Description:El dardo mortal partió en medio de la llovizna de aquel día trece de junio en que se jugaba la jornada inicial a las cinco de la tarde, hora local de la World Cup Soccer 74, en Frankfurt. Bajo el cielo nublado, la muerte alcanzó a la persona elegida, con trágica precisión. Luego, sigilosamente, el asesino se perdió en el panorama gris y bullicioso de la ciudad de Frankfurt, aquel jueves festivo del deporte mundial. En otro punto, algo alejado de aquél donde fue presionada la moderna cerbatana de tipo electrónico, un hombre emitió un roncó grito de agonía. Y cayó sin vida, con una fina y mortífera aguja hincada en su garganta, justo sobre una de sus carótidas, llevando a la sangre, vertiginosamente, el veneno demoledor de que estaba impregnada la sutil pieza de punzante acero.