Description:El hombre hablaba con voz pausada. Parecía que en lugar de estar espiando a través de la Barrera Incógnita, se dirigiera a sus alumnos de la Cueva Tercera explicándoles los rudimentos de la antigua sabiduría científica. Su barba negra, hacía aún más grandes sus carnosos labios y Doris, involuntariamente, pensó en los monjes que aparecían en los libros. —Parece, profesor Rarik, que sólo podemos tener confianza en las máquinas. Pero me niego a creer ciegamente en ellas. Fueron las cómplices de la perdición de la humanidad. —Y ellas nos ayudarán a amanecer de nuevo. Dios quiera que los hombres aprendan a utilizarlas más sabiamente.