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Alfredo Grimaldos Historia social del flamenco PDF

20 Pages·2015·4.34 MB·Spanish
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SELLO Ediciones Península COLECCIÓN Atalaya FORMATO 15 x 23 cm. - RÚSTICA CON Otros títulos de la colección Atalaya Alfredo Grimaldos Alfredo Grimaldos SOLAPAS (Madrid, 1956) es licenciado en Ciencias de SERVICIO El dilema de España la Información por la Universidad Complu- Ser más productivos para vivir mejor En las letras del flamenco hay un poso de rebeldía, fruto de un origen de Historia social tense. Director de la revista de información Luis Garicano persecución y marginación. Arte oral, preservado durante mucho tiem- PRUEBA DIGITAL flamenca Cabal (1982-1985), y director y po en el seno de las grandes dinastías gitanas andaluzas, se ha transmi- s VÁLIDA COMO PRUEBA DE COLOR o presentador de los programas radiofónicos EXCEPTO TINTAS DIRECTAS, STAMPINGS, ETC. La justicia desahuciada tido de generación en generación, fundamentalmente en el ámbito fami- ld del flamenco La hora del duende (1984-1990) y A compás España no es país para jueces liar y en el barrio. a m (1991-1996), ha publicado numerosos artí- Elpidio José Silva i DISEÑO 09-12-2014 Marga r culos sobre flamenco en los diarios Libe- Del duro trabajo en el campo y las noches en vela cantando para los G o Prólogo de José Manuel Caballero Bonald ración y La Tarde y en las revistas Actual, Cuando se jodió lo nuestro señoritos en las ventas, los flamencos pasaron a los tablaos y los fes- d Interviú, Artículo 20, Injuve y XL Semanal, EDICIÓN Cataluña-España: crónica de un portazo tivales veraniegos, y después a los teatros. Hoy, los profesionales del e r entre otras. Desde 1989 es el crítico de fla- f Arturo San Agustín arte jondo gozan de mayor consideración social que nunca, aunque en Al menco del diario El Mundo. Ha escrito, en- el camino se hayan perdido muchas cosas. tre otros libros, La sombra de Franco en la ¿Qué será de mi pensión? Transición, La CIA en España, Luis de la Cómo hacer sostenible nuestro futuro La crónica de esta evolución la hacen aquí sus propios protagonistas: Pica: el duende taciturno, La Iglesia en Es- como jubilados Antonio Mairena, El Sordera, Farruco, Juan Habichuela, Juan Varea, Ran- o paña (1977-2008) y Claves de la Transición José Ignacio Conde-Ruiz capino, Fernanda de Utrera, Enrique Morente, Paco de Lucía..., figuras c n 1973-1986 (para adultos). incuestionables del flamenco, cuyos testimonios ha recogido Alfredo e m La Tercera República Grimaldos en este libro que, con ritmo periodístico y rigor en clave de CARACTERÍSTICAS a Construyamos ya la sociedad de futuro tragicomedia, transita desde la pena de la seguiriya al envolvente com- l f que necesita España pás de las alegrías de Cádiz. l IMPRESIÓN CMYK e Alberto Garzón Espinosa d l a ¿Hay derecho? ci o La quiebra del Estado de derecho y de PAPEL Folding 240grs s las instituciones en España «Alfredo Grimaldos, uno de los más solventes estudiosos actuales del a Sansón Carrasco flamenco, ha sabido abordar con sobrada lucidez este significativo en- ri PLASTIFÍCADO Brillo o granaje entre el cante y su escenario social.» J. M. CABALLERO BONALD t s La gran vergüenza i UVI H Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol «Historias desgraciadas, anécdotas impagables y sobre todo un estilo Lluís Bassets asequible y rico hacen de esta una obra esencial no sólo para los devotos RELIEVE de nuestra música, sino también para los interesados en la historia de Las leyes del castillo nuestro pasado siglo.» Efe Eme BAJORRELIEVE Notas sobre el poder Carles Casajuana STAMPING Leones contra dioses FORRO TAPA Cómo los políticos derrotaron a la prima de riesgo y perdieron la oportunidad de modernizar España John Müller Síguenos en PVP 18,90€ 10119286 e Diseño de la colección y de la cubierta: Departamento GUARDAS http://twitter.com/ed_peninsula de Arte y Diseño, Área Editorial Grupo Planeta www.facebook.com/ediciones.peninsula Fotografía de la cubierta: Tía Anica la Piriñaca en su p www.edicionespeninsula.com casa de la jerezana calle de Taxdirt, en 1985 © Alfredo INSTRUCCIONES ESPECIALES www.planetadelibros.com Grimaldos 9 788499 423845 17 mm. Alfredo Grimaldos Historia social del flamenco PrólogodeJoséManuelCaballeroBonald 031-HaSOCIALFLAMENCO.indd 5 10/12/14 14:07 ©AlfredoGrimaldosFeito,2010 EdicionesPenínsulaquieraagradeceraElkeStolzenberg,JoséLamarca, AntoniodeBenito,JoséVicenteRosinoyC.deLunasugenerosa ydesinteresadacontribuciónfotográficaaestelibro. Quedarigurosamenteprohibidasinautorizaciónporescrito deleditorcualquierformadereproducción,distribución,comunicación públicaotransformacióndeestaobra,queserásometidaalassanciones establecidasporlaley.PuedendirigirseaCedro(CentroEspañol deDerechosReprográficos,www.cedro.org)sinecesitanfotocopiar oescanearalgúnfragmentodeestaobra(www.conlicencia.com; 917021970/932720447). Todoslosderechosreservados. Primeraediciónenesteformato:febrerode2015 Primeraedición:septiembrede2010 ©deestaedición:GrupEditorial62,S.L.U.,2015 EdicionesPenínsula, PedroiPons,9-11,11.apta. 08034Barcelona [email protected] www.edicionespeninsula.com átonavictorigual-fotocomposición bookprintdigital-impresión depósitolegal:B.85-2015 isbn: 978-84-9942-384-5 031-HaSOCIALFLAMENCO.indd 6 10/12/14 14:02 ÍnDIcE Prólogo, de J. M. caballero Bonald . . . . . . . . . . . . 13 Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 1. La tragicomedia flamenca . . . . . . . . . . . . . . . 25 2. Las alegrías de cádiz y la traición del Borbón . . . 41 3. La prehistoria del cante: hermetismo y persecución . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57 4. Fandangos por la República y un comandante gitano en el frente de Madrid ................. 69 5. cantar para distraer el hambre ................ 93 6. Antonio Mairena y la transición del flamenco desde las ventas a los festivales ................ 115 7. Menese y Moreno Galván: compromiso y renovación .............................. 139 8. Dinastías gitanas ........................... 159 9. El Madrid de los tablaos ..................... 175 10. «no quieren soltar la prenda» ................ 211 11. Jerezanos de hoy ........................... 251 12. «Agitanaos». . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267 Epílogo ...................................... 283 notas ........................................ 301 Bibliografía ................................... 313 11 031-Ha SOCIAL FLAMENCO.indd 11 26/1/11 12:40:01 1 LA TRAGIcOMEDIA FLAMEncA con el caray, caray, caray, hay que ver las cosas que pasan en cái, que ni la jambre la vamo a sentí, ¡mire usté que grasia tiene este país! (Bulerías de cádiz) «El flamenco no se aprende en una academia, se canta con faltas de ortografía», asegura Rancapino, uno de los últimos cantaores clásicos. Gitano de la vieja escuela, el cante consti- tuye para él una filosofía y una forma de vida. camarón, su inseparable amigo de correrías infantiles, le llamaba El Viejo. Artista de artistas, el reconocimiento de la gran afición fla- menca le ha llegado tardíamente. comenzó cantando y bailando «al plato» en los bares de su chiclana natal y se ha convertido en un flamenco de culto. Relata la tragicomedia de su vida con la amarga lucidez de un pícaro superviviente. «El cante “aprendido” no duele», asegu- ra. Y para comprobar la certeza de esa rotunda afirmación, sólo hay que escucharle soltar la voz, por lo bajini, en la barra del bar El Manteca —gloria de la hostelería gaditana—, recreando los ecos de Juan Talega o Manolo caracol. Su ilustrativo y es- pontáneo arranque desata la pasión de la concurrencia. Es uno de los personajes más conocidos y queridos de la bahía de cá- diz. Ya quedan pocos flamencos tan auténticos como este gita- 25 031-Ha SOCIAL FLAMENCO.indd 25 26/1/11 12:40:01 historia social del flamenco no, nieto de La Obispa y miembro de una familia que atesora el arte en la sangre: «Yo nací cantando, esto no se aprende. Para poder improvisar, hay que llevarlo dentro. El cante gitano tiene unos reflejos que son difíciles de captar y controlar. Hay veces que parece que se te va a ir, pero lo recoges». Era aún un chiquillo que levantaba pocos palmos del suelo cuando comenzó a buscarse la vida en la calle, y desde enton- ces no ha parado de pelear. «He pasado muchas fatigas, de niño, comiendo las cáscaras de las naranjas y mendrugos de pan duro... —recuerda—. En mi calle había un niño, hijo de la pa- nadera, que salía todas las tardes con media telera untada de manteca colorá. Y yo, que estaba esmayao, le decía: “Venga, Paco, vamos a jugar a la viyarda”. Empezaba yo primero, le daba al palo y no veas dónde lo mandaba. Mientras él iba a recogerlo, yo le sujetaba el bocadillo, y cuando volvía, ya sólo quedaba un chusco». Prosigue su relato con cierto poso de amargura, pero sin que se le borre la sonrisa de la boca: «Fíjate, en verano, con el calor que hacía, cargar haces de leña siendo tan pequeño. Me iba con los de un camión a recoger leña al campo, porque me daban parte de su bocadillo. Iba subido al vehículo por fuera de la cabina, agarrado a la puerta. Y ese camión dando saltos por medio del campo. El conductor me hacía cosquillas en las ore- jas con un palo y yo no me podía soltar; hasta me hacía heridas. Ellos se reían. Todavía me ocurren cosas muy desaborías». voz ronca y nudillos encallecidos Sus nudillos están encallecidos de hacer compás miles de veces en los mostradores, de soltar la voz en los bares, sin guitarra, marcándose él mismo los tiempos. Asegura que esa dolorosa escuela de la vida es la que le ha hecho expresarse como él lo hace. con una capacidad comunicativa estremecedora. Su in- confundible voz opaca —justita, no necesita más— es la idó- 26 031-Ha SOCIAL FLAMENCO.indd 26 26/1/11 12:40:02 la tragicomedia flamenca nea para acariciar los tercios en sus tonos bajos. Rehuye con sabiduría el grito estridente y es capaz de mecer al aficionado entre la queja trágica de la seguiriya y la dulzura vitalista de los aires salineros por alegrías. Lo atesora todo: conocimien- to, un sonido flamenquísimo y compás natural. «Al cante de verdad no se le da su sitio —se queja—. Los dineros se los lleva el que no sabe abrir la boca, ni duele cantando, ni nada. Los que han aprendido con discos. Y uno, que lleva toda la vida en esto...». «Tengo la voz ronca de haber andado tanto tiempo descal- zo», afirma con semblante serio. Se expresa con absoluta pre- cisión, proporcionando titulares constantemente. Su exquisito lenguaje metafórico no necesita dar vueltas innecesarias. Po- see una irónica y cruda capacidad narrativa que lo convierte en un cronista de la talla de El Lazarillo de Tormes. «Aquí no me tires fotos, que luego me cae Hacienda en todo lo alto», bromea en la puerta de un banco madrileño, donde va a cobrar un talón de Autores. Antes, casi ningún flamenco registraba sus obras y, claro, no se cobraban los derechos que generaban sus creacio- nes, pero eso, afortunadamente, ha cambiado bastante. Al salir de la oficina bancaria, con los «derechos» en el bolsillo y la cara iluminada, nos cuenta un breve chiste: «un gitano que va a un banco y le dice el director: “¿cuánto necesitas?”. Y le contesta el gitano: “¿cuánto hay ahí?”». «Los artistas estamos ahora mejor, pero el flamenco, no —precisa Rancapino—. Los jóvenes se van a lo comercial. Eso es lo que está de moda, no el cante puro. Los chavales están muy ilusionados con los grupos y eso, pero lo que hacen no debería llamarse flamenco, porque es otra música. ¿Qué tie- nen que ver Maíta vende cá o navajita Plateá con una soleá de Manolo caracol, una seguiriya de Manuel Torre o unas bulerías de camarón? Lo que hacen es desvirtuar la pureza flamenca y confundir a la gente». 27 031-Ha SOCIAL FLAMENCO.indd 27 26/1/11 12:40:02 historia social del flamenco errante por su chiclana Alonso núñez núñez nació en la localidad gaditana de chi- clana de la Frontera, en un hogar gitano donde se respiraba flamenco. Su nombre de hidalgo medieval fue herencia de un tío suyo, y lo de Rancapino, el apelativo familiar que siempre ha utilizado como nombre artístico, se lo puso un vecino. «De chiquitillo, yo estaba corriendo en cueros a todas horas —re- cuerda—. como tenía la piel muy renegrida, un gitano de chiclana, El Mono, me decía siempre: “¿Dónde vas, que pa- reces un pino quemado?”». Su abuela, La Obispa, se convirtió en la primera referencia artística del joven Alonso. Ella nunca fue profesional, pero cantaba muy bien, con mucha personalidad, y en cualquier momento se encontraba dispuesta a animar las fiestas y reunio- nes familiares. La Perla de cádiz se tiraba días enteros escu- chando sus cosas, y de ella cogió algunos tercios de bulerías que ya son inmortales, como ese de «Páseme usted el Estre- cho, que lo mando yo...». una letra que también interpreta habitualmente Rancapino. El padre del cantaor contaba con escasos recursos econó- micos para sacarles adelante a él y a sus siete hermanos, así que el joven Alonso tuvo que echarse a la calle muy pronto: «Yo tenía nueve años y mucha hambre cuando empecé a buscarme la vida. Entonces bailaba “La Raspa” y me daban una gorda o un real. También hacía el cochinito, imitando el ruido de los cerdos, y como yo era muy chico, a la gente le hacía gracia. Así me crié, errante por mi chiclana. En algunos bares, cuando iba a cantar o bailar, me agarraba el dueño por una oreja y me sa- caba. “¡Fuera de aquí, que eres muy feo!”, me decía, y me tira- ba a la calle como si fuera un gato». Pronto conoció a camarón, que era cuatro años más joven que él. «Mi tía Juana, su madre, venía a chiclana a vender las alcayatas gitanas que hacía su marido, Luis, pariente de mi padre. Las llevaba a una ferretería que se llamaba Olmo. como 28 031-Ha SOCIAL FLAMENCO.indd 28 26/1/11 12:40:02 la tragicomedia flamenca yo, de chiquitito, andaba por todas las calles, cuando la veía, le decía que me quería ir con ella, porque al llegar a La Isla, siem- pre me daba un dulce o un trozo de pan con manteca colorá. Y para mí eso era una delicia. Yo les caía muy bien a los padres de camarón, les hacía mucha gracia: tan pequeño, muy feo y con mi flequillo...». Otras veces era el padre de camarón el que visitaba chi- clana, acompañado por sus amigos El Gafas y currito, dos gitanos de La Isla muy populares. La relación entre José y Alonso continuó estrechándose. «Mi tío Luis padecía asma y tenía que echarse aire con un aparato, pero cantaba muy bien, sobre todo por seguiriya —recuerda con nostalgia Rancapi- no—. Algunas de las veces que venía a mi pueblo, se traía a camarón. cuando ya había tomado unos vinos, cogía a José, que era muy pequeñito, y lo sentaba en el mostrador. Y cama- rón le cantaba a su padre por bulerías y fandangos». con doce años, camarón ya iba solo a chiclana, en busca de Rancapino. Le llevaba hasta allí algún taxista de La Isla de San Fernando, a cambio de un cantecito. una vez juntos, los dos amigos se dirigían, invariablemente, hacia el establecimien- to de Miguel Pérez, un barbero muy aficionado al flamenco. «como a José le gustaba tanto tocar la guitarra, enseguida cogía la de Miguel y empezábamos a cantar en la barbería —rememora Rancapino—. no veas, aquello se llenaba de gente, hasta la calle. camarón me decía que iba a cantar un fandango de Valderrama, y se ponía a imitarle. Después hacía un fandango de Porrina, y al final, decía que iba a cantar como su primo Rancapino, y me imitaba a mí. Era un artista espe- cial. Muy grande». hermanos de cante Y así se fueron haciendo cantaores. unas veces, José iba a chi- clana con los taxistas, y otras, Rancapino se acercaba a La Isla 29 031-Ha SOCIAL FLAMENCO.indd 29 26/1/11 12:40:02 historia social del flamenco en los autobuses amarillos que unían ambos pueblos. «A las once de la noche cogíamos el último canario y nos íbamos para San Fernando. Yo me tenía que quedar toda la noche en la Venta de Vargas, para buscarme la vida. camarón era todavía muy pequeño y yo le decía que se quedara un ratito conmigo, que después lo acompañaría hasta la calle del carmen, a su casa. Y María, la propietaria de la venta, se enfadaba: “¡Me vas a meter en un lío con este crío aquí, que es muy chico!”. A las dos de la noche empezaban a venir los señores y nos manda- ban llamar a Manuel, el hermano de camarón, a Pablito de cádiz, a mí... En aquella época, El chato de la Isla ya estaba en Madrid. Entonces yo decía: “Ojú, tengo un primo que can- ta más bien...”. “¿Dónde está, ahí?, pues llámalo”. Y después de que camarón cantara, ya no podíamos salir ninguno. Se quedaba la fiesta para él solo, porque volvía loca a la gente. no sé qué biógrafo de José dice que él cantó en un tren pidiendo. Mentira, camarón no pidió ni en tren, ni en tranvía, ni en autobús. no saben lo que dicen». Se entusiasma cuando recuerda sus andanzas con José. co- mienza a hilar una tras otra, sin fin. no pierde ocasión de en- salzar la figura de su amigo desaparecido, relegándose él a un modesto segundo plano en todos los relatos. «En otra ocasión, antes de venirme a Madrid, me pasó una cosa muy curiosa —señala, y se ríe con ganas—. Resulta que yo me iba a un es- pectáculo con Miguel de los Reyes y Enrique Montoya, porque a Pansequito lo habían llamado para la mili. Yo tenía que susti- tuirle cantando a cuatro bailaoras por alegrías: “Que le llaman relicario, / a cái no le llama cái...”». Y de nuevo, el arranque ilustrativo hace que se revolucione la barra de El Manteca. «Me contrataron para trabajar en el teatro de Las cortes, en San Fernando —retoma otra vez el hilo de la narración—. como José estaba siempre conmigo, le dije que se viniera al día siguiente, para ver si también podía trabajar él. Total, que aparecimos los dos y le dije a Miguel de los Reyes: “Mira, aquí está mi primo camarón, que canta muy bien”. Y después de 30 031-Ha SOCIAL FLAMENCO.indd 30 26/1/11 12:40:02

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«El flamenco no se aprende en una academia, se canta con faltas de ortografía» .. tienda del paseo de las Delicias y me compró un abrigo. Bien.
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