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Aplicaciones del ensayo triaxial ACP PDF

30 Pages·2012·0.18 MB·Spanish
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APLICACIONES DEL ENSAYO TRIAXIAL 1. TRAYECTORIA DE TENSIONES 2. MODELO HIPERBÓLICO Artemio Cuenca Payá Departamento de Ingeniería de la Construcción Grupo de Ingeniería del Terreno UNIVERSIDAD DE ALICANTE __________________________________________________________ La experiencia cotidiana ha demostrado que muchos profesionales de la Geotecnia suelen huir de los ensayos triaxiales, ya que lo consideran como un gasto superfluo si con un corte, más barato, van a obtener el mismo resultado. Este es porque, en el triaxial, se limitan a tirar unas tangentes a los círculos de Mohr, y llegar simplemente a una cohesión y un ángulo de rozamiento interno. Eso es un desperdicio de información, por lo que en las siguientes líneas intentaré exponer algunas de las posibilidades de ese ensayo, haciendo hincapié en sus aplicaciones prácticas, con la intención de que los alumnos adquieran una base complementaria a la que reciben en clase. ___________________________________________________________ TEMA 1º TRAYECTORIA DE TENSIONES En un ensayo de compresión triaxial, las fuerzas externas que actúan sobre la probeta pueden definirse según dos componentes: a.- La presión isotrópica, definida como la media de las tres tensiones principales en efectivas, es decir σ´+σ´ +σ´ p´= 1 2 3 3 Dado que σ´ = σ´ tendremos 2 3 σ´+2σ´ p´= 1 3 3 b.- El desviador, que es simplemente q = σ σ 1 3 A partir de los datos de laboratorio es sencillo llegar a estos parámetros planteando una tabla como la siguiente: Def σ u Δu σ ' σ ' p' q A 1 1 3 0 900 600 0 300 300 300 0 1 989 740 140 249 160 190 89 1.57 2 1008 760 160 248 140 176 108 1.48 3 1021 772 172 249 128 168 121 1.42 4 1034 777 177 257 123 168 134 1.32 5 1043 780 180 263 120 168 143 1.26 6 1051 780 180 271 120 170 151 1.19 7 1058 780 180 278 120 173 158 1.14 8 1063 778 178 285 122 176 163 1.09 9 1068 778 178 290 122 178 168 1.06 10 1072 778 178 294 122 179 172 1.03 La primera columna es la deformación. En la siguiente están los valores de la suma de presión en cola (600 kPa), presión de consolidación (300 kPa), y desviador, con el formato en que suelen presentarla muchos laboratorios. A continuación, en la tercera, están las de lecturas de presión intersticial, partiendo de la presión en cola. Restándole el valor constante de esta última, se llega a la de Δu. La quinta columna se obtiene restando, fila a fila, la tercera de la segunda, y la sexta restándole al valor constante de 900 kPa los diferentes valores de u, ya que estos 900 kPa se mantienen invariables durante todo el ensayo. Las dos siguientes se calculan mediante las fórmulas para p’ y q indicadas al principio, mientras que la última, el parámetro A de Skempton, no es más que el cociente entre sobrepresión intersticial (Δu) y desviador (q). Como todo esto queda algo esotérico, vamos a representarlo gráficamente en la figura 1. 200 150 Δu a) P C k 100 LE q ( 3 1 50 M = 0.85 Efectivas Totales 1 0 0 50 100 150 200 250 300 350 400 p' (kPa) Figura 1 Este ya es el plano de tensiones, en el que nos aparecen los puntos (p’,q) que hemos obtenido para cada deformación de la probeta de 300 kPa, unidos mediante una curva que va hacia arriba y a la izquierda, hasta que a partir de un valor de p’ próximo a 165 kPa, cambia a una trayectoria vertical, y comienza a desplazarse hacia la derecha. Es el momento en que entra en fluencia, al alcanzar la Línea de Estado Crítico (LEC), a la que podemos considerar como la envolvente por encima de la cual no hay estados posibles. Puesto que estamos en efectivas, es obvio que esta línea pasa por el origen. La pendiente de la LEC (CSL en la literatura internacional) se representa convencionalmente como Μ, letra griega Mu mayúscula, aunque ya nadie se preocupa de ese detalle, y se escribe como latina normal. M está relacionada con el ángulo de rozamiento interno en efectivas por la siguiente expresión: 3M sin ϕ´ = 6 + M Dado que, en este caso, M vale 0,85, encontramos un ángulo de 21.9º. La LEC se dibuja a ojo, desde el origen hasta seguir el trazado de los puntos de fluencia, o uniendo los puntos de máxima presión intersticial. En este caso no aparece muy bien definida esa fluencia, por lo que se ha seguido el segundo criterio. Para ello se ha incluido en el gráfico, en línea discontinua, la trayectoria que seguiría un ensayo drenado o en totales, y que siempre llevará una pendiente de valor 3. Esta constancia se deduce a partir de las fórmulas definitorias de p’ y q, y teniendo en cuenta que σ permanece constante. 3 Es evidente que la separación entre la recta de totales y la curva de efectivas, medida en la escala de p’, proporciona la variación de presión intersticial. Y si dividimos estos intervalos por sus correspondientes ordenadas en q, obtenemos los valores del parámetro A de Skempton. Como ejemplo de un caso en el que se sigue el criterio de fluencia, tenemos el siguiente (figura 2): 200 150 ) a P k 100 ( q 50 0 0 100 200 300 400 p´ (kPa) Figura 2 Todo esto puede parecer complicado a primera vista, pero una vez automatizado en una hoja de cálculo, y vinculado a un procesador de gráficos, permite una visión detallada de la información proporcionada por el ensayo triaxial. Para comprobarlo vamos a introducirnos, aunque sea muy superficialmente, en lo que se denomina trayectoria de tensiones. Utilizando el ejemplo anterior de la probeta de 300 kPa, podemos dibujar el siguiente gráfico: 250 M = 0,85 φ' = 21,9º 200 150 a) D P k ( q 100 A 50 C 0 B 0 50 100 150 200 250 300 350 p' (kPa) Figura 3 Con el punto A representamos el estado del suelo a 22 metros de profundidad, con el nivel freático a 1.5 metros de la superficie, y un peso específico aparente de 15.2 kN/m3. En esas condiciones tenemos que σ’ valdrá 134 kPa, 1 mientras que σ’ lo podemos calcular aplicando la fórmula 3 de Jaky, en el supuesto de que el suelo se encuentre normalmente consolidado. σ´= σ´(1 − sin ϕ´) = 134 (1 − sin 21.9) = 84kPa 3 1 Podemos ahora calcular los valores de p’ y q para el estado inicial, resultando: p’ = 101 kPa q = 50 kPa Al sacarla del tomamuestras podemos estimar, aunque solo sea como aproximación, que las presiones se anulan, pasando la muestra al punto B. Durante el ensayo se la somete a una compresión isótropa de 300 kPa para consolidarla, con desviador nulo, por lo que, al final del proceso, se encontrará en el punto C. Por último, al aplicar el desviador hasta rotura, se la lleva al punto D. Hemos definido así la trayectoria que ha seguido la muestra desde su posición in situ hasta el final del ensayo, y aunque el método de trayectorias de tensiones se utiliza para problemas más complejos, este esbozo nos ha permitido una toma de contacto con su fundamento. Vamos a dar una vuelta de rosca y pasar a algo menos evidente que lo tratado hasta ahora. Trabajos experimentales llevados a cabo en las décadas de los 50 y 60 del pasado siglo, demostraron que muestras de suelo llevadas a la misma consolidación, por ejemplo al punto A de la figura 4, descargadas hasta B, y cargadas de nuevo bajo diferentes configuraciones de p’ y q, alcanzaban la fluencia en unos puntos del plano de tensiones que dibujaban una curva parecida a una elipse de ecuación p´ M2 = p´ M2 + η2 0 Aquí p’ es la presión de consolidación y η el cociente 0 entre q y p’. Este es el modelo planteado por la escuela de Cambridge (Modelo Cam Modificado). Hay otros más sofisticados, pero la simplicidad de la ecuación de la elipse hace que sea este el utilizado mayoritariamente. Cualquier incremento positivo de p’ hará que la elipse crezca, y p’ se desplace a una nueva posición, más hacia 0 la derecha, que será la actual carga de preconsolidación, olvidándose la anterior. Las trayectorias dentro de la elipse son reversibles, e implican deformaciones que se aproximan a condiciones elásticas, mientras que aquellas que salen de ella, agrandándola, son plásticas. 350 300 250 M 200 a) P R k 1 q ( 150 Q 100 P A η 50 1 B 0 0 50 100 150 200 250 300 350 p' (kPa) p' 0 Figura 4 Volvamos a la figura 4, y supongamos que un elemento de suelo, en una masa normalmente consolidada, se encuentra a una profundidad tal que su posición en el plano de tensiones es A. Si se produce una excavación en superficie, disminuirán tanto σ´ como σ´ , pasando al punto B. Podemos 1 3 decir que en este momento se crea el espacio interior a la elipse, en el que el suelo tendrá un comportamiento que conocemos como sobreconsolidado. Si sobre esta muestra en B realizamos un triaxial, el suelo responderá como un material casi elástico, y seguirá una trayectoria vertical con p’ constante. Esto es poco intuitivo, pero podemos recordar que la trayectoria drenada o en totales seguía una recta de pendiente 3, y el parámetro A de Skempton vale 1/3 para condiciones elásticas, lo que, en presiones efectivas, nos lleva a esa trayectoria. Si el desviador es suficientemente elevado, se alcanzará el punto P, que es límite de la respuesta elástica, y se producirá la rotura. Como ya muchos habrán interpretado, el punto P define lo que se conoce como resistencia pico. En la figura 5 tenemos el ejemplo de una probeta de un suelo con una preconsolidación próxima a los 250 kPa. Se puede ver la trayectoria vertical hasta alcanzar la elipse, momento en que rompe de forma frágil, sin las grandes deformaciones plásticas de los casos representados en las figura 1 y 2.

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estos parámetros planteando una tabla como la siguiente: Def σ1 u. Δu σ'1 σ'3 p' q. A. 0. 900. 600. 0. 300. 300. 300. 0. 1. 989. 740. 140. 249. 160. 190.
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