1 ANTROPOLOGÍA BÍBLICA TIEMPOS DE GRACIA Xabier Pikaza Madrigalejo del Monte, Burgos 2005 2 Los momentos fuertes de mi vida han estado marcados por lugares y personas que han sido y siguen siendo tiempos de gracia, desde el basherri de Arrugaeta hasta el mambré-na de Madrigalejo. Por ellos y con ellos sigue encendida mi esperanza, hasta que llegue el tiempo final de la gracia, el Sol que nace de lo Alto. Vera-Cruz de Salamanca, 1993-1994 Madrigalejo del Monte, 2005 Xabier Pikaza (Orozko 1941) ha sido profesor de exégesis y teología dogmática en la Universidad Pontificia de Salamanca (1973-2003) y sigue dedicándose al estudio de los temas básicos del cristianismo. Entre sus obras: Experiencia religiosa y cristianismo (Salamanca 1981) El Fenómeno Religioso (Madrid 1999), Las instituciones del Nuevo Testamento (Madrid 2201), Monoteísmo y Globalización (Estella 2002), Dios es Palabra (Santander 2004), Enchiridion Trinitatis (Salamanca 2005). En el centro de su interés han venido estando desde hace más de treinta años los problemas y retos de la antropología bíblica, entendida como referencia básica de la visión e historia occidental del hombre. Así lo mostró hace doce años en la primera edición de este libro, titulado entonces Antropología Bíblica. Del árbol del juicio al sepulcro de pascua (Sígueme, Salamanca 1994). Pasados unos años esenciales para su teología y experiencia cristiana, el profesor Pikaza ha querido retomar la estructura de conjunto y las formulaciones básicas de aquella obra, para situarlas dentro de una visión más unitaria y gozosa de la tarea actual del cristiano. El libro sigue siendo el mismo y por eso conserva su título y lugar en la colección (BEB 80). Pero ya no dice lo mismo, ni del mismo modo y por eso ha recibido un nuevo subtítulo: Tiempos de gracia. Este es un libro de texto, que recoge la historia y temas básicos de la antropología bíblica, en línea descriptiva y sistemática, desde una perspectiva académica. Pero, al mismo tiempo, es un libro de tesis, que define y presenta al hombre de la Biblia como ser «habitado» por Dios de tal manera que su naturaleza es gracia. Desde ese fondo elabora y recrea de forma sorprendente los temas básicos de la historia del hombre cristiano, más allá del «árbol del bien y del mal», pero al interior de la justicia bíblica, en diálogo con las tendencias sociales y culturales de la modernidad. 3 SUMARIO PRESENTACIÓN Y CONTENIDO 1. ANTE EL ÁRBOL DEL BIEN Y DEL MAL (Gen 1-11) HOMBRE Y MUJER. EL PRINCIPIO DE LA MORALIDAD 6 1. GEN 1, 1-2, 4a: GRACIA CÓSMICA. HOMBRE SIN LEY NI MUERTE HUMANA 17 2. GEN 2, 4b-3, 24: GRACIA ARRIESGADA. LIBERTAD Y MUERTE 26 3. GEN 4-11: HISTORIA DE VIOLENCIA, MUNDO DE MUERTE 48 2. EL HOMBRE APOCALÍPTICO (1 Hen 6-36) ENTRE ÁNGELES Y DIABLOS. EL JUICIO DE LAS ALMAS 1 1. HISTORIA Y SENTIDO DE LA APOCALÍPTICA. TRADICIÓN DE HENOC 3 2. 1 HENOC: DRAMA APOCALÍPTICO, INVASIÓN ANGÉLICA 2 3. AMPLIACIÓN: EL HOMBRE APOCALÍPTICO 0 3 ISRAEL, JUSTICIA EN LA HISTORIA (Sab) EL CAMINO DE LOS SABIOS 101 1. EL LIBRO DE LA SABIDURÍA. ORIGEN Y TEMÁTICA 02 2. SAB 1-5. LA UNIDAD DE LOS HOMBRES: EL JUSTO PERSEGUIDO 06 3. SAB 6-9. SABIDURÍA DIVINA Y HUMANA: GRACIA Y JUSTICIA 17 4. SAB 10-19. MEMORIA DE DIOS. ANTROPOLOGÍA ISRAELITA 124 5. DOS EXCURSUS. MISERICORDIA E IDOLATRÍA 130 4. ¡HA LLEGADO EL REINO! ANTROPOLOGÍA DE JESÚS, UN AMOR GRATUITO 42 1. LA GRACIA DEL MUNDO. JESÚS, PROFETA MESIÁNICO 46 2. ¡NO JUZGUÉIS!. MÁS ALLÁ DEL BIEN Y EL MAL, REINO DE GRACIA 60 3. CREATIVIDAD MESIÁNICA. AMOR AL ENEMIGO 167 4. SER HOMBRE, TAREA DE REINO. ENTRE DIOS Y LA MAMONA 73 5. ASESINATO DE JESÚS, PECADO UNIVERSAL ANTROPOLOGÍA DE LA ENVIDIA Y DE LA MUERTE 183 1. PUNTO DE PARTIDA: LA PROVOCACIÓN DE LA GRACIA 84 2. ENVIDIA Y MIEDO. LAS RAZONES DEL GRUPO 192 3. ORDEN Y JUSTICIA. EL JUICIO DE PILATO 205 4. MUERTE DE JESÚS, NUEVA ANTROPOLOGÍA 214 6. HA RESUCITADO JESÚS EXPERIENCIA PASCUAL Y ANTROPOLOGÍA CRISTIANA 24 1. SEPULCRO VACÍO. EL PODER DE LA ESPERANZA 25 2. APOCALIPSIS DE JUAN: EL REINO DE LOS ASESINADOS 69 NOTAS FINALES. BREVE ANTROPOLOGÍA BÍBLICA 78 BIBLIOGRAFÍA 305 4 PRESENTACIÓN Y CONTENIDO 1. Qué es el hombre. Un libro con historia La vida del hombre (varón y/o mujer) es una historia de gracia, que podemos condensar en tres aspectos o momentos principales: es creación, no una cosa que se fabrica o construye, como los muchos objetos y utensilios que hacemos, tomamos y tiramos; el hombre es vida que se crea a sí misma, una tarea o responsabilidad arriesgada y gozosa, que resulta inseparable de su voluntad de ser, no un simple deseo insatisfecho o una lucha de poder siempre violenta; el hombre es finalmente una esperanza, un animal todavía no fijado, un camino que, para los creyentes de la Biblia, viene sustentado por la promesa de Dios. Partiendo de esa base, he querido escribir una historia bíblica del hombre, que entiendo e interpreto como despliegue de gracia. Ciertamente hay en el fondo de su vida una tensión cósmica, que algunos interpretan como camino del tiempo; el hombre forma también parte de la historia de la vida, de la que se ocupa la paleontología y otras ciencias cada vez más sabias (y ciegas ante lo esencial), como la botánica o la zoología; hay, además, otras historias atrayentes que forman el objeto y tema de las diferentes sabiduría de la vida, en la que el hombre se incluye: historia de la cultura y las instituciones, de la religión y la política, de las tribus, lenguas y naciones. Hay memorias e informes del arte y de la guerra, del varón y la mujer, de los señores y los siervos, del trabajo y de la ciencia, por citar sólo cuantos... Pues bien, yo he querido ocuparme de la historia de la gracia y para elaborarla he tomado como la Biblia, que ha sido y sigue siendo el testimonio de cultura y religión más importante de Occidente, el memorial donde se recogen los tiempos y edades de la gracia. Así he diseñado este ensayo y tratado de antropología bíblica, subtitulado de manera más expresa «las edades de la gracia». Ciertamente, podrían escribirse más trabajos de este tipo a partir de otros contextos culturales (el Islam o el budismo, el hinduismo o el universalismo chino). Pero tendrían matices y, en el fondo, contenidos diferentes. Desde el Islam se podría escribir un volumen sobre «la historia eterna de la revelación de Dios»; desde el budismo un ensayo sobre «la historia de aquello que no tiene historia»; el hinduismo ofrece las mejores bases para elevar un inmenso poema a «la parábola infinita de las insondables avataras de la infinita divinidad» y el universalismo chino ha venido elaborando desde antiguo el libro de «las mutaciones o cambios del Tao», donde todo son cambios, precisamente porque no hay cambios ni historia ninguna. Sólo la Biblia judeo-cristiano nos permite hablar de la historia de los tiempos de la gracia. Por eso he querido dar a este trabajo de antropología bíblica, que trata del sentido del hombre en la Biblia, el subtítulo de tiempos de gracia. Ciertamente, el hombre es tiempo y los diversos momentos de su trama (generaciones y edades, eones o «kairoi») son expresiones de un don y un camino que sigue estando abierto. Desde ese fondo he de empezar diciendo que la vida del hombre es ante todo un «don divino» (entendiendo aquí «divino» en sentido general), un regalo que hemos recibido sin que hubiéramos hecho nada para merecerlo o conseguirlo: un día despertamos y estamos ya aquí, nos han llamado a la existencia y hemos respondido, tomando un camino, haciéndonos camino. ¿Quién nos ha llamado? ¿Los dioses de la tierra y de los antepasados? ¿Un Dios infinito? ¿Hacia donde quiere dirigirnos ese Dios, si es que quiere algo de nosotros? Lo cierto es que nos hemos puesto en camino y seguimos y en esa línea quiero añadir que nuestra vida es una historia de gracia que la misma Vida (divinidad) va creando, a medida que los 5 hombres van creándose a sí mismos allí donde acogen y exploran, trazan y trasmiten, algo que han recibido y que deben dar de nuevo, si quieren existir, sin hacerse nunca propietarios absolutos de sí mismos (dueños de la vida). Ciertamente, somos un regalo, pero al despertar y sorprendernos porque somos, queriendo apoderarnos de lo recibido, como si fuera algo que puede tomarse y guardarse, para así tenerlo con seguridad, descubrimos que sólo podemos tener lo que tenemos y existir como existimos si es que lo damos y nos damos (cf. Mt 25, 14-30), dejando que se exprese y circule por nosotros algo que nos sobrepasa (¡la Vida!). Sólo podemos disfrutar así la vida en la medida en que dejamos que la Vida se exprese en nosotros, como Realidad que nos desborda y sostiene, nos trasciende y nos individualiza. Aún debemos añadir otro elemento. No vivimos sólo porque nos han fundado y enviado a la existencia, sino porque, a pesar de los problemas y dificultades que ha implicado y sigue implicando nuestro paso por la Vida somos y queremos ser destinatarios y gestores de una promesa de futuro que se concretiza en forma de esperanza. Si no estuviéramos esperando algo (a Alguien), hace ya tiempo que nos hubiéramos suicidado. Cientos y miles de especies vegetales y animales han desaparecido, arrastradas, sin quererlo ni saberlo, por la corriente de la Vida. Los hombres también vamos muriendo (como individuos), pero tenemos la esperanza de vivir para siempre como humanidad que se busca a sí misma, porque nos están llamando desde el futuro. Hemos descubierto que podríamos morir matándonos a nosotros mismos, si quisiéramos, por voluntad de muerte (por violencia homicida y suicida), como sabe bien la Biblia, pues somos los únicos mortales capaces de adelantar de un modo consciente su muerte por suicidio. Pudiéramos matarnos, si un día nos cansamos de vivir; por eso, si seguimos y vivimos es porque queremos, porque a pesar de todas las protestas que y gritos que alzamos nos queremos, nos sentimos amados y amamos, como sabe y afirma igualmente la Biblia (a pesar de los lamentos de Jeremías o las imprecaciones de Job). En un plano, es verdad lo que dice la ciencia: «nada se crea, nada se destruye: todo se transforma». Pero, en el nivel humano hay que decir que «todo se crea y todo puede destruirse, de manera que si somos y vivimos los hombres es por gracia». Así lo han descubierto y expresado los autores de la Biblia que a lo largo de mil años, que para los cristianos culminaron con la vida y pascua de Jesús, el Cristo, escribieron «el Libro de los libros» cuyo tema principal son los tiempos de la gracia, las edades del descubrimiento de la Vida como don en que nosotros, hombres, nacemos, nos movemos y existimos, superando los tiempos de ignorancia, como dijo el mejor Pablo ateniense del Areópago (cf. Hech 17, 28.30). Desde ese fondo se entiende el tema de este libro que ha querido recoger los elementos más significativos de la antropología bíblica, es decir, de la forma en que la Escritura judeo-cristiana entiende la existencia. Comencé a pensarlo hace casi treinta años, bajo la influencia de dos tipos de comprensión bíblica del hombre, que habían sido comunes a mediados del siglo XX: una entendía la Biblia como historia universal de salvación, que vincula por Jesús a todos los seres humanos, en una gran línea de pecado y gracia; otra la entendía como testimonio de la historicidad existencial de cada hombre, liberado por la Palabra de Dios para vivir en libertad1. Más tarde, en el último tercio del siglo XX, fui descubriendo mejor el influjo que tenía y sigue teniendo la violencia en el despliegue de la vida, conforme a la Escritura judeo-cristiana, y quise escribir un trabajo titulado, mas o menos, La Biblia, libro de la guerra. Pero descubrí también que el tema era más hondo, que la guerra resulta inseparable del conjunto de una historia que se 1 Estoy aludiendo en el primer caso a R. CULLMANN, con sus obras programáticas, Cristo y el tiempo, Estela, Barcelona 1967; La historia de la salvación, Península, Barcelona 1967. En el segundo caso aludo, sobre todo, a R. BULTMANN, Historia y escatología, Studium, Madrid 1974; Teología del Nuevo Testamento, Sígueme, Salamanca 1981. Sobre ellos escribí una tesis doctoral titulada, Exégesis y filosofía. El pensamiento de R. Bultmann y de O. Cullmann, Casa de la Biblia, Madrid 1971, y otras obras teológicas como La Biblia y la teología de la historia, FAX, Madrid 1973. 6 debate entre la búsqueda de futuro y el eterno retorno de lo mismo y para expresar mejor esa idea, tras un largo tiempo de gestación, publiqué un trabajo titulado Antropología Bíblica. Del árbol del juicio al sepulcro de pascua (Sígueme, Salamanca 1994). Las aportaciones y preguntas de ese libro me ha venido acompañando desde entonces, de manera que han sido punto de partida de diversas publicaciones vinculadas con el hombre y la violencia2. Ahora, pasados más de diez años, he querido elaborar de nuevo Antropología bíblica, recogiendo su estructura de conjunto y algunos de sus elementos más significativos, dentro de una visión más unitaria y matizada de la realidad humana, escribiendo este ensayo/tratado que se ocupa de la historia del hombre desde la perspectiva de la gracia, es decir, desde los ritmos principales de la creatividad humana. Esta no es «toda la historia», pero es una historia muy significativa, quizá la más importante para la cultura de occidente y para el futuro de la humanidad: si olvidamos los tiempos de la gracia, corremos el riesgo de olvidar nuestro origen y corromper el sentido de nuestra vida sobre el mundo. En ese sentido queremos hablar de la gracia de ser hombre, entendiendo el despliegue y trama de la humanidad como presencia generosa de Vida (de un Dios a quien por ahora entendemos simplemente como Vida: cf. Jn 1, 4), en clave de creación, responsabilidad y esperanza. De la palabra de Dios (=Vida) brota el hombre, mujer y varón; nace por gracia y por gracia se hace humano desde su misma pequeñez (es decir, desde su pobreza), siendo siempre más que objeto que se puede fabricar u organizar por ley e introducir en un sistema. Por eso he destacado el elemento de creatividad de la existencia humana, que resulta inseparable de su libertad y su esperanza. Ciertamente, el hombre habita en el nivel de la responsabilidad (ante el «árbol del bien y del mal», como dirá Gen 2-3), pero el sentido más hondo de su vida se sitúa más allá de los frutos de ese árbol. Por eso digo que nadie ha podido ni podrá fabricar seres humanos a partir de leyes sociales o de intervenciones científicas en el nivel de la biología o la selección genética. Si no fuera más que objeto de un sistema (sometido a puras leyes) y animal de biología, el hombre no sería humano3. Consciente de eso he querido hablar de la gracia de ser hombre y he vinculado su despliegue y sentido al Dios que es Palabra gratuita, dadora de vida. En un sentido cristiano, diré que todo hombre es encarnación de Dios4. Cuando digo que el hombre es «Palabra» o «Gracia de Dios», no empiezo entendiendo a Dios en sentido ontológico, en la línea de la tradición filosófica o dogmática posterior de occidente. Por eso, en lugar de Dios podría comenzar diciendo «la realidad originaria», «la fuente de la vida» o «el sentido fundante de la historia humana». En ese contexto, la problemática sobre el ateismo resulta derivada. No se trata de empezar decidiendo si hay Dios o no hay Dios en el sentido 2 Siguiendo intuiciones de Nietzsche, M. ELIADE ha situado la vida del hombre entre el eterno retorno de lo mismo y la historia que se abre hacia un futuro, en Lo sagrado y lo profano, Guadarrama, Madrid 1967; Tratado de historia de las religiones, Cristiandad, Madrid 1981; El mito del eterno retorno, Alianza, Madrid 1968. Cf. también K. LÖWITH, Origen y sentido de la historia, Espasa, Madrid 1956. Mi trabajo más significativo sobre el tema sigue siendo El Señor de los Ejércitos. Historia y teología de la guerra, PPC, Madrid 1996. He ofrecido últimamente una visión de conjunto de la antropología de la violencia en Religión y violencia en la historia de occidente, Tirant lo Blanch, Valencia 2005. 3 Desde ese fondo puedo asumir, en sentido religioso, las aportaciones antropológica de J. HABERMAS (cf. La condición humana, Paidós, Barcelona 1994; El futuro de la naturaleza humana, Paidós, Barcelona 2002), cuando critica la visión de P. SLOTERDIJK (cf. En el mismo barco, Siruela, Madrid 1994; El parque humano, Siruela, Madrid 1999; Normas para el parque humano, Siruela, Madrid, 2000), a quien acusa de que corre el riesgo de entender al hombre como «artefacto», algo que puede construirse y/o manipularse genéticamente. Utilizando un lenguaje de fondo cristiano, Habermas dirá que todos hombres son «engendrado», no hechos o fabricados. He desarrollado el tema en El desafío ecológico, PPC, Madrid 2004. 4 Así lo ha puesto de relieve M. HENRY, Encarnación, Sígueme, Salamcanca 2001. Desde ese fondo, este libro es también una continuación de Dios es Palabra. Teodicea cristiana (Sal Terrae, Santander 2003) y podría haberse titulado o subtitulado, El hombre es Gracia. Pero la Palabra del Dios Bíblico es comunicación originaria, mientras que la Gracia del hombre es receptividad histórica. Por eso he preferido un subtítulo más neutral: Tiempos de Gracia. 7 ontológico moderno, sino de situarnos ante el origen, impulso y sentido de la vida humana. Por comodidad temática, y fidelidad al lenguaje de la Biblia, hablaré sin cesar de Dios; pero en gran parte de los casos podría haber dejado a un lado esa palabra y haber puesto en su lugar «la fuente o sentido de la realidad», el origen y meta de aquella palabra con la que el hombre dialoga cuando despierta y, al despertarse, se encuentra existiendo con otros, razonando y buscando (buscándose a sí mismo) sobre el mundo. De esa forma, sólo a lo largo del proceso de «revelación» o despliegue de la Vida se irá precisando el sentido bíblico de Dios y de los hombres. Desde ese fondo he querido elaborar una antropología bíblica de tipo cristiano, con el deseo y pretensión de que pueda servir como manual para estudiantes, pero también como motivo de reflexión para otros que sigan peguntando ¿qué es el hombre? (cf. Sal 8, 4) y que lo hagan partiendo de los textos de la Biblia. Existen también otras fuentes para entender a interpretar al hombre: la filosofía antigua y moderna, las nuevas ciencias, las grandes religiones. Pero entre ellas, una de las más significativas dentro de occidente ha sido y sigue ésta: quien no sepa lo que supone y afirma la Biblia sobre el hombre no puede entender la cultura de occidente5. 2. Los aspectos de la antropología. El contexto de la gracia La temática del hombre se encuentra actualmente influida por las ciencias (sociología, sicología) y de un modo especial por los medios de comunicación, con la política y la economía. Hay muchos que afirman, desde diversas perspectivas, que el hombre ha emergido simplemente de la evolución interna del cosmos y añaden que se ha desarrollado de una forma racional, de manera que debemos definirle sólo como pensamiento: es un ser que piensa en las cosas exteriores, pensándose a sí mismo (es conciencia). Otros responden que ha nacido de su propio trabajo y de esa forma ha logrado construir un mundo en el que habita de manera humana (y no simplemente biológica), construyéndose a sí mismo a través de un fuerte y complejo proceso laboral que actualmente se encuentra dirigido por la ciencia que produce bienes de consumo, que pueden comprarse y vender; por eso le presentan como «fabricante y consumidor» y terminan diciendo que se encuentra definido por su economía. Otros contestan que ni el pensamiento ni el trabajo han logrado separar al hombre de su raíz cósmico-biológica, de manera que ha sido y sigue siendo pura vida, expresión privilegiada de una naturaleza que le funda (nacimiento), le marca un camino (proceso vital) y le acoge (por la muerte). 5 A lo largo de la gestación y redacción de este libro, además de los autores ya citados, Bultmann y Cullmann, me han venido influyendo de un modo especial algunos otros que quiero citar desde ahora, para que el lector pueda orientarse mejor en mi discurso. (1) X. ZUBIRI, Sobre el hombre, Alianza 1986, sigue ofreciendo un valioso análisis fenomenológico de la vida humana, entendida como enraizamiento, misión y religación, como había formulado ya en «El ser sobrenatural: Dios y la deificación en la teología paulina, escrito en 1937-1939 y publicado en Naturaleza, historia, Dios, Nacional, Madrid 1944. En esa línea se situaba mi primer trabajo de antropología bíblica: «La persona y el amor»: Estudios 26 (1970) 3-36. (2) En el fondo de mi reflexión ha estado la primera página D. BONHÖFER, Ética, Estela, Barcelona 1968, pag 9, con su definición del hombre como ser que desborda el plano de la ley moral: «Parece que la meta de toda reflexión ética es el saber del bien y del mal. La ética cristiana tiene su primera misión consistente en eliminar este saber... En la posibilidad de saber acerca del bien y del mal la ética cristiana reconoce la decadencia respecto del origen. El hombre en su origen sólo sabe una cosa: Dios... El saber sobre el bien y el mal indica la previa división y separación respecto del origen». (2) Me ha influido también la obra programática de R. GIRARD, La violencia y lo sagrado, Anagrama, Barcelona 1982, que plantea el tema de la violencia como elemento constitutivo del ser humano, una violencia que sólo por gracia puede superarse, a fin de que el hombre pueda hacerse verdaderamente humano. (4) Finalmente, he venido escribiendo mis últimas obras en diálogo crítico con los planteamientos de J. HABERMAS, tal como han sido condensados sobre todo en Crítica de la acción comunicativa I-II, Taurus, Madrid 1988, que me ha servido para distinguir y unir el plano del sistema y del mundo de la vida y para situar mejor las aportaciones bíblicas en el contexto racional de la modernidad 8 Pienso que esas y otras perspectivas contienen aspectos valiosos (y peligrosos), pero acaban siendo insuficientes, pues no logran reflejar el origen y sentido más profundo de la vida humana, que es gracia y responsabilidad (comunicación personal), abierta a la esperanza, como iremos indicando a lo largo de este libro, desde una perspectiva bíblica y cristiana. Por gracia o llamada de Dios, es decir, de la Vida, hemos brotado, dentro de la evolución del cosmos, siendo así capaces de pensar y actuar, modelando nuestra existencia de una forma responsable, es decir, como respuesta al don divino, pues no somos ni existimos por nosotros mismos. Nacimos (=nacemos) de un Dios que nos ha invitado a la existencia, generosamente, sin pedirnos ni exigirnos nada, haciéndonos por ello responsables, es decir, capaces de acoger o rechazar su invitación, de existir o destruirnos, en un camino de esperanza. Brotamos de Dios, naciendo, al mismo tiempo, de otros hombres y mujeres con quienes compartimos lo que somos, a lo largo de un proceso de comunicación o historia en el que vamos recibiendo y regalando lo que somos, haciéndonos humanos, pero corriendo siempre el riesgo de negarnos a nosotros mismo, rechazando lo que somos, si negamos, de un modo violento, la vida de los otros (y la Vida que se expresa en ellos). Ciertamente, corremos el riesgo de matarnos: somos los primeros seres que tenemos un dominio tal de nuestra vida que podemos destruirla, destruyendo incluso la vida del planeta tierra. Pero, al mismo tiempo, vivimos impulsados por un hondo potencial de esperanza, de tal forma que somos porque queremos ser y confiamos en la Vida. De esa confianza primera y de esa esperanza final que nos define como seres humanos quiere tratar este libro que ha venido a situarse, por tanto, dentro del espacio antiguo y conocido de las religiones y las sabidurías de los pueblos antiguos y modernos. Ciertamente, existen muchos y buenos trabajos sobre el tema, tanto en perspectiva general como particular, en clave de ciencia, filosofía6 y fenomenología de la religión7. Más aún, en esa línea, como expresión de una búsqueda interdisciplinar muy extendida, se han multiplicado en los últimos años los departamentos y las facultades universitarias de antropología, con temarios en los que se incluyen estudios como estos: el origen del hombres y las tribus primitivas, la prehistoria y el nacimiento de las culturas superiores, el sentido y riesgo actual de la existencia, tanto en perspectiva histórica como filosófica. En este contexto se ha puesto de moda la antropología cultural, que algunos, especialmente desde una perspectiva norteamericana han tomado como panacea o solución de todos los problemas y cuestiones de la Biblia. Sin duda, la antropología cultural nos ha ayudado a situar mejor los temas de entorno de la Biblia, capacitándonos para descubrir mejor el foso o corte que existe entre los habitantes antiguos del Mediterráneo oriental, como los viejos judíos, y los hombres y mujeres de la cultura posmoderna, de la que formamos parte. Son muchas las cosas que hemos aprendido y seguiremos aprendiendo en esta línea. Ahora podemos entender mejor las relaciones familiares y el 6 Cf. bibliografía, al final de este libro. De un modo especial: E. CASSIRER, Antropología Filosófica, FCE, Méjico 1987; J. CHOZA; Manual de Antropología Filosófica, Rialp, Madrid 1988; J. CONILL, El enigma del animal fantástico, Tecnos, Madrid 1991; J. D. GARCÍA BACCA; Antropología Filosófica contemporánea, Anthropos, Barcelona 1997; A. GEHLEN, El hombre, Sígueme, Salamanca, 1987; J. GEVAERT, El problema del hombre. Introducción a la antropología filosófica, Sígueme, Salamanca 2005; M. HENRY, Encarnación. Una filosofía de la carne, Sígueme, Salamanca 2001; Yo soy la verdad. Para una filosofía del cristianismo, Sígueme, Salamanca 2001; Palabras de Cristo, Sígueme, Salamanca 2004; J. LORITE MENA, La filosofía del hombre, Pamplona, EVD, 1990; R. LUCAS, El hombre espíritu encarnado. Compendio de filosofía del hombre, Sígueme, Salamanca 2003; P. TEILHARD DE CHARDIN, La aparición del hombre, Taurus, Madrid 1967; El fenómeno humano, Orbis, Barcelona 1985; A. VÁZQUEZ, Freud y Jung. Dos modelos antropológicos, Sígueme, Salamanca 1981. 7 C. también bibliografía final. Para una introducción al tema: R. GIRARD, La violencia y lo sagrado, Anagrama, Barcelona 1982; J. MARTÍN VELASCO, El encuentro con Dios. Una interpretación personalista de la religión, Cristiandad, Madrid 1976; G. PARRINDER, Avatar y Encarnación. Un estudio comparativo de las creencias hindúes y cristianas, Paidós, Barcelona 1993; P. RICOEUR, Finitud y culpabilidad, Taurus, Madrid 1969; S. RADHAKRISNHAN (ed.) El concepto del hombre, FCE, México 1977; J. RIES (ed.), Tratado de antropología de lo sagrado I-III, Trotta, Madrid 1995; X. ZUBIRI, El hombre y Dios, Alianza, Madrid 1984; Sobre el hombre, Alianza 1986. 9 sentido del honor entre los pueblos y gentes de la Biblia; conocemos con más precisión las relaciones de parentesco y los valores vinculados a la casa y al dinero, al trabajo y al descanso, dentro de los grupos sociales que han venido a expresarse en la Biblia. Sin duda alguna, en un sentido extenso, nuestro libro forma parte del amplio abanico de estudios dedicados a la antropología cultural del Mediterráneo8. De todas maneras, sin negar ese fondo, este libro ha querido situarse en el plano de filología y exégesis bíblica, en un nivel de reflexión fundamental, dentro de un espacio en el que se mueve también la antropología sistemática, la filosofía de la religión y la teología estrictamente dicha. No es un estudio «de campo» sobre el sentido y problemas de la vida humana entre las gentes de Israel o los primeros seguidores de Jesús (que vivieron hace mucho tiempo); no es tampoco un análisis de las costumbres populares o las instituciones sociales que se expresan en la Biblia, sino una investigación temática sobre la forma en que los hombres de aquel tiempo entendieron y trazaron el camino de su vida9. Este es, por tanto, un libro de antropología existencia y social: ¿Qué piensa el hombre de la Biblia de su origen y de su condición humana? ¿Cómo se sitúa ante la ley y la gracia, la libertad y la muerte, la violencia social y el amor gratuito? ¿Cómo interpreta las tareas y temas radicales de la vida: lo que ha de hacer, lo que puede esperar? Para ser fiel al contenido de la Biblia, este libro ofrece una antropología teológica, es decir, una visión del hombre desde Dios (del hombre como revelación/presencia de Dios). En ese sentido veremos que la mayor fidelidad a Dios se entiende como mayor fidelidad al hombre, pues el hombre es despliegue de la Vida que es Dios, tal como iremos descubriendo y matizando a lo largo del despliegue mismo de este libro10. En esa línea he de afirmar que mi trabajo se sitúa dentro del espacio de la teología cristiana, siempre que entendamos la palabra teología en un sentido extenso: quiero hablar del hombre 8 Como ejemplo de la difusión del tema podemos, cf. M. HARRIS, Antropología cultural, Alianza, Madrid 2004. Cf. también AAVV, El concepto de cultura: textos fundamentales. Anagrama, Barcelona 1975; A. ESPINA, Manual de Antropología cultural, Amarú, Salamanca 2003; J. PITT-RIVERS, Un pueblo de la sierra: Grazalema, Alianza, Madrid 1989. Para un estudio del Nuevo Testamento desde la antropología cultural, cfr. S. GUIJARRO, «La Biblia y la Antropología cultural»: Medellín (Bogotá, Colombia) 88 (1996) 85-105, J. B. MALINA, El mundo del Nuevo Testamento, Verbo Divino. Estella, 1995; El mundo social de Jesús y los evangelios. Perspectivas desde la antropología cultural, Sal Terrae, Santander, 2002; J. B. MALINA y R. L. ROHRBAUGH, Los evangelios sinópticos y la cultura mediterránea del siglo I. Comentario desde las ciencias sociales, Ágora 2,Verbo Divino, Estella 1996. Diversos investigadores bíblicos vienen trabajando en este línea: cf. E. ESTÉVEZ, El poder de una mujer creyente. Cuerpo, identidad y discipulado en Mc 5,24b-34. Un estudio desde las ciencias sociales, Verbo Divino, Estella, 2003; C. J. GIL ARBIOL,, Los Valores Negados. Ensayo de exégesis socio-científica sobre la autoestigmatización en el movimiento de Jesús, Verbo Divino, Estella 2003. 9 Sobre la «antropología de las costumbres bíblicas», cf. J. G. FRAZER, El folklore en el Antiguo Testamento, FCE, México 1981. Sobre las instituciones bíblica, cf. N. K. GOTTWALD, The Tribes of Yahweh, SCM, London 1980; R. de VAUX, Instituciones del Antiguo Testamento, Herder, Barcelona 1985. Yo mismo he tratado del tema en Sistema, libertad, iglesia. Las instituciones del Nuevo Testamento, Trota, Madrid 2001. Pero en este libro no he querido estudiar las instituciones, sino los motivos básicos de la vida del hombre bíblico. 10 Las mejores antropologías bíblicas están incluídas en las «teologías» de la Biblia. Así, entre las traducidas a lengua castellana: (1) Para el Antiguo Testamento: P. VAN IMSCHOOT, Teología del Antiguo Testamento, AB 12, Fax, Madrid 1969; W. EICHRODT, Teología del Antiguo Testamento I-II, Cristiandad, Madrid 1975; G. VON RAD, Teología del Antiguo Testamento I-II, BEB 11 y 12, Sígueme, Salamanca 1986; D. PREUSS, Teología del Antiguo Testamento I-II, Desclée de Brouwer, Bilbao 1999; R. ALBERTZ, Historia de la religión de Israel en tiempos del Antiguo Testamento I- II, Trotta, Madrid 1999. (2) Para el Nuevo Testamento: M MEINERTZ, Teología del Nuevo Testamento, Fax, Madrid 1966; K. H. SCHELKLE, Teología del Nuevo Testamento, I-IV, Herder, Barcelona 1975; R. BULTMANN, Teología del Nuevo Testamento, BEB 32, Salamanca 1981. Cf. además P. GRELOT, Hombre ¿quién eres?, CB 5, Verbo Divino, Estella 1982; E. HILL, Being Human. A Biblical Perspective, Chapman, London 1984; W. MORK, Sentido bíblico del hombre, Marova, Madrid 1970; F. PASTOR, Antropología bíblica, Verbo Divino, Estella 1995; F. RAURELL, Lineamenti di antropologia biblica, Piemme, Casale M. 1986; C. TRESMONTANT, Ensayo sobre el pensamiento hebreo, Taurus, Madrid 1962; H. W. WOLFF, Antropología del Antiguo Testamento, Sígueme, Salamanca 1975. 10 bíblico, pero desde la perspectiva de Dios, es decir, del sentido trascendente de la vida. Por eso, a lo largo de mi investigación, tendré presentes otros libros y estudios, aunque no se centren en la Biblia. Pero no los tomo como punto de partida, ni como referencia básica, pues lo que me importa es el hombre de la Biblia, como paradigma y modelo de humanidad en occidente11. 3. El hombre bíblico. Las grandes preguntas Desde el fondo anterior se pueden precisar ya el enfoque y temas de este libro. El enfoque será histórico-narrativo: iré contando algunos momentos del despliegue de gracia y riesgo de la vida humana, partiendo de la Biblia. Tres de esos momentos pertenecen a la Biblia israelita y a su entorno, tres al Nuevo Testamento cristiano. La temática es teológica. Aunque se ajusta básicamente al despliegue de Biblia hebrea y cristiana (con una ampliación hacia los apócrifos de 1 Henoc), este libro no ha querido ofrecer un análisis formal o diacrónico (de crítica histórico- literaria) de los textos, sino una exégesis teológica, es decir, antropológica. De un modo especial he querido reflexionar sobre la gracia, la pobreza (pequeñez) y la responsabilidad (tarea) de ser hombre, desde una perspectiva de conjunto de la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. De esa forma he vinculado el aspecto más temático y el despliegue más histórico, entendiendo al hombre (=hombre/mujer) como un ser que vive y se hace al interior de mismo despliegue de Dios. En ese contexto he planteado las cuestiones que más han preocupado al hombre bíblico y a su heredero, el hombre occidental moderno: ¿qué podemos creer, qué debemos hacer, en que podemos esperar? Ciertamente, he tenido en cuenta los análisis especializados que se han venido haciendo, de un modo admirable, a lo largo del siglo XX, sobre esos y otros temas (espíritu, alma y cuerpo, corazón y entendimiento, varón, mujer, muerte e inmortalidad, cielo e infierno...), pero no he seguido su línea ni he querido situarme en un plano de análisis terminológico, pues en ese campo, la investigación básica está por ahora realizada, de tal forma que (al menos por un tiempo) sólo pueden ofrecerse ligeros retoques de detalle. Por eso he preferido centrarme más bien en los grandes bloques temáticos de la Biblia, desde la perspectiva del despliegue humano, tal como culmina en el cristianismo, en diálogo con la filosofía de occidente y con el hombre de la modernidad12. 11 Cf. M. FLICK y Z. ALSZEGHY Antropología teológica, Sígueme, Salamanca 1970; G. COLZANI, Antropología teológica: el hombre, paradoja y misterio, Secretariado Trinitario, Salamanca 2001; M. GELABERT, Jesucristo, revelación del misterio del hombre. Ensayo de antropología teológica, San Esteban, Salamanca. 2000; J. I. GONZÁLEZ FAUS, Proyecto de hermano. Visión creyente del hombre, Sal Terrae, Santander 1987; L. F. LADARIA, Antropología teológica, Comillas, Madrid 1987; Introducción a la antropología teológica, Verbo Divino, Estella 1993; J. DE S. LUCAS, El hombre ¿quién es? Antropología cristiana, Atenas, Madrid 1988; W. PANNENBERG, Antropología en pers- pectiva teológica, Salamanca 1993; J. L. RUIZ DE LA PEÑA, Antropología teológica especial, Sal Terrae, Santander 1991; Antropología teológica fundamental, Sal Terrae, Santander 1988; H. THIELICKE, Esencia del hombre. Ensayo de antropología cristiana, Herder, Barcelona 1985. 12 Para el estudio concreto de los términos antropológicos como x;Wrå, vp,n<, ble, ~d'²a, tv,ae, b'Þqen>, rk"ïz, tAm, ~yYIx;, [r'êw" bAj (Biblia hebrea) y , , qa,natoj zwh., aivw,nio,j basilei,a tw/n ouvranw/n , , , , , (Biblia cristiana) y otros semejantes han de verse los pneu/ma yuch. kardi,a| a;nqrwpoj a;ner gunh. diccionarios especializados como: G. J. BOTTERWECK y H. RINGGREN (eds.), Theological Dictionary of the Old Testament I-XIII, Eerdmans, Grand Rapids 1977 ss (versión castellana del primer volumen: Diccionario teológico del Antiguo Testamento, Cristiandad, Madrid 1978); G. KITTEL y G. FRIEDRICH (eds.), Theological Dictionary of the New Testament I-II, Eerdmans, Gran Rapids 1964-76; E. JENNI y C. WESTERMANN (eds.), Diccionario teológico manual del Antiguo Testamento, Cristiandad, Madrid 1985; L. COENEN, E BEYEREUTHER y BIETENHARD (eds.), Diccionario teológico del Nuevo Testamento, I-IV. Sígueme, Salamanca 1984; H. BALZ y G. SCHNEIDER (eds.), Diccionario exegético del NT, I-II, Sígueme, Salamanca 1998, con otros libros como el de H. W. WOLFF, Antropología del Antiguo Testamento, Sígueme, Salamanca 1975, que citamos en bibliografía final.