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Albizu Campos PDF

128 Pages·1969·25.637 MB·Spanish
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ALBIZU CAMPOS de libro IdolsiBlo montevideo ír<8i€lo •I PEDRO ALBIZU CAMPOS colección libros de bolsillo Copyright El Siglo Ilustrado IaQ)reso en el Uruguay - Printed la Uruguay ALBIZU CAMPOS Juan Antonio Corretger libro de bolsillo montevideo el siglo ilustraoo V oidH 3Jb ollialod *^ .»r ffií — PROLOGO DE LOS EDITORES De los héroes de los pueblos latinoamericanos en el siglo XX, seguramente ninguno tan discu- tido, y al tiempo desconocido, como Pedro Albizu Campos, el fundador del Partido Nacionalista de Puerto Rico. Actuando intensamente en la vida política de la isla antillana, entre 1917 y 1939, buena parte de su existencia transcurrió en las prisiones norte- americanas, y como todos los dirigentes de los pueblos coloniales, existe una versión "oficial" sobre sus ideas, personalidad, y acciones, que contrasta brutalmente con la admiración, y has- ta veneración, que le tributa su pueblo. No hay todavía una biografía definitiva que muestre al hombre de ideas (católico, después de ser espiritista, nacionalista, admirador de Irlanda, hispanófilo, y ante todo ferviente independen- tista y anti-imperialista) ni tampoco al hombre real, aún vivo en las anécdotas y recuerdos de sus contemporáneos. Juan Antonio Corretger siendo muy joven fue discípulo de Don Pedro Albizu Campos, después secretario g—eneral del Partido Nacionalista, y finalmente durante muchos y penosos años su compañero de cárcel en "La Princesa" de Son Juan y en Atlanta (USA). Fino poeta, seguramente la más pura voz lírica de Puerto Rico contemporáneo, notable orador, publicista, Corretger ha vivido bastante para su- perar en sus ideas al Maestro de la lucha inde- pendentista, y es hoy actualmente el Secretario General de la Liga Socialista Puertorriqueña, nú- cleo socialista marxista-leninísta. Pasando del nacionalismo al socialismo, Corre-- ger armoniza ambas luchas, (la de la indepen- dencia de su pueblo, y la del socialismo), y a treinta años de la muerte de Albizu Campo?, está en condiciones óp'imas para hacer un balan- — — ce ya histórico de la vigencia del olbizuismo como doctrina y como acción. Este volumen se integra con una serie de confe- rencias pronunciadas en Puerto Rico, y que hasta ahora circulaban impresas en cortas tirados a mí- meógrafo. De ahí ciertas reiteraciones, sin perjui- cio de guardar unidad conceptual y tener une secuencia temática que obligaba al volumen. Mientras se imprime este libro, junto con su com- pañera Consuelo Lee, Juan Antonio Corretger otra vez perseguido está encarcelado, y esta publicación explicará a toda América Latina la razón de esos hechos. Los ediíores. L—HOSTOS Y ALBIZU CAMPOS El reciente cambio ocurrido en la situación do Albizu Campos en relación con la legalidad im- perialista hace imperioso, al conmemorarse este año el fausto suceso que celebramos hoy, plan- tearse el tema que esta noche reclama nuestra — atención. Hostos y Albizu Campos el sociólo- — go militante y el jurista armado aparecen es- ta noche como notas dominantes en una secuen- cia que implica nada menos que nuestro proceso revolucionario histórico en dos siglos. Cada uno de ellos significa con una majestad y un pode- río imponentes, el más condensado proceso de individuación en la hazaña del pensamiento y en la magnitud de la acción por dar a Puerto Rico una solución de futuro consecuente con sus orí- genes, ormónica con su contexto geográfico, afín con el ámbito cultural a través del cual entronca con la universal cultura, y enderezada a inser- tarse positivamente, pura en su ser y libre en su derecho, en la corriente que mueve pueblos y naciones historia arriba eternamente. Mucho he de agradecer a Don Manuel Maldona- do Denis, Presidente de esta Sección de Ciencias Morales y Políticas, que fijara en mí sus ojos pa- ra honrarme en esta oferta de homenaje a Hos- tos. No he de acercarme al sagrado sino con la humildad de quien, para merecerlo, no ve en sí otro mérito que el deseo, candido y ferviente, de sentir, en lo suyo más recóndito, y por lo más recóndito lo menos impuro, un sentimiento digno del Maestro. Añadir al nombre de Hostos el de Alb:2u era ya para mí movimiento natural e ine- vitable. Quiero, ahora mismo, invocar por ello la piedad de mis oyentes. Hablar, a la vez, de Hos- tos y Albizu, es querer abarcar más allá de mis brazos. Hostos es un océano del pensamiento. Al- bizu, un huracán que piensa. Y lo que esta noche estoy intentando es verter en un dedal al hura- cán y al océano. He de acercarme a ambos como a objetos de mi amor. Mi amor es Puerto Rico. Por amor de Puer- to Rico no podría acercarme a ellos ni desde el punto de vista del que mirara Hostos ni desde la mira con que apuntó Albizu. Hablo en el tiempo de las revoluciones socialistas y las guerras de liberación nacional. Lo digo para anticipar que no voy a abultar sus personalidades hasta lo grotesco del culto en el que es fácil que entram- pen atracciones tan insignes; porque ni estoy in- clinado a ello ni el magno prosador de Bayoán lo necesite ni lo requiere el líder que partió en dos la historia de las relaciones entre Puerto Rico y Estados Unidos. Al medir la estatura de Eugenio María de Hostos y de Pedro Albizu Campos es deber hacer, por lo menos, rápida mensura del ser social que en sus conciencias trabaja, y de la posición que és- tos asumen en relación con ese ser social. Se tra- ta en ellos del ser social de Puerto Rico; de Puer- to Rico en relación con la familia hispanoameri- cana de naciones; de éstas con el bien universal. En una palabra, de ver cómo ambos se manejan dentro del tiempo histórico en el que les tocó funcionar. Concertando una simultánea entrevis- ta con su pensamiento y actividad, procederemos según una analogía que, contrastando las diver-

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