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Antonio Marichalar PDF

533 Pages·2010·2.12 MB·Spanish
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cubierta Antonio Marichalar 9/10/03 14:14 Página 1 COLECCIÓN OBRA FUNDAMENTAL C O L E C C I Ó N O B R A F U N D A M E N T A L C O L E C C I Ó N O B R A F U N D A M E N T A L COLECCIÓN OBRA FUNDAMENTAL TÍTULOS PUBLICADOS EN LA COLECCIÓN La desmemoria histórica ha ido arrinconando la figura de Antonio Marichalar y ha Antonio Marichalar La Fundación Santander Central Hispano, fiel a su empañado su extraordinaria importancia en las letras españolas de los años veinte y trein- objetivo de promover y fomentar las actividades culturales Poesía ta, reduciéndolo a autor de la excepcional biografía Riesgo y ventura del duque de Osuna y científicas mediante el apoyo al desarrollo artístico, hu- Gastón Baquero (1931). Surgido del círculo juanramoniano de Índice, desde 1923se convirtió en uno de los manístico y a la investigación científica, tiene interés en es- Ensayo más estrechos colaboradores de Ortega y Gasset dentro de Revista de Occidente, donde se ENSAYOS LITERARIOS tar presente en el ámbito literario difundiendo, a través de Gastón Baquero acreditó como el mejor crítico literario de la joven literatura y uno de sus más elegantes pro- la Colección Obra Fundamental, a escritores contempo- Poesía sistas. Su relación, a menudo de amistad, con Valéry, Rilke, Gide, Joyce, Valery Larbaud, ráneos de lengua española, dando a conocer sus obras dis- S José García Nieto Montherlant, T.S. Eliot, Hart Crane, George Santayana y tantos otros, le permitió servir de O persas, no suficientemente divulgadas, agotadas o difíciles puente entre la cultura española y la europea, ejerciendo una función noticiera y divulga- I de encontrar en la actualidad. Relatos infantiles y juveniles R José María Sánchez-Silva dora en ambas. Su aristocratismo y espíritu clasicista no fueron obstáculo para que inter- A La Colección Obra Fundamental tiene por finali- pretara con lucidez los principios y objetivos de la nueva estética hija del vendaval van- R dad recuperar para el público en general, y sobre todo pa- Cuentos adultos E guardista. La guerra civil astilló su trayectoria. Se refugió, hasta su muerte, en los estudios ra los aficionados más jóvenes, las creaciones de estos es- José María Sánchez-Silva T históricos, ganando a marchas forzadas un discreto anonimato tan ansiado como injusto. critores, agrupadas por géneros literarios, y sin pretender I L Artículos periodísticos En 1933 publicó su único libro de ensayos literarios, Mentira desnuda (Hitos), que contener las obras completas de cada uno de ellos sino el José María Sánchez-Silva recupera la Fundación Santander Central Hispano en su Colección Obra Fundamental, S núcleo esencial de su producción literaria, aquello que les O junto a los opúsculos Palma(1923) y Girola(1926). A estas obras se añade una amplia selec- caracteriza y distingue frente a los restantes autores de su Raíces de España (2volúmenes) Y Eugenio Noel ción de ensayos que abarca el período 1923-1947 y que contribuirá a completar el cuadro A tiempo. S espléndido de la creación literaria del primer tercio del siglo XX. N Obra literaria (2volúmenes) José Gutiérrez-Solana E Domingo Ródenas de Moya, profesor de Humanidades en la Universitat Pompeu r Novela (2volúmenes) Fabra, es autor del ensayo Los espejos del novelista(1998) y de las antologías de la prosa de a Silverio Lanza vanguardia Proceder a sabiendas(1997) y Prosa del 27(2000). Ha editado obras de Benjamín l a Novela Jarnés, Azorín, Ramón Gómez de la Serna, Carmen Laforet y Miguel Delibes. h Nicasio Pajares c i Poesía completa r a Antonio Espina M Prosa escogida Antonio Espina o i Poetas del novecientos (2volúmenes) n Edición de José Luis García Martín o t Poesía (2volúmenes) n Ramón de Basterra A Cuentos completos Mercè Rodoreda Antología Samuel Ros Ensayos literarios Antonio Marichalar PRINCIPIOS 9/10/03 14:24 Página III ENSAYOS LITERARIOS PRINCIPIOS 9/10/03 14:24 Página IV ANTONIOMARICHALAR. (Archivo Espasa Calpe.) PRINCIPIOS 9/10/03 14:24 Página V ANTONIO MARICHALAR ENSAYOS LITERARIOS Introducción y selecciónde Domingo Ródenas de Moya COLECCIÓN OBRA FUNDAMENTAL PRINCIPIOS 9/10/03 14:24 Página VI © Fundación Santander Central Hispano, 2002 © De la introducción: Domingo Ródenas de Moya © Sucesores de Antonio Marichalar Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto en el artículo 534-bis del Código Penal vigente, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes reprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica fijada en cualquier tipo de soporte sin la preceptiva autorización. ISBN: 84-89913-41-2 Depósito legal: M. 1.962-2003 Maqueta: Gonzalo Armero Impresión: Gráficas Jomagar, S. L. Móstoles (Madrid) PRINCIPIOS 9/10/03 14:24 Página VII Í N D I C E Antonio Marichalar, el embajador europeo de la generación del 27, por Domingo Ródenas de Moya [ IX] Nota sobre los textos [ LI] Bibliografía [ LIII] PALMA (LECTURA CRÍTICA) [ 1] GIROLA (DIVAGACIONES EN TORNO AL MISTERIO DE LA ESTÉTICA ACTUAL) [ 21] MENTIRA DESNUDA (HITOS) Poesía eres tú [ 37] James Joyce en su laberinto [ 67] Liam O’Flaherty [ 87] Igitur [ 95] La blusa de Baudelaire [ 103] Rilke, el ido [ 107] Introducción al método de M. Teste [ 113] Una fricción espiritual [ 123] Las «vidas» y Lytton Strachey [ 127] La vuelta de Edipo [ 137] La locura de la cruz [ 141] Unicornio al acoso [ 145] Alerta [ 149] La estética de retroceso y la poesía de Hart Crane [ 157] Pruebas de resistencia [ 161] Un hombre de letras [ 165] PRINCIPIOS 9/10/03 14:24 Página VIII Malhumorismo [ 167] Fernando Villalón-Daoiz, poeta y caballero [ 171] Jules Romains [ 173] Acorde en piedra [ 177] OTROS ENSAYOS J. Cocteau, Le Grand Écart (1923) [ 183] Eugenio d’Ors: El nuevo glosario: Los diálogos de la pasión meditabunda (1923) [ 187] La joven literatura (1924) [ 193] Ramón Gómez de la Serna: El alba y otras cosas (1924) [ 197] El español inglés George Santayana (1924) [ 203] El poeta asesinado (1924) [ 215] Estela de Joseph Conrad (1924) [ 219] Síntomas (1924) [ 221] Mutaciones (1925) [ 225] Momento crítico (1926) [ 231] Tiempo de verso (1926) [ 237] Escuela de Plutarcos (1927) [ 241] El Dr. Marañón y el «donjuanismo» (1927) [ 243] Nueva dimensión (1929) [ 251] Nota negra (1929) [ 255] Último grito (1931) [ 259] William Faulkner (1933) [ 265] Escolio romántico (1933) [ 271] Presencia del antípoda (1933) [ 277] Musaraña (El ámbito de la novela) (1934) [ 291] De la novela contemporánea (1935) [ 301] Cuestión personal (1935) [ 321] Espronceda, ademán lírico (1936) [ 335] La novela inglesa (1947) [ 355] PRINCIPIOS 9/10/03 14:24 Página IX Domingo Ródenas de Moya ANTONIO MARICHALAR, EL EMBAJADOR EUROPEO DE LA GENERACIÓN DEL 27 Pocos temperamentos dela joven literatura de los años veinte son más incompatibles con el signo iconoclasta y subversivo de la época que el de Antonio Marichalar, marqués de Montesa. Y, sin embargo, pocos alcanzaron la vasta información y el exacto aquila- tamiento de aquella aventura estética. Espíritu clasicista, mesurado y sereno, siempre equidistante y ponderado, pulcro en sus modales y en su vestido, en su pensamiento y en su estilo, cosmopolita y denodado escudriñador de la historia nacional. Su discreción alcanzó a la difusión misma de su sabiduría, que no se prodigó en una obra extensa sino, por el contrario, en una avara y casi secreta producción que basta para acreditarlo como uno de los más conspicuos prosistas, en calidad de ensayista y crítico literario, de los años veinte y treinta. Qué bien le cuadraría lo que él mismo escribió en 1936con motivo de la muerte del gran crítico francés Albert Thibaudet: «Se olvidó de sí mismo […]. Deja una obra útil y dispersa. La gratitud de algunos se lo tendrá en cuenta. Gozó de una vida sosegada y ha tenido una muerte saludable: modelo de discreta entereza. Fue un hombre, y además escribió y resultó ser católico»1. A la suya, su amigo de los turbios años cuarenta, Dionisio Ridruejo, escribiría: «Era demacrado de rostro, flaco de cuerpo como una caña esbelta y quebradiza. A la fragilidad corporal se unía un cierto toque de atonía, cansancio o desgana en la voz. Un gesto desilusionado a pesar de que la llama de la curiosidad intelectual le ardía siempre y la fina agudeza no se tardaba nunca. Del “hombre de secreto” que, con decir unamuniano, era Antonio, le salía, al ademán y a la palabra, un estilo que sólo sabría definir bien con la palabra delicadeza»2. 1«Albert Thibaudet», Revista de Occidente, 52(mayo de 1936), págs. 222-223. 2«Despedida a Antonio Marichalar» [1973], en Sombras y bultos, Barcelona, Destino, 1977, pág. 128. PRINCIPIOS 9/10/03 14:24 Página X [X] ANTONIO MARICHALAR, EL EMBAJADOR EUROPEO DE LA GENERACIÓN DEL 27 Pero tal vez no sea su obra «útil y dispersa», que en parte se recupera aquí, su más importante aportación a la cultura española, sino su función divulgadora y de enlace con las literaturas occidentales, con la que coadyuvó decisivamente a la imbricación de las letras de los años veinte y treinta en el tejido de la modernidad artística. «La generación de la Dictadura —afirmó José Luis L. Aranguren, refiriéndose a la gene- ración del Arte Nuevo— se entendería mal sin él, uno de sus seniors»3. Y fue él quien por vez primera presentó al público francés en 1924 y al público inglés en 1926 la joven literatura española que iba a reunirse en la convocatoria gongorina de 1927. Fue un hombre de serenas contradicciones: propagandista de los ismos y clasi- cista, aristócrata de cuna y republicano, liberal y conservador en la posguerra. Se mantuvo soltero toda su vida pero solía rodearse de damas hermosas y elegantes en las fiestas sociales y tertulias de los años veinte. Aranguren lo llamó «contenido reac- cionario —culto y civilizado siempre, claro—», tal vez con una cierta injusticia. Del arraigado clasicismo de Marichalar dio cuenta él mismo, poniéndolo en dura liza con los anhelos demoledores y las estéticas hirsutas de su entrada en la vida literaria: «Era yo muy pequeño, y mi padre me llevaba con él a los museos; íbamos casi todos los días, dos veces a la semana cuando menos. Mi incipiente fervor tenía que contentarse entonces con aquello que, por el momento, desfilaba a su nivel. Esto hace que mi memoria pueril se halle cargada de botas con espuelas, chapines de raso, y, sobre todo, de esos protuberantes dedos gordos que desbordan la sandalia y sobresa- len del plinto en las estatuas clásicas. De pies arriba se elevaba, para mí, un mundo inmóvil de héroes y semidioses, a los cuales era evidente que yo no les llegaba ni a la suela de los zapatos; no es de extrañar que me impusieran tanta emoción desde su ingente blancura. Mi adolescencia había de coincidir, después, con la irrupción del criterio más sub- versivo, acaso, de cuantos ha ostentado el arte a lo largo de los siglos. Mugían vien- tos delirantes de iconoclastia; ardían fieras soflamas encañonadas contra los museos y las academias. Europa era, en el orden intelectual, una violenta marejada; se hacía 3«Antonio Marichalar y la generación de 1926», Informaciones de las Artes y las Letras, 333(28de noviembre, 1964), pág. 1. PRINCIPIOS 9/10/03 14:24 Página XI DOMINGO RÓDENAS DE MOYA [XI] zozobrar todo principio estético, el estupor trataba de abolir lo que hubiera. El poeta se quiso creador, y también el artista. El hombre, en fin, se negaba a reconocer lo pre- térito, bien fuese dato natural a la interpretación o antecedente prestigioso en su cali- dad de obra hecha; por otra parte, intentó el balbuceo: ambas características de los estados agónicos, pues que el moribundo, como el recién nacido, ni habla ni reco- noce. Si conservé el respeto fue, sin duda, porque, en aquella pugna, pudo más la lec- ción y el no haberme dejado de su mano el precepto paterno. De aquí que el comprender el arte nuevo no me pareciese incompatible con la más férvida atención hacia ese «arte museal» (como se lo designaba peyorativamente) que había presenciado mi crecimiento. Para mí lo pueril fue lo otro; quizá por eso mi devoción al arte histórico ha vibrado siempre»4. He aquí, en esta evocación, la clave del apego a la cultura museística, decantada por el tiempo: la influencia decisiva y formativa de su padre. Antonio Marichalar, con poseer un espíritu plenamente europeo, residió toda su vida en un enclave madrileñísimo, en la plaza de la Independencia, número 3, frente a la Puerta de Alcalá, que él consideraba la fachada de su casa, toda vez que la fachada no es en rigor la del edificio que se habita, invisible para quien lo ocupa, sino la del que se tiene enfrente. En 1928, el arquitecto Fernando García Mercadal dirigió a algunos escritores una breve encuesta sobre la nueva arquitectura y Marichalar, a la pregunta de si estaba satisfecho de su casa, respondió: «Pues sí, amigo Mercadal, estoy satisfecho de mi casa, y por los cuatro costados. Quiero decir, que no sólo por la fachada, sino también por las medianerías. Y esto no es difícil. […] En cuanto a la fachada de mi casa, ¿cómo no ha de satisfacer si es la Puerta de Alcalá? Aparte los trofeos, no está nada mal. Y claro que, al hablar de fachada, hablo siempre de la fachada de enfrente, que es la que goza uno, o sufre, en rigor»5. 4Antonio Marichalar, «El casón», Ojeada al 1943y pronósticos para el año 1944, Madrid, Escorial, 1943, págs. 91-92. 5La Gaceta Literaria, 32, 15de abril de 1928. Recoge la declaración Carmen Bassolas en La ideología de los escri- tores. Literatura y política en La Gaceta Literaria(1927-1932), Barcelona, Fontamara, 1975, pág. 374.

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6 La carta pertenece al legado del marqués de Montesa depositado en la Luis de Góngora, Poesía, edición de Antonio Marichalar, Madrid, «La creencia en esto no se basa en ninguna probabilidad pre- Romanticism, que contiene una serie de ensayos en los que con un ávido espíritu, una.
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