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Alegorнas de Homero. Antonino Liberal, Metamorfosis PDF

156 Pages·1989·9.265 MB·Spanish
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- - BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 125 HERACLITO ALEGOR~ASD E HOMERO ANTONINO LIBERAL METAMORFOSIS INTRODUCCI~ND E ESTEBAN CALDERÓN DORDA TRADUCCIONES Y NOTAS DE MAR~AA NTONIA OZAETA GÁLVEZ EDITORIAL GREDOS Asesor para la sección griega: CARLOGS ARC~GAU AL. Según las normas de la B. C. G., la traducción de este volumen ha sido revisada por MARGARITRAO DF~GUDEEZ SEP~LVEDA. O EDITORIAL CREDOS, S. A. Sanchez Pacheco, 81, Madrid. España, 1989. HERÁCLITO ALEGORÍAS DE HOMERO Depósito Legal: M. 9687-1989. ISBN 84-249-1385-X. Impreso en España. Printed in Spain. Grhficas Cóndor, S. A., Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1989. - 6273. EL AUTOR La tradición adjudica una obra que lleva por título Alegorías de Homero a un tal Heráclito, del que nada sabemos y a quien algunos filólogos prefieren llamar Pseudo-Heráclito, para no confundirlo con el filósofo de Éfeso. F. Buffiere lo distingue como Heráclito el rétor l. En realidad, el nombre de Heráclito nos lo ha transmitido el códice Mediolanensis Ambrosianus B-99 sup. (M), del siglo ~111,q ue es el manuscrito mas antiguo y más autori- zado de cuantos contienen las Alegorías; pero, como muy bien apostilla otro códice, el Londinensis Bibliothecae re- giae (G)', no se trata de ((Heráclito el oscuro», esto es, el de Éfeso, sino de otro distinto. Así, la edición aldina3 F. BUFFIEREL, es mythes d'Homere et la pensée grecque, París, 1956, págs. 67 y sig. Se trata del manuscrito inglés de la edición de THOMASG ALE, conservado en el British Museum (siglo xv), segun la collatio llevada a cabo por F. OELMANpNa ra su Heracliti Quaestiones homericae (Leipzig, 1910). La edición de GALEs e publicó en 1688 en Amsterdam, en los Opuscula mythologica physica et ethica (págs. 405-495), en su segunda edición (en la de 1671 no aparecen las Quaestiones homericae). Publicada en Venecia, en 1505, en un volumen en el que le prece- den las Fábulas de Esopo y de Babrio, el tratado Sobre los dioses de Cornuto y los Ápista de Paléfato. Consta como titulo: De allegoriis apud Homerum. lo llama ((Heraclides Ponticus)), al igual que una adición entre otros 9, A. Meineke lo, C. Reinhardt " y A. Lesky 12; debida a una mano posterior al códice Vaticanus gr. 951 le siguen Apolodoro de Atenas (cap. 7, l), Crates de Ma- (B), del siglo xiv, bajo cuyo nombre deformado por los los (cap. 27, 2), ambos del siglo 11 a. C., y un discípulo avatares de la transmisión no cabe sino entender Herácli- de éste, Heródico de Babilonia (cap. 11, 2), a quien co- to, a quien se confunde con Heraclides del Ponto, discí- nocemos sobre todo por Ateneo l3 y a quien se supone la pulo de Aristóteles fuente de Heráclito para sus ataques contra Platón. A par- 4. Con el nombre de Heráclito también se nos ha conser- tir de estos datos es tradicional situarlo en el siglo I de vado una obra de carácter mitográfico intitulada Perí apís- nuestra era, en tiempos de Augusto o de Nerón14. Por ton5, de índole semejante a la del mismo título de Palé- su parte, F. Oelmann lo estima contemporáneo de Dio- fato. Éste es el Heráclito que conoce Eustacio6, que no doro, Onasandro, que escribió en el reinado de Claudio, parece distinguir entre el autor de las Alegorías y el de Hierocles el estoico y el autor de Sobre lo Sublime Re- 15. los Ápista; confusión explicada con no pocas dificultades trasar un siglo la existencia de Heráclito introduciría una por F. Oelmann en los Prolegomena a su edición Aho- seria dificultad, y es la aparición de la exégesis mística 7. ', ra bien, como ya ha puesto de relieve Buffiere el nom- presente a partir de Plutarco. Es evidente que Heráclito, bre de Heráclito era lo suficientemente común como para de haberla conocido, la hubiese utilizado, como medio efi- no tener que suponer una identidad de personas entre los caz para defender a Homero, junto a los otros tipos de autores de los dos opusculos; razón a la que se añade el exégesis. Además, segun P. Wendland 16, hay una estre- aspecto notablemente diverso de ambas obras. No hay, cha conexión con la enseñanza gramatical de Alejandría por tanto, motivos suficientes, para unir el destino de los y Pérgamo, de donde quizá procede la polémica antiplató- dos Heráclitos. nica, lo cual también nos remite al siglo I d. C.; la dis- En cuanto a la cronología, sólo podemos establecer cusión sobre Platón y Homero también estuvo de moda con seguridad el terminus post quem: el autor más tardío en la época de Adriano. citado por él es Alejandro de Éfeso, que, con el sobre- BUFFIEREe, n su edición, prefiere situarlo en el siglo 111 a. C. (pág. nombre de Licno, compuso poemas didácticos sobre astro- 16 n. 1). nomía y geografía y al cual ubican en el siglo I a. C., 10 Analecta alexandrina, Berlín, 1843, pág. 371. Ii PAULY-WissoRw. ~E, ., art. Herakleitos, col. 508. DIÓGENESL AERCIOV, 87. l2 Geschichte der griechischen Literatur. (= Historia de la literatu- 5 Recogida en los Scriptores poeticae Historiae graeci de A. WES- ra griega [trad. JosSM.' DIAZR EGANÓN y BEATRIZR OMERO]),M adrid, TERMANN (Brunswick, 1843). Sobre el autor y la obra, puede verse F. 1976, pág. 783, n. 289. BUFFIEREL, es mythes ..., pág. 231. l3 V 215b, 219~;V I 234d; VI11 340e; XIII 586a. Cf. 1. DURING, 1504, 55. Eustacio, arzobispo de Tesalónica (tc a. 1198). es una Herodicus, Estocolmo, 1941. fuente fundamental para la exégesis alegórica. l4 REINHARDTa,r t. Herakleitos, col. 508. Heracliti ..., pág. XLV; un resumen critico en F. BUFFIERE, Hé- '5 Heracliti.. ., pág. XXXV. raclite. Allégories d'Homere, París, 1962, pág. IX. l6 Kultur des Heenisus, pág. 66 (cit. en REINHARDTa,r t. Hera- Ibidem. kleitos, col. 508). LA OBRA ca la mejor estrategia defensiva, que ya había tenido sus precursores en el siglo VI a. C. con Teágenes de Regio y a) El título Metrodoro de Lámpsaco. Frente a los ataques de quienes ven en Homero al autor de una serie de mitos sacrílegos Alegorías de Homero no es, sin duda, el título original e impíos, se impone como defensa el considerarlos alego- de la obra, tal y como H. Schrader lo había supuesto l7 rías, y, en consecuencia, no cabe sino aplicar una inter- y como demostró F. Oelmann a través del estudio de los pretación alegórica. Ésta es, en síntesis, la base del mé- manuscritos de la tradición heraclitea El título está muy 18. todo alegórico. Heráclito es el heredero de una tradición condicionado por la edición aldina. En 1542 y 1544 el eru- exegética de cinco siglos, y el eslabón de la cadena más dito suizo Conrad Gesner publicó la obra bajo el título próximo es el de los estoicos 21. de Allegoriae in Homeri fabulas de diisI9. Dicho título, Heráclito considera válido este método para conciliar según el post scriptum del códice M que, como ha que- el fervor a Homero con el buen sentido Con Heráclito 22. dado visto, es el más antiguo, es: Problemas homéricos la explicación alegórica de origen estoico alcanza su es- de Heráclito que en torno a los dioses explicó alegórica- plendor; a partir de él, sólo hay dos autores de cierta re- mente Homero. Otros manuscritos dan títulos más largos levancia que hayan continuado por esta senda abierta, co- e imaginativos, y, sin duda, recientes: así, por ejemplo, mo hemos dicho, siglos antes: Pseudo-Plutarco, con su el códice G o el B. El mismo Oelmann ha señaladoz0q ue obra Sobre la vida y la poesía de Homero 23, y Porfirio, las expresiones homerika problgmata o homerika dsettma- con sus Cuestiones homéricas y La gruta de las ninfasz4. ta eran frecuentes, en la antigüedad, para designar a las Paralelo, cronológicamente hablando, a la obra de Herá- obras relativas a la crítica de los poemas homéricos. Po- clito debió de ser el Resumen de teología griega de Cor- demos añadir que, antes del siglo XI, no se descubrieron nuto. Este autor, de influencia estoica, vivió en el siglo huellas de esta obra; las primeras, en los escolios de Ho- I d. C., fue maestro de Persio y conoció el exilio por mero del códice Venetus B, y después, en Eustacio y Tze- tzes. 21 Una sucinta pero diáfana historia del problema puede verse en el apartado dedicado a la alegoría por M. FERNANDEZ-GALIeAn NeOl b) El planteamiento vol. col. Introducción a Hornero, Madrid, 1963, págs. 99-101. 22 Cf. J. PÉPIN,M ythe et Allégorie. Les origines grecques et les El objetivo principal del autor es el de defender a Ho- contestations judéo-chrétiennes, París, 1976, pág. 160. mero de sus detractores, y ve en la interpretación alegóri- 23 Cf. A. LUDWICH((P, lutarch über Homer~,R hein. Mus. LXVlI (1917-1918), 537-593, y BUFFIEREL,e s rnythes ..., págs. 72-77. '7 Blütter für das bayr. Gyrnnasialwesen, 1886, págs. 546 y sigs. 24 Cf. BUFFIEREib, id., págs. 419-459 y 521-540; una Introducción general, en M. PERIAGOP,o rfirio. Sobre la abstinencia, Madrid, 1984, Is Heracliti... , pág. XXXVI. 19 P. FORD,« Conrad Gesner et le fabuleux manteaun, Bibl. d'Hum. en esta misma colección. Para el tema que nos ocupa: J. PÉPIN,« Por- phyre, exégete d'Homeren, en Entretiens sur I'Antiquité Classique, vol. et Ren., XLVII (1985), 305-320. 20 Heracliti.. ., pág. XXXVII. XII, Ginebra, 1965, págs. 231-272. mandato de Nerón en el 66 o 68, según el testimonio de a la verdad» 30. Con posterioridad, fue la crítica epicúrea Dión Casio (62, 29). En su obra pasa revista al panteón la que denostó las obras de Homero, especialmente con griego para explicar el simbolismo físico o moral de cada su desprecio hacia la poesía. La oposición de Epicuro ha- una de sus divinidades2'. cia la exégesis estoica3', que había surgido como defensa Se sabe que, hacia finales del siglo VI a. C., se pro- de los valores morales de Homero frente a los ataques dujo una reacción contra la teología homérica, bajo la platónicos, queda reflejada en las tres Cartas que conser- acusación de que mostraba inmoralmente a los dioses. Así, vanos 32, así como en un opúsculo, Sobre la piedad, de Diógenes Laercio da cuenta de una narración de Jeró- un discípulo suyo, Filodemo 33, que fue descubierto a fi- 26 nimo de Rodas2', según la cual Pitágoras, en el curso de nales del siglo XIX en uno de los riquísimos papiros de una visita a los infiernos, fue testigo de las duras penas Herculano; pero, sobre todo, en la síntesis que de estas infligidas a Homero y Hesíodo por el trato injurioso que ideas ofrece Cicerón en el libro 1 de su tratado De natura ambos habían dado a los dioses en sus respectivas obras. deorum. En este ambiente hay que encuadrar las Alego- Testimonios similares tenemos en JenófanesZ8y en el otro rías de Homero con que Heráclito pretende justificar la Heráclito, el de Éfeso 29, cuando afirmaba que «Hornero utilidad y piedad de la poesía homérica; sin la interpreta- es digno de ser expulsado de las competiciones y azota- ción alegórica, los poemas de Homero no serían otra cosa do». que impiedad 34. Sin entrar ahora en detalles de su desarrollo, esta reac- ción antihomérica dispuso la vía para una contestación a c) La alegoría través de la interpretación alegórica, con figuras como Teá- La palabra allegoría es relativamente reciente en la len- genes de Regio, Estesímbroto de Tasos, Antímaco de Co- gua griega y viene a traducir una idea ya antigua que, lofón, etc. Habitualmente se veía en Homero a un filóso- 35 en un principio, se expresaba con el término hypónoia. fo; no chocará, por tanto, que se haga una interpretación Hay un pasaje de Plutarco en su obrita Cómo debe el alegórica de su obra. Toda la literatura griega está plagada joven escuchar la poesía que conviene leer atentamente: de filias y de fobias en lo tocante a la figura de Homero. En Platón, por ejemplo, hay ataques enconadísimos con- tra los poemas homéricos; es el caso del libro X de la 30 660e. 31 Cf. CICER~DNe, natura deorum 11. República, en donde afirma que Homero fue un ignorante 32 Puede verse el estudio de C. GARC~GAU AL,E picuro, Madrid, y un mero imitador de imágenes «sin tener nunca acceso 1981. 33 Ibid., el capítulo final: «La posteridad y el epicureísmo)). págs. 2' Cf. PÉPIN, Mythe et Allégorie ..., págs. 93 y sig. 240 y sigs. 26 Vidas de los filósofos VI11 1, 21. 34 Cf. Sobre lo Sublime IX 7, 2. 2' Peripatético del siglo 111 a. C. 35 Una historia del término puede verse en P. DECHARMLEa, criti- 28 Fr. 11 DIELS-KRANZ. que des traditions religieuses chez les Grecs des origines au temps de 29 Fr. 42 DIELS-KRANtZa;m bién frs. 40 y 57. Plutarque, París, 1904, págs. 270 y sigs. En Homero tal clase de ensefianza se silencia, pero tiene una facit continua metaphorh, dirá Quintiliano 42. Pero es el consideración útil a propósito de los mitos especialmente desa- mismo Heráclito quien cree necesario definir la alegoría creditados, a los que algunos fuerzan y retuercen con los Ilama- como «la figura (trópos) que dice una cosa, pero significa dos antes significados profundos y ahora alegorías, diciendo, otra distinta de la que menciona43.E n el vocabulario de por ejemplo, que el Sol denuncia el adulterio de Afrodita con la retórica, el término «alegoría» se encuentra en Filodemo Ares36, porque el astro de Ares al unirse con el de Afrodita ". de Gádara lleva a término nacimientos adulterinos, que no pasan desaperci- Sobre su relación con otra figura, la metáfora, proce- bidos cuando el Sol retorna y los sorprende ". dente de la retórica, ya hemos visto lo dicho por Quinti- En él se puede observar la transición de hypónoia a liano4'; ahora bien, con un matiz: cuando la alegoría allegoría. Pero todavía hay más: Plutarco, en su tratado comporta una cierta oscuridad se convierte en aínigma Sobre Zsis y Osiri~d~ic~e, q ue «los griegos ven en Crono (aenigma)&. ((Aenigma est obscura allegoria)), matizará una designación alegórica (allegorodsi) del tiempo)). De san Ag~stínq~u~e ,l a considera casi sinónima de la pará- hecho, el término allegoría es de uso corriente durante bola48. Dicho de otra manera: todo enigma es alegoría, toda la época helenística; así Filón lo usa repetidamente, pero no toda alegoría es enigma49. aunque conserva todavía hypónoia 39,y también otros auto- res como Filóstrato, Sinesio, Proclo, etc. d) El contenido Hay cierta unanimidad entre los autores a la hora de El trabajo de Heráclito consiste en la recopilación de definir esta figura retórica como «decir una cosa para ha- un extenso corpus de alegorías, de gran importancia para cer comprender otra»@. H. Lausberg la define como da la historia de exégesis homérica. Dedica más espacio a la metáfora continuada como tropo de pensamiento y consis- te en la sustitución del pensamiento indicado por otro que está en relación de semejanza con aquél»41; «allegorían 42 IX 2, 46. Es importante el trabajo de J. PERRET~, Allégorie,h y- ponoiai, inspiration. Sur les exégkses anciennes d'Homkre», en Mélanges 36 Od. VI11 267 SS. Gareau, Cah. Étud. Anc. XIV (Ottawa, 1982), 65-73. 37 4, 19E. Traducción de C. MORALEyS J. GARCIALÓ PEZ,P lutarco. 43 5, 1-2. Obras morales y de costumbres, 1, Madrid, 1985 (en esta misma colec- Ver PHILOD.,V olumina rhetor.. 1 (ed. SUDHAUTSe, ubner, 1892), ción). pág. 164, 22; 181, 25 s.; 174, 24. 38 32, 363D. 45 Cf. ARIST~TELERSe,t órica 111 4, 1, y CICER~ONm, tor XXVII 39 Cf. F. CUMONTR, echerches sur le symbolisme funéraire des Ro- 92 y 94. mains, París, 1942, pág. 5 n. 4, y É. BRÉHIERL, es idées philosophiques QUINTILIANIOns,t it. or. VI11 6, 52. et religieuses de Philon d'Alexandrie, París, 1950. 47 De Trinitate XV 9, 15. PÉPIN, Mythe et Allégorie ..., pág. 88. 48 Cf. PÉPIN, Mythe Allégorie ..., pág. 90. @ 41 Elemente der Literarischen Rhetorik. (= Elementos de retórica 49 Para todas estas definiciones conviene leer a CICER~ONr,a t. 111 literaria [trad. M. MAR~CNA SERO]M, adrid, 1983, pág. 212). Es intere- 41, 166. Cf. PÉPIN, op. cit., pág. 90 y BUFFIEREL,e s mythes ..., págs. sante el estudio de R. HOLLANDEARl,l egory in Dante's Commedia, Prin- 48 y sigs. En la Antología Palatina (libro XIV) hay una colección de ceton, 1969. enigmas. Zlíada, unos cincuenta capítulos, mientras que a la Odisea El orden rapsódico del trabajo conlleva una no siste- tan sólo quince; si bien hay que tener en cuenta que, para matización de los distintos tipos de exégesis: física, moral la Odisea, los manuscritos han transmitido una importante e histórica. Este planteamiento origina una serie de repeti- laguna, difícil de valorar, que nos priva del comentario ciones necesarias para poder entender las argumentaciones al contenido de los cantos que van del XI al XIX Jus- que expone en determinados lugares y que serían ininteli- to antes de la laguna hay una explicación alegórica (cap. gibles, si se esperase a su explicación dentro del orden 74) plena de poesía: los ríos infernales no son sino las natural de las rapsodias 53, así como a excursus como los doloridas lágrimas de aquellos que lloran a los muertos; cuatro capítulos (8-11) que dedica a demostrar que la ac- simbolismo magníficamente recogido por Macrobio en su ción de la Zlíada transcurre en verano. En cualquier caso, Comentario al Sueño de Escipión aunque siga el orden tradicional de los poemas, su co- 'l. El contenido comprende, por una parte, un comentario mentario rebosa un logicismo más que riguroso. alegórico de la Zlíada y de la Odisea y, por otra, una de- La exégesis física evidencia que, para Homero, los dio- fensa del autor de ambos poemas frente a Platón y Epi- ses representan elementos o fuerzas de la naturaleza, fren- curo, fundamentalmente; para Heráclito, Homero es un te a la exégesis moral que los propone como conceptos ?he& hierophántes (cap. 76, 1). Después de la introduc- abstractos de vicios o virtudess4. Esta diferenciación ya ción (caps. 1-4), define técnicamente la alegoría (cap. 5), fue reseñada por Teágenes de Regio al explicar la Teoma- pareciendo remitir a algún manual sobre los trapos y con- quia, como se puede comprobar en un escolio de Porfirio servando fragmentos de Arquíloco, Alceo y Anacreonte. a Ilíada XX 67 recogiendo los ataques de los filósofos, A continuación comienza a interpretar, según el método en especial Platóns5, al combate de los dioses en la cita- estoico, los mitos de los dioses alegóricamente, persiguien- da rapsodia. do su sabiduría en el orden de rapsodias en que se nos Por lo tanto, la exégesis física nos permite identificar ha conservado la obra homérica. Las interpretaciones de elementos: Apolo es el sol (caps. 6-16), Zeus el éter (cap. Heráclito se basan, repetimos, en las estoicas y en las pro- 36), Posidón el mar (cap. 38), etc.; o, incluso, mitos cos- cedentes de la escuela de Pérgamo, interpretaciones muy mogónicos: la fabricación del escudo de Aquiles (caps. difundidas a lo largo y ancho de la literatura y que pre- 43-51), la historia de Proteo e Idotea (caps. 64-67), la sentan escasas variaciones; su última refundición estuvo a concordia y la discordia (Ares y Afrodita) (cap. 69), etc., cargo de una enigmática mujer-filósofo llamada Demo en donde Heráclito refleja ideas de orden estoico. La eclo- 52. sión de la primavera es, para nuestro autor, la consecuen- so Cf. OELMANNH, eracliti ..., pág. XLI. cia de los amores de Zeus y de Hera en el monte Ida 5' 110, 11. 52 Cf. C. REINHARDDTe, Graecorum Theologia, Berlín, 1910, págs. 36 y sigs. Una completa visión de todo el problema da la reciente mono- 53 Así, ~tenea-phronfsise n los caps. 19, 28, 30, 54, 61 SS., 75. grafía de R. LAMBERTOHNo, mer the Theologian: Neoplatonist Allegori- s4 BUFFIEREH, eraclite ..., pág. XXI y sigs. " cal Reading and the Growth of the Epic Tradition, Berkeley, 1986. Rep. 378-e. (cap. 39), puesto que son el éter y el aire. Contra este ción de Ulises asediado por el canto de las Sirenas 61,c on tipo de exégesis reaccionó Plutarco, que prefiere una in- la del hombre tentado por las vanidades del mundo; ima- terpretación de tipo moral gen que también se encuentra en San Jerónimo 56. 62. Por otra parte, la exégesis moral brinda a los dioses Hay un tercer tipo de exégesis: -la de tipo histórico; como paradigmas de vicios o virtudes; así, es sabido que llamada así a partir de Eustacio y consistente en buscar Atenea es la personificación de la sabiduría. Por notable, una explicación racional de los mitos, es decir, supone hay que resaltar el hecho de que Heráclito recoge el pen- que en el origen del mito subyace un hecho real. Palé- samiento platónico en cuanto a la división del alma, iden- fato, discípulo de Aristóteles, consagró una obra a este tificando las partes con divinidades: Atenea es noh, Ares tipo de explicaciones, Peri apíston, y fue, junto a Diodo- es thymós y Afrodita, en buena parte, epithymía. Hay ro de Sicilia, el gran continuador de la interpretación rea- otras alegorías de carácter moral menos importantes co- lista e histórica iniciada por E~émeroq~u~e,, a su vez, mo, por ejemplo, Iris, la palabra (cap. 28), Hebe, la ju- partía de ciertos postulados de la teología estoica. Poste- ventud (cap. 29), Hades, los misterios del más allá (cap. riormente también entre los historiadores se dio esa incli- 34), etc. Una importante alegoría moral es la referente a nación, como es el caso de Polibio o de Estrabón, para Ulises, a quien cínicos y estoicos admiraban por su espíri- quienes obras como la Odisea han distorsionado la reali- tu sagaz, y que es aprovechada para combatir a Epicuro, dad histórica y geográficaa. De hecho, ya en Platón65 llamado irónicamente «feacio» 57 e «ignorante» (cap. 79). hay una interpretación racional del míto de Bóreas y Ori- Incluso A. Grilli ha querido ver en el naufragio de Uli- tía. En el caso que nos ocupa hay ejemplos en la historia 58 ses, narrado en el cap. 79, 5, una alusión maliciosa al de Dioniso perseguido por Licurgo: la vendimia (cap. 35); naufragio que sufrió Epicuro en cierta ocasión. La parte- en la de Jasión amado por Deméter: el agricultor benefi- naire del rey de Ítaca, Circe, es presentada como la ima- ciado por la tierra (cap. 68); en la relativa a la visión de gen del placer (cap. 72). Esta interpretación alegórico-mo- Teoclimeno: un eclipse de sol (cap. 79, etc.; hechos natu- ral fue utilizada, incluso, por autores cristianos; en este rales mal observados o mal interpretados y expuestos a * sentido, H. Rahner y V. Buchheit han estudiado un través de un mito. 59 pasaje de Metodio en el que pone en parangón la situa- Od. XII 178-200. 56 Cómo debe el joven escuchar la poesía 4, 19E-20B. 62 Cf. P. ANTIN«, Les Sirenes et Ulysse dans l'oeuvre de Saint Jé- 5' ES llamado así porque había adoptado las costumbres voluptuo- r6me», Rev. Étud. Lat. XXXIX (1961), 232-241. sas de los feacios. 63 Autor siciliano del siglo ir1 a. C. Cf. J. W. SCHIPPERDSe, Ont- 58 ((11 naufragio di Epicuro)), Riv. Crit. Stor. Filos. XXXIII (1978), wikkeling der Euhemeristische Godencritiek in de Christelijke Latijnse Li- 116-1 18. teratuur, tes. doct., Utrecht, Groninga, 1952. 59 Griechische Mythen in christlicher Deutung, Zurich, 1945, págs. a Cf. BUFFIEREL,e s mythes ..., págs. 228 y sigs. 355-492. 65 Fedro 229c-e. Cf. HER~DOTVOI1, 189. Aunque antiguo, sigue 60 «Homer bei Methodios von Olympow, Rhein. Mus. XCIX (1956), siendo fundamental el artículo de J. TATE,« Plato and Allegorical Inter- 17-36. pretation)), Class. Quart. XXlII (1929), 142-154. F. Buffiere ha puesto de relieve6'j el hecho de que en a Teágenes de Regio, contemporáneo de Cambises, del Heráclito no existe una exégesis mística, tal y como anun- que sabemos que llevó a cabo una exégesis física y moral ciamos antes, cuyo objetivo fundamental era explicar la de la ((Teomaquia)), según un escolio de Porfirio a Zlíada suerte que corrían las almas en el más allá. La razón es XX 67 73. En esta línea se inserta la labor realizada por que este tipo de exégesis no aparece en la literatura hasta los estoicos posteriormente 74. finales del siglo I a. C. y no alcanza su j7oruit hasta los El relevo lo toma Crates de Malos, citado por Herá- siglos 11 y 111 con Numenio, sobre todo, y cok Porfirio. clito (cap. 27, 2), que debió de influir decisivamente en Así, la Odisea pasa a ser interpretada como el poema de nuestro autor 75 en 10 relativo a los conocimientos cientí- la nostalgia 67, y Ulises busca entre afanes y sufrimientos ficos que la escuela de Pérgamo le atribuía a Homero. su Ítaca, como el alma en su peregrinaje hacia una patria Se detecta un afán por explicar la concepción homérica eterna. del mundo desde la forma esférica del cosmos estoico 76. Para Heráclito, Homero ha conocido la armonía de las e) Las fuentes esferas (cap. 12) 77,l a fecha de los eclipses (cap. 75) 78,l a clasificación de los seísmos (cap. 38) 79, etc. También los Ya hemos visto que Heráclito se enmarca dentro de escolios del Cod. Parisinus 2679 y 2681 a Zlíada X 394 una línea interpretativa alegórica que hunde sus raíces en atribuyen a Crates el conocimiento de la exégesis conocida el siglo VI a. C. 68. Así pues, tenemos como probables como de la «noche puntiaguda)) según la cual las som- fuentes a Glaucón de Regio, o de Teos, autor de Sobre bras de la tierra tenían forma cónica. En esta Iínea figura los antiguos poetas y músicos, alegorista citado por Pla- como fuente, tal y como ya hemos dicho, Heródico de tón69 y por Aristóteles 70; a Estesímbroto de Tasos, cita- Babilonia, discípulo de Crates, a quien Heráclito cita una do también por Platón7' y que, con anterioridad a Cra- sola vez (cap. 11, 2), aunque, probablemente, lo utilizó tes, había tratado el tema de la división del mundo 72, y para bastantes más pasajes 'l. BUFFIEREL, es mythes ..., págs. 587 y sigs. y Héraclite ..., págs. XXVI y sig. 67 P. GUILLON«,L a nostalgie dlHomere», Cahiers du Sud. 325 73 Cf. F. WEHRLIZ, ur Geschichte der allegorischen Deutung Ho- (1954). 331 y sigs. mers im Altertum, tes. doct., Badea, Borna-Leipzig, 1928, págs. 89-91. . 68 C. L. THOMPSONS,t oic allegory of Homer. A critica1 analysis of 74 BUFFIEREL, es hythes ..., págs. 137 y sigs. Heraclitus' Homeric allegories. tes. doct., Yale Univ. New Haven, 1973. 75 E. MAASS r,a tea, Berlín, 1892, págs. 172-189. Cf. J. TATE, «On the History of Allegorism», Class. Quart. XXVIII 76 Cf. ibid., págs. 173 y sigs. (1934), 105-11 4. 77 Cf. ARISTOTELESSo,b re el cielo 290b12. 69 Ión 530d. 78 PLUTARCOS,o bre la cara de la luna 931DF. 70 Retórica 1403b26, y Poética l46lbl. 79 Cf. DIOG.L AERC.,V I1 154. 71 Ión 530d. 80 Cf. C. WACHSMUTHD,e Cratete Mallota, Leipzig, 1860, fr. 4. 72 Cf. BUFFIEREL, es mythes ..., pág. 134. Cf. BUFFIEREH, eraclite ..., págs. XXXV y sig.

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