ACERCA DEL MODO DE PENSAR LA DEMOCRACIA EN AMÉRlCA LATINA Edición de circulación restringida sustentada en la Legislación sobre Derechos de Autor DECRETO LEGISLATIVO 822 "Artículo 43.-Respecto de las obras ya divulgadas lícitamente, es permitida sin autorización del autor: a. La reproducción por medio rcprográfico, digitnl u otro simiJar para la enseñanza o la realización de exámenes en instituciones educativas, siempre que no haya fioc.s de lucro y en la medida justificada por el objetivo persegujdo, de arttculos, discursos, frases originales, poemas unitarios, o de breves e:\'tractos de obras o del íntegro de obras aisladas de carácter plástico y fotográfico, lícitamente publicadas y a condición ele que tal ntiliz~ción se haga conforme a los usos honrados (cita obligatoria del autor) y que Ja misma no sea objeto de venta u otra transacción a titulo oneroso, ni tenga directa o indirectamente fines de lucro. ( ...) " ACERCA DEL MODO DE PENSAR LA DEMOCRACIA EN AMERICA LATINA CARLOS FRANCO A Fabricio, Carla y Ursula, como siempre Al recuerdo de Eduardo Sanseviero Primera edición: Limu, abril ele 1998 Impreso en Perú/ Printcd in Peru © frieclrich Ehert Stiftung ISBN 9972-43-016-2 Carátula: Grecl11•1 l .•1ndolt Cuidado ele edici1'n1: Rosario Rey de Castro El eJitor no comparte necesariamente la~ opiniono.:~ \C:rlidn~ por o.:! autor. So.: autoriza a t·i1ar o reproducir el cuntcniJo de esta public.:aci6n. siempre y cuando ~e 1110.:ncione la ruentc y se remita un ejemplar ul editor. CONTENIDO PRESENTACIÓN 13 INTRODUCCIÓN 15 PRIMERA SECCIÓN: DE LA HUIDA DEL AUTORITARISMO POLITICO Y 25 LA RUPTl!RA CON LOS ENFOQUES HISTÓRICO-ESTRUCTURALES Capítulo I: Del cuadro político-intelectual en que se fo1ja la idea ele la democracia en los ochenta 27 De los cambios en los ejes temáticos y en el humor de sus analistas 29 ¿Déficit de previsibilidad o previsiones ocultas? 30 Elaboración de la idea democrática: De la transformación de la «necesidad» en «virtud» 30 De la sintornatología de la crisis teórica 36 De la dinámica de los vínculos entre la ruptura con los enfoques teóricos precedentes y el inicio de la reflexión sobre la democracia 40 De la autonomía del régimen políti1.:o y el problema de sus «Conexiones» 46 Capítulo II: FH. Cardoso: De los problemas para identiticar las relaciones entre economía y política 49 De lo general y lo particular 49 De los plazos para verificar enunciados de tendencia 50 De la crítica al determinismo económico a la exploración e.Je «compatibilidades» entre estructuras sociocconómicas, régimen político y políticas económicas 51 De las relaciones entre estructura y acción 54 Del curso intelectual y político que conduce a la adopción de la forma De las ambigüedades de la política y el talento o la capacidad de los actores 55 democrático-liberal como definición del régimen democrático en la región I20 Para una explicación general de las ambivalencias de EH. Cardoso 57 La ruptura con el enfoque histórico-estructural y la definición de la ~ democracia como forma de gobierno 124 La renuncia al enfoque histórico-estructural y las cuestiones pendientes 126 SEGUNDA SECCIÓN: DEL ENFOQUE TEÓRICO DE LA TRANSICIÓN De los procesos históricos que configuran el surgimiento de la forma DEL AUTORITARISMO A LA DEMOCRACIA 65 democnítico-lihcral de gobierno 128 Capítulo III: G. O'Donnell: De la «incertidumbre» o «indeterminación» Capítulo VI: La renuncia al enfoque histórico-estructural, de los procesos políticos 67 los procesos con formativos del régimen demoliberal en Del cuadro intelectual predominante en la región 70 Europa Occidental y la acrítica importación de ese ¿Incertidumbre de los actores (y los analistas) o indeterminación de los régimen en América Latina (Il) 153 procesos políticos? 72 Del «modo histórico de producción» de la democracia liberal en De la caracterización de los procesos de transición: De la incertidumbre 72 Europa Occidental 154 De las relaciones entre «estructuras socioeeonómicas» y De la democracia liberal como nueva gramática política de los «procesos políticos»: Primera ·aproximación 75 procesos históricos que la configuraron 158 De las relaciones entre «estructuras socioeconómicas» y Explorando en «Compatibilidades» y «transacciones» 162 «procesos políticos»: Segunda aproximación 77 De la «cohabitación» de La igualdad y desigualdad política 170 De las relaciones «entre estructuras socioeconómicas» y De las reglas e .instituciones, las desigualdades ciudadanas y la «procesos políticos»: Tercera aproximación 79 legitimidad del régimen 174 De la transición ¿a gobiernos representativos o a democracias políticas? 84 Del período 1950-1973 y la consolidación del orden democrático-liberal 178 Del papel constituyente de la dinámica histórica occidental, la autonomía Capítulo IV: G. O'Donnell: De las expectativas política y la función regulativa del orden demoliberal 182 «moderadamente optimistas» acerca de la implantación y De los equívocos a propósito de la «autonomía relativa» 191 consolidación de la democracia en la región 87 De la autonomía, la dependencia y la representativiclad del orden demoliberal 195 Del «factor sutil» y «el deseo meditado» 90 Para concluir: La regulación democrática en crisis 202 De los «dados cargados» en el estudio de las transiciones 94 Pero ¿y entonces? 207 ¿Opción «política» u opción «nonnativa»? 96 A propósito de la crítica de José Nun IOI Capítulo VII: De la naturalización y universalización del formato demoliberal del régimen, el recurso a Ja «analogía histórica» y sus consecuencias en el debate de las ciencias políticas 211 TERCERA SECCIÓN: PAR/\ UNA CRITICA DEL MODO DE PENSAR LA Del uso selectivo de la analogía histórica y su eomparativismo ad hoc 214 DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA 105 La democracia liberal: ¿régimen o sistema político? 220 Del carácter formal o sustantivo del régimen demoliberal 226 Capítulo V: La renuncia al enfoque histórico-estructural, De <da incertidumbre» del régimen 230 los procesos conforrnativos del régimen demoliberal en Del carácter «universal» o «nacional» de la democracia política 240 Europa Occidental y la acrítica importación de ese régimen c11 América Latina (1) 107 Capítulo VllI: De la analogía histórica y la característica De la necesaria reelaboración del enroque histórico-estructural 108 «anomalía» del régimen político 245 Del modo habitual de pensar la democracia en los ochenta 114 El patrón de calificativos 246 De la democracia como «forma de gobierno» o «formato de reglas, El patrón del régimen anómalo 248 instituciones y actores políticos» 116 De las estra1egias de «desarrollo democrático» en la región 249 PRESENTACIÓN Capítulo IX: De la crisis de gobemabilidad, la importancia de la «eficacia» y la reintroducción del tema de las 251 «Condiciones» del régimen De los «requisitos» de la democracia y la definición 253 «i ntcrmedia» del régimen Capítulo X: De la construcción del régimen por etapas, lo que resta hoy del enfoque de las transiciones y 259 de la democracia como cuestión pendiente 264 De la crisis definitiva del enfoque de las transiciones 266 Lo que resta hoy del enfoque de las transiciones De la democracia política 271 Del conflicto entre ilusiones y conocimientos 275 Para concluir: De la democracia política como cuestión pendiente 279 281 BIBLIOGRAFÍA ¿CUÁNTO PUEDE 11 YUDAR esta publicación a que los ciudadanos encontre mos nuevos y más amplios criterios para enfocar el tema de la demo cracia? Cada lector buscará su propia respuesta. Lo cierto es que el asunro que aborda Franco e11 este libro, es y no puede dejar de ser una cuestión inconclusa. Esto es así porque la democrocio no es una simple herencia social, o el resulwdo auro111ático de una coyuntural co11quista épico-política. Se trata de un complejo patrimooio cultural que, como el capital .financiero, puede desvanecerse e11 u11 p/az.o que hisróricamente equi l'(lfdría a unos cuwlfos segundos, si no se encuenrra apuntalada en las múltiples esferas que confor111a11 lo civilización moderna. Por ejemplo, hace escasomente dos décadas, derechos como el de ¡nopiedad i11telecrual, problemas como el de la biodiversidad. la gené rica o la pmtección del medio ambiente, no tenían espacio si!ficiente en la agenda de discusión sobre el jitturo corácter de la democrocit1. Hoy lo situación ha cambiado. Los desafíos que planteo el desorm!lo de la democracia son. ¡J11es. siempre contingentes. Partic11lur111ente en esta edad de lo glo/Jali:.ación. que crea lo necesidod di:' hallar res¡Jllesras m11ltic11/111rales. q11e nodie lwbtu (!fi-ec·ido hasw ohom. Sólo en esws condiciones fu de111ocmciu -cu1110 régimen o sis1e111<1 po/í1ico- podrá osegumrse un l11gor en el ji111110. Es1e ree.rnmen cotegorial no sálo es i111¡7resci11dible desde lo perspec- 1iw1 del.futuro. También el significado de la de111ocracia tiene s11 ar raclivo l4 PRESEl'Ti\CIÓl\ seductor si lo enfocamos desde el pasado. Así, por ejemplo, la clásica lNTRODUCOÓN discusión.filosófica quef undamentó el nacimiento de la democracia griega sobre los cuatro elementos fundamentales (tierra, agua, aire y fuego). pareciera reavivarse en el mwzdo contemporáneo a partir de otros ele mentos fundamentales: estructura, actores, economía, política, certi dwnbre e indeterminación. Es probable que la actual generación de estudiosos sobre el tema sienta la necesidad de repensar las categorías co11 que pensaron la democracia las generaciones precedentes. En trabajo de Carlos Franco, escrito en tono de disconformidad con muchos autores, puede parecer un laberinto de espejos, pero co11trihuye a captar las dudas legítimas que se han producido en esta parre del mundo dollde la democracia no fue inventada. COMO ES SABIDO, la orientación que adopta el análisis de «asuntos problemáti cos» surge habitualmente de la evolución intelectual de quien decide encarar HELMUT KuRTH los; pero, de modo más preciso, de las cuestiones que lo desafiaron, de las REPRESENTANTE EN EL PERÚ respuestas que ensayó para enfrentarlas y, por cierto, del «estado de ideas» FRIEDRICH EBERT STIFTUNG resultante. Por esa razón, me parece necesario recordar ahora aquellas cuestio nes que provocaban mi interés antes que el asunto materia de este libro se instalara en el centro de mis preocuraciones. No haré lo propio, sin embargo, con las respuestas que a su propósito ensayé, porque sus huellas serán pronto identificadas por el lector. Al promediar la década de los ochenta, las crisis de los procesos de modernización urbano-industrial en Perú y América Latina me condujeron a consultar la bibliografía accesible acerca ele los caminos y rorrnas que habían adoptado esos procesos en la Europa Occidental del siglo XTX. Como conse cuencia d~ esas lecturas, no sólo advertí la diferente matriz e itinerarios históricos de esos procesos en relación con aquellos de la región sino, tam bién. el crucial papel desempeñado en ellos por los vínculos entre Estados nacionales en control del orden internacional, el capitalismo industrial y sociedades en activo proceso de ciudadanización. Tanto o más importante que ello fue. sin embargo, asomarme al reconocimiento ele un patrón general que me rarecía comunicarlos, a pesar ele la especiricielad ele sus caminos naciona les o del carácter temprano o wrdío de su inicio. Intenté. a rartir de ese momento, iniciar un cotejo comparntivo con la forma que habían acloptaclo en la región los procesos cuya importancia en la experiencia europeo-occidental se me habían revelado evidentes, internándo me entonces en la indagación de los posibles rasgos generales que pudieran 16 CARLOS FRANCO lNTROüUCCIÓN 17 conectarlos. Expresado en otros términos, me descubrí muy pronto retornando adelantaré el contenido general de ese «modo de pensar Ja democracia», ni las al antiguo problema de las diferencias que imponen los espacios geoculturales crílicas que le formulara en esa ocasión como en artículos posteriores porque y las temporalidades históricas a los procesos que en ellos surgen y se todo ello es desarrollado, en extenso, a Jo largo del libro. desarrollan. Lo que no puedo evitar ahora es señalar rápidamente las dos razones que Probablemente por eso mi atención se desplazó luego a la revisión de los conectaron mis reflexiones acerca de las cuesliones precedentes y m1 crítica enfoques latinoamericanos del desarrollo elaborados entre los años cincuenta inicial al enfoque de la democracia en la región. Según la primera de ellas, si la y setenta, como a los cambios que se procesaban en ellos a causa ele la crisis ele comparación de los procesos de desarrollo urbano-industrial en América la industrialización sustitutiva. los problemas ele la deuda y las notables Latina y Europa Occidental me convenció en su momento de la necesidad de transformaciones internacionales que, a partir del segundo lustro de los seten diferenciar sus respectivos modos históricos de conficruración asumí luecro C> , o ta. se intentan recoger en la problemática noción de «globalización». que una tarea similar debía ser encarada a propósito de la democracia como Con las ideas que me pude formar sobre estos asuntos, me sentí obligado orden político. a reexaminar los criterios que informaron en los setenta «los ajustes de La desmesura de esta tarea -que ciertamente superaba y supera mis capaci cuentas)> en la región con el marxismo, el cepa! ismo y el dependentismo. Este ?ades y conocimientos-, abrió ante mí un extenso rango de preguntas que me reexamcn trató, en lo posible, de diferenciar en esas críticas lo que encontraba 111ternaron nuevamente en una más o menos intensa revisión bibliográfica. En de fundado en ellas, de aquello que me pareció resultante del clima político todo caso, esa revisión fue ganada por la idea de cernir las formas crenerales en int:electual generado por el autoritarismo, como de las transformaciones que se que se habían vinculado en Europa Occidental los desarrollos de s~s poderosos operaban en las claves conceptuales de los críticos. Estados nacionales, capitalismos industriales, articulaciones sociedad-Estado y Como consecuencia de ello, creí entender que, si bien originado en los la evolución cultural nacional ciudadana de sus poblaciones con el surcrimiento evidentes límites del enfoque y la metodología genéricamente histórico-es Y consolidación posterior del orden político democrático-liberal. 0 tructural en que dichas corrientes se basaron, ese ajuste de. cuentas expresa La segunda razón, vinculada con la anterior, es que lo que entendí inicial ba una ruptura radical con sus fundamentos teórico-metodológicos. Me hice mente como «el modo de pensarn Ja democracia de la recrión se basaba . o así la idea de encontrarme anee una extraordinaria mudanza de las visiones y precisamente en una definición de la misma en la clave de las recrias institu- . o , prücticas de las ciencias sociales en América Latina. c1ones y agentes que las caracterizan en Europa Occidental y los Estados Interesado en esas cuestiones y no siendo precisamente un cicntista Unidos, como en la apuesta por construir y consolidar dicho orde11 político en político, sólo a fines de los ochenta comencé a familiarizarme con la biblio nuestros países. grafía latinoamericana dedicada al análisis de la democracia y, más específ-1- Como mis indagaciones acerca de Ja formación histórica de ese orden camentc, con la originada en el Cono Sur y el Brasil. Si bien su conocimien político en sus sedes originales me habían persuadido de las diferencias entre to me permitió reconocer en el la la misma in flexión «conservadont» que sus procesos constitutivos y las formas que éstos adoptaron en América registraba en el abordaje ele otras temáticas en distintos campos disciplina Latina, fue inevitable el desarrollo en mí de una escéptica torna de distancia rios, no habría persistido en su examen de no mediar el dictado de un curso con respecto a los criterios con que esta cuestión se examinaba entre nosotros. acerca de los problemas de la democracia en América Latina en la Maestría Esta actitud, a su vez, me condujo a investigar de qué manera Ja combina de Ciencias Políticas de FLACSO-Quito. Como es de suponer, ello me ción del dramático clima político-intelectual generado por las dictaduras, las condujo a revisar una dilatada relación de ensayos, al"lículos y libros publi crisis de las corrientes teóricas precedentes y el creciente abandono de los cados a lo largo ·e1c los ochenta. fundamentos histórico-comparativos de las ciencias sociales había influido. a Si alguna idea clara surgió en mí de la lectura de esos textos fue que, más fines de los setenta, en la reflexión ele la democracia y su modo predomina~tc allá de las distintas filiaciones teóricas de sus autores, un «núcleo duro» de de pensarla. criterios compartidos organizaba su modo de pensar la democracia. Estos Si el relato precedente permite comprender la forma en que se interconec criterios, según mi opinión, conformaban lo que entendí como el enfoque taron mis preocupaciones anteriores con las que me impulsaron a hacerme predominante en la región acerca de la democracia y. como tal, fue presentado cargo del asunto abordado en este libro, creo que hará lo propio con las en una conferencia expuesta en FLACSO-Quito en 1990. Por cieno, no temáticas que en él se plantean. 18 CARLOS FRANCO INTRODUCCIÓN 19 En efecto, en su primera sección, y más precisamente en su primer capítulos quinto y sexto se señalan los efectos producidos por el abandono de capítulo, se analiza el cuadro político-intelectual en que se forja la idea de la una perspectiva histórico comparativa en la acrítica importación de ese orden democracia en los ochenta. Para expresarlo rápidamente, su contenido intenta político a la región, y se intenta delinear, en los gruesos trazos que permite describir los vínculos que se establecen entre el descubrimiento de las bonda nuestro conocimienlo del terna, una interpretación de su «modo occidental de des de la democracia política y las necesidades de huir del autoritarismo producción» y sus notables diferencias con el cuadro de procesos al interior de político, las interpretaciones de las crisis del marxismo, el cepalismo y el Jos cuales se pretende i ns tal arla y consolidarla en la región. dcpendenlisrno, y el abandono del enfoque histórico-estructural. Los siguientes capítulos de esta sección se dirigen a revelar las conse En vista de que dicho descubrimiento se configura en el cuadro intelectual cuencias teóricas de ese modo de pensar la democracia en el planteamiento de de un intenso debate sobre las relaciones entre las esferas socioeconómicas y los debates que se suceden en las ciencias políticas de Ja región una vez que la político-institucionales, en el segundo capítulo se da cuenta de los problemas temática de «las transiciones» cede el paso a Ja «crisis de gobernabilidacl» y teóricos que surgen cuando se u·ata de identificar las pautas que relacionan ésta, a su vez, a la crítica de «las democracias delegativas». ambas esferas. Para ilustrar ese debate pero, sobre todo, la orientación con que Para tal efecto, en el capítulo séptimo se examjnan las consecuencias que se examinaron tales cuestiones, presentamos las ideas expuestas por F.H. tuvo la analogía establecida entre las condiciones históricas que R. Dahl Cardoso en 1979 exponiendo sus propias dificultades para encontrar algún destaca en Europa Occidental y las presentes en la región en la configuración patrón vinculante entre «economía» y «política». Su análisis nos permite de los conocidos debates acerca de la definición de democracia -régimen o mostrar cómo el reciente descubrimiento -para la época- de la «autonomía sistema político-, su carácter «formal» o «Sustantivo», su forma «nacional» o relativa de la política» concluye, por un lado, dotando a ésta de un extraordina «universal», el problema de «la incertidumbre>> y Ja cultura política de los rio grado de libertad en relación con casi cualquier «restricción estructural» y, actores, etcétera. por otro, atribuyendo a la interacción de sus actores estratégicos un poder En el capítulo octavo, una mirada más bien irónica recorre el registro de determinativo, antes desconocido, para configurar el orden político y el curso las «incomodidades» teó1icas que experimentan los analistas de la democracia de las sociedades. al comprobar las diferencias entre el funcionamiento real de los regímenes La segunda sección está dedicada a la revisión crítica del enfoque teórico políticos en nuestros países con respecto a aquel que empican como norma de las transiciones del autoritarismo a la democracia. Este enfoque, que se referencial, así como sus esfuerzos por describir, con la mayor precisión encuentra en el origen del modo predominante de pensar la democracia en los posible, sus «anomalías» institucionales. años siguientes, es abordado en los capítulos tercero y cuarto. Para ello se El capítulo noveno, en cambio, registra los efectos de la «crisis de goberna discute, en el tercer capítulo, la cuasi sinonimia que G. O'Donnell establece bilidad» -al promediar los ochenta- en Ja reintroducción del tema de las «con entre la «incertidumbre» y la «indeterminación» de los procesos políticos, así diciones» de la democracia. Si bien por esa vía reaparece un conjunto de proble corno su recurso al instrumental teórico liberal para configurar su definición mas subvaluados al momento de iniciar la reflexión sobre el nuevo orden polí de democracia política. . tico, la forma en que son tratados no pone en cuestión aún ni el carácter que se En el capítulo siguiente examinamos los criterios con que O'Donnell le atribuye -democracia política-, ni las esperanzas en su consolidación. rundamenta sus expectativas «moderadamente optimistas» acerca de la im Finalmente, el capítulo décimo está dedicado a mostrar lo que Ja evolu plantación y consolidación de la democracia en la región. Esos crilerios son ción de la región en los últimos quince años hizo con las esperanzas de una explicados por nosotros en la interconexión de su abandono del enfoque construcción «por etapas» de la democracia; informa e interpreta la progresiva histórico-estructural y su declaratoria de crisis de las ciencias sociales, corno de autocrítica y ruptura ele O'Donncll con los fundamentos de su enfoque de las su ((selectiva lectura» de la versión presentada por R. Dahl sobre los procesos transiciones; y argumenta el carácter «representativo-particularista» de la históricos que condujeron a la instauración del régimen demoliberal en Europa mayoría de los órdenes políticos realmente existentes de la región. Occidental y la forzada identificación que hace de los mismos con los que se Escribo esta nota de presentación luego de haberme obligado a concluir el desarrollaban en la región entre fines ele los setenta y comienzos de los ochenta. libro -circunstancia ésta que me convirtió en su primer lector-. Por ello deseo La tercera y más extensa sección del libro se orienta a presentar nuestra ahora dar rápida cuenta de algunas impresiones que me suscita su lectura y, crítica del modo de pensar la democracia en América Latina. Para ello, en los más precisamente, de las formas en que abordé ciertas cuestiones importantes. 20 CARLOS FRANCO INTRODUCCIÓN 21 Como el lector observará, la decisión de examinar «la forma de pensar la explique precisamente por uno de los motivos que me impulsó a escribir el democracia en América Latina)) origina inevitables malentendidos en los libro: constatar la «curiosa» asociación entre el inicio y prosecución del tópicos que vincula. Así, por ejemplo, si bien en lo relativo a uno de éstos -«la análisis de la democracia y el abandono por sus analistas de los enfoques forma de pensar la democracia»- sigo considerando pertinentes las razones histórico-estructurales y su correspondiente metodología comparativa. que me condujeron a centrar mi atención en el enfoque de O'Donnell y a Por el plano general en que se desarrollan mis puntos de vista, va de suyo implicar la existencia de otros alternativos al calilicarlo como <<predominan que la noción «modo histórico occidental de producción de la democracia te», no dejo de preguntarme ahora si hubiera sido más acertado -tal como lo liberal» se abre a diversas y legítimas objeciones. Aunque a este respecto creo plantearon originalmente A. Barros (1986) y me lo recuerda el incisivo co haber insistido en señalar los argumentos que fundamentan su empleo -no a mentario de S. López a una anterior versión de este libro- presentar las pesar de, sino en el reconocimiento de las diferencias de los caminos históri diferentes visiones que han venido compitiendo en la definición del sentido de cos nacionales o de los específicos agrupamientos ele esos caminos por razón la democracia en la región a partir de los ochenta. ele sus distintos períodos de inicio, niveles de desarrollo económico-social de Esta pregunta, en mi caso, es más «demandante» porque, como el lector los países, áreas geográfico-culturales, etcétera-, no será extraño que esa apreciará, la discusión de los puntos de vista de O'Donnell se apoya, al menos noción resulte discutible. En este sentido, sin embargo, sigo creyendo en Ja en parte, en los diálogos imaginarios que sostuve con el enfoque de J. Nun, tal validez de mis argumentos en el preciso plano en que uso la noción. como se expresó en el libro que escribiera con J.G. Portantiero (1987) como En todo caso, y sólo a los efectos de ser entendido, llamo la atención del en contribuciones ulteriores (Nun 1989, 1993, 1995). Pero lo es también lector al hecho de que esa noción no ha sido empleada para dar cuenta del porque otros marcos de análisis -como los de Laclau y Mouffe ( 1987) o secular proceso ele democratización de las sociedades europeo-occidentales Weffort ( 1990, 1993 ), por ejemplo-, distinguiéndose de la «ideología media», desde el inicio de la experiencia inglesa o en relación al régimen liberal, se constituyeron en referentes insoslayables para el examen de este tópico. aunque inevitablemente hagamos parcial referencia a ellos. En la medida en En relación con el otro tema vinculado por el objeto de mi estudio, aunque que nuestro análisis dintingue el período y régimen liberal del período y sigo convencido ele la necesidad ele impulsar una reflexión sobre la democra régimen democrático-liberal, la noción apunta a la pauta vinculante de aque cia que se extienda de los límites nacionales a los ele la región -no sólo porque llos procesos históricos que, según nuestra interpretación, configuran el surgi ésta constituye una realidad histórico-cultural específica, sino porque a partir miento del orden demoliberal basado en el sufragio universal efectivo y de la escala que le es propia se hace posible descubrir o profundizar en prosiguen conectados estructuralmente a él en su período de consolidación. problemas o posibilidades de la construcción democrática que, o no aparecen Más aún: creo preciso recordar aquí que el extenso tratamiento que hago o son insuficientemente examinados desde escalas nacionales o subregiona de la específica experiencia europeo-occidental me fue impuesto por el enfo les-, pienso que hubiera servido mejor a mi propósito haber desarrollado una que que cuestiono, pues O'Donnell empleó su propia interpretación de esa presentación, mucho más amplia que la realizada, ele los procesos históricos experiencia para rundamentar su percepción de que ciertos procesos históricos que la configuran como tal. No estoy seguro, en este sentido, que las razones similares o comparables a los europeo-occidentales -al menos en sus efectos que me condujeron al trato restrictivo que le dispensé -asumir en el lector un se presentaban en América Latina entre fines de los años setenta y comienzos conocimiento general de aquellos procesos o entender que su análisis extende de los ochenta y afirmaban la probabilidad de que el orden político fo1jado en ría el libro más allá de su indeseado «VOiumen» final- sean convincentes. En aquel específico contexto histórico -o una variante del mismo-se instalara todo caso, no lo son ahora. entre nosotros como producto de los procesos de transición. Contribuye a este mismo malestar el no haber dispuesto de estudios Aunque no creo que la lectura del libro, en relación con el asunto que comparativos que articulen los procesos históricos y las posibilidades políti venimos de abordar, haga verosímil la interpretación según la cual afirmo la cas .rnbregionales en el examen de la viabilidad de instaurar o consolidar existencia de una sola vía histórica para la construcción de la democracia clemoc1w::ias representativas. Si bien .esta carencia -tan lo más sensible porque política y que ésta es la occidental, la circunstancia ele haberla escuchado en «la unidad» ele la región precisa construirse en el reconocimiento de su una reunión en la que expresé mis puntos de vista me obligan ahora a pluralidad- puede imputarse a los límites de mis conocimientos o de la descartarla, al menos como expresión intencional y deliberada de mi posición. bibliografía que me fue asequible, no me sorprendería sin embargo que ella se Enfatizar, como lo hago, en la necesidad de estudiar aquella experiencia