En este ensayo, he retomado dos de los períodos mencionados anteriormente, La Violencia de mediados del siglo XX y la guerra que se libra aún en Colombia en los albores del siglo XXI. Cincuenta años las separan y no pocos cambios. A pesar de ello, comparten una violencia que ha cobrado innumerables vidas y ha dejado incontables viudas y huérfanos. Durante ambos períodos, las masacres fueron, y continúan siendo, una práctica constante que cercena la vida de ciudadanos indefensos. Durante La Violencia, y aún hoy, hemos sido testigos de la inhumanidad de una carnicería física y simbólica que no tiene precedentes en el continente americano.