violenta se desata en ese sector la cual, al ser aplastada por las huestes infernales, se descubre fue impulsada por el viejo Bakunin. Como castigo es trasladado a un sector normal en donde se producen toda clase de tormentos. A los pocos días, en una recorrida de inspección, el demonio descubre que los castigos ya no se producen: el sector está en huelga en solidaridad con los trabajadores expulsados del primer sector. Así es que Bakunin es trasladado al pozo más profundo del averno en donde las condiciones de calor extremo y tormento permanente –confía el diablo– lo tendrán entretenido. Con el correr de los días una inmensa columna de demonios de toda laya asciende desde el fondo del averno con banderas rojinegras y cánticos espeluznantes. Reclaman: jornada laboral de 8 horas, vacaciones pagas, equiparación de los sueldos y comodidades con el primer sec- tor. Vencido el demonio resuelve enviar a Bakunin al cielo, ma- taría dos pájaros de un tiro: volvería a tener control absoluto del averno y le generaría a Dios un caos en el paraíso. Ansioso por reír ante Dios, a los quince días asciende el de- monio y se presenta a las puertas del paraíso, allí se encuentra un inmenso cartel que dice: “Paraíso colectivizado”; debajo de él, se encuentra San Pedro con un birrete rojinegro y un fusil al hombro. Al verlo el demonio se le acerca y le pregunta: –¿Qué tal, San Pedro, cómo van las cosas por acá? San Pedro responde: –Todo tranquilo. PRÓLOGO / 7 Nuevamente el demonio: –¿No ha venido por aquí un tal Mijail Bakunin? San Pedro: –Sí así es, está adentro, ¿por qué? Demonio: –Sólo quería saber si Dios había tenido con él algún problema. San Pedro toma de los hombros al demonio y le dice: –¡Me extraña compañero, sí todo el mundo sabe que Dios no existe! El ingenio popular difícilmente pueda ser superado a la hora de describir los rasgos más sobresalientes de una institución, un acontecimiento o un individuo. Bakunin, lo sabemos, fue un promotor, impulsor y agitador inagotable. Bakunin fue un revolucionario sin igual. Muchos han querido ver en ello sólo disposiciones especiales o rasgos de genialidad innata. Lo cierto es que Bakunin fue un hombre animado de una profunda convicción, su fuerza; la llama in- mortal que portaba residía en su condición libremente asumi- da: la de militante. Mijail Bakunin nació y creció teniendo posibilidades de go- zar de una vida de privilegios y los rechazó por una convicción a la que llegó por vía del conocimiento y la razón. Hoy que tanto descrédito y embates ha sufrido la noción de “razón” –el “espíritu” en tiempos de Bakunin–, el ejemplo de su vida nos pone en guardia. Hay quienes, escudados en un supuesto “nihilismo” vinculado sólo tangencialmente con el anarquismo, pretenden, en lugar de razonar sobre lo irracional para tenerlo en cuenta como algo indisociable de la experiencia humana, actuar emotivamente lo que deviene por carencias comunicativas, en un individualismo egoísta. Bakunin fue claro y terminante respecto de la necesidad del socialismo y la revolución. No hay equívocos posibles. Él plan- teó que libertad e igualdad son indisociables y que ellas son imposibles de lograr existiendo la explotación. Pues la explota- ción es el medio por el cual aquellos que construyen todo lo existente no poseen nada más que la miseria. Por ello Bakunin luchó con los trabajadores, para que se sacudan el yugo de la explotación. Pero, teniendo en cuenta que la dirección política tiende a restablecer situaciones de privilegio, no se cansó jamás de pregonar aquel punto del programa de la Primera Interna- cional que rezaba: “La emancipación de los trabajadores debe 8 / PRÓLOGO ser obra de los trabajadores mismos”. El dominio y la explota- ción son dos caras de la misma moneda. Bakunin produjo un corte con el socialismo utópico que le precediera e incluso con Proudhon, de quien tomó algunas ideas importantes. Ya no habría programas para un futuro de la so- ciedad toda, sino planes para la emancipación de los oprimi- dos. Bakunin identificó a la clase trabajadora como el objeto pri- vilegiado de su lucha. Su planteo de realizar una doble tarea pretendía influir con ideas y prácticas anarquistas a organiza- ciones de masas que no debían presentarse directamente como organizaciones específicas si se quería conservar la unión y la masividad necesaria para dar batalla. Por supuesto que las or- ganizaciones que sindicalizaban a los trabajadores debían lo- grar que éstos desarrollaran una firme conciencia de sus dere- chos a través de las luchas huelguísticas y la acción directa. Bakunin predicó ese hallazgo teórico del que los marxistas se vanaglorian: el determinismo de la estructura. Él diría que no son los hombres los que hacen la posición (social), sino la posición (social) la que hace a los hombres. El socialismo ven- dría a destruir esas posiciones sociales y no a los hombres. Por ello recomendaba a los militantes cortar con todos los lazos que los unieran a la burguesía. Un militante debía ser uno más en las masas trabajadoras. Bakunin fue también aquel que identificó un mal central de la civilización y lo combatió bajo todas sus formas: el principio de autoridad. Él lo vio en Dios y en el Estado que llegó para reemplazarlo y, de haber vivido hoy, seguramente lo señalaría en las corporaciones que, lentamente, socavan el poder de los Estados, para, en ciertas ocasiones, reemplazarlos en un con- trol aún más férreo y una explotación más sanguinaria. Bakunin hizo todo esto y mucho más en el plano teórico sin abandonar ni por un instante su militancia revolucionaria. Esto ha sido dicho cientos de veces, pero bien vale repetirlo, ya que previene la enfermedad burguesa de separar el pensamiento de la acción. No vale la pena detenernos aquí en las peripecias de su vida, ya que entre los textos que el compañero Frank Mintz presenta aquí se encuentra un breve esbozo biográfico. PRÓLOGO / 9 El texto central de este libro fue elaborado por Gregori Maximov con el fin de intentar presentar de manera más o menos coherente las ideas y planteamientos de este incansable revolu- cionario; si lo logra o no lo juzgará el lector. También encontramos algunos breves textos críticos de Mintz y, seguida de ellos, una selección de artículos hasta ahora inédi- tos en idioma español escritos por Bakunin en 1869, que el lector sabrá apreciar en todo su valor. Creemos que estos textos serán de interés para el público en general, pero aún más lo serán como herramienta para aque- llos que día a día luchan, desde sus diversos puestos y formas de lucha social, por terminar con este sistema de horror y muer- te para alcanzar la utopía. Red Libertaria Argentina [email protected] Buenos Aires, enero de 2006

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