Romano Penna AMBIENTE HISTORICO-CULTURAL DÉLOS ORÍGENES DEL CRISTIANISMO i, COLECCIÓN CRISTIANISMO Y SOCIEDAD 1. MARTIN HENGEL: Propiedad y riqueza en el cristianismo primitivo. ROMANO PENNA 2. JOSÉ M.a DIEZ-ALEGRIA: La cara oculta del cristianismo. 3. A. PEREZ-ESQUIVEL: Lucha no violenta por la paz. 4. BENOIT A. DUMAS: Los milagros de Jesús. 5. JOSÉ GÓMEZ CAFFARENA: La entraña humanista del cristianismo. 6. MARCIANO VIDAL: Etica civil y sociedad democrática. 7. GUMERSINDO LORENZO: Juan Pablo IIy las caras de su iglesia. 8. JOSÉ M.'MARDONES: Sociedad moderna y cristianismo. 9. GUMERSINDO LORENZO: Una iglesia democrática (Tomo I). 10. GUMERSINDO LORENZO: Una iglesia democrática (Tomo II). 11. JAMES L. CRENSHAW: Los falsos profetas. 12. GERHARD LOHFINK: La iglesia que Jesús quería. 13. RAYMON E. BROWN: Las iglesias que los Apóstoles nos dejaron. 14. RAFAEL AGUIRRE: Del movimiento de Jesús a la Iglesia cristiana. 15. JESÚS ASURMENDI: Elprofetismo. Desde sus orígenes a la época moderna. AMBIENTE 16. LUCIO PINKUS: El mito de María. Aproximación simbólica. 17. P. IMHOF y H. BIALLOWONS: La fe en tiempos de invierno. Diálogos HISTÓRICO-CULTURAL con Karl Rahner en los últimos años de su vida. 18. E. SHUSSLER FIORENZA: En memoria de ella. Una reconstrucción DÉLOS teológico-feminista de los orígenes del cristianismo. 19. ALBERTO INIESTA: Memorándum. Ayer, hoy y mañana de la Iglesia en España. ORÍGENES DEL CRISTIANISMO 20. NORBERT LOHFINK: Violencia y pacifismo en el Antiguo Testa mento. 21. FELICÍSIMO MARTÍNEZ: Caminos de liberación y de vida. 22. XABIER PIKAZA: La mujer en las grandes religiones. Textos y comentarios 23. PATRICKGRANFIELD: Los límites del papado. 24. RENZO PETRAGLIO: Objeción de conciencia. 25. WAYNE A. MEEKS: El mundo moral de los primeros cristianos. 26. RENE LUNEAU: El sueño de Compostela. ¿Hacia una restauración de una Europa cristiana? 27. FÉLIX PLACER UGARTE: Una pastoral eficaz. Planificación pastoral desde los signos de los tiempos de los pobres. 28. JEAN-PIERRE CHARLIER: Jesús en medio de su pueblo I. 29. JEAN-PIERRE CHARLIER: Jesús en medio de su pueblo II. La tierra de Abraham y de Jesús. 30. JEAN-PIERRE CHARLIER: Jesús en medio de su pueblo III. Calen dario litúrgico y ritmo de vida. 31. BRUNO MAGGIONI: JobyCohélet. La contestación sapiencial en la Biblia. 32. M. ANTONIETTA LA TORRE: Ecología y moral. La irrupción de la instancia ecológica en la ética de Occidente. 33. JHON E. STAMBAUGH y DAVID L. BALCH: El nuevo testamento en su entorno social. 34. JEAN-PIERRE CHARLIER: Comprender el Apocalipsis I. 35. JEAN-PIERRE CHARLIER: Comprender el Apocalipsis II. 36. DAVID E. AUNE: El Nuevo Testamento en su entorno literario. 37. XAVIER TILLIETTE: El Cristo de la filosofía. 38. JAVIER M. SUESCUN: Carlos de Focauld entre los Tuareg. Título de la edición original: L'AMBIENTE STORICO CULTÚRALE DELLE ORIGINI CRISTIANE © 1991, Centro Editoriale Dehoniano, BOLOGNA Versión castellana de Jeremías Lera sobre la 3.a edición italiana, corregida y aumentada. El trigo se encontraba primero disperso por los cam pos, pero una vez cosechado formó una sola masa... (cf.Didajé9,4) Reina un sol sobre estos riscos, un reverbero de her vores y chapoteos que había olvidado. Aquí, el calor, más que descender del cielo emerge desde abajo, desde la tierra, desde lo hondo, de entre las vides, y pareciera haber engullido cualquier asomo de verdor para con EDITORIAL DESCLEE DE BROUWER, S.A., 1994 vertirlo todo en pámpano. Es un calor que me agrada, C/ Henao, 6 - 48009 BILBAO sabe a perfume: un perfume cuaj ado de mí mismo, cua- jado de largas vendimias y escardas y podas, cuajado de sabores y de anhelos que no recordaba ya llevar encima. Printed in Spain (Cesare Pavese, La luna e i falo, V) ISBN: 84-330-1015-8 Depósito Legal: BI - 517/94 Impreso por: Industrias Gráficas Garvica, S.A. - 48015 Bilbao INTRODUCCIÓN El cristianismo no nació in vitro como fruto artificial de laboratorio. Ni llovió del cielo como un meteorito. Ya de antaño el profeta suplicaba: «Cielos lloved vuestra justicia», pero tam bién: «Ábrete, tierra, haz germinar al salvador» (Isaías 45, 8). Este componente «terreno» del cristianismo merece toda nuestra atención. Podría llamársele también «carnal», recordando el conocido pasaje evangélico: «El Logos se hizo carne y acampó entre nosotros» (Juan 1, 14). Al igual que Cristo, el cristianismo posee dos naturalezas: es methórios, anda «sobre el filo de la navaja», tal y como define Filón de Alejandía al sabio (De somniis // 234). Pero como al fin y al cabo me parece más arduo, y sobre todo más original y seductor, creer en la humanidad de un Dios que en la divinidad de un hombre, es justamente esa dimensión humana del cristianismo la que conviene subrayar siempre, a fin de evitar cualquier simplificación monofisita o, peor aún, una evaporación entre los humos del mito. Y al contrastarlo con la historia siempre se tiene algo que ganar, no sólo en el campo de la concreción, sino también en el de su identidad profunda; es más, sólo en ella es posible «contemplar su gloria» (Juan 1, 14). Lo que un bellísimo himno órfico, compuesto en el siglo IV d. C. sobre tradiciones anteriores, dice de la naturaleza, cele brándola como polysporos, «de múltiples semillas» y pephai- noménón lyteira, «liberadora de lo recién manifestado», los cristianos pueden decirlo analógicamente de la historia, es decir, de la gran aventura humana sobre esta tierra. La cual es también para ellos praeparatio evangélica; conforme al desafío que el Concilio lanza a los cristianos respecto a gentes de otras religiones y condición: «familiarícense con sus tradiciones nacionales y religiosas; descubran con gozo y respeto, las semillas de la Palabra que en ellas se contienen» (Concilio Vaticano II, Ad gentes 11). INTRODUCCIÓN 11 10 ORÍGENES DEL CRISTIANISMO sino que, en cierta medida, lo llevó en sus brazos y lo amamantó. Desde sus orígenes, y esto define uno de sus típicos rasgos El adjetivo «cultural» engloba los más variados ámbitos de la fisonómicos, el cristianismo ha estado en muchos y no secundarios expresividad humana: desde la política hasta la filosofía y la aspectos vinculado a la cultura de los diversos ambientes con religión. No se trata tanto de una descripción —el lector italiano los que fue entrando en contacto. Y se ha nutrido de ellos, no cuenta con otras a su disposición— cuanto del elenco de una como un poste inerte, sino como una planta viva arraigada en serie de textos con el fin de documentar directamente la situación tierra; como por osmosis, que es de por sí una señal de vida. objetiva de aquel ambiente, así como de favorecer un conoci Así, la semilla del evangelio prendió en la historia, primero miento de primera mano y un parangón inmediato y personal sobre el suelo judío, después en el ancho campo de la sociedad con los escritos cristianos (que se suponen ya conocidos). En grecorromana, justamente porque anidó profundamente en su Italia no se había dado hasta ahora semejante intento, mientras terreno. Y no es que se trate de un mero resultado de factores en Alemania y en el área anglófona cuentan con más de uno. histórico-culturales. El cristianismo siempre ha alentado una polémica contra el ambiente, o mejor, una crítica respecto a él. En aras de una rigurosa selección metodológica, el arco Lo que no nos puede impedir constatar cómo, sin dejar de temporal que se ha fijado va de fines del siglo TV a.C, esto es, marcar las debidas distancias, siempre ha asumido y compartido desde el inicio de la época helenista, hasta finales del siglo II muchas cosas de esos ambientes, no sólo en el ámbito del lenguaje. d.C. Quedan al margen, por tanto: del lado griego, tanto el Entre el cristianismo y la historia se da, pues, una relación período de la época clásica o propiamente helénica (y de la edad dialéctica. Pero una relación que, de cualquier modo, no ha romana correspondiente), como el de los más tardíos desarrollos surgido ni se ha desarrrollado en tierra de nadie, sino incultu- neoplatónicos y de la crisis del Imperio a partir del siglo III rándose en momentos y espacios precisos, preñados de antiguos d.C; uno y otro distantes en exceso del cristianismo naciente. y nobles ideales heredados. Del lado judío se ha excluido cualquier texto o versión bíblica, limitándonos exclusivamente al judaismo extrabíblico: comen De ahí que no se pueda conocer a fondo el cristianismo si zando por las secciones más antiguas del Henoc etíope y con no se conocen la tierra, la atmósfera, los horizontes de sus cluyendo con la redacción de la Misnah; de las posteriores primeros pasos, que equivale a decir de su infancia. Y, como redacciones del Targum, del Midras y del Talmud se aducen tan advierte Cesare Pavese, «Todo está ya en la infancia, también sólo materiales que se remontan a los siglos I-II d.C. Por lo la fascinación futura, que sólo entonces se vive como un impacto que a la literatura cristiana se refiere, ha sido excluida por maravilloso» (11 mestiere di vivere, 13 de febrero de 1949). Pero completo (exceptuando solamente cuatro textos gnósticos: nos ahí no queda todo. La inculturación del cristianismo, si quiere 102-105, y uno judeo-cristiano: n" 160). avanzar con el hombre aun permaneciendo fiel a sí mismo, no debe reducirse a una experiencia de los orígenes. De otro modo Se da voz, pues, sólo al ambiente cultural de aquel tiempo. el Evangelio acabaría por convertirse en un cuerpo extraño al Las numerosas referencias que se hacen a cada paso tanto a los organismo de la historia y por sufrir el lógico rechazo. Hacerse escritos apostólicos como a los subapostólicos permitirán, no «todo a todos» (1 Co 9, 22), —vale decir: compartir de lleno obstante, captar y ponderar adecuadamente los parecidos y las situaciones, culturas, estilos de vida—, sigue siendo un típico desemejanzas entre ambos interlocutores. Ahora bien, la origi programa apostólico «para salvar a toda costa a algunos» (ib.); nalidad y —eso espero— la utilidad de este volumen estriban y este pronombre indefinido señala el resultado mínimo de una también en su Segunda Parte, donde afloran fundamentales praxis de inculturación, ¡que si no se diera no se alcanzaría ni puntos de contacto con el ambiente en los tres géneros literarios ese mínimo! mayores utilizados por los escritos cristianos canónicos. Ofre cemos así, de entre los muchos posibles, un elocuente ejemplo El presente libro pretende ofrecer cumplida documentación de inculturación de la Palabra de Dios. sobre el ambiente «cultural» que, no sólo vio nacer al cristianismo, 12 ORÍGENES DEL CRISTIANISMO INTRODUCCIÓN 13 El trabajo ha estado marcado por un objetivo muy preciso: La Tercera Parte, por último, recoge los testimonios directos poner en manos del estudiante y del apasionado de los orígenes sobre los orígenes del cristianismo provenientes del mundo en del cristianismo un companion book, un manual de consulta, torno; hasta la fecha no me consta que hayan sido publicados * un instrumento de trabajo —espero— riguroso, cómodo y útil. (y comentados) juntos en lengua italiana, y por ello el provecho En él hallará el lector tan sólo una perspectiva, aunque carac de estas páginas es evidente. terística, del panorama ambiente de los orígenes del cristianismo. Para la traducción de los textos, o bien se han utilizado y El paisaje completo, al menos por lo que a la Primera y Segunda citado regularmente buenas versiones ya existentes, o bien he Parte se refiere es, ciertamente, mucho más vasto y complejo. traducido directamente del original; en este caso, que yo sepa, Se ha intentado al menos que el trabajo sirva de acicate al deseo algunos textos se ofrecen aquí por vez primera en italiano (por de ampliar los propios horizontes, y abrirse personalmente al ejemplo los papiros egipcios de los nos 53-59, 81, 117-124; amplio mundo que compone el teatro de la aventura cristiana igualmente los nos 64-65, 77-78, 89-90, 94, etc.). Y se ha procurado de ayer y hoy. Será como hacerse a esa mar que el cristianismo, reproducir los términos o locuciones más interesantes del original un día, zarpando con Jesús de Nazaret, afrontó con coraje y (transliterados cuando se trata del hebreo o del arameo).1 confianza (cf. Lucas 5, 4), superando todo aislamiento temeroso Me doy perfecta cuenta de la amplitud de la subiecta materia. o cobarde. Y si, por su natural inestabilidad, dicho mar empuja Y el florilegio que aquí se ofrece les parecerá a algunos escaso a refugiarse en un medio seguro, por su riqueza pesquera invita y a otros tal vez excesivo. También puede discutirse la disposición a desafiar los riesgos, y por su inmensidad induce a pensamientos del material. Expreso desde ahora mi agradecimiento a cualquier magnánimos y humildes. crítica constructiva. En cualquier caso, y sin caer en la presunción, me parece que se trata de textos suficientemente representativos ROMANO PENNA del aquel humus, de aquel tempero cultural en el que el mensaje evangélico prendió a fondo desde sus primeros momentos. 1 Nota del traductor Siguiendo el criterio de L Gil en su traducción de una obra de similares características (J Leipoldt - W. Grundmann, Umwelt Advertencia a la segunda edición des Urchnstentums = El Mundo del NT, Madrid 1973) «para evitar hacer, sin más, una versión de otra versión, que supondría alejar peligrosamente al lector Dos años después de la primera, ve la luz esta segunda del tenor original de los textos acumulando a los posibles errores de una primera interpretación, los propios de una segunda indirecta», he procurado edición, corregida y aumentada. Agradezco a mis recensores y reproducir o cotejar las versiones castellanas al uso, y así, en más de 100 de amigos que hayan favorecido la buena acogida del volumen así los 160 textos aducidos el lector podrá contar con la traducción directa de los como las inapreciables sugerencias que me han hecho. De la originales Por lo general dichas versiones son ediciones críticas y no difieren presente edición sobresalen estas características: corrección de en lo sustancial de la traducción italiana que ofrece R Penna; cuando hay divergencias notorias (tales que, de no solventarlas, se haría ininteligible el las erratas de imprenta; cinco nuevos textos (correspondientes a comentario del autor) he optado por la solución ecléctica de «corregir» la los actuales nos 2, 36, 52, 97, 114; lo que conlleva una nueva versión castellana, siendo fiel al libro que estoy traduciendo, sirva esta adver numeración respecto a la precedente) con sus respectivos comen tencia general que evita multiplicar notas a pie de página en una obra que, tarios contextúales en los que se han insertado otras citas; amplia por su propia naturaleza, se ve cargada ya en exceso de aparato crítico, si las ción de algunos textos numerados (como los nos 6, 59, 106) y divergencias son de numeración o de puntuación diacrítica, sigo la edición española Cuando no se indica nada quiere decir que traduzco directamente de algunas páginas descriptivas; sustitución de la transliteración de la versión italiana Por lo que a las transliteraciones se refiere, he respetado por el texto original en el caso de las citas griegas; retoques en las que ofrece el autor, salvo en los textos tomados de versiones castellanas las notas, dándoles mayor amplitud; un nuevo Apéndice (el Los asteriscos que figuran en las notas a pie de página indican que se trata n° 1). de notas del traductor. 14 ORÍGENES DEL CRISTIANISMO Sigue siendo firme, y fundamento de mi trabajo, la convicción ABREVIATURAS de que el diálogo abierto y leal con la vida y el pensamiento (no explicadas en el texto) ajenos es indispensable, no tanto en aras de un mero crecimiento cultural, cuanto en pro de un mejor y más genuino conocimiento de la propia identidad y en pro de su enriquecimiento constante, pues sabemos que el Señor ha derramado su sabiduría «sobre todos los vivientes» (Si 1,10). Roma, marzo 1991 R.P. 1. FUENTES EPIGRÁFICAS Y PAPIROLÓGICAS (COLECCIONES) BGU Berliner Griechische Urhunden CIG Corpus Inscriptionum Graecarum CU Corpus Inscriptionum Iudaicarum (Frey J.B., ed.) CIL Corpus Inscriptionum Latinarum CPJ Corpus Papyrorum Iudaicarum (Tcherikover V.A.-Fuks A., eds.) Deissmann A. Deissmann, Licht vom Osten, Tübingen 41923 Gabba E. Gabba, Iscrizioni greche e latine per lo studio della Bibbia, Torino 1957 IG Inscriptiones Graecae ILS , Inscriptiones Latinae Selectae (Dessau H., ed.) NDIEC New Documents Illustrating Early Christianity (G.H.R. Horsley, ed.) OGIS Orientis Graeci Inscriptiones Selectae (Dittenber- ger W., ed.) P. Grenf. Greek Papyri (Grenfell B.P.-Hunt A.S., eds.) P. Lond. Greek Papyri in the British Museum (Kenyon F.G.-Bell H.I., eds.) P. Oxy. The Oxyrhynchus Papyri (Grenfell B.P.-Hunt A.S., eds.) P. Ryl. Catalogue of the Greek Papyri in the Rylands Library (Hunt A.S., de M. Johnson J. y otros, eds.) P.S.I. Papiri della Societá Italiana per la Ricerca dei Papiri (Vitelli G., Norsa M. y otros, eds.) P. Tebt. The Tebtynis Papyri (Grenfell B.P. - Hunt A.S. y otros, eds.) SIG Syllogue Inscriptionum Graecarum (Dittenberger W., ed.) 16 ORÍGENES DEL CRISTIANISMO SP,l A.S. Hunt-C.C. Edgar, Select Papyri, - I. Non- Literary Papyri. Prívate Affairs, «Loeb Classical Library», London 1970 (= 1932) SP,ll Id, Select Papyri, - II. Non-Literary papyri. Public Documents, «Loeb C.L.», London 1977 (= 1934) 2. OTRAS APOT,II R.H. Charles, The Apocrypha and Pseudepi- PRIMERA PARTE grapha ofthe O. T. in English, II. Pseudepigrapha, Oxford 1968 (= 1913) CH Corpus Hermeticum (A.D. Nock y A.-J. Festu- EL AMBIENTE giére, eds.) FGH F. Jacoby, Die Fragmente der griechischen His- toriker, I-III, Berlín 1923-1950 FHG C. Müller, Fragmenta Historicorum Graecorum, I-IV, París 1841, 1870 JtJ J. Jeremias, Jerusalén en tiempos de Jesús. Estudio económico, social del mundo del Nuevo Testa mento, Madrid, 1977. Kern O. Kern, Orphicorum Fragmenta, Berlín 1922 LXX La más antigua versión griega del A.T., llamada «de los Setenta» M Misnah NHC Nag Hammadi Códices P.Sacchi I.II Apocrifi delVAntico Testamento, Paolo Sacchi ed., volúmenes I y II, «Clasici delle Religioni», Torino 1981 y 1989 SVF J. von Arnim, Stoicorum Veterum Fragmenta, I- III, Lipsiae 1903-1905 TB Talmud babilónico Tg Targum TP Talmud Palestinense Usener H. Usener, Epicúrea, 1887. 1 EL HUMUS DEL AMBIENTE JUDAICO A. MARCO SOCIO-POLÍTICO Jesús de Nazaret vivió en un momento políticamente tur bulento de la historia de su país. Contaba muy pocos años cuando murió Herodes el Grande: un soberano de origen idu- meo, no judío por tanto, que durante los largos años de su reinado (del 37 al 4 a.C.) aseguró la paz y cierta prosperidad en Palestina y, sobre todo, su independencia. Llegaba después de las revueltas que caracterizaron el final de la dinastía asmonea (= descendientes de la familia de los Macabeos, protagonistas gloriosos de la resistencia antiseléucida del siglo II a.C; cf. Apéndice 1) y que constituyeron ocasión propicia para la entrada del general Cneo Pompeyo y de los romanos en el país y hasta el interior del templo de Jerusalén (en el año 63 a.C: los hechos son descritos con amplitud por Fl. Jos., Bell. 1, 131- 154; cf. también Tácito, Hist. 5, 9; por aquel entonces era cónsul en Roma Cicerón). Herodes (al igual que su padre Antípatro respecto a Julio César) había sido capaz, con una «souplesse» típicamente oriental, de granjearse la amistad pri mero de Casio, después de Antonio, y de Octavio a la postre, alineándose desenvuelta y oportunamente con el vencedor de turno capaz de implantar su dominio en la zona. De este modo, y aunque a la sombra de la soberanía de Roma, logró mantener fuera de su territorio las tropas de ocupación romanas (que, sin embargo, se asentarán allí el mismo año de su muerte: cf. Fl. Jos., Bell. 2, 16-18. 39-41. 45. 66-72).
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