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algo que rescatar? PDF

16 Pages·2017·4.16 MB·Spanish
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Mayo 68, ¿algo que rescatar? Extraído de Viento Sur https://www.vientosur.info/spip.php?article13850 Cincuentenario de 1968 Mayo 68, ¿algo que rescatar? - solo en la web - Fecha de publicación en línea: Jueves 31 de mayo de 2018 Descripción: En la década 1964-1974 el tiempo se aceleró, se multiplicaron los cambios en el mundo y proliferaron nuevas experiencias en su cara izquierda. Los años 1968 y 1969 representaron el cénit de esa década. Licencia de Creative Commons BY - NC- ND Viento Sur Licencia de Creative Commons BY - NC- ND Viento Sur Page 1/16 Mayo 68, ¿algo que rescatar? Cuando inesperadamente ocurrió lo que esperábamos Cuando la caída del muro encima del organillero Cuando los obreros Cuando los obreros y los estudiantes. Juan Carlos Mestre Al hacer este texto he tenido presentes constantemente en mi memoria a gentes que hoy no están y con las que compartí esperanzas contra la dictadura y por el socialismo antes, en y después del 68 y que fueron protagonistas de las luchas: Lucía González y Lola González-Ruiz; Luis Peris y Miguel Romero (Moro); y Enrique Ruano y Javier Sauquillo, ambos asesinados por su compromiso con la clase obrera. Pero lo he escrito pensando en las nuevas generaciones de luchadoras y luchadores. El artículo contiene argumentos y relatos, pero también intenta trasladar el "espíritu" de la época. Esta dividido en dos partes. La primera general (Los sesenta, el mundo cambiar de base), la segunda sobre el caso español (El largo mayo del 68 en el Estado español). Y tiene una clara intención: intentar comprender, analizar y trasmitir. Porque si algo fue importante de lo que ocurrió hace 50 años es que nada esta escrito y el cambio es posible. Parte 1: los sesenta, el mundo pudo cambiar de base En la década 1964-1974 el tiempo se aceleró, se multiplicaron los cambios en el mundo y proliferaron nuevas experiencias en su cara izquierda. Los años 1968 y 1969 representaron el cénit de esa década. Fueron años bisagra entre dos periodos económicos y políticos en los países capitalistas industrializados, que comenzaron a tener graves dificultades con los síntomas de agotamiento del periodo ininterrumpido de crecimiento posterior a la Segunda Guerra Mundial. También lo fueron en los países coloniales y excoloniales, que comenzaron a ver la luz en el túnel y que conocieron el auge de propuestas neutralistas respecto a los bloques imperialista y soviético, el surgimiento de nacionalismos de corte cuasi progresista y de nuevos reagrupamientos revolucionarios fuera del dictado de Moscú. Igualmente fue una época de profundos cambios en el bloque soviético post Stalin, que conoció una de sus crisis más agudas y premonitorias en Checoslovaquia, mostrando así la inelasticidad de la burocracia soviética. Y planeando sobre todo ello, un hecho: la onda larga de expansión capitalista había finalizado en 1966. 1.1 Nada ocurre sin precedentes ni por generación espontánea Las palabras avanzan en círculo, atraviesan una vida entera y luego se vuelven a encontrar, se tocan y cierran algo (...) Nada de lo que ocurre se borra jamás del todo. Susana Fortes Mayo 1968 fue la erupción, en términos sociales, de lo que escondía en sus entrañas la sociedad del momento y para comprenderla viene bien conocer la secuencia, como en los volcanes, de causas, síntomas, manifestaciones, Licencia de Creative Commons BY - NC- ND Viento Sur Page 2/16 Mayo 68, ¿algo que rescatar? impacto duradero en el entorno y actividad latente. La metáfora marxista del viejo topo de la historia, probablemente tomada de Shakespeare, funciona para representar / comprender el curso de la historia. Ramón González Ferri en su libro 1968. El nacimiento de un mundo nuevo, plantea dos interesantes tesis, por más que su trabajo tenga grandes lagunas. Afirma "1968 no surgió de la nada ni fue un acontecimiento súbito, sino la continuación de una tendencia que se había formado a lo largo de, por lo menos, la década de los sesenta. Los acontecimientos de 1968 fueron una sorpresa por su magnitud, su sincronía en apariencia concertada y por el hecho de que tuvieron lugar, aunque de distintas maneras, en contextos y sistemas políticos absolutamente diferentes. Sin embargo, por sorprendentes que pudieran resultar los hechos, eran fruto de problemas larvados e ideas asentadas". Y concluye "Una parte de los movimientos políticos de la izquierda que surgieron tras el desplome de las economías occidentales [en 2008] tienen mucho que ver ideológicamente con los de 1968". El propósito de este artículo es precisamente rescatar algunas lecciones de las luchas de los sesenta, bien dicho, de parte de ellas, las de las movilizaciones juveniles estudiantiles y obreras en los países industrializados. Luchas que tuvieron lugar en un momento convulso y violento en un marco presidido por avances revolucionarios en Viet Nam y apertura de perspectivas con la Primavera de Praga y grandes retrocesos como el ataque ordenado por Mao contra la Guardia Roja o la invasión rusa de Checoslovaquia. Una época con logros en los derechos civiles y asesinatos como el de Luther King o Kennedy. Rescatar el pasado ¿para qué?: para tener elementos de reflexión para construir el futuro junto a las nuevas generaciones surgidas en las plazas de mayo de 2011 en aquel 15M de hace siete años, lo mejor que nos ha ocurrido en el Estado español desde la Transición. El hilo conductor entre acontecimientos ocurridos con cincuenta años de distancia y en contextos totalmente diferentes es el de la dignidad, el del "Sí se puede". 1.2 Importancia del 68, el interés de su reivindicación Enterremos los demonios que nos han atormentado durante el año que terminamos. Charles De Gaulle, 31-12-1968 Pero ¿por qué es útil repensar lo que sucedió 50 años después? ¿Acaso tiene interés remover el pasado? Para evaluarlo basta con ver quienes se empeñan en enterrar cualquier vestigio de la revuelta de los años sesenta: Benedicto XVI, Nicolás Sarkozy y Esperanza Aguirre que se atreven cínicamente a denunciar el 68 porque introdujo el relativismo intelectual y moral. Y lo dicen ellos. ¡Qué cinismo! A ellos como a De Gaulle les persigue el fantasma de la revuelta, de la contestación, del pensar con la propia cabeza en definitiva de que se instale en el imaginario colectivo que el mundo puede cambiar de base, que nos merecemos otra vida. Lo que realmente preocupaba y preocupa a tan insignes representantes de la reacción lo desvela Daniel Bensaïd en Marx intempestivo. Grandezas y miserias de una aventura crítica cuando señala: "Mayo 68, el mayo reptante italiano y la revolución portuguesa volvieron a poner brutalmente a la lucha de clases en primer plano". Esa es la cuestión, la reaparición del fantasma que recorre... calles y pueblos, fábricas y centros de estudios. Daniel Bensaïd, que consideraba 40 años después a Mayo 68 como un "caso no cerrado", señaló que lo interesante no es remover las cenizas, sino buscar las brasas que dejó. Y hacerlo sin nostalgias, pero también sin pretender encontrar un manual de uso e instrucciones para la revolución. Asumiendo enseñanzas para poder abordar los desafíos de la lucha contra el capitalismo global, retomando eso que Miguel Romero, Moro, calificaba de "acerbo de futuro anterior". Y ello porque interpretar el pasado ayuda a ganar en el futuro. Porque tal como plantea Kristin Ross Licencia de Creative Commons BY - NC- ND Viento Sur Page 3/16 Mayo 68, ¿algo que rescatar? en Mayo del 68 y sus vidas posteriores la memoria es un espacio de lucha política. Es necesario situar el fenómeno en sus todas sus dimensiones frente a la banalización, deshistorización y despolitización que han impulsado las interpretaciones del 68 como fenómeno acabado y consumado en el caso de Cohn-Bendit, como fracasada historieta de viejos en la divertida canción de Ismael Serrano o como mero hecho cultural y generacional por parte de Manuel Castells, por no hablar de la demonización que hacen de las revueltas parisinas los llamados "nuevos filósofos" franceses que ven -tras arrepentirse de su pasado- el 68 como un mal del que se podía haber prescindido. ¿Supuso un cambio de costumbres? Sí, sin duda. Como sin duda impulsó una renovación cultural. Y manifestó el cansancio de una generación con el statu quo, pero no fue un conflicto intergeneracional al uso. Sobre todo, Mayo-68, acontecimiento global, fue un hecho político, una expresión del conflicto de clases. Por eso estuve tentado de titular este artículo Mayo-68: lo que no te contaron ni el papá de Ismael Serrano ni Manuel Castells. No se todavía porque no lo hice. ¿Quizás porque parecía poco serio? En todo caso, podemos extraer una primera conclusión, pese a quien pese, sobre el significado del mayo global: 1968 fue el impugnador y, a la vez, el disruptor del sistema. No cambió el mundo de base, pero éste no volvió a ser igual que el día de antes y por unos días en Francia, llegó a comprometer seriamente el funcionamiento del sistema. 1.3 Acontecimiento global Los fenómenos políticos de nuestra época se acompañan y se complican con un cambio de escala sin precedente, o más bien con un cambio del orden de las cosas. Paul Valéry Mayo 68 fue un acontecimiento global que se sustanció nacional e internacionalmente, que, de forma desigual, según países, abrió un campo de posibilidades reales, concretas, no ilimitadas para un cambio de rumbo. Para la revolución. Pierre Bourdieu, en referencia a Francia, propuso contemplarlo como producto de la sincronización de una multiplicidad de crisis latentes en diferentes universos sociales. Ello puede explicar tanto su extensión geográfica como social, pues por primera vez se incorporaron a las luchas sectores de trabajadores y colectivos sociales que anteriormente no habían participado. Pero la envergadura geográfica y la diversidad social de los actores va más allá de Francia. Conviene recordar que el momento 68 fue la bisagra entre dos épocas a nivel mundial. No hubo un motivo único ni una única causa en la aparición de las revueltas, tampoco un programa unificado en las reivindicaciones, pero quienes participaron en las luchas, sí que compartieron un repertorio de formas de lucha y organización y sobre todo sí que compartieron un conglomerado de aspiraciones en torno a cambiar un mundo que se rechazaban y a cambiar la vida para que mereciera ser vivida. Marx y Rimbaud comenzaron a luchar de la mano. Y todo ello configuró el imaginario colectivo del 68. La revolución era posible, aunque sumamente difícil. Era posible en las bifurcaciones de la historia tomar el desvío hacia la esperanza. Concretamente se vislumbró la posibilidad de luchar por una sociedad socialista. Ese es el activo simbólico universal de Mayo-68 y eso es lo que se quiere combatir desde el poder. 1.4 Acontecimiento internacional, la cuestión del poder Licencia de Creative Commons BY - NC- ND Viento Sur Page 4/16 Mayo 68, ¿algo que rescatar? Revolución, domingo de la vida. Jorge Riechmann Licencia de Creative Commons BY - NC- ND Viento Sur Page 5/16 Mayo 68, ¿algo que rescatar? Mayo del 68, o mejor el "momento" 68 y aún mejor "los años sesenta" (que se prolongaron a los setenta) fueron el marco de múltiples y diversas experiencias y procesos de movilización y radicalización. El conflicto social y la política experimentaron una fuerte globalización. La geopolítica de la revuelta de los 60 es una larga lista de batallas que se realimentaban muchas veces no conscientemente, por ósmosis, y que dibujaban un nuevo panorama que ponía en riesgo el statu quo posterior a los acuerdos de Yalta, Postdam y Teherán entre los vencedores de la contienda mundial. El mosaico de la rebeldía: La ofensiva del Tet, un fracaso militar que el pueblo vietnamita mutó en victoria política; unos EE UU divididos por la intervención militar en Indochina y la lucha por los derechos civiles de la población negra; la primavera de Praga que hizo alentar la ilusión en un comunismo democrático; el nacimiento de la resistencia palestina tras la derrota árabe en la guerra de los Seis Días; las movilizaciones que terminaron con la dictadura de Ayub Khan en Pakistán; las duras luchas obreras argentinas y bolivianas; la amplia y plural resistencia armada y desarmada latinoamericana; las revueltas estudiantiles en Berlín, Paris, Madrid, Roma o Berkeley que adquirieron una extensión, intensidad y sincronía inusitadas que nadie planificó. Las luchas de 1967 y luego de 1973 contra la dictadura militar griega señalaron la voluntad de lucha en el sur de Europa. Voluntad que tuvo su cénit en la Revolución de los claveles en Portugal, que acabó con la longeva dictadura y la guerra colonialista y espoleó la esperanza en el Estado español de acabar con la crueldad del franquismo. El auge del movimiento obrero en países como Italia, el Estado español y sobre todo la Huelga General en Francia pusieron en el centro del tablero la lucha de clases y con ella la necesidad de los debates de naturaleza estratégica. Recientemente, el pasado mes de abril, la pregunta que algunos líderes populistas se formularon en la convención de Podemos fue cómo dar confianza a los de abajo sin inquietar a los de arriba. Hace 50 años ya hubo quien se planteó cómo cambiar el mundo sin tomar el poder. En ambos casos la respuesta es: no es posible. Nadie nos va a ahorrar el trabajo. La cuestión central es ayer y hoy articular la estrategia que haga posible la transición de un mundo injusto a un mundo de libres e iguales, del capitalismo patriarcal al ecosocialismo feminista. Los años sesenta en muchos países supusieron la vuelta al debate sobre la naturaleza del poder, sobre la toma del poder, sobre el programa, pero sobre todo sobre la estrategia revolucionaria. Surgieron diversas corrientes revolucionarias, a las que sumaron decenas de miles de jóvenes, que contestaban el adaptacionismo reformista del estalinismo y el reformismo gobernista de la socialdemocracia. Las hipótesis estratégicas fueron tantas como las grandes corrientes de izquierda radical existentes. La Cuarta Internacional pudo comprender la naturaleza y alcance de lo que estaba sucediendo porque llevaba tiempo analizando la relación dialéctica existente entre los tres sectores de la revolución mundial, entre la revolución anticolonial, la antiburocrática y la anticapitalista. Por ello los acontecimientos no le desbordaron políticamente como a los partidos estalinistas y socialdemócratas, pero, a diferencia de estos no tenía la masa crítica para abordar las tareas que comportaba. Estaba abriéndose una ventana de oportunidad sin precedentes para la revolución por sus diversos caminos democráticos, antiimperialistas, antiburocráticos, en suma, socialistas cuyas expresiones más nítidas fueron la resistencia en Indochina, la guerrilla latinoamericana, fórmulas como la Tricontinental y la mayor huelga general en suelo europeo conocida, la del mayo del 68 francés. Hubo una coincidencia en el tiempo de múltiples luchas, una cierta convergencia en temas y lemas y una extensión de una nueva identidad internacionalista en amplísimas capas de la juventud. En los países industrializados esa juventud y una parte de la clase obrera hicieron la experiencia en común de nuevas formas de organización y lucha. Y compartieron la esperanza de que era posible el gran cambio. La sociedad de mujeres y hombres libres e iguales. Licencia de Creative Commons BY - NC- ND Viento Sur Page 6/16 Mayo 68, ¿algo que rescatar? 1.5 Significado y legado del 68 Surtidor musculoso, verdad de manantial Represado hasta el día de la fiesta. Jorge Riechmann Pero ¿por qué tanta gente sincronizó su indignación y tomó la revuelta como forma de expresión? ¿Qué lazo existía entre los manifestantes de la berlinesa Kurfürstendamm seguidores de Rudi Dutschke y los miembros del movimiento 22 M de Nanterre o los miembros del Sindicato Democrático de estudiantes de la Universidad de Madrid? La respuesta de Francisco Fernández Buey en su artículo "1968: ¿Solo un comienzo?" publicado en el Inprecor núm. 61 de mayo de 1988, señalaba frente a interpretaciones estrictamente culturales "...hay otra versión del Sesentayocho, como inicio de la revelación de un conflicto estructural, básico, de nuestras sociedades que nos obligará a elegir entre la barbarie del parasitismo social y un nuevo tipo de división del trabajo (...) los estudiantes de los finales de los sesenta se rebelaban contra sociedades autoritarias, formalmente democráticas pero materialmente desiguales, como las que hoy siguen existiendo". Las revueltas de los sesenta fueron expresión del agotamiento de un largo ciclo de crecimiento económico capitalista y de la profunda insatisfacción que el modelo de explotación y consumo provocaba en amplias capas de la juventud de los países industrializados y en partes importantes del proletariado industrial de algunos países. También expresaron el malestar y la distancia que importantes sectores de la izquierda social tenían respecto a las políticas de los partidos socialdemócratas y comunistas que globalmente habían aceptado el statu quo capitalista. Para Lilian Mathieu"esos años 68 son así los de una contestación sostenida, a la vez política, social y cultural, cuya diversidad deriva ella misma de la proliferación de las mutaciones de los años 1960". Ludivine Bantigny en su reciente libro De grands soirs en petits matins, plantea que en mayo 68 las emociones no se opusieron a la razón, el sueño (la utopía) y la huelga (la realidad) devinieron complementarias, activaron la creatividad política y crítica. Este aspecto es especialmente importante. Si algo caracterizó la experiencia militante y la experiencia de masas en los cuatro puntos cardinales fue, para Mandel "la irrupción en la escena histórica de la energía creadora de las masas, que multiplicó las formas de acción, las iniciativas, las audaces innovaciones en la lucha por el socialismo". Esa audacia fue posible porque sectores de vanguardia con gran influencia en sectores de masas tenían la fortaleza que confiere el convencimiento de que la revolución estaba a la orden del día, en un contexto social en el que presidía una fuerte convicción: el cambio a mejor es posible. Había aparecido en escena un sujeto antagonista. Tarik Ali resumió el "espíritu" de la época de forma contundente: en los sesenta la esperanza reinaba por encima de todo. No es una casualidad que Miguel Romero, planteara en 2008, años antes del 15M, en el libro colectivo 1968, el mundo pudo cambiar de base, editado por viento sur: "Mayo significó la irrupción de lo posible contra lo permitido (...) como en la revuelta de Seattle, treinta años después el mensaje de Mayo 68 era: "¡Sí, se puede!". Y si era posible, había que hacerlo, y hacerlo inmediatamente." Lo posible frente a lo permitido. 1.6 Descendientes de Mayo 68 Licencia de Creative Commons BY - NC- ND Viento Sur Page 7/16 Mayo 68, ¿algo que rescatar? El deseo que nace de la razón no puede tener exceso. Bruch Spinoza Licencia de Creative Commons BY - NC- ND Viento Sur Page 8/16 Mayo 68, ¿algo que rescatar? Cambios económicos, mutaciones sociales, evolución acelerada de las ideas, existencia de expectativas... Estas fueron las bases materiales y políticas del nacimiento de nuevas fuerzas políticas de izquierda al margen de la socialdemocracia y de los herederos del estalinismo. Efectivamente, la revolución no era una locura, ni un tema de propaganda, ni un mero desiderátum, era una hipótesis estratégica verosímil si bien arriesgada e incierta. Una posibilidad. La que podía cambiar las cosas. La única que merecía la pena. Estas fueron las bases políticas e ideológicas que dieron pie a lo que se ha denominado nuevos movimientos sociales. Las mujeres participaron en las revueltas y no estaban dispuestas a salir de la escena. Cambiar el mundo, cambiar la vida implicaba acabar con el consumismo y el productivismo. Se extendió una convicción: el militarismo y la guerra sólo beneficiaban al statu quo inmovilista imperialista o burocrático. El 68 es la brecha por la que entraron inmediatamente nuevos actores y nuevos argumentos. La segunda ola de feminismo, el renacer del pacifismo y el ecologismo de "segunda generación" no nacieron en mayo 68 pero encontraron un hábitat favorable para nutrirse y crecer, experimentaron una profunda renovación ideológica, ampliaron su arraigo social y pasaron a formar parte del conflicto político y social del final del siglo XX y principios del XXI. Hoy la lucha antipatriarcal, por la paz y la defensa de la biosfera están en el centro de la agenda. Estos ítems experimentaron nuevos mestizajes: ecofeminismo, ecopacifismo y nuevas alianzas contradictorias con el movimiento obrero. Una especial referencia al feminismo. En 1968. El mundo pudo cambiar de base en el capítulo "Feminismo" Josette Trat y Ludivine Bantigny en 1968. Des grands soirs en petits matins refiriéndose al caso francés plantean la importancia de la participación de las mujeres en las movilizaciones del mayo francés y el escaso peso de sus temas en la agenda del 68 y su relegamiento en segundo plano en la dirección del movimiento. Bantigny señala que Lynne Segal califica esa contradicción como "punto ciego de la historia" y que Michel Perrot habla de un "vacío" creado por el olvido de las mujeres y sus aspiraciones. Sin embargo, Trat y Bantigny entienden que la segunda ola del feminismo datada en 1970 no puede entenderse sin esa participación masiva en la experiencia colectiva. Trat define el nuevo feminismo post 68 en torno a cuatro temas: la libre disposición de las mujeres de su cuerpo; lo privado es político; la sociedad (y el sistema) no solo es capitalista, es también patriarcal; y solo las mujeres deben hacerse cargo de su lucha, lo que exige el impulso de un movimiento autónomo. Elementos absolutamente vigentes tras lo vivido en el pasado 8 de marzo. 1.7 El caso francés Ninguna cosa puede ser destruida sino por una causa exterior Bruch Spinoza En Francia se confirmó, tal y como plantea Ernest Mandel, en su Lecciones de mayo de 1968, la "posibilidad y, a la vez, (...) necesidad [de] la victoria de la revolución socialista en los países altamente industrializados de Europa occidental" tras "esta irrupción violenta de las luchas de masas - una huelga general de diez millones de trabajadores con ocupación de fábricas; extensión del movimiento a múltiples capas periféricas del proletariado y de las clases medias (tanto "viejas" como "nuevas")." Recientemente en unas conferencias sobre el mayo francés impartidas en Madrid y Córdoba, Pierre Rousset, nos decía que los estudiantes y trabajadores franceses se dirigían de la revuelta a la revolución, pero no creían que ya Licencia de Creative Commons BY - NC- ND Viento Sur Page 9/16 Mayo 68, ¿algo que rescatar? estuvieran haciendo la revolución. Del 24 al 30 de mayo la cuestión del poder estuvo sobre el tablero político. Cabe preguntarse ¿por qué no triunfó en clave socialista y revolucionaria esta experiencia más avanzada? La respuesta tiene dos partes. No existía un acumulado suficiente en el plano organizativo, no existía una red de cuadros revolucionarios implantada en los principales centros de trabajo capaz de potenciar, extender y consolidar el doble poder frente a las maniobras de las direcciones sindicales y, mucho menos existía un partido o partidos capaces de representar política y electoralmente al movimiento y aún mucho menos asumir la tarea de la toma del poder. Pero por otra parte De Gaulle, el gobierno francés, no estaba suficientemente debilitado e inmovilizado y pudo retomar la iniciativa gracias a la actitud de los partidos socialista y comunista y de los principales cuadros sindicales. Ernest Mandel en una entrevista realizada por Henry Weber bajo el título "La estrategia revolucionaria en Europa Occidental" plantea que "el "no pueden ya gobernar" debe ser interpretado, evidentemente, no en el sentido histórico, sino "inmediato" del término, es decir que "los de arriba" son incapaces de hecho de ejercer el poder. (...) En Mayo de 1968, no ha habido una situación realmente revolucionaria, porque no puede afirmarse que el grado de parálisis del régimen gaullista haya sido tal que le haya imposibilitado para gobernar. No se puede decir que De Gaulle haya perdido en ningún momento la capacidad de iniciativa política. Fue desbordado, paralizado, en razón de la modificación de las relaciones de fuerza..." Esto es clave: la correlación de fuerzas en el conflicto social es un asunto de dos. El bloque contrahegemónico antagonista debe tener un grado de fortaleza y unidad y el bloque de las clases dominantes debe tener un grado de debilidad y resquebrajamiento. Es la intersección de ambas funciones la que puede dar lugar al punto óptimo revolucionario en términos de cambio de poder político. En todo caso la huelga francesa de mayo-junio del 68 es una de las experiencias que conviene conocer y analizar a fondo porque fue una gran huelga obrera, pero no sólo. Supuso la confluencia del movimiento de las y los trabajadores con luchas estudiantiles masivas en una sociedad en la que la universidad no para de crecer al son de los nuevos requerimientos del aparato productivo del capitalismo global. Pero no sólo fue alianza coyuntural o confluencia causal. De hecho, fue una movilización de amplísimos y variadísimos sectores sociales que configuraron un nuevo bloque social contra la mercantilización de la sociedad, un bloque todavía sin expresión política, muy parecido a lo que se necesita en el siglo XXI, que rápidamente fue tomando conciencia de su fuerza y tamaño. Sectores que tomaron iniciativas (huelgas, manifestaciones, barricadas...) pero también que demostraron que las fábricas ocupadas funcionaban mejor que cuando la dirigía el patrón, e impulsaron también experiencias cooperativas de intercambio campo ciudad de productos y servicios y nuevas expresiones culturales y nuevos modelos de relaciones interpersonales. Experiencias que anunciaban una nueva sociedad. Pero el desarrollo de la autorganización de las masas fue insuficiente, el doble poder no se desarrolló por la debilidad de la vanguardia, la huelga general se mostró como una herramienta estratégica, pero en mi opinión insuficiente porque no se crearon instituciones alternativas del nuevo poder (soviets en 1917) ni había una expresión política electoral de enragés y huelguistas (peso en parlamentos). Una lección: la revolución no es un putch ni una suma de movilizaciones: requiere de un desarrollo político complejo. Parte ii: el largo Mayo-68 en el Estado español 1/ En la década 1964-1974, justo antes de la muerte del dictador, el tiempo se aceleró también en el Estado español. Fueron los años del final del franquismo en un momento en que se multiplicaron los cambios en el mundo y proliferaron nuevas experiencias protagonizadas por la izquierda política y social en la izquierda. Licencia de Creative Commons BY - NC- ND Viento Sur Page 10/16

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