eISSN: 1988-4273 ANUARIO DE ESTUDIOS ISSN: 0210 5810 Escuela de Estudios Hispano-Americanos AMERICANOS (CSIC) ESCUELA DE ESTUDIOS HISPANO-AMERICANOS Desautorización El Consejo de Redacción del Anuario de Estudios Americanos(AEA), en apli- cación de las directrices marcadas por la Guía de Buenas Prácticas de la Editorial CSIC y las recomendaciones de los comités internacionales de ética editorial, ha decidido proceder a la desautorización formal del siguiente artículo: Olivero Guidobono, Sandra, “Producción y mano de obra en las haciendas jesuí - ticas del Buenos Aires colonial: La Chacarita y Las Conchas en el siglo XVIII”, Anuario de Estudios Americanos, vol. 69, núm. 2, Sevilla, jul.-dic. 2012, pp.627-663, doi:10.3989/aeamer.2012.2.09 La desautorización se basa en los siguientes hechos: El Anuario de Estudios Americanossolo admite artículos originales e inéditos, y así consta en sus “Normas para la entrega de originales”, publicadas tanto en la ver- sión impresa como en la electrónica. El artículo desautorizado es en su mayor parte una duplicación de otro de la mis- ma autora titulado “Las propiedades de los jesuitas en el Pago de la Costa: Tierras, producción y población esclava. La Chacarita y Las Conchas, 1767-1777”, presentado en el congreso celebrado del 21 al 24 de septiembre de 1999 en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) y publicado en Jesuitas: 400 Años en Córdoba. Congreso Internacional, Universidad Nacional de Córdoba, Universidad Católica de Córdoba, Junta Provincial de Historia de Córdoba, 2000, tomo 4, pp. 417-445. La autora envió su texto a la revista el 9 de diciembre de 2011, omitiendo por completo la referencia a ese artículo. Esta omisión contribuyó a que la duplicación no fuera advertida por el Consejo de Redacción ni por los evaluadores externos, lo que dio lugar a la aceptación y publicación de un artículo que debió haber sido rechazado. La autora alega que ignoraba que su trabajo se hubiera publicado en el año 2000, argumento que el Consejo de Redacción considera inconsistente dado que dicho ar - tículo figura en la lista de publicaciones de la autora incluidas en la solapa de su libro Sociedad y Economía en San Isidro Colonial, publicado en el año 2006. En cualquier caso, ese desconocimiento no invalidaría el hecho objetivo de la existencia de dicha publicación anterior, que por sí sola justifica la desautorización del artículo. El Anuario de Estudios Americanospide disculpas a sus lectores y hará lo posi- ble por evitar que se repitan situaciones similares en el futuro. El Consejo de Redac - ción no tendrá en consideración las posibles réplicas, contrarréplicas o comentarios a esta decisión editorial. Esta nota editorial se incorpora a la versión electrónica del artículo desauto - rizado y se publicará en el próximo número impreso de la revista (AEA, 73-2, jul.-dic.2016). Sevilla, 14 de junio de 2016 Anuario de Estudios Americanos, 69, 2, julio-diciembre, 627-663, Sevilla (España), 2012 ISSN: 0210-5810. DOI: 10.3989/aeamer.2012.2.09 Producción y mano de obra en las haciendas jesuíticas del Buenos Aires colonial: La Chacarita y Las Conchas en el siglo XVIII/ o Output and workforce in the Jesuit hadciendas o f colonial Buenos Aires: «La Chacarita» y «Laas Conchaals» z i in the Eighteenth Century r e i r o t o t o ut diSandra Olivero GuNidobono e E sa clUniversidaadl d e Sevilla a i e t i t r r Situadas en el Pdago de la Cosota, en la camapaña bonaerenose, las haciendas de La Chacarita y Las Co nchas, estabanN destinadas a proveer de rectursos al Colegio Grande de San Ignacio y a aboastecer a un mercado regiodnal. La producdciión en estas tierras, reprodu- cía el esquemual básico de ortra s propiedadees jesuíticas dEe la Gobernación: combinaba la producción ganadera con ala artesanal y el cultivo del cereal. El presente trabajo analiza el gesrcaldaovt adí, ea tcpernoddiuecncdioóu nel sdptee ceiastlamse nhtaec aaie nscudt aess tyru lcat uirmap eyo rctoamncpioas idceiól ne.mpleo de mano de obra r h PAALABRAS CLAVES:sJesuitas; Camtpraña rioplatenste; Haciendas; Esclavos; Producción agropecuaria; Siglo XVnIII. e d o R a The haciendas La Chacarita and Las Conchas, located at the Pago de la Costa in the c Buenos Aires countryside, were desetined to provide the supplies to the Major College of San Ignacio and to supply the regionral market. The exploitation of these lands followed the basic pattern of other Jesuit propeerties in the territory: it combined stock raising, craft industry and grain production. This paper analyses the level of output of these haciendas and the role s of the slave workforce, paying special attention to its structure and components. a KEYWORDS:Jesuits;e Rioplatense country; Haciendas; Slaves; Land and Cattle production; Eighteenth Century.l p 627 SANDRA OLIVERO GUIDOBONO Introducción De entre todas las órdenes religiosas que llegaron al Río de la Plata, los jesuitas debieron desarrollar un triple trabajo, pues, junto con ser evan- gelizadores y educadores, se constituyeron en hábiles empresarios agríco- las. La calificación de empresarios agrícolas aplicada a los jesuitas parecie- ra ser, en principio, objetable si solo se consoideran sus condiciones de agentes espirituales y socioculturales. Sin emdbargo, si se enfoca este aspec- to desde la perspectiva económica, no cabea duda que alols regulares adminis- traban sus recursos de una manera racizonal, con eli propósito de incremen- r e tarlos y obtener la mayor rentabilidraid. o t El presente estudio trata de ouna pequeñta región del Río de la oPlata, con algunos cientos de habitaunttes a comiednizos del si glo XVIII. SNe consi- e dera, a pesar de ello, que sua análisis pueEde contribuir a esclare cer aspectos del conjunto de la histosria agraria r ioplatense, acslí como inaslertarse en los a i debates sobre las estruecturas del mundo ruralt en la Amériica colonial. t r r La imagen de duna campañoa rioplatenase colonial doominada casi exclu- sivamente por la abundanciaN de ganado vacuno sufrtió un serio golpe cuan- o d di do en 1985u sle publicó urn trabajo quee analiza lEos diezmos de la región.1 Si hasta hace pocao el Río de la Plata colonial era sinónimo de ganado vpaacmruptnaíos ,e chno ayb aupnaduralentccei aa,n etes tnanoacsoiactsrto isn tuenram hsionecaib eldeas dy rguaraulc mhousc vhaog manádso c opmorp llaes- jaA, con muy dsiversos tiptors de proptietarios y productores, con diferentes n e tipos de trabajadores y con una prodducción mucho más variada donde el tri- o R go ocupa un lugar predominantae. c Se puede afirmar que ejunto a la ganadería, que no era sólo bovina, había en la campaña rioprlatense una intensa actividad agrícola, donde el cultivo del trigo era suemamente importante pero no el único, se incluían también otros cereasles y diversos productos de huerta. a En el contexto de la economía colonial, en los umbrales de la econo- e mía moderna, el sistema económico-administrativo centralizado diseñado l por los jespuitas puede considerarse excepcional, debido a la racionalidad con que se aplicaba, y superior a toda actividad agrícola desarrollada por iniciativa individual. Además, debe tenerse en cuenta que dicho sistema 1 Garavaglia, 1985, 51-89. El mismo trabajo fue publicado en castellano en 1987. Allí se ana- lizan los diezmos del Virreinato del Río de la Plata para fines del período colonial. Posteriormente pro- fundizó el estudio de los diezmos y la producción de Buenos Aires en todo el siglo XVIII en 1990, y posteriormente en 1990, 207-240. 628 Anu. estud. am., 69, 2, julio-diciembre, 2012, 627-663. ISSN: 0210-5810. DOI: 10.3989/aeamer.2012.2.09 PRODUCCIÓN Y MANO DE OBRA EN LAS HACIENDAS JESUÍTICAS DE BUENOS AIRES coordinaba los factores productivos, que el método contable utilizado le permitía controlar efectivamente costos y beneficios, y que los mercados internos que relacionaba posibilitaban una mayor redistribución de los excedentes productivos. En el orden práctico, los jesuitas buscaban acrecentar sus recursos económicos para hacer más sólida e influyente su institución, y para soste- ner adecuadamente sus obras, aunque sin disocioar sus objetivos espirituales y materiales. En esta dualidad de funcioneds institucionales, los jesuitas siempre se esforzaron por «…encontrar aun terreno aclomún donde ambas exigencias fueran compatibles…».2 z i r e Es importante recordar que el rsiistema ecoonómico de los jesuitas fun- t cionó como un complejo urbano-roural, puestto que en las villas estaboan los colegios y en áreas rurales laus thaciendas ydi estancias. De este moNdo junto e con el crecimiento de colegaios en las ciEudades y la expansión de los traba- jos misioneros en toda lsa sociedad c olonial, los crelgulares deaslarrollaron un a i proceso de acumulacieón de capital a través dte sus propieidades rurales. t r r El alto valor dde los bienoes temporaales que poseoía la Compañía de Jesús en el mom ento de la exNpulsión ha siso uno de ltos motivos por los cua- o d di les se han ruelalizado numr erosas inveestigacionesE, con el objeto de compren- der como los regulareas de esta orden lograron acumular tan extensa rique- zúan.i rcLota í qpurciem feurea acpoulnlicctaludsoi ócno nq uraeeg scuelt apruieddaed h iennfe et roidr,a e lsa q Auem séer itcraat ac odleo nuina ls.i3stema A La Compsañía de Jetsúrs organizatba su estructura institucional desde la n e provincia, donde se establecía la Cdasa Profesa con su correspondiente cole- o R gio máximo que tenía el rango ade universidad porque podía otorgar grados c académicos. Desde allí se deecidía la fundación de nuevos colegios siempre y cuando que contaran corn bienes suficientes para su manutención. En la Casa Profesea residía el provincial, cuya misión consistía en con- trolar el funcionamisento de todos los trabajos realizados en la provincia a su cargo. Bajo suas órdenes estaba el procurador general, con la tarea de e supervisar las actividades económicas de todos los colegios, especialmen- l te en lo relaptivo a la revisión de sus cuentas, inventarios y rendimientos pro- ductivos. Los colegios estaban a cargo del rector que aseguraba el funcio- namiento del complejo económico urbano-rural. 2 Macera, 1966, 28. 3 Véase para las diferentes regiones de la América española Colmenares, 1966 y 1984; Cushner, 1986; Konrad, 1989; Riley, 1976; Valdés Búnster, 1985 y Bravo, 1985. 629 Anu. estud. am., 69, 2, julio-diciembre, 2012, 627-663. ISSN: 0210-5810. DOI: 10.3989/aeamer.2012.2.09 SANDRA OLIVERO GUIDOBONO En las áreas rurales cada una de las haciendas que poseía el colegio estaba a cargo de un administrador generalmente un hermano coadjutor, cuya misión esencial era administrar, hacer producir las tierras y llevar una cuidadosa contabilidad de entradas y gastos.4 La estructura de funciona- miento de cada hacienda era sencilla, el administrador era el primer respon- sable de ella ante el rector y el procurador. A su vez dependían de él un mayordomo, capataces, peones contratados y eosclavos. La estructura de mando se basaba en lad verticalidad de las instruccio- nes. Sin embargo, cada colegio tenía autonaomía de geasltión y solo el provin- cial podía efectuar visitas cada dos añozs para contirolar su funcionamiento, r e i en tanto que el procurador provinciral controlaboa anualmente los libros de t cuentas. Estas estrictas normas deo control obtligaban a todas las unidaodes a operar con un sistema contabluet claro y predciiso. N e E La clave del éxito eaconómico de la Compañía descan saba en su estructura de funcionamsiento y en la complemenctlación de caalpitales. Cada a i colegio contaba con seus propiost bienes, porr ttanto era sur ipropia gestión la que aseguraba su sdubsistencia.o Las hacienadas y estancoias debían producir lo suficiente paora atender a loNs gastos yd compromidsiots adquiridos, lo que era muy probabulle puesto qru e fueron raecionalmentEe explotadas alcanzando un renditmEíli eocnbtjoe taivltoau mqluetne tepa eprrsoedguuacíati cvltao gye rsetinótnab eal de.m5 inistrativa de los jesuitas en susr haciendas y estancias era la utilizachión racional de la tierra, para lograr deA ella un óptsimo rendimtirento. Parat lograrlo se coordinaba la explotación n e agrícola con la cría de animales, sed utilizaban técnicas de cultivo eficientes, o R a herramientas adecuadas, construcción de canales y buenos pastos. Cada c e propiedad rural se convertía en una unidad productiva funcional y diver - r sificada. e Las propiedades rurales de la Compañía calcaban la economía regio- s nal americana ya que se adecuaban estrictamente a las posibilidades y a limitaciones ofrecidas en cada caso. La impresión general de los contem- e poráneos era que los jesuitas sólo conservaban aquellas haciendas que l p podían asegurarles rentas satisfactorias. La suerte económica de los cole- gios estaba ligada a la suerte general de una comunidad. Por eso el acre- centamiento de los bienes de un colegio dependía tanto de la gestión de su 4 Chevalier, 1950. 5 Bravo, 2005, 379-381. 630 Anu. estud. am., 69, 2, julio-diciembre, 2012, 627-663. ISSN: 0210-5810. DOI: 10.3989/aeamer.2012.2.09 PRODUCCIÓN Y MANO DE OBRA EN LAS HACIENDAS JESUÍTICAS DE BUENOS AIRES rector, procurador y administrador como de la prosperidad de una región entera.6 El presente estudio contempla los diferentes elementos que intervi- nieron en la organización y funcionamiento de las unidades de producción de la Compañía de Jesús en Buenos Aires, centrándonos en las propieda- des rurales de La Chacarita y Las Conchas, dependientes al igual que la estancia de Areco, del Colegio Grande de San I gnacio. Sin lugar a dudas o los libros de cuentas e inventarios levantados anualmente por los padres de d la Compañía hubieran constituido la fuenate documenatlal más concisa. Pero la destrucción de dichos libros llevadaz a cabo pori los mismos misioneros r e ignacianos en el momento de la expiulsión no nos permite contar con esa r o t valiosa información. Por ello el opresente trtabajo se centra en los odatos aportados por los documentous tgenerados dpior la Junta de TemporNalidades e en el momento de la expulsión, es decEir en 1767. Asimismo disponemos a de libros de cuentas e invsentarios da tados en 177c7l por las Teamlporalidades. El objeto es obseervar y dar aa conocert iel desarrolilo económico de t r r estas propiedades jdesuitas de lao campaña arioplatense hoasta el momento no estudiadas. El pr esente trabaNjo se centra en el mometnto de la expulsión de la Compañía, coontando para ello con dlos inventadriios y tasaciones genera- dos por la Juulnta de Temr poralidadese para los aEños 1767 y 1777. El propó- a sviatroo ents í eancn allai zraerg euióll ntti pyo sdue aacdtasicvrciidptacdieósn eaclo nemó emrcicaadso qduee cloosn sjeusmuiot aisn itnercneon tiy- r h reAgional. Del smismo motdro se pretetnde conocer el tipo de mano de obra empleada enn las propieedades en c uestión. Sabiendo de antemano que la d poblacióon esclava coRnstituía laa fuerza laboral prioritaria en las haciendas de la Ocrden, interesa analizaer la política de equilibrio de sexos y reproduc- ción no sólo como mecanrismo de control poblacional sino como medio de control económico. e Tal como lo hiscieron en otras regiones de América, los jesuitas adap- taron en el Río dea la Plata su actividad misional y económica a la realidad local y sus reecursos geográficos. El crecimiento y afianzamiento de la Orden en Bluenos Aires, y en especial en la campaña aledaña, durante el p siglo XVIII, su adaptación a la realidad local y el aumento de sus activida- des económicas y misionales, estuvieron determinados por el aumento de población.7 6 Colmenares, 1998, 75. 7 Olivero, 2006, 96-98. 631 Anu. estud. am., 69, 2, julio-diciembre, 2012, 627-663. ISSN: 0210-5810. DOI: 10.3989/aeamer.2012.2.09 SANDRA OLIVERO GUIDOBONO Las formas de obtención de recursos financieros por parte de la igle- sia en América fueron variadas.8Fue el clero regular el que llegó a obtener elevados ingresos provenientes del desarrollo de sus actividades económi- cas, comerciales y de crédito. En este contexto, el caso de la Compañía de Jesús es quizás el más conocido, en parte porque es el más documentado y también porque fue sin duda el grupo religioso que mayor capital llegó a concentrar, especialmente en propiedades, infraoestructura y mano de obra esclava. d En el caso de los jesuitas, los ingresoas proveníana elspecialmente de tres fuentes: explotación de sus propiedadezs rurales yi la comercialización de r e parte de la producción; operacionesr fiinancieras,o incluidos los arrendamien- t tos de tierras y propiedades urbanoas, censos ty préstamos de dinero ao inte- rés; y limosnas, capellanías y uotbras pías. Ldois ingresos procedentesN de estas e tres vías permitían a los jesauitas pagar loEs gastos que las mision es, residen- cias y colegios tenían, dessde el mant enimiento dec llos sacerdoaltes, hermanos a i y esclavos hasta la coenstrucción de nuevos etdificios y reiparación de otros t r r y pagos a trabajadodres conchaboados.9 a o A diferenci a de los hacNendados lai cos, eran las tganancias y no el pres- o d di tigio socialu llo que motivra ba a los jeesuitas a aumEentar y explotar sus propie- dades.10 Los padres dae la Compañía se convirtieron en propietarios por mcoemdrpitooí sdiccei odnoensa dcuielo tntieesrr ays ,m lietiragcieocdste so arepcriohbpiideaa csi,ó nc oimlegparal sd ey tipeerrrmasu atalesd, aoñ apso ar laAs haciendas sque ya potserían. Finalmtente hubo otra forma de acceso a la n e tierra, el arrendamiento.11 d o R Por lo general las haciendaas se iniciaban con una o varias donaciones c de tierras ya labradas o con ealgo de ganado. De todos modos, al principio había que consolidarse, perro una vez alcanzado ese punto la producción lle- gaba a ser muy imporetante. Las haciendas jesuitas también funcionaban como almacenes y sllegaron a regular el mercado de precios de carnes y cereales. La distriabución de sus tierras, alrededor de un centro administra- e tivo —Colegio Máximo— y a escasa distancia unas de otras, permitieron l un mayor cpontrol y comunicación entre el rector y los administradores, lo 8 Este tema ha sido objeto de varios estudios. Una buena síntesis es la de Bauer, 1986, 13-57. 9 López, 2001, 53. 10 Riley, 1973, 243-248; Cushner, 1982, 172; Ewald, 1976, 132-133. 11 Sobre las propiedades rurales de los jesuitas en América puede verse: Colmenares, 1998; Chevalier, 1972; Macera, 1966; Cushner, 1980 y 1983; de la Fuente, 1988; Tovar Pinzón, 1975; Mörner, 1975; Samudio, 2005; Bravo, 2005; Arnal Simón, 2005; Saénz, 2006; Page, 2004 y 2005; Torres Sánchez, 2001; Barbero, 1998; Valdés Búnster, 1985; Alen Lascano, 1970. 632 Anu. estud. am., 69, 2, julio-diciembre, 2012, 627-663. ISSN: 0210-5810. DOI: 10.3989/aeamer.2012.2.09 PRODUCCIÓN Y MANO DE OBRA EN LAS HACIENDAS JESUÍTICAS DE BUENOS AIRES que significaba que se abastecían las poblaciones aledañas con prontitud.12 Al gozar del derecho de no pagar alcabala sus productos eran más baratos, lo que les permitía competir satisfactoriamente en el mercado. Producción de las haciendas de La Chacarita y Las Conchas o Prácticamente todas las órdenes religiodsas con sede en Buenos Aires eran propietarias de estancias en la regióna pampeana.a Llos jesuitas se desta- caban por las dimensiones de su patrimzonio rural.i La célebre estancia que r e poseían en el pago de Areco era prorbiablementeo una de las más grandes de t todo el territorio rioplatense. Con osus quince tleguas de frente y seis doe fon- do (225.000 has)13, con sus 42u.5t00 cabezasd ide ganado vacuno y suNs más de e 4.000 mulas al tiempo de laa expulsión, eEra verdaderamente ext ensa.14Otras estancias jesuíticas porsteñas eran, sin embargocl, mucho malás modestas, a i como las de La Chacearita y Las Conchas qute constituyien el material de t r r análisis de este estuddio. o a o Comparada s con otras eNstancias ec lesiásticas dte la zona, las propieda- o d di des jesuíticuals constituíarn verdaderaes unidades pEroductivas a gran escala. El historiador Carlos Maayo, que ha estudiado a los betlehemitas, señala que eessttaar ntocíridae cdne f uAer rueunclaif tefus eqrutee plrleoagpóice atta rteian erruh r1a8le d leeg luaa rse (g9ió0n k, men) eensp teacnitaol pqoure seul esAtablecimiensto de Fontetzruelas cubríta una superficie de 10 leguas (50 km), n e llegando a tener 20.000 cabezas dde ganado vacuno.15 o R En cambio los dominicoas y, probablemente, los mercedarios, eran c dueños de estancias más reduecidas: Nuestra Señora de Rosario, del conven- to de Santo Domingo, no lrlegaba a las 3.000 varas de frente y legua y media de fondo (1.875 has), ees decir, era algo menor que una suerte de estancia, con 3.000 vacunos.1s6 a Situadas en el Pago de la Costa, en la campaña bonaerense, las estan- e cias de La Chacarita y Las Conchas, estaban destinadas a proveer de recur- l sos al Colepgio Grande de San Ignacio, del cual formaban parte conjunta- mente con la Calera de Magdalena y la estancia de Areco. En líneas 12 Arnal Simón, 2005, 134. 13 1 vara=0,8359 metros, 1 legua=5 km, 1 hectárea=0,01 km². 14 Archivo General de la Nación (AGN), IX, 7-3-7, Colegio de San Ignacio. 15 Mayo, 1991, 111, 130-132. 16 AGN, IX, 7-2-7, Orden de la Merced. 633 Anu. estud. am., 69, 2, julio-diciembre, 2012, 627-663. ISSN: 0210-5810. DOI: 10.3989/aeamer.2012.2.09 SANDRA OLIVERO GUIDOBONO generales, la organización de la producción en estas estancias, reproducía el esquema básico de otras propiedades jesuíticas de la Gobernación: com- binaba la producción ganadera con la artesanal y el cultivo del cereal, acti- vidad sumamente importante en la región, principal proveedora de trigo de la ciudad porteña.17 La actividad ganadera, central en las relaciones entre las estancias y el mercado interno, se concentraba en la cría de vacunos y mulares, probablemente, la principal fuente deo ingresos, aunque también con existencia de ganado equino, ovino y cadprino. Apenas llegados a Buenos Aires, aa comienzoasl del siglo XVII, el gobernador Hernandarias donó a la Comzpañía dosi terrenos: uno al noroes- r e te de las tierras de Pedro de Sayas, ryi el otro en eol pago de Las Conchas, en t el paraje llamado del Molino. La oextensión dte estas tierras no fue proecisa, pero fueron ampliándose pocou at poco. En 1d6i22 el gob ernador DiegNo Marín e de Góngora cedió a los jesauitas las tierEras y cabezadas limítr ofes con las que ya poseían sobre els río de las C onchas. Uncols años maáls tarde, hacia a i 1637 el padre Tomás ede Ureña continuó solticitando tieriras que le fueron t r r cedidas por el entodnces gobernoador Dávilaa.18 o Al llevar a cabo la fundNación de B uenos Airest, Garay había cedido a o d di cada pobladulor un solarr d entro del erecinto urbaEno y una fracción de tierra próxima a la misma. Caada una de estas fracciones constaba de una lonja de 6(1.02r050t,5 ív hacarsa)s. dDee sluadlregt oe l (ecxetrrceam daoe cnuotnrae slteeg dhuea )el ay cdiue d3a0d0 s oe t4r0az0a vroanra 2s 2d elo atensc hdoe diAmensiones ssemejantest, rtodos corrtían de sudoeste a noreste y estaban n e separados entre sí por zanjas. Diedz de estas 22 fracciones pasaron a manos o R de los jesuitas que junto al terraeno cedido por Hernandarias constituyeron c la Chacarita.19 e La hacienda de La Crhacarita, distante a dos leguas (10 km) de la ciu- dad de Buenos Aires, etenía dos leguas de frente por una legua de fondo (5.000 has), el terresno fue valuado en 1.350 pesos, a razón de 4 reales la vara.20 Poseía, segaún detalla el siguiente cuadro: e l p 17 Garavaglia, 1993, 231-257; Garavaglia, 1989, 333-356; Garavaglia, 1990; Garavaglia, 1991, 21-40; García Belsunce, 1988, 55-67; García Belsunce, 1989-1990, 43-59; Gelman, 1989, 77-92; Mandrini, 1986, 44-58; Amaral, 1989, 13-28. 18 Furlong, 1, 1944, 56. 19 Sobre el detalle de las donaciones de cada suerte de solar véase: Furlong, 1, 1944, 58-60. 20 Una extensión de mil cuadras, solares ocupados en la actualidad por el Cementerio del Oeste, los Cuarteles de Caballería y de Maldonado, por el Instituto Geográfico Militar, por la Exposición Rural, Plaza Italia, Jardines Botánico y Zoológico, Golf Club Argentino, Obras Sanitarias, Hipódromo Argentino y Palermo. 634 Anu. estud. am., 69, 2, julio-diciembre, 2012, 627-663. ISSN: 0210-5810. DOI: 10.3989/aeamer.2012.2.09 PRODUCCIÓN Y MANO DE OBRA EN LAS HACIENDAS JESUÍTICAS DE BUENOS AIRES CUADRO N.º 1 GANADO EXISTENTE EN LA ESTANCIA LA CHACARITA (1767-1777) (en pesos y reales) —112 caballos 168 —6 caballos de paso o 18 —10 caballos de andar los arados d 17 4 —19 mulas a al 50 —130 bueyes mansos z i 520 r e —21 yeguas ri o 10 4 t —20 caballos (de Areco) o t 35 o —50 reses de lana (ovejas y cuatrneras) di 4 N 5 ½ e E a Fuente: AGN, Colonia, Compañísa de Jesús, Cole gio de San Ignacciol, IX, 7-3-7. Taaslación Estancia La Chacarita, 14/11/1777. e a ti i Nota: sólo restan 2 cerdos inventariados en 1t767 que fueronr consumidos a lar fecha de la tasación. d o a o N t Don Juan oFrancisco Suero y dond Juan Diegod iFlores, antiguos vecinos del Pago deu llas Conchars , realizarone la tasacióEn de dicha estancia el 13 de a nesocvriietbmíanbcore J odseé 1Z7uel7n7tz apnoor . pLead aipdroco tpdieeld caodm einse i soun acdoon jJuunatno B—etrelarrnegnao ,y á arbnotel eesl, r h mAuebles, ganasdo, edificitosr y obrajest— fue valuada en 35.034 pesos, valor superior al nasignado a lea estancia d e Alta Gracia en Córdoba, y proporcio- d nal al moonto estimadRo para Santa Catalina de dimensiones mayores.21 a Lca Chacarita, funcionaba como la mayoría de las propiedades de la e Compañía, como un comrplejo ganadero, agrícola y artesanal. Junto a la cría de ganado, como l o evidencia los cuatro corrales inventariados, se e practicaba la agricusltura de cereales, especialmente trigo, y la fruticultura. El inventario efecatuado al producirse la expulsión, reveló la existencia de una chacra deestinada al cultivo de trigo, diez arados con sus rejas, 337 sacos de trilgo almacenados, diez de harina y veintiocho de maíz, y una p huerta donde se levantaban nogales, higueras, naranjos, limoneros y parras, y un monte de duraznos otros árboles frutales. 21 Alta Gracia fue valuada en 1771 en 26.743 pesos vg. Fernández, 1994, 133. La estancia de Santa Catalina fue comprada por los jesuitas en 1622 a 4500 pesos; en 1768 fue tasada en 161.743 pesos; finalmente fue vendida en 1773 al acaudalado alcalde Francisco Antonio Díaz en 90.717 pesos y 4 ½ reales vg. Albores, Mayo y Sweeney, 1994, 123-142. 635 Anu. estud. am., 69, 2, julio-diciembre, 2012, 627-663. ISSN: 0210-5810. DOI: 10.3989/aeamer.2012.2.09
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