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allá del marxismo PDF

479 Pages·2015·6.5 MB·Spanish
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BIBLIOTECA DE IDEAS Y ESTUDIOS CONTEMPORÁNEOS H E N RI DE M AN M AS A L LÁ D EL M A R X I S MO TRADUCCIÓN DE V. MARCO MIRANDA í« 5 M. AGUILAR BDITOR MARQUÉS DE URQUIJO, 39 MADRID HENRI DE MAN MÁS ALLÁ DEL MARXISMO ES PROPIEDAD BIBLIOTECA NACIONAL SECCION CONTROL Tip. Yagües.—Plaza Conde Barajas, 5. PROLOGO DE LA PRIMERA EDICION ALEMANA RESUMEN Escribe con tu sangre y verás que tu sangre es espíritu. Nibtzbche Aunque este libro trata de una materia científica, su forma se aparta, en lo posible, de la usada habitual- mente en las obras doctas. Contiene pocas citas biblio- gráficas, menos polémicas con otros autores y ninguna nota. Hablo frecuentemente en primera persona; con lo cual se advierte a un autor cuya experiencia constituye, a Veces, un punto de referencia tan importante como lo que otros han publicado hasta hoy. En realidad, este libro es un fragmento de autobiografía espiritual. La liquidación del marxismo, que aqui proclamo, no hace sino reproducir las fases de una crítica que atacó mis propias convicciones. Este libro es el producto de una crisis de evolución intelectual que abarca unos Veinte años y que obedece, más que a la lectura, a lo experi- mentado durante mi actuación en el movimiento obrero. Apenas si trato cuestiones que no se me hayan planteado como casos de conciencia. La convicción socialista que me llevó a afiliarme al movimiento obrero antes de ingresar en la Universidad, tuvo su origen en una rebeldía instintiva contra los pre- juicios sociales del ambiente familiar. La influencia de 6 PRÓLOGO mis estudios de ciencias naturales y matemáticas me impulsó a buscar una fórmula científica exacta, que pronto creí haber encontrado en el marxismo. Hay años de es- tudio y de ensayo, pasados en su mayor parte en Ale- mania, la tierra prometida del marxismo, hube de em- plearlos principalmente en afirmar mi convicción mar- xista, auxiliado con estudios de economía política, his- toria y filosofía. Durante los últimos años que precedieron a la guerra, mi actuación en el movimiento obrero de mi patria belga, todavía le estimaba principalmente como medio de propagar el marxismo. A medida que esta propaganda me familiarizaba con la práctica de las orga- nizaciones y, sobre todo, del movimiento sindical, se iban suavizando las aristas de mi ortodoxia. Ya antes de la guerra me interesó esa escuela marxista que exige una interpretación más amplia de la doctrina sin querer, no obstante, remover los fundamentos. Estos fueron violentamente conmovidos por la gue- rra, a la que asistí como voluntario del ejército belga. Y las experiencias psíquicas adquiridas en la guerra me dan derecho a hablar de un libro escrito con sangre, aunque no estoy muy seguro de haber conseguido con- vertir, según la fórmula de Nietzsche, la sangre en espí- ritu. La transformación dolorosa de los móviles que, de un antimilitarista e intenacionalista inveterado, hicieron un entusiasta, hasta el fin, de la guerra contra Alemania; mi decepción ante el fracaso de la Internacional; la reve- lación diaria del carácter instintivo de los movimientos impulsivos de las masas, que inocularon hasta a la clase obrera soóialista el virus de los odios nacionales; el abismo, cada vez más profundo, que me separaba de mis antiguos, correligionarios marxistas convertidos al bolchevismo, todo eso me llenaba de escrúpulos y dudas torturadoras cuyo eco se halla en este libro. Este largo examen de conciencia ante la muerte en derredor, me impresionó de tal suerte, que después del armisticio abandoné Europa durante dos años para bus- car en una libertad nómada y una vida aventurera en América la posibilidad de un nuevo equilibrio espiritual. Al fin de la guerra yo tenía planteados los problemas PRÓLOGO 7 cuya resolución iba a buscar en un libro escrito en inglés (The remaking of a Mind, publicado en 1919 por la casa Scribner, de NueVa York y Por lQ Alien Vurüin, de Lon- dres) y en forma más concisa en un folleto escrito en francés La Leson de la Guerre (ediciones del Peuple de Bruselas). Me alejaba del concepto determinista y eco- nómico del socialismo para aceptar otro en que sobresale el hombre considerado como sujeto de una reacción psi- cológica. Después de pasar otros dos años en Bruselas dirigiendo la educación obrera, abandoné en 1922 toda actividad pública para dedicarme con toda independencia a la solitaria labor de que es fruto el presente libro. Mi primera intención fué exponer de modo puramente positivo mi interpretación psicológica del movimiento obrero y del socialismo. Ello ofrecía la ventaja de evitar digresiones y polémicas que, como nos enseña la expe- riencia, hurtan viveza a la exposición y a Veces falsean su orientación. Mi oposición a los principios fundamen- tales de la doctrina marxista se manifestará únicamente en la aplicación de un método de interpretación de los hechos sociales partiendo de premisas fiilosóficas com- pletamente distintas. En este orden no me ocuparé del marxismo sino como una de las numerosas formas his tóricas del pensamiento socialista cuyas causas psicoló- gicas pretendo desentrañar. He preferido exponer mis puntos de vista en una forma que acuse, lo más claramente posible, cuanto me separa del marxismo. Dos motivos me han llevado a ele- gir esta forma, después de no pocas Vacilaciones: el cui- dado de asegurar la sinceridad subjetiva de mi libro y el deseo de que produzca un mayor efecto en los lectores alemanes, siguiendo la línea de menor resistencia psi- cológica. Me llevó a esa elección el cuidado de ser sincero, porque no llegué a ninguna de las conclusiones positivas de esta obra sin haber sometido antes mis concepciones marxistas a una crítica disolvente. Se trata aquí menos de discutir la exactitud científica de opiniones determi- nadas que de desentrañar la idea de donde procede la formación de toda opinión y de toda apreciación. Mi 8 PRÓLOGO propósito es llevar al lector a este modo de pensar, lo cual exige, propiamente hablando, una mentalidad dis- tinta de la del marxismo, una Verdadera revisión de todos los Valores. Creo que para llegar a este resultado, la exposición más conveniente es la que reproduce con ma- yor fidelidad las fases de la transformación de mi propia mentalidad. La experiencia de la guerra ha perturbado mis convicciones porque conmovió mi conciencia. El marxismo no enseñó entonces a los socialistas el camino que debía conducirles al cumplimiento de su deber moral para con la humanidad. No lo enseñó, porque no lo co- nocía. Aun así, no puedo exonerarle de la deuda de sangre que lo abruma y cuyo peso siento yo también. Por ello la crítica de mis propias convicciones marxistas ha pa- sado del orden de la ciencia al de la conciencia. No me es posible ofrecer como una simple y nueva inter- pretación de postulados científicos el resultado de una crisis que siento como una liberación interior, como un renacimiento moral. Además, no me dirijo solamente a los doctos. Deseo que me lean también aquellos a quienes, por su expe- riencia social interesa el asunto. Pienso principalmente en la juventud obrera y la intelectual, a quienes inquie- tan dudas y problemas análogos a los míos. En Alemania singularmente, la influencia del ideal marxista es tan vigorosa, que la mayor parte de mis lectores socialistas juzgará inconscientemente toda doctrina nueva, según su concordancia con una ortodoxia tanto más tiránica cuanto que va unida al prestigio de un partido. En tales circunstancias lo mejor es tomar la iniciativa en el ataque afrontando las objeciones que han de salimos al paso. Por la misma razón no he procurado evitar fórmulas que la mayoría de mis lectores considerarán paradógicas. Confieso que cada vez que he de elegir entre una ex- presión moderada o una extrema de un pensamiento determinado, prefiero la más áspera. No tanto por el placer del combate como por la razón, a todas luces muy práctica, de que la «sacudida psicológica» de los americanos es condición casi siempre indispensable para la transformación del modo de pensar que yo pretendo. PRÓLOGO 9 Con el mismo fin he preferido la fórmula amas allá del marxismo» a todas las expresiones más suaves, tales como «revisión», «adaptación», ureinterpretaciónn, etc., que pecarían de ambiguas. Sin embargo, dada mi con- cepción relativista respecto de la concordancia entre los movimientos sociales y sus doctrinas, había podido es- coger cualquiera de esas fórmulas para llegar sin violen- cia a mis conclusiones. La reducción del marxismo a su Valor relativo, que es mi propósito en este libro, nos con- duce, en cierto sentido histórico, a una confirmación; en otro sentido, el del Valor educativo del marxismo actual- mente, a una negación. Estos motivos de oportunidad me han decidido a elegir una forma que acentúa el Va- lor negativo. Si nos situamos en un punto de vista ex- clusivamente teórico, la elección entre la fórmula que acentúe la oposición al marxismo y la que acentúe la filia- ción histórica de sus doctrinas será tan difícil como la solución del célebre problema del cuchillo de Jeannot: t Cuándo dejará de ser el mismo un cuchillo al que se le renueve sucesivamente el mango y la hoja ? Pero estos son fútiles juegos de palabras. Hay circunstancias en que ciertas Voluntades nuevas, aun cuando no traten sino de pensar de otro modo, no pueden fructificar más que sien- do conscientes y en la forma más aguda posible de su antagonismo respecto de una Voluntad antigua y próxi- ma al desfallecimiento. Tal ocurre cada vez que una generación nueva desea distinguirse de la anterior abrien- do otros derroteros a su vida. Entonces no piensa de modo diferente sino porque siente de diferente modo, y siente así porque ve de otra manera. Esta es la situación del socialismo de la postguerra. La nueva generación, separada de la otra por un abismo de experiencias, quisiera ser otra cosa que la an- tigua, pero no acierta a adaptar sus ideas a su voluntad. En casos parecidos, todo progreso intelectual presupone la acción psicológica de una crítica conscientemente an- tagónica. Este es el único medio de separar lo que es de lo que no es, dejando al porvenir el cuidado de lo que, después de la crítica, continuará siendo. La síntesis no vivirá sino en la medida en que la antítesis le haya per- 10 PRÓLOGO mitido. Para que la continuidad de lo que se conserve todavía vivo en la doctrina antigua pueda ser recono- cida en su Verdadero valor es necesario que sufra el cho- que de un ataque franco. Hay, pues, que presentar las ideas nuevas en una forma que acentúe lo que las separa de las doctrinas antiguas, antes que aquello que las une. Además quiero expresar desde ahora lo que de otro modo no se revelaría al lector sino poco a poco: se tra- ta, para mí, de una crítica del marxismo más bien que de una crítica de Marx. Aun cuando cito textos de Marx para ilustrar mi tesis, mi objeto no es juzgar a Marx, sino al marxismo. Llamo marxismo a la suma de elementos de la doc- trina marxista que siguen viviendo en el socialismo obre- ro en forma de Valores emotivos, de símbolos afectivos, de móviles instintivos o habituales, de deseos sociales, de métodos de acción, de principios o de programas. Lo que importa no es Marx difunto, sino el socialismo vivo. Digo esto para aquellos que creyesen poder debilitar mi tesis llevando la discusión al orden de las interpretacio- nes posibles de la idea original de Marx. Yo no me cui- do aquí de lo que tal o cual palabra de Marx pudo sig- nificar en relación con las circunstancias históricas en que fueron pronunciadas. La crítica de los textos es menes- ter del historiador. Como tal, constituye ciertamente un instrumento precioso para las investigaciones de carácter biográfico e histórico; pero en este libro se trata de cosa muy distinta. De lo que digo acerca de la relación entre los movimientos de las masas y las fórmulas intelectuales que sirven de objetivos a su Voluntad, resaltará con ma- yor claridad todavía el por qué la interpretación de los textos importa aquí muy poco. El Marx que nos interesa es el que vive en el presente. El valor de la obra de un hombre que ha entregado una doctrina a una acción debe medirse por los efectos que la una produzca en la otra. No arguye falta de respeto a Marx el hecho de revisar su doctrina, cuyo valor actual es independiente de su Valor histórico y del juicio que nos merezca la persona- lidad del autor. Marx es el genio más vigoroso de cuan- tos han contribuido a formar el pensamiento socialista PRÓLOGO 11 moderno. Nadie mejor que yo sabe cuánto le debo, si- quiera no fuese más que por haberme proporcionado los medios necesarios para librarme del marxismo. Y es aún servirle en lo que de más permanente tiene su pensamien- to someterlo a la criba de un relativismo que no ve en una doctrina social más que la expresión de una Vo- luntad.

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ta, para mí, de una crítica del marxismo más bien que de una crítica de Marx. Aun cuando cito textos de. Marx para ilustrar mi tesis, mi objeto no es juzgar a Marx, sino al marxismo. Llamo marxismo a la suma de elementos de la doc- trina marxista que siguen viviendo en el socialismo obre- ro en
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