Prefacio La astronomía es una ciencia dichosa; según la expresión del sabio francés Arago1, no necesita elogios. Sus éxitos son tan cautivadores que no hay necesidad de llamar la atención sobre ellos. Sin embargo, la ciencia del cielo no está sólo constituida por descubrimientos maravillosos y teorías audaces. Su fundamento lo constituyen hechos comunes que se repiten día a día. Las personas que no son aficionadas al estudio del cielo tienen, en la mayoría de los casos, un conocimiento bastante vago de este aspecto ordinario de la astronomía y se interesan poco por él, ya que es difícil concentrar la atención en aquello que se halla siempre delante de los ojos. Esta parte vulgar, cotidiana, de la ciencia del cielo, es su primera y no su última frontera, y constituye una parte importante, aunque no exclusiva, del contenido de la Astronomía recreativa. Este libro se esfuerza ante todo en ayudar al lector a aclarar y comprender los hechos astronómicos fundamentales. Esto no quiere decir que sea semejante a un texto elemental de introducción. La manera de tratar el tema lo distingue fundamentalmente de un libro de texto. Hechos comunes; conocidos a medias, son presentados aquí en una forma no acostumbrada, a menudo paradójica, desde puntos de vista nuevos, inesperados, lo cual despierta el interés y aumenta la atención hacia ellos. La exposición está exenta en lo posible de términos especializadas y de todas esas fórmulas complicadas que son un obstáculo habitual entre el lector y el libro de astronomía. Con frecuencia se hace a los libros de divulgación el reproche de que en ellas no es posible aprender nada seriamente. El reproche es en cierta medida justo, y se fundamenta (si se tienen en cuenta las obras sobre ciencias naturales exactas) en la costumbre de eludir en ellos todo cálculo numérico. Y; sin embargo, el lector empezará a dominar el tema del libro cuando empiece a comprender, aunque sólo 1 François Jean Dominique Arago (1786-1853). Matemático, físico, astrónomo y político francés. Fue nombrado por el emperador como uno de sus astrónomos del Observatorio Real de París, lugar en el que dio sus famosas y populares clases de astronomía desde 1812 hasta 1845. En 1819 procedió con Biot a ejecutar operaciones geodésicas en la costa de Francia así como en Inglaterra y Escocia. Midió los segundos de un péndulo en Leite, Escocia, así como en las islas Shetland. Los resultados de las observaciones realizadas en España fueron publicados en 1821. Arago fue elegido miembro del Bureau des Longitudes tras ello, y contribuyó con sus anuarios astronómicos durante 22 años, dando a conocer importantes aportaciones de Astronomía. (N. del E.) sea en forma elemental, los valores numéricos que en él se hallan. Por esto, en la Astronomía recreativa, como en sus otros libros de la misma serie, el autor no elude los cálculos sencillos, y sólo se preocupa porque sean expuestos en forma elemental y al alcance de quienes han estudiado las matemáticas de la segunda enseñanza. Los ejercicios de este género no sólo consolidan los conocimientos adquiridos, sino que, además, preparan para la lectura de libros más profundos. En el presente manual se incluyen capítulos referentes a la Tierra, la Luna, los planetas, las estrellas y la gravitación. Por otra parte, el autor ha dado preferencia a temas que habitualmente no se exponen en las obras de divulgación: Los temas no tratados en este manual piensa desarrollarlos el autor, a su tiempo, en un segundo libro de Astronomía recreativa. Por lo demás, las obras de este género no se proponen agotar en forma sistemática el riquísimo contenido de la astronomía contemporánea. Nota preliminar El libro de Y. I. Perelman pone al lector en contacto con problemas aislados de la astronomía, con sus maravillosos progresos científicos, y describe en forma seductora los fenómenos más importantes del cielo estrellado. El autor trata muchos fenómenos habituales, de observación diaria, desde un punto de vista totalmente nuevo e inesperado, y revela su verdadera esencia. El propósito del libro es desplegar ante el lector el inmenso cuadro del espacio sideral y los hechos notables que en él tienen lugar, y despertar interés hacia una de las ciencias más cautivadoras, la ciencia del firmamento. Y. I. Perelman murió en 1942, durante el sitio de Leningrado, y no tuvo tiempo de llevar a cabo su propósito de escribir una continuación de este libro. Capítulo 1 La tierra, su forma y movimientos Contenido: 1. El camino más corto: en la Tierra y en el mapa 2. El grado de longitud y el grado de latitud 3. ¿En qué dirección voló Amundsen? 4. Cinco maneras de contar el tiempo 5. La duración de la luz diurna 6. Sombras extraordinarias 7. El problema de los dos trenes 8. El reloj de bolsillo como brújula 9. Noches “blancas” y días “negros” 10. La luz del día y la oscuridad 11. El enigma del Sol polar 12. ¿Cuándo comienzan las estaciones? 13. Tres “si” 14. Si la trayectoria de la Tierra fuera más pronunciada 15. ¿Cuándo estamos más cerca del Sol, al mediodía o por la tarde? 16. Agregando un metro 17. Desde diferentes puntos de vista 18. Tiempo no terrenal 19. ¿Dónde comienzan los meses y los años? 20. ¿Cuántos Viernes hay en febrero? 1. El camino más corto: en la Tierra y en el mapa La maestra dibuja con tiza dos puntos en la pizarra. Le pregunta a un pequeño alumno que hay frente a ella si sabe cuál es la distancia más corta entre esos dos puntos. El chico vacila un momento y después dibuja con cuidado una línea curva. — ¿Ese es el camino más corto? —le pregunta la maestra sorprendida.— ¿Quién te lo enseñó? — Mi Papá. Es taxista. Figura 1. Las cartas náuticas no designan el camino más corto del Cabo de Buena Esperanza a la punta sur de Australia por una línea recta (“loxodrómica”) sino por una curva (“ortodrómica”). El relato sobre el dibujo del ingenuo colegial es, por supuesto, un chiste. ¡Pero supongo que también sonreirás con incredulidad, cuando te digan que la línea discontinua y arqueada de la Fig. 1 representa el camino más corto desde el Cabo de Buena Esperanza hasta la punta sur de Australia! ¡Te asombrarás aún más, al saber que el camino más corto desde Japón hasta el Canal de Panamá, es la línea curva que se muestra en la Fig. 2, y no la línea recta entre estos dos lugares trazada en el mismo mapa! Podrás pensar que se trata de un chiste, pero lo antedicho es totalmente cierto, hecho que todos los cartógrafos atestiguarían. Para dejar las cosas claras debemos decir unas palabras sobre los mapas en general y sobre las cartas náuticas en particular. No resulta fácil dibujar una sección de la superficie de la Tierra, porque esta tiene forma esférica. Figura 2. Parece increíble que la curva que une Yokohama con el Canal de Panamá es más corta en la carta náutica que la línea recta entre estos dos puntos. Nos guste o no tenemos que aceptar las inevitables distorsiones cartográficas. Se han desarrollado muchos métodos para trazar los mapas, pero todos presentan defectos en un sentido u otro. Los marinos usan mapas trazados al modo de Mercator2, cartógrafo y matemático flamenco del siglo XVI. Este método se conoce como la Proyección de Mercator. Las cartas marinas se reconocen fácilmente por su red de líneas entrelazadas; tanto meridianos como paralelos y latitudes, se indican con líneas rectas; paralelos y latitudes son horizontales y forman ángulos rectos con los meridianos cuyo trazo es vertical3. Imagina que ahora debes encontrar la ruta más corta entre un puerto y otro, ambos situados sobre el mismo paralelo. Podrás navegar en el mar en cualquier dirección, siempre que sepas hallar el camino más corto. Quizás pienses que viajas por el camino más corto, navegando sobre el paralelo que une ambos puertos, una línea 2 Gerardus Mercator (1512-1594), conocido como Mercator o Gerardo Mercator. Cartógrafo flamenco, famoso por idear la llamada proyección de Mercator, - esta consiste en representar la superficie esférica de la Tierra sobre una superficie cilíndrica, tangente al ecuador, que al desplegarse genera un mapa terrestre plano-. (N. del E.) 3 Los Meridianos son los círculos máximos que pasan por los polos; en los mapas se representan por líneas verticales, paralelas entre sí. Los Paralelos son círculos paralelos al ecuador; en los mapas se representan por líneas horizontales, paralelas entre sí. La Latitud es el ángulo entre un paralelo y el ecuador –en los mapas las líneas de latitud se representan por líneas rectas horizontales, paralelas al ecuador-. (N. del E.) recta en nuestro mapa. Después de todo, que puede ser más corto que una línea recta. Pero cometes un error; la ruta a lo largo del paralelo no es la más corta. De hecho, el camino más corto entre dos puntos sobre la superficie de una pelota, es el arco de confluencia del círculo máximo4. Sin embargo, la latitud es un círculo menor. El arco del círculo máximo es menos curvado que el arco de cualquier círculo menor que pase por esos dos puntos; el radio más grande pertenece a la curva más pequeña. Coge un trozo de hilo y estíralo a través del globo entre los dos puntos que hayas elegido (ver Figura 3): notarás que no sigue la línea del paralelo. Nuestro trozo de hilo incuestionablemente nos muestra la ruta más corta, así que si no coincide con el paralelo, lo mismo sucederá en las cartas náuticas, donde los paralelos están indicados como líneas rectas. La ruta más corta no será una línea recta, así que solo puede ser una línea curva. Figura 3. Una manera simple de encontrar el camino más corto entre dos puntos es estirar un trozo de hilo entre los puntos dados en un globo. Según nos cuenta la historia, los ingenieros no conseguían ponerse de acuerdo para elegir una ruta para el ferrocarril entre San Petersburgo y Moscú. El Zar Nicolás I resolvió la situación dibujando una línea recta entre los dos puntos. Si se hubiera empleado un mapa con la proyección de Mercator, el resultado habría sido 4 “El círculo máximo en una superficie esférica es cualquier círculo cuyo centro coincida con el centro de la esfera. Todos los demás se denominan círculos menores.” embarazoso. La vía férrea hubiera resultado curva y no recta. Mediante un cálculo simple, se puede ver que una línea curva en un mapa es, de hecho, más corta que una línea recta. Imaginemos que nuestros hipotéticos puertos están en la misma latitud que Leningrado, aproximadamente en el paralelo 60 y separados unos 60º entre sí. En la Figura 4, el punto O designa el centro del globo y AB el arco de 60º de la línea latitudinal donde se encuentran los puertos A y B. El punto C designa el centro de ese círculo latitudinal. Figura 4. Cómo calcular las distancias entre los puntos A y B de una esfera, a lo largo de los arcos del paralelo y el círculo máximo. Al dibujar a través de los dos puertos un gran arco del círculo imaginario con su centro en O, el centro del globo, su radio resulta OA = OB = R, aunque no coincida exactamente con el arco AB, su valor será bastante aproximado. Calculamos ahora la longitud de cada arco. Como los puntos A y B están a 60º de latitud, los radios OA y OB forman un ángulo de 30º con OC, siendo este último el eje terrestre imaginario. En el triángulo rectángulo ACO, el lado CA (= r), adyacente al ángulo recto y opuesto al ángulo de 30º, es igual a la mitad de la hipotenusa AO, de modo que r = R/2. Como la longitud del arco AB es una sexta parte de la longitud del círculo latitudinal, esa longitud es la siguiente: Para determinar la longitud del arco del mayor de los círculos, debemos encontrar el valor de ángulo AOB. Como la cuerda del arco AB, es el lado de un triángulo equilátero inscrito en el mismo pequeño círculo, AB = r = R/2. Si dibujamos una línea recta OD, uniendo el punto O, el centro del globo, con el punto medio D, de la cuerda del arco AB, obtenemos el triángulo rectángulo ODA. Si DA es ½ AB y OA es R, entonces el seno AOD = AD ÷ AO = R/4 ÷ R = 0,25. Encontramos (de las tablas trigonométricas) que AOD = 14º 28’ 40” y que AOB = 28º 57’. Ahora será fácil encontrar el camino más corto, tomando la longitud de un minuto del gran círculo del globo como una milla náutica5, más o menos 1,85 kilómetros. Por lo tanto, 28º 57’ = 1.737’ y 3.213 km. De este modo hemos encontrado que la ruta a lo largo del círculo latitudinal, indicada en las cartas náuticas mediante una línea recta, es de 3.333 km., mientras que la ruta a lo largo del círculo máximo, una línea curva en el mapa, es de 3.213 km., es decir que la trayectoria curva es 120 km. más corta que la trayectoria recta sobre el mapa. 5 La milla náutica, también llamada milla marítima, se introdujo en la náutica hace siglos, y fue adoptada, con ligeras variaciones, por todos los países occidentales, siendo definida como la longitud de un arco de 1’ de meridiano terrestre. Una milla náutica equivale a 1.852 m. (1,852 km). Todavía la emplean todos los navegantes del mundo, incluso los que están acostumbrados al sistema métrico. Se emplea igualmente para navegación aérea. No debe confundirse la milla náutica con la milla terrestre. Esta última es una unidad de longitud que no forma parte del sistema métrico decimal. De origen muy antiguo, fue heredada de la Antigua Roma y equivalía a la distancia recorrida con mil pasos, siendo un paso la longitud el avance de un pie al caminar -el doble de lo que ahora se considera un paso-. La milla romana medía unos 1.480 m, y por tanto, un paso simple era de unos 73 cm (N. del E.)