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Arpas Eternas T4 PDF

546 Pages·2016·2.41 MB·Spanish
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Josefa Rosalía Luque Álvarez Hilarión de Monte Nebo ARPAS ETERNAS Cumbres y Llanuras Esenios, Apóstoles y Amigos TOMO IV FRATERNIDAD CRISTIANA UNIVERSAL Obras de Fraternidad Cristiana Universal Josefa Rosalía Luque Álvarez “Orígenes de la Civilización Adámica” Biografía de Abel “Moisés” El vidente del Sinaí “Arpas Eternas” Biografía de Yhasua de Nazareth “Cumbres y Llanuras” Esenios, Apóstoles y Amigos “Llave de Oro — Siete Portales” Los Maestros “Para Ti” Prosa y poesía mística y profana E-mail: [email protected] http://www.elcristoes.net/fcu @ Derecho de Autor Hugo Jorge Ontivero Campo Todos los derechos reservados Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita del titular del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento infor- mático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo público. Ediciones en español Editor Fraternidad Cristiana Universal, Florida, Provincia de Buenos Aires Año 1949 — 1955 — 1965 Editorial Kier S.A. Buenos Aires Año 1968 — 1972 — 1976 — 1978 — 1980 1986 — 1989 — 1992 — 1997 — 2000 Editorial Solar — Bogotá, Colombia Año 2004 ©Editorial Alborada Cristiana — Madrid, España Año 2003 — 2006 Ediciones en portugués Editora Pensamento-Cultrix Ltda. — Sao Paulo, Brasil Edición cotejada con los originales de la Obra por: Hugo Jorge Ontivero Campo Diseño de Portada: Lidia Orellano - Eduardo Ariel Rodríguez Composición “Sancta Sanctorum”: Sabino del Pino Galán Preprensa: Eurobinder, S.A. — Barcelona, España Obra completa I.S.B.N. 84-933384-0-0 Tomo 4 — I.S.B.N.-10 84-933782-2-4 I.S.B.N.-13 978-84-933782-2-6 Depósito Legal: Impreso y encuadernado: I. Gráficas Mármol, S. L. Queda hecho el depósito que marca la Ley Impreso en España Printed in Spain TOMO IV Índice Deshojando recuerdos............................................................... 9 El último bote............................................................................ 23 Sintiendo cantar las olas............................................................. 34 Judas de Kerioth........................................................................ 38 La heredad del padre................................................................. 44 La asamblea.............................................................................. 51 El vuelo de las golondrinas.......................................................... 63 Ilusión de Amor........................................................................ 72 En Jerusalén.............................................................................. 84 Almas gemelas........................................................................... 87 La gloria de Betlehem................................................................. 94 En el Lacio................................................................................ 96 Junto al fuego de Nazareth......................................................... 112 En África del Norte.................................................................... 117 Idinén o Monte de los Genios...................................................... 143 En Jerusalén.............................................................................. 156 El Apóstol Zebeo...................................................................... 169 En la aldea del Lago Merik................................................................. 177 Las ruinas florecen...................................................................... 199 Tabita de Alejandría................................................................. 204 La esposa ideal.......................................................................... 212 El Capitán Pedrito..................................................................... 217 Los cautivos de las ruinas........................................................... 222 Lo que el amor ha unido............................................................. 229 Los treinta y tres........................................................................ 241 Diez años de labor..................................................................... 245 La ciudad subterránea................................................................ 251 En Palestina.............................................................................. 256 El mensajero de Zebeo.............................................................. 263 En Galilea.................................................................................. 268 El huerto cerrado de Juan........................................................... 276 Las rosas se van......................................................................... 286 Golondrinas Galileas emigran...................................................... 294 A bordo del “Quintus Arrius”...................................................... 304 Entre cielo y mar........................................................................ 313 En el puerto de Rafia................................................................... 326 TOMO IV Índice El Capitán Pedrito esperaba...................................................... 338 La hora de Academia................................................................ 349 Cuando las almas se encuentran................................................. 356 El Apóstol Pedro...................................................................... 362 En el lago Merik........................................................................ 385 La velada................................................................................. 410 Los papiros de Nadaber............................................................ 420 El místico huerto de Filón.......................................................... 431 Los desterrados y las alianzas.................................................... 438 El archivo del Príncipe Melchor................................................. 448 Acercándome a Dios................................................................. 457 Los caminos de Dios................................................................. 468 En el Palacio Henadad.............................................................. 478 Stéfanos de Corinto.................................................................. 492 La tempestad se avecina........................................................... 508 Un vistazo al escenario............................................................. 518 ¡Y llegó la hora!......................................................................... 526 El huerto iluminado................................................................... 536 DESHOJANDO RECUERDOS Las penumbras del anochecer caían sobre el Mar de Galilea y los amigos de Yhasua continuaban mirando en silencio aquel retazo de cielo azul donde su visión había desaparecido. La voz del Servidor del Santuario del Tabor que los invitaba a seguir los caminos trazados por Él, se esfumaba también en las sombras y ellos no podían decidirse a abandonar aquel sitio amado, lleno aún con su presencia, con la vibración poderosa de su amor que los envolvía como una eterna caricia... La primera estrella vespertina encendió su fanal color de amatista y tras ella, otras y otras salpicaron de luz el manto oscuro de la noche. Después de breve deliberación entre Pedro, Zebedeo y Hanani, ofre- cieron sus viviendas para hospedaje de todos los amigos del Maestro, hasta el siguiente día en que cada cual resolvería de su persona y de su vida. —Los que queráis seguirnos al Tabor –dijo el anciano Servidor del Santuario–, podéis venir con nosotros. –Y los discípulos de Yohanán se les unieron de inmediato pues ya tenían resuelto unir su vida a los An- cianos entre los cuales había crecido y vivido su inolvidable Maestro. —No olvidéis mi casa tan cercana –añadió la Castellana de Mágdalo que ya no era apellidada la pagana, sino simplemente María. Tomó del brazo a Myriam y a Nebai, diciendo a los demás–: “Podéis venir cuantos queráis que para todos habrá lugar. Boanerges debe estar llegando con el velero que le mandé buscar. Y los amigos de Yhasua aceptaron el hospedaje que se les ofrecía en las cercanías de aquel lago que Él tanto había amado y en cuyas olas rumorosas aún creían escuchar la resonancia suavísima de su voz. Los más íntimos discípulos con los más ancianos quedaron en las casas de Pedro y Zebedeo; otros siguieron a Hanani cuya morada esta- ba situada en un suburbio de Tiberias; y Myriam con Nebai, las hijas de Lía y las demás mujeres con sus niñas se agruparon en los rústicos muelles a la espera de los botes que habían de llevarles hasta el Castillo de Mágdalo. La luna creciente rompió de pronto el velo gris de las nubes que in- terceptaban su luz, y la tristeza del cuadro se hacía más y más pesada. Judá y Faqui se multiplicaban para atender a todos, y Vercia la Drui- desa Gala, con una serenidad admirable, indicaba a sus compañeros una piedra cuya forma se asemejaba a un libro cerrado, y sobre ella colocaba 9 ella misma una pequeña pira de leña. —¿Qué haces, Vercia? –la interrogó Nebai acercándosele. —Encenderé aquí el fuego sagrado por última vez antes de abandonar para siempre la tierra bendita que holló con sus pies el hijo del Gran Horus. —Pero si vamos a irnos de aquí enseguida. Mañana lo harás –insistió Nebai. —Está bien. Iré con vosotros –le contestó, en el preciso momento en que se oía la voz dulcísima de Boanerges flotando como una caricia en el vientecillo fresco que soplaba del norte: Como una roca inmovible Serán Señor para Ti Los amigos que quisieron Tu misma senda seguir. Son almas que comprendieron A la tuya que era amor Para todos los que lloran En una oscura prisión. Amores que no comprenden Las almas de poca fe Amar como aman las flores Que se dan sin interés. Amar como las estrellas Que nos ofrendan su luz Y abren rutas al viajero Desde el infinito azul. ¡Heraldos de tus ideales Firmes siguen para ti Sin que ninguna borrasca Los pueda nunca abatir! Las mujeres lloraban silenciosamente, y Vercia saltó la primera a la pequeña planchada que los remeros tendieron sobre la costa. —¡Niño del lago! –le dijo–, ¿quién puso tanta armonía en tu boca y tanto fuego en tu corazón? —¿Quién? El amor de Él, señora, que aunque se fue para no volver seguirá viviendo del amor de todos los que le hemos amado. 10

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